martes, 17 de abril de 2012

PASCUA DE RESRRECCIÓN



PASCUA DE RESURECCIÓN.
Han pasado la Cuaresma y la Semana Santa, tiempos litúrgicos en que hemos tenido la oportunidad de meditar en la pasión de Nuestro Señor Jesucristo, en acercarnos más a su Iglesia, la Pascua de Resurrección es época de alegría en la que festejamos la victoria de Jesucristo sobre la muerte, en la que contemplamos su cuerpo glorificado que se presenta entre sus apóstoles y termina su Revelación Divina, y que, además es signo de lo que será la resurrección de los que logren la salvación eterna, todo buen cristiano debe de tener muy presente en su existencia, como el marinero tiene a la brújula para señalarle el rumbo apropiado, este dogma de la resurrección. Recordando además que participaremos del Juicio Universal, el que es precedido por el Juicio Particular que acontece  inmediatamente  a la separación de nuestra alma espiritual de nuestro mortal cuerpo.
Esta época de alegría cristiana, de felicidad y agradecimiento a la Trinidad Santísima por los dones maravillosos que nos ofrece para lograr la salvación se nos presenta como una oportunidad de examinar todas nuestras acciones pecaminosas a lo largo de nuestra vida, y pedirle al Señor que nos ayude a limpiar todo rastro de lo malo que hemos realizado a través de un verdadero arrepentimiento y un propósito de enmienda, y que ese espacio de nuestro fuero interno sea ocupado por la rectitud de intención,  por la búsqueda de realizar la divina voluntad, de en adelante vivir con Jesucristo dentro de nosotros, revestidos de su amor y  de su misericordia rechazando al pecado y sustituyéndolo con las buenas obras, la ayuda a los demás, la oración profunda y la meditación de las cosas de Dios.
La Santa Iglesia nos indica que la Confesión y Comunión dentro del tiempo de pascua es obligatorio, y en ello debemos de ver lo adicional a ello que viene a ser la influencia de las Virtudes Teologales, nuestro crecimiento el  la Fe, la solidez de nuestra Esperanza y pedir que crezcamos en la Caridad, hasta lograr un gran amor a Dios y de este al perfeccionarse el amor a sus criaturas, todo ello apoyado por las virtudes humanas de la lealtad a nuestro Creador,  la ausencia de las miserias terrenales, sustituyéndolas por el trabajo para el Bien Común,  sin olvidar que nada podemos lograr sin la ayuda de Dios, por lo que en el pedirla para lograr nuestras realizaciones se debe de centrar nuestra oración.
La  Pascua de Resurrección nos invita a la meditación alegre, sublime, positiva llena de optimismo, lo que estamos celebrando tiene grandes motivos de  contento, hay facetas en ella que mencionadas en una sola frase nos pueden llevar a grandes alturas de oración meditativa, como ejemplo podemos citar entre muchas:
                La entrega de Jesucristo para lucrar nuestra salvación.
                El amor de Dios Padre al entregarnos a su Hijo Unigénito.
                El incomparable amor de la Santísima Trinidad por cada uno de nosotros.
                La Resurrección de Cristo, base de nuestra Fe como nos enseña San Pablo.
                    
                   LA FILIACIÓN DIVINA QUE NOS LUCRA JESUCRISTO, SOMOS HIJOS ADOPTADOS POR DIOS.
Les deseo muy felices Pascuas de Resurrección y mucho éxito en sus meditaciones.
Jorge Casas y Sánchez.