domingo, 26 de diciembre de 2010

AÑO QUE TERMINA.


Acaba de pasar el aniversario, el festejo del cumpleaños del SEÑOR JESUCRISTO, hace aproximadamente 2010 años que nació de la Virgen Santísima y envuelto en pañales lo puso su madre en un pesebre, el Salvador del Mundo, concebido por obra del Espíritu Santo.
Una semana después comienza un nuevo año y el actual está a punto de acabar, por tanto son estos días los mejores momentos los mas indicados para meditar en presencia de la Santísima Trinidad y de la Virgen Madre de Dios, sobre lo sucedido en el año que termina y con seguridad que tendremos mucho que agradecerle al Creador, en especial el que nos haya conservado la vida, la nuestra y la de los nuestros. Y en los casos de los familiares que hayamos perdido acompañar con nuestras oraciones la bienvenida que hayan recibido para estar en presencia de la Visión Beatífica. Son estos también días en que las reuniones familiares o la comunicación con los que están lejos se intensifican, en que el perdón por las ofensas recibidas se de, se de de todo corazón, y las efectuadas por nosotros nos causen verdadero arrepentimiento. A la familia como institución maravillosa para la vida, la felicidad y el desarrollo del hombre, la tenemos que proteger, la tenemos que respetar, la tenemos que amar.
El ejemplo que recibimos de la SAGRADA FAMILIA, nos tiene que motivar y nos proporciona enseñanzas llenas de amor y sabiduría, vemos a un San José resolviendo la necesidades precarias de su incipiente familia, a la Virgen colaborando a esas soluciones imprescindibles y proporcionando a sus familiares, HIJO y esposo, lo necesario para esa vida íntima de familia, que tiene que viajar, mudarse, reiniciar, volver a empezar la que ya se había logrado y se tiene que dejar detrás. Pero está presente el ingrediente del amor, el sentido de responsabilidad, de colaboración, en lenguaje mas actual diríamos viviendo los principios de solidaridad y subsidiaridad. Lo dan, se dan entre si, lo hacen con y por amor, esta es la gran lección que de esta Familia Sagrada, debemos aprender, practicar, a pesar de las circunstancias actuales, quizás tan diferentes, pero el sustrato del amor no debe faltar es fundamento imprescindible.
Ojalá que esta meditación nos ayude a mejorar nuestras relaciones familiares, que haya una mas sólida unión, que reine el respeto de los hijos por sus padres, y el buen ejemplo de estos sobre sus hijos. Pidamosle a la Santísima Virgen y a San José que nos ayuden a cumplir las mociones que el Espíritu Santo nos infunde sobre la forma de mejorar nuestras relaciones familiares. FELIZ AÑO NUEVO.
Jorge Casas y Sánchez.


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