jueves, 8 de agosto de 2013

APRENDAMOS DE SAN IÑIGO DE LOYOLA.

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Los días 31 de julio festejamos a :Ignacio, Nacho, Iñigo, Iñaki
SAN IGNACIO DE LOYOLA*
Memoria
— La influencia de la lectura en la conversión de San Ignacio.
— Importancia de la lectura espiritual.
— Cuidar lo que se lee. Modo de hacer la lectura espiritual.
I. Según cuenta en su Autobiografía Ignacio de Loyola «hasta los veintiséis años de su edad fue hombre dado a las vanidades del mundo, y principalmente se deleitaba enejercicio de armas, con un grande y vano deseo de ganar honra»1. Después de haber sido herido en una pierna en la defensa de la ciudad de Pamplona fue llevado en una litera a su tierra, donde estuvo al borde de la muerte; después de una larga convalecencia recuperó la salud. En este tiempo, «y porque era muy dado a leer libros mundanos y falsos, que suelen llamar de caballerías, sintiéndose bueno, pidió que le diesen algunos dellos para pasar el tiempo: mas en aquella casa no se halló ninguno de los que él solía leer, y así le dieron un Vita Christi y un libro de la vida de los santos en romances»2. Se aficionó a estas lecturas, reflexionó en ellas en el largo tiempo que hubo de guardar cama, y «leyendo la vida de Nuestro Señor y de los santos, se paraba a pensar, razonando consigo: ¿Qué seria, sí yo hiciese esto que hizo San Francisco, y esto que hizo Santo Domingo?. Y así discurría por muchas cosas que hallaba buenas ...»3.
Se alegraba cuando se determinaba a seguir la vida de los santos y se entristecía cuando abandonaba estos pensamientos. «Y cobrada no poca lumbre de aquesta lección, comenzó a pensar más de veras en su vida pasada, y en cuánta necesidad tenía de hacer penitencia de ella»4. Así, poco a poco, Dios se fue metiendo en su alma, y de caballero valeroso de un señor terreno pasó «a heroico caballero del Rey Eterno, Jesucristo. La herida que sufriera en Pamplona, la larga convalecencia en Loyola, las lecturas, la reflexión y la meditación bajo el influjo de la gracia, los diversos estados de ánimo por los que pasaba su espíritu, obraron en él una conversión radical: de los sueños de una vida mundana a una plena consagración a Cristo, que aconteció a los pies de Nuestra Señora de Montserrat y maduró en el retiro de Manresa»5.
El Señor se valió de la lectura para la conversión de San Ignacio. Y así ha sido en muchos otros: Dios ha penetrado en muchas almas a través de un buen libro. Verdaderamente, «la lectura ha hecho muchos santos»6. En ella encontramos una gran ayuda para nuestra formación, y también para nuestra conversación diaria con Dios. «En la lectura me escribes formo el depósito de combustible. Parece un montón inerte, pero es de allí de donde muchas veces mi memoria saca espontáneamente material, que llena de vida mi oración y enciende mi hacimiento de gracias después de comulgar»7. Un buen libro para lectura espiritual es un gran amigo, del que nos cuesta separarnos porque nos enseña el camino que conduce a Dios, y nos alienta y ayuda a recorrerlo.
II. La lectura espiritual cobra particular importancia en nuestros días, pues de ordinario será uno de los medios más importantes para alcanzar esa buena doctrina que ha de servirnos para alimentar nuestra piedad y para dar a conocer la fe a un mundo lleno de una profunda ignorancia. No es raro que en nuestra conversación normal de todos los días con amigos, parientes, conocidos... nos encontremos con que desconocen las nociones más elementales de la fe y los criterios más fundamentales para enjuiciar los problemas del mundo. Desgraciadamente, sigue siendo actual lo que en los primeros siglos del cristianismo escribía San Juan Crisóstomo, lamentándose de la ignorancia religiosa de muchos cristianos de su época: «a veces ocurre escribe el Santo que consagramos todo nuestro esfuerzo a cosas, no solo superfluas, sino incluso inútiles o perjudiciales, mientras se abandona y desprecia el estudio de la Escritura. Aquellos que en las competiciones hípicas se excitan hasta el colmo, pueden referir con rapidez el nombre, la yeguada, la raza, la nación, el entrenamiento de los caballos, los años de su vida, la velocidad de su carrera, y quién con quién, si galoparan unidos, conseguirían la victoria; y qué caballo, entre estos o aquellos, si toma parte en la carrera y si fuera montado por tal jinete, vencería la prueba... Si, por el contrario, nos preguntamos cuántas son las epístolas de San Pablo, ni siquiera su número sabemos expresar»8. El Señor nos urge para que iluminemos con la doctrina católica la oscuridad y la cerrazón de tantos que ignoran las verdades fundamentales de la fe y de la moral.
Cuando son tantas las publicaciones, las imágenes que cada día nos llegan, que por sí mismas no acercan a Dios y muchas veces tienden a separar de Él, se hacen urgentes unos momentos de reflexión al hilo de esa lectura adecuada que nos recuerde nuestro fin último, el sentido de la vida y de los acontecimientos a la luz de las enseñanzas de la Iglesia9. Un buen libro puede llegar a ser un excelente amigo «que nos pone delante los ejemplos de los santos, condena nuestra indiferencia, nos recuerda los juicios de Dios, nos habla de la eternidad, disipa las ilusiones del mundo, responde a los falsos pretextos del amor propio, nos proporciona los medios para resistir a nuestras pasiones desordenadas. Es un monitor discreto que nos avisa en secreto, un amigo que jamás nos engaña...»10. A la lectura se le pueden aplicar las palabras que la Escritura reserva a una buena amistad: podemos decir que cuando encontramos un buen libro hemos hallado un tesoro11. En muchos casos, una buena lectura espiritual puede ser decisiva en la vida de una persona, como lo fue en la vida de San Ignacio de Loyola y en la de tantos cristianos. Aconsejar buenos libros es también una forma excelente de apostolado, de enriquecer espiritualmente a nuestros amigos.
III. He venido a traer fuego a la tierra dice el Señor ¡Y ojalá estuviera ya ardiendo!12.
Para extender ese amor a Dios por el mundo entero necesitamos tenerlo en el corazón, como lo tuvo San Ignacio. Y la lectura espiritual da luces en la vida interior, propone ejemplos vivos de virtud, enciende en deseos de amor a Dios y es una gran ayuda para la oración, además de ser un excelente medio para una buena formación doctrinal. En los Santos Padres se encuentran frecuentes y concretas enseñanzas sobre la lectura espiritual. San Jerónimo, por ejemplo, aconseja que se lean cada día unos versículos de la Sagrada Escritura, y «escritos espirituales de hombres doctos, cuidando, sin embargo, de que sean autores de fe segura, porque no se puede buscar el oro en medio del fango»13. La lectura espiritual ha de hacerse con libros cuidadosamente escogidos, de modo que constituya con seguridad el alimento que necesita nuestra alma según las personales circunstancias. En estas, como en tantas otras ocasiones, la ayuda que recibimos en la dirección espiritual puede ser inestimable. En general, más que obras que intenten presentar nuevos problemas teológicos (que probablemente solo interesarán a especialistas de la ciencia teológica) hay que elegir libros que ilustren los fundamentos de la doctrina común, que expongan claramente el contenido de la fe, que nos ayuden a contemplar la vida de Jesucristo.
Para hacer con provecho la lectura espiritual a veces bastará que le dediquemos, por ejemplo, quince minutos diarios, incluyendo algunos versículos del Nuevo Testamento será necesario leer despacio, con atención y recogimiento, «parándote a considerar, rumiar, pensar y saborear las verdades que te tocan más de cerca, para grabarlas más hondamente en tu alma, y sacar de ella actos y afectos»14 que lleven a amar más a Dios. San Pedro de Alcántara solía dar un consejo parecido: la lectura «no ha de ser apresurada ni corrida, sino atenta y sosegada; aplicando a ella no solo el entendimiento para entender lo que se lee, sino mucho más la voluntad para gustar lo que se entiende. Y cuando hallare algún paso devoto, deténgase algo más en él para mejor sentirlo»15.
Ayuda mucho hacerla con continuidad, con el mismo libro, y podrá ser útil llevarlo con nosotros cuando nos ausentamos en fines de semana, viajes profesionales, etc., como hacemos con otros enseres, quizá más voluminosos y menos útiles. En determinadas

 
épocas nos será también de gran provecho «volver a leer las obras que años atrás hicieron bien a nuestras almas. La vida es corta; por eso nos hemos de contentar con leer y releer aquellos escritos que verdaderamente llevan impresa la huella de Dios, y no perder el tiempo en lecturas de cosas sin vida y sin valor»16.
A San Ignacio le pedimos que nos ayude desde el Cielo a sacar abundante provecho de nuestra lectura espiritual y que convierta nuestro corazón para un mayor servicio de Dios.
Señor, Dios nuestro, que has suscitado en tu Iglesia a San Ignacio de Loyola para extender la gloria de tu nombre, concédenos que después de combatir en la tierra, bajo su protección y siguiendo su ejemplo, merezcamos compartir con él la gloria del Cielo17. Tomado de la Web:<hablarcondios.com> de la fecha correspondiente.

domingo, 4 de agosto de 2013


 


AcercarAlejar

 

CONOCER MAS A LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA.

Cuando el hombre se pone delante de Dios, lo que debe de sucedernos con la mayor frecuencia, la relación obligada a examinarse es la de:   “ Creador – criatura “  es allí donde debemos de meditar sobre la inconmensurable grandeza del Señor y nuestra pequeñez, y en esa relación de amor del Creador por sus criaturas humanas, al grado de no solo habernos creado a su imagen y semejanza, sino el habernos situado en la más alta cúspide de toda la creación, con el objeto de que la cuidemos, la protejamos y nos sirvamos respetuosamente de ella, y lo más importante que,  en su amor por nosotros, perfectísimo en tanto que proviene del propio Dios, nos ofrece a su hijo hecho hombre para que sufra por nosotros y nos pueda ser lavada la culpa original, se nos abran las puertas del Cielo, se nos otorgue la filiación divina,  nos adopta como hijos suyos, lo que es lucrado por Jesucristo Nuestro Señor como parte de su Pasión Redentora. ¡somos hijos de Dios!  -sus amadísimos hijos adoptados. Para que nuestra cercanía a Jesucristo sea mayor, importante es,  que sepamos, y meditemos más sobre su madre y madre nuestra, la Virgen Santísima.

 

Como no aprender a amar más a Dios si Él nos ama desde la eternidad, esto nos lleva al tema de las criaturas, todas amadas de Dios, pues no hay otra razón en el mundo que la obra creadora del Señor, es hecha por amor y lo primero y de mayor importancia del tema es la criatura más perfecta de toda la Creación, y Ella es la Santísima Madre de Dios, la Virgen María.  No puede haber criatura más grande, más santa, más importante que ella, pues su designio es el de ser la portadora en tanto madre de la Segunda Persona de la Santísima Trinidad en su venida a este mundo al hacerse hombre como nosotros, (excepto en su perfectísima santidad y ausencia absoluta de pecado),   lo que lleva a cabo para ofrecer la salvación de todos los miembros del género humano. No deberíamos poder salir de nuestro asombro, la Madre de Dios Hijo hecho hombre.

 

Nuestro Señor tenía desde siempre escogida por sus perfecciones humanas a esa doncella de sangre real, que le amaba y cumplía con las leyes que nos había dado a través de Moisés y los profetas, que se consideraba en su humildad adquirida esclava del Señor, y no vivía sino para cumplir su voluntad. Nunca nos cesará la Iglesia de predicar el amor que debemos tener por la Virgen, la veneración que le debemos, las prácticas piadosas que existen en relación a como la venera la Santa Madre Iglesia, y que debemos practicar devotamente  en relación a Ella, lo que señala el interés que debemos de tener por conocerla mejor y por entender más a fondo las grandiosas singularidades de que es dueña,  entre las cuales resalta la de su intercesión por nosotros frente al Señor, Ella es OMNIPOTENCIA INTERCESORA, nadie es más cercana a la Santísima Trinidad que Ella, Reina del Universo, de los Cielos y la Tierra, y en tanto madre de Jesucristo, nuestro salvador y redentor, corredentora, y mediadora de todos los bienes que recibimos, siendo el mejor camino para llegar a su hijo, Jesucristo. Por lo que en esta ocasión y para irla tratando más y para algunos el conocerla mejor, estoy proponiendo que hagamos  esta meditación de los Dogmas Marianos.

 

DOGMA DE LA MATERNIDAD DE DIOS.

El primero que contemplamos es el de su Divina Maternidad,  lo que ha sido definido después de haber estado en la Santa Tradición  desde los Apóstoles,  que fueron testigos presenciales, que la trataron, que estuvieron bajo su esplendorosa presencia después de la muerte de su hijo y hasta Pentecostés. Esta definición se da en el Concilio de Éfeso en el año 431, y posteriormente en la Constitución Dogmática “LUMEN GENTIUM” se asienta que la Santísima Virgen ha sido venerada como Madre de Dios Hijo, desde la antigüedad.  Esta absoluta verdad consiste simplemente en que la Virgen María es madre de Jesucristo y este es verdadero Dios y verdadero hombre, dos naturalezas, la divina y la humana en una sola persona, el Hijo de Dios hecho hombre, lo que los teólogos llaman: Unión Hipostática. Es por ello que desde tiempos muy remotos la devoción popular ha recurrido a suplicar su intercesión . Si no hemos caído en la pérdida de la capacidad de asombro, aquí nuestra admiración por Ella debe de ser muy grande, pues al recordar el “SERVIAM” que es la expresión que usó para contestar al arcángel Gabriel, dando su aceptación de ser la madre del Mesías, en esa escena gratísima para la Iglesia y su historia en la que después de recibir el saludo del arcángel Gabriel, es informada de la misión que le aguarda, cuestión que consiste en la entrega  de si misma más grande que puede tenerse, por tratarse de un compromiso una responsabilidad asumidos existencialmente  para el resto de su vida, ambas cuestiones que en la grandeza de su corazón, acepta siendo perfecta conocedora del gran compromiso y tarea altísima , que aceptaba en ese instante y que la comprometía de por vida y por entero, desde ese instante en adelante hasta el fin de sus días. Este momento histórico en el que se empieza a gestar el mayor acontecimiento que la familia humana ha tenido y tendrá hasta el fin de los tiempos, el de la venida a este mundo de la segunda persona de la Santísima Trinidad hecho hombre para iniciar la Economía de nuestra Salvación.

 

DOGMA DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN.

Este hecho único y de tal relevancia que no admite comparación es el DOGMA que establece el que haya sido preservada del Pecado Original, el que por haber sido cometido por nuestros primeros padres y que nos lo heredan a toda la familia humana, pues de ellos descendemos, Ella por especialísimo privilegio es concebida sin esta herencia, única criatura humana que goza de este extraordinario privilegio siendo que es de toda lógica el comprenderlo, pues como iba a ser concebido Jesús en las entrañas de la que tuviera una mancha hereditaria.  Recordemos que dicho pecado se borra con el Sacramento del Bautismo y este aún no existía pues fue el propio Jesucristo quien lo fundará en su vida adulta. A su vez como iba a ser posible que se diera la transmisión hereditaria de la Madre del Salvador al propio hijo,  Dios Redentor del Mundo.

La proclamación del Dogma  nos es dado por el Papa Pio IX el 8 de Diciembre de 1854, día en que conmemoramos precisamente a la advocación de la INMACULADA CONCEPCIÓN en todo el mundo.

DOGMA DE LA PERPETUA VIRGINIDAD DE LA SANTÍSIMA VIRGEN.

Ya el Antiguo Testamento nos lo profetizó en palabras de Isaías y de Miqueas, cientos de años antes de que se dieran los sucesos (Is.7,14;). Como importantísima parte de la economía de la salvación tenemos en el hecho de la anunciación en el que el arcángel San Gabriel le comunica y le deja claro, ante la pregunta de  la Virgen, que el Espíritu Santo bajará sobre ella y la hará concebir sin asistencia de varón, al anunciarle que será la Madre del Mesías. Podemos deducir que el efecto que esto produciría en la Virgen fue enorme, pero no podemos saber a ciencia cierta todo su alcance,  podemos si deducir que Ella aquilató de inmediato el compromiso mayúsculo que esto suponía, pues era versada en las Escrituras, y sin duda conocía el profeta mencionado, esto en cuanto al Antiguo Testamento, en cuanto al nuevo al de su época y que proviene de personas que la conocieron y trataron tenemos a Mt.1 , 22-23.

 San Juan Damasceno que es reconocidísimo en la Santa Tradición y los escritos de los apóstoles en especial a las menciones sobre la Virgen nos asegura que su virginal parto fue sin dolor, y que era por fuerza, de necesidad que se conservase intacto su cuerpo, no solo en su vida terrenal, sino hasta su entrada al cielo, pues había sido recinto del Salvador del Mundo. Como la luz atraviesa el cristal sin afectarlo así fue el alumbramiento inmaculado de Jesús, al darlo a luz la Santísima Virgen. Su parto fue sin dolor alguno, recordemos que el parir a los hijos, fue parte del castigo a nuestros primeros padres, pero la Virgen estuvo desde su concepción preservada del pecado original y de sus consecuencias.

 

DOGMA DE LA ASUNCIÓN DE NUESTRA SEÑORA.

Cuando El Señor tenía decidido que el destino,  la vida, de la Virgen en esta tierra debía de terminar, ello se llevó a cabo, no en la forma que nosotros los otros mortales. Su lugar en el Cielo le estaba esperando, estaba destinada desde la eternidad a estar con la Trinidad Santísima, en cuanto: Hija de Dios Padre,  Madre de Dios Hijo y Esposa de Dios Espíritu Santo, fue así que preservada de la corrupción, su vida terrenal llegó a su fin y Ella en el estado que llamamos de DORMICIÓN fue asunta por los ángeles a su glorioso destino eterno CONOCER MAS A LA  ue debemos tener por la Virgen, la veneración que le debemos, las prácticas piadosas que existen en relación a como la venera la Santa Madre Iglesia, y que debemos practicar devotamente  en relación a Ella, lo que señala el interés que debemos de tener por conocerla mejor y por entender más a fondo las grandiosas singularidades de que es dueña,  entre las cuales resalta la de su intercesión por nosotros frente al Señor, Ella es OMNIPOTENCIA INTERCESORA, nadie es más cercana a la Santísima Trinidad que Ella, Reina del Universo, de los Cielos y la Tierra, y en tanto madre de Jesucristo, nuestro salvador y redentor, corredentora, y mediadora de todos los bienes que recibimos, siendo el mejor camino para llegar a su hijo, Jesucristo. Por lo que en esta ocasión y para irla tratando más y para algunos el conocerla mejor, estoy proponiendo que hagamos  esta meditación de los Dogmas Marianos. JORGE CASAS Y S.
Virgen (versión definitiva) p blog
De jorge casas para mi, 31/07/13


De: jorge casas <casasjordi@prodigy.net.mx>
Fecha: 31/07/13
A: casasjordi@prodigy.net.mx <casasjordi@prodigy.net.mx>
Asunto: S. Virgen (versión definitiva) p blog
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CONOCER MAS A LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA.
Cuando el hombre se pone delante de Dios, lo que debe de sucedernos con la mayor frecuencia, la relación obligada a examinarse es la de:   “ Creador – criatura “  es allí donde debemos de meditar sobre la inconmensurable grandeza del Señor y nuestra pequeñez, y en esa relación de amor del Creador por sus criaturas humanas, al grado de no solo habernos creado a su imagen y semejanza, sino el habernos situado en la más alta cúspide de toda la creación, con el objeto de que la cuidemos, la protejamos y nos sirvamos respetuosamente de ella, y lo más importante que,  en su amor por nosotros, perfectísimo en tanto que proviene del propio Dios, nos ofrece a su hijo hecho hombre para que sufra por nosotros y nos pueda ser lavada la culpa original, se nos abran las puertas del Cielo, se nos otorgue la filiación divina,  nos adopta como hijos suyos, lo que es lucrado por Jesucristo Nuestro Señor como parte de su Pasión Redentora. ¡somos hijos de Dios!  -sus amadísimos hijos adoptados. Para que nuestra cercanía a Jesucristo sea mayor, importante es,  que sepamos, y meditemos más sobre su madre y madre nuestra, la Virgen Santísima.

Como no aprender a amar más a Dios si Él nos ama desde la eternidad, esto nos lleva al tema de las criaturas, todas amadas de Dios, pues no hay otra razón en el mundo que la obra creadora del Señor, es hecha por amor y lo primero y de mayor importancia del tema es la criatura más perfecta de toda la Creación, y Ella es la Santísima Madre de Dios, la Virgen María.  No puede haber criatura más grande, más santa, más importante que ella, pues su designio es el de ser la portadora en tanto madre de la Segunda Persona de la Santísima Trinidad en su venida a este mundo al hacerse hombre como nosotros, (excepto en su perfectísima santidad y ausencia absoluta de pecado),   lo que lleva a cabo para ofrecer la salvación de todos los miembros del género humano. No deberíamos poder salir de nuestro asombro, la Madre de Dios Hijo hecho hombre.

Nuestro Señor tenía desde siempre escogida por sus perfecciones humanas a esa doncella de sangre real, que le amaba y cumplía con las leyes que nos había dado a través de Moisés y los profetas, que se consideraba en su humildad adquirida esclava del Señor, y no vivía sino para cumplir su voluntad. Nunca nos cesará la Iglesia de predicar el amor que debemos tener por la Virgen, la veneración que le debemos, las prácticas piadosas que existen en relación a como la venera la Santa Madre Iglesia, y que debemos practicar devotamente  en relación a Ella, lo que señala el interés que debemos de tener por conocerla mejor y por entender más a fondo las grandiosas singularidades de que es dueña,  entre las cuales resalta la de su intercesión por nosotros frente al Señor, Ella es OMNIPOTENCIA INTERCESORA, nadie es más cercana a la Santísima Trinidad que Ella, Reina del Universo, de los Cielos y la Tierra, y en tanto madre de Jesucristo, nuestro salvador y redentor, corredentora, y mediadora de todos los bienes que recibimos, siendo el mejor camino para llegar a su hijo, Jesucristo. Por lo que en esta ocasión y para irla tratando más y para algunos el conocerla mejor, estoy proponiendo que hagamos  esta meditación de los Dogmas Marianos.

DOGMA DE LA MATERNIDAD DE DIOS.
El primero que contemplamos es el de su Divina Maternidad,  lo que ha sido definido después de haber estado en la Santa Tradición  desde los Apóstoles,  que fueron testigos presenciales, que la trataron, que estuvieron bajo su esplendorosa presencia después de la muerte de su hijo y hasta Pentecostés. Esta definición se da en el Concilio de Éfeso en el año 431, y posteriormente en la Constitución Dogmática “LUMEN GENTIUM” se asienta que la Santísima Virgen ha sido venerada como Madre de Dios Hijo, desde la antigüedad.  Esta absoluta verdad consiste simplemente en que la Virgen María es madre de Jesucristo y este es verdadero Dios y verdadero hombre, dos naturalezas, la divina y la humana en una sola persona, el Hijo de Dios hecho hombre, lo que los teólogos llaman: Unión Hipostática. Es por ello que desde tiempos muy remotos la devoción popular ha recurrido a suplicar su intercesión . Si no hemos caído en la pérdida de la capacidad de asombro, aquí nuestra admiración por Ella debe de ser muy grande, pues al recordar el “SERVIAM” que es la expresión que usó para contestar al arcángel Gabriel, dando su aceptación de ser la madre del Mesías, en esa escena gratísima para la Iglesia y su historia en la que después de recibir el saludo del arcángel Gabriel, es informada de la misión que le aguarda, cuestión que consiste en la entrega  de si misma más grande que puede tenerse, por tratarse de un compromiso una responsabilidad asumidos existencialmente  para el resto de su vida, ambas cuestiones que en la grandeza de su corazón, acepta siendo perfecta conocedora del gran compromiso y tarea altísima , que aceptaba en ese instante y que la comprometía de por vida y por entero, desde ese instante en adelante hasta el fin de sus días. Este momento histórico en el que se empieza a gestar el mayor acontecimiento que la familia humana ha tenido y tendrá hasta el fin de los tiempos, el de la venida a este mundo de la segunda persona de la Santísima Trinidad hecho hombre para iniciar la Economía de nuestra Salvación.

DOGMA DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN.
Este hecho único y de tal relevancia que no admite comparación es el DOGMA que establece el que haya sido preservada del Pecado Original, el que por haber sido cometido por nuestros primeros padres y que nos lo heredan a toda la familia humana, pues de ellos descendemos, Ella por especialísimo privilegio es concebida sin esta herencia, única criatura humana que goza de este extraordinario privilegio siendo que es de toda lógica el comprenderlo, pues como iba a ser concebido Jesús en las entrañas de la que tuviera una mancha hereditaria.  Recordemos que dicho pecado se borra con el Sacramento del Bautismo y este aún no existía pues fue el propio Jesucristo quien lo fundará en su vida adulta. A su vez como iba a ser posible que se diera la transmisión hereditaria de la Madre del Salvador al propio hijo,  Dios Redentor del Mundo.
La proclamación del Dogma  nos es dado por el Papa Pio IX el 8 de Diciembre de 1854, día en que conmemoramos precisamente a la advocación de la INMACULADA CONCEPCIÓN en todo el mundo.
DOGMA DE LA PERPETUA VIRGINIDAD DE LA SANTÍSIMA VIRGEN.
Ya el Antiguo Testamento nos lo profetizó en palabras de Isaías y de Miqueas, cientos de años antes de que se dieran los sucesos (Is.7,14;). Como importantísima parte de la economía de la salvación tenemos en el hecho de la anunciación en el que el arcángel San Gabriel le comunica y le deja claro, ante la pregunta de  la Virgen, que el Espíritu Santo bajará sobre ella y la hará concebir sin asistencia de varón, al anunciarle que será la Madre del Mesías. Podemos deducir que el efecto que esto produciría en la Virgen fue enorme, pero no podemos saber a ciencia cierta todo su alcance,  podemos si deducir que Ella aquilató de inmediato el compromiso mayúsculo que esto suponía, pues era versada en las Escrituras, y sin duda conocía el profeta mencionado, esto en cuanto al Antiguo Testamento, en cuanto al nuevo al de su época y que proviene de personas que la conocieron y trataron tenemos a Mt.1 , 22-23.
 San Juan Damasceno que es reconocidísimo en la Santa Tradición y los escritos de los apóstoles en especial a las menciones sobre la Virgen nos asegura que su virginal parto fue sin dolor, y que era por fuerza, de necesidad que se conservase intacto su cuerpo, no solo en su vida terrenal, sino hasta su entrada al cielo, pues había sido recinto del Salvador del Mundo. Como la luz atraviesa el cristal sin afectarlo así fue el alumbramiento inmaculado de Jesús, al darlo a luz la Santísima Virgen. Su parto fue sin dolor alguno, recordemos que el parir a los hijos, fue parte del castigo a nuestros primeros padres, pero la Virgen estuvo desde su concepción preservada del pecado original y de sus consecuencias.

DOGMA DE LA ASUNCIÓN DE NUESTRA SEÑORA.
Cuando El Señor tenía decidido que el destino,  la vida, de la Virgen en esta tierra debía de terminar, ello se llevó a cabo, no en la forma que nosotros los otros mortales. Su lugar en el Cielo le estaba esperando, estaba destinada desde la eternidad a estar con la Trinidad Santísima, en cuanto: Hija de Dios Padre,  Madre de Dios Hijo y Esposa de Dios Espíritu Santo, fue así que preservada de la corrupción, su vida terrenal llegó a su fin y Ella en el estado que llamamos de DORMICIÓN fue asunta por los ángeles a su glorioso destino eterno CONOCER MAS A LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA.
Cuando el hombre se pone delante de Dios, lo que debe de sucedernos con la mayor frecuencia, la relación obligada a examinarse es la de:   “ Creador – criatura “  es allí donde debemos de meditar sobre la inconmensurable grandeza del Señor y nuestra pequeñez, y en esa relación de amor del Creador por sus criaturas humanas, al grado de no solo habernos creado a su imagen y semejanza, sino el habernos situado en la más alta cúspide de toda la creación, con el objeto de que la cuidemos, la protejamos y nos sirvamos respetuosamente de ella, y lo más importante que,  en su amor por nosotros, perfectísimo en tanto que proviene del propio Dios, nos ofrece a su hijo hecho hombre para que sufra por nosotros y nos pueda ser lavada la culpa original, se nos abran las puertas del Cielo, se nos otorgue la filiación divina,  nos adopta como hijos suyos, lo que es lucrado por Jesucristo Nuestro Señor como parte de su Pasión Redentora. ¡somos hijos de Dios!  -sus amadísimos hijos adoptados. Para que nuestra cercanía a Jesucristo sea mayor, importante es,  que sepamos, y meditemos más sobre su madre y madre nuestra, la Virgen Santísima.

Como no aprender a amar más a Dios si Él nos ama desde la eternidad, esto nos lleva al tema de las criaturas, todas amadas de Dios, pues no hay otra razón en el mundo que la obra creadora del Señor, es hecha por amor y lo primero y de mayor importancia del tema es la criatura más perfecta de toda la Creación, y Ella es la Santísima Madre de Dios, la Virgen María.  No puede haber criatura más grande, más santa, más importante que ella, pues su designio es el de ser la portadora en tanto madre de la Segunda Persona de la Santísima Trinidad en su venida a este mundo al hacerse hombre como nosotros, (excepto en su perfectísima santidad y ausencia absoluta de pecado),   lo que lleva a cabo para ofrecer la salvación de todos los miembros del género humano. No deberíamos poder salir de nuestro asombro, la Madre de Dios Hijo hecho hombre.

Nuestro Señor tenía desde siempre escogida por sus perfecciones humanas a esa doncella de sangre real, que le amaba y cumplía con las leyes que nos había dado a través de Moisés y los profetas, que se consideraba en su humildad adquirida esclava del Señor, y no vivía sino para cumplir su voluntad. Nunca nos cesará la Iglesia de predicar el amor que debemos tener por la Virgen, la veneración que le debemos, las prácticas piadosas que existen en relación a como la venera la Santa Madre Iglesia, y que debemos practicar devotamente  en relación a Ella, lo que señala el interés que debemos de tener por conocerla mejor y por entender más a fondo las grandiosas singularidades de que es dueña,  entre las cuales resalta la de su intercesión por nosotros frente al Señor, Ella es OMNIPOTENCIA INTERCESORA, nadie es más cercana a la Santísima Trinidad que Ella, Reina del Universo, de los Cielos y la Tierra, y en tanto madre de Jesucristo, nuestro salvador y redentor, corredentora, y mediadora de todos los bienes que recibimos, siendo el mejor camino para llegar a su hijo, Jesucristo. Por lo que en esta ocasión y para irla tratando más y para algunos el conocerla mejor, estoy proponiendo que hagamos  esta meditación de los Dogmas Marianos. JORGE CASAS Y S.