lunes, 27 de febrero de 2012

DEL PREDICADOR DE LA SANTA SEDE, EL PADRE CANTALEMESSA.


“Al no podernos ir a desierto hay que hacer un poco de desierto dentro de nosotros.

Concentrémonos en la frase inicial del Evangelio: «El Espíritu empujó a Jesús al desierto». Contiene un llamamiento importante en el inicio de la Cuaresma. Jesús acababa de recibir, en el Jordán, la investidura mesiánica para llevar la buena nueva a los pobres, sanar los corazones afligidos, predicar el reino. Pero no se apresura a hacer ninguna de estas cosas. Al contrario, obedeciendo a un impulso del Espíritu Santo, se retira al desierto donde permanece cuarenta días, ayunando, orando, meditando, luchando. Todo esto en profunda soledad y silencio.

Ha habido en la historia legiones de hombres y mujeres que han elegido imitar a este Jesús que se retira al desierto. En Oriente, empezando por san Antonio Abad, se retiraban a los desiertos de Egipto o de Palestina; en Occidente, donde no había desierto de arena, se retiraban a lugares solitarios, montes y valles remotos.

Pero la invitación a seguir a Jesús en el desierto se dirige a todos. Los monjes y los ermitaños eligieron un espacio de desierto; nosotros debemos elegir al menos un tiempo de desierto. Pasar un tiempo de desierto significa hacer un poco de vacío y de silencio en torno a nosotros, reencontrar el camino de nuestro corazón, sustraerse al alboroto y a los apremios exteriores para entrar en contacto con las fuentes más profundas de nuestro ser.

Bien vivida, la Cuaresma es una especie de cura de desintoxicación del alma. De hecho no existe sólo la contaminación de óxido de carbono; existe también la contaminación acústica y luminosa. Todos estamos un poco ebrios de jaleo y de exterioridad. El hombre envía sus sondas hasta la periferia del sistema solar, pero ignora, la mayoría de las veces, lo que existe en su propio corazón. Evadirse, distraerse, divertirse: son palabras que indican salir de sí mismo, sustraerse a la realidad. Hay espectáculos «de evasión» (la TV los propina en avalancha), literatura «de evasión». Son llamados, significativamente, fiction, ficción. Preferimos vivir en la ficción que en la realidad. Hoy se habla mucho de «alienígenas», pero alienígenas, o alienados, lo estamos ya por nuestra cuenta en nuestro propio planeta, sin necesidad de que vengan otros de fuera.

Los jóvenes son los más expuestos a esta embriaguez de estruendo. «Que se aumente el trabajo de estos hombres –decía de los hebreos el faraón a sus ministros-- para que estén ocupados en él, de forma que no presten oído a las palabras de Moisés y no piensen en sustraerse de la esclavitud» (Ex 5, 9). Los «faraones» de hoy dicen, de modo tácito pero no menos perentorio: «Que se aumente el alboroto sobre estos jóvenes, que les aturda, para que no piensen, no decidan por su cuenta, sino que sigan la moda, compren lo que queremos nosotros, consuman los productos que decimos nosotros».

¿Qué hacer? Al no podernos ir a desierto hay que hacer un poco de desierto dentro de nosotros. San Francisco de Asís nos da, al respecto, una sugerencia práctica. «Tenemos --decía-- una ermita siempre con nosotros; allí donde vayamos y cada vez que lo queramos podemos encerrarnos en ella como ermitaños. ¡El eremitorio es nuestro cuerpo y el alma es la ermita que habita dentro!». En este eremitorio «portátil» podemos entrar, sin saltar a la vista de nadie, hasta mientras viajamos en un autobús concurridísimo. Todo consiste en saber «volver a entrar en uno mismo» cada tanto.

¡Que el Espíritu que «empujó a Jesús al desierto» nos lleve también a nosotros, nos asista en la lucha contra el mal y nos prepare a celebrar la Pascua renovados en el espíritu!

domingo, 19 de febrero de 2012

JESUCRISTO, SEGUNDA PERSONA DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD.

JESUCRISTO, SEGUNDA PERSONA DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD.
El próximo  Miércoles  al que la Sagrada Liturgia denomina MIÉRCOLES DE CENIZA, es el principio de la cuaresma, la cual termina antes de la Cena  Pascual del Jueves Santo. Y que mejor tema podemos tener para prepararnos a recibir la Cuaresma que el tema de Jesús.  Este tiempo litúrgico que nos prepara para contemplar, celebrar, meditar la Pasión y Muerte de Jesucristo para, en el que con la inspiración de Nuestro Señor, con la Piedad que nos inspira el sufrimiento que padeció por amor a nosotros, entrega de si mismo y entrega que Dios Padre nos hace de su Hijo, debemos realizar con mas intensidad, devoción y mortificación todas nuestras oraciones, y acciones e intenciones en otras palabras debemos de intensificar toda nuestra actividad, tanto en materia religiosa como en el resto de nuestros quehaceres, los importantes y las pequeñas cosas de cada día, es tiempo de conversión de arrepentimiento y de espera de la gran celebración de la RESURECCIÓN DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO. Base de nuestra Fe la llama San Pablo.
Después de la caída de nuestros primeros padres el ser humano quedó incapacitado en comparación con el estado llamado preternatural del que gozaban Adán y Eva antes de pecar, por lo que fueron privados de esos dones preternaturales y su naturaleza cayó, conservando la inteligencia y la libertad así como el alma espiritual creada para la eternidad. Pero Dios en uso de la perfección de su amor les prometió un Salvador, fue así como Jesucristo, y nosotros los descendientes hemos nacido con esa naturaleza ya caída. La Segunda Persona de la Santísima Trinidad se hizo perfecto hombre, mortal como nosotros y semejante a nosotros en todo menos en el pecado, incluso su Madre, la Santísima Virgen fue preservada del Pecado Original a forma de que su santísimo vientre llevara en su seno al Salvador en forma purísima, siendo este el propio hijo de Dios Padre, engendrado desde la eternidad, quien sin perder su naturaleza divina, por obra del Espíritu Santo se hizo carne y alma humana  como la nuestra.  Siendo su misión la de ser mediador de todas las relaciones de Dios Creador y nosotros los hombres. Su mensaje para nosotros, Él nos lo aclara en varias ocasiones, que  es el que su Padre le encargó.
El Él hay dos naturalezas, la divina y la humana, una porque es Dios y la otra porque es hombre, en cuanto Dios Eterno y en cuanto hombre tuvo una vida que consistió en la llamada Vida Privada de Cristo la que dura treinta años, transcurridos en el seno de la Sagrada Familia en Nazaret, trabajando a su tiempo con José quien en cuanto hombre le enseñó el oficio de faber, carpintero. Lamamos Vida Pública a sus tres últimos años entre nosotros, los que empleó en predicar a muchas gentes su Evangelio y preparar la fundación de su Iglesia, así como la formación en forma  muy especial de sus doce apóstoles. Predicó en muchos lugares y a muchas gentes, efectuando milagros en especial en curaciones inexplicables para demostrar que era el enviado de Dios, brillaron en forma magnífica sus virtudes en especial el amor, el celo por la Gloria de su Padre, la misericordia, la mansedumbre, la pobreza todas vividas en la mas perfecta caridad.
Toda su vida fue ejemplar, de niño sumiso a la Santísima Virgen y a San José, e incansable predicador en su Vida Pública, nos dejó un ejemplo que debemos seguir los cristianos, imitándole en todo lo que nos sea posible, conociendo su mensaje evangélico  y demás libros del  Nuevo Testamento, donde está junto con la palabra traída, la excelencia de su instrucción y de su vida ejemplar. Es la figura alrededor de la cual debe girar nuestra existencia, la fuente de la que debemos beber siempre, auxiliándonos con los Sacramentos que instituyó para nuestra salvación, aprendiendo de la enorme sabiduría de la única Iglesia que fundó, y si además nos encomendamos a la Omnipotencia Intercesora que es su madre la Virgen María estaremos en el buen camino de la salvación eterna.
Jorge Casas y Sánchez.

jueves, 16 de febrero de 2012

MAS ASPECTOS DE LA GRACIA DE DIOS, Y LA VIDA EN GRACIA

MAS ASPECTOS DE LA  GRACIA DE DIOS, Y LA VIDA EN GRACIA.
San José María, nos enseña del Espíritu Santo:  que es “ EL DULCE HUESPED DEL ALMA”  y que nuestra alma se debe disponer a recibir eficazmente la Gracia del Paráclito. Que las buenas cualidades se refuerzan por su acción, que nos regala Dones, de Sabiduría, de Entendimiento, de Consejo, de Fortaleza, de Ciencia, de Piedad, de Temor de Dios, y que lo anterior nos da gozo y paz. “El júbilo de la alegría”, que con estos Dones jamás nos hundiremos, pues son la mas grande de las fortalezas.  Aclarándonos que la madera del buen cristiano aquella que ha obtenido las virtudes sobrenaturales y las practica junto con las virtudes humanas de manera esforzada, tales como la sinceridad, veracidad, ecuanimidad, serenidad, paciencia, templanza, etc.                                      
La Divina Gracia es una cualidad sobrenatural es inherente a nuestra alma y nos permite participar de la naturaleza de Dios, nos es otorgada gracias al amor divino por su criatura predilecta, la humanidad entera. Y nos es indispensable para salvarnos.  Adán y Eva fueron creados en un estado de Santidad y Justicia lo que podemos llamar “Gracia Original” por lo tanto su fortaleza era cualidad que no necesitaba esfuerzos, se encontraban en una armonía llamada “Justicia Original”, pero después de la ruptura, nos era necesaria la Gracia para poder obtener la Salvación, y es JESUCRISTO, FUENTE DE LA GRACIA,  quien al estar entre nosotros nos dice:  HE VENIDO PARA QUE TENGAIS VIDA Y LA TENGAIS EN ABUNDANCIA. Es con su pasión y muerte que nos la lucra, y con su más sublime doctrina, la institución de los Sacramentos la pone con todo amor a nuestra disposición con su valor infinito.
Una vez obtenida la Gracia Divina, lo importante , lo necesario es conservarla y desarrollarla, protegerla de su peor enemigo El Pecado. Para conservarla nos ayuda por supuesto la frecuencia de los Sacramentos, la oración en la que le pedimos al Señor que nos ayude a huir del pecado y a frecuentar en especial los Sacramentos de la Confesión y la Eucaristía, la meditación es otra gran amiga que nos protege y ayuda a conservarla, debemos invocar a la Virgen y a nuestro Ángel Guardián en demanda de auxilio, del vivir  las virtudes necesarias, las que nos mantienen abiertos a las mociones del Paráclito y el cumplimiento de ellas. Debemos evitar el ocio, el caer en la pereza,  y si practicar la mortificación y nuestro espíritu de penitencia, a la Gracia no solo la debemos de tratar de conservarla, sino que debemos esforzarnos en desarrollarla, como nos enseña la Parábola de los Denarios.
La Gracia habita en nosotros desde el momento de nuestro bautizo, si bien puede conservarse tan solo en forma latente, si las condiciones no le  permiten desarrollarse, pero si luchamos para hacerla  crecer,  para que sea  más habitual en nosotros, mas rica en frutos de santidad, asegurarnos la salvación la vida eterna en la Visión Beatífica. Pero si la ignoramos y le permitimos que solo se conserve en forma latente, sin florecer ni fructificar, jamás gozaremos de esa felicidad en esta vida mortal, que nos proporciona el Estado de Gracia, y ponemos en peligro nuestras posibilidades de la salvación Así como somos fieles a las cuestiones materiales que nos proporcionan los bienes necesarios para la vida natural, es necesario que seamos fieles a los requerimientos  de la vida sobrenatural entre los que destaca la Vida en Gracia, lo que significa lucha, pero gustosa, pues gratifica nuestra conciencia, a más lucha mas satisfacciones, más gozo de vivir de acuerdo a lo que Dios nos indica en nuestra propia conciencia, cuando esta está en formación fiel, y escuchamos al Espíritu Santo en sus mociones.
Las virtudes humanas mas útiles en materia de fidelidad a la gracia son la constancia,  la docilidad, la fortaleza, que acompañadas de la oración nos van guiando de la vida aquí a la Vida del mas Allá.  La recepción  de los Sacramentos en especial la Confesión frecuente, que como bien sabemos obliga en forma urgente al haber caído en pecado grave y es aconsejable aunque solo se tengan pecados veniales sin confesar, es este Sacramento el  que nos recupera la Gracia Santificante y además nos otorga la Gracia Sacramental con las que obtenemos el efecto de reforzar las Virtudes necesarias de Fortaleza, Constancia, Fidelidad, docilidad, etc. sin que podamos dejar de mencionar a las Virtudes Teologales, Fe ,Esperanza y Caridad y los Dones del Espíritu Santo, que se nos infunden desde el Bautismo junto con la Gracia Sacramental, mencionados en el primer párrafo: Sabiduría, Entendimiento, Ciencia, Consejo, Fortaleza, piedad y Temor de Dios.
La Gracia no solo la pedimos para nosotros, también es materia de apostolado, la pedimos para las personas que reciben de nosotros los medios de formación, pues ese es el caso preciso, a nosotros nos corresponde el catequizar el poner sobre la mesa la doctrina de Cristo, pero es la acción del Espíritu Santo la que actúa en las almas del catequizando.  San Pablo es muy claro en su enseñanza de este aspecto cuando nos dice: Yo planté, Apolo regó, pero es Dios quien dio el incremento. Dios quiere esta participación nuestra, es mandato evangélico, nos corresponde colaborar con Jesucristo en su Iglesia, de ahí que tenemos la obligación de prepararnos para poder enseñar al que sepa  menos que nosotros, en la confianza de que el Espíritu Santo siempre tocará  las conciencias de aquellos que reciben el mensaje de Jesucristo, lo que de acuerdo con cada persona puede ser de grandísimo beneficio, como puede,  en uso de la libertad que Dios nos ha concedido, ser rechazado.
Jorge Casas y Sánchez.

viernes, 3 de febrero de 2012

BREVE CURSO DE FILOSOFÍA CRISTIANA- IX-

BREVE CURSO DE FILOSOFÍA CRISTIANA –IX-
Del conjunto de verdades que nos han sido reveladas por Dios, y que están contenidas en la palabra escrita y en la palabra traída, y que se entienden con perfección a través de las interpretaciones del Magisterio de la Iglesia, muchas de ellas son consideradas DOGMAS y por lo tanto gracias a nuestra Fe las creemos en forma absoluta. Quien tuviese algún problema en la creencia absoluta de algún Dogma de Fe tiene seria obligación de salir de esa duda, para lo cual el mejor camino después de la oración en la que se pide que el Señor nos ayude a entender para creer y creer para entender, es el recurrir a un sacerdote bien capacitado que nos ayude con sus explicaciones, con la recomendación de las lecturas apropiadas sobre el tema, y con seguridad se saldrá de la duda.

La Iglesia a través de la Teología Dogmática ha venido, a lo largo de mas de dos mil años ocupándose de estudiar a fondo los Dogmas de Fe, campo en el que es INFALIBLE, por lo tanto libre de error, la infalibilidad es un don que Dios nos otorga y que comenzó con los Apóstoles de Jesucristo y se conserva con la inspiración y cuidado del Espíritu Santo, que obra sobre los seguidores de los apóstoles que constituyeron el primer Magisterio de la Iglesia, mismo que continúa y continuará hasta el fin de los tiempos, siempre inspirado y cuidado por el Espíritu de Dios.
Vamos a hacer un breve recorrido de estos dogmas, y en el contenido de este Breve Curso se irán viendo en cada caso, bajo el criterio de la filosofía cristiana, con mayor amplitud:
 Comenzamos con la existencia eterna de Dios, cuya existencia podemos comprobar no solo por su propia revelación sino por las luces naturales de la razón, mas hay misterios de Dios que solo por la Divina Revelación podemos conocer como es el hecho de la Santísima Trinidad, las tres Personas de esa,  una sola Naturaleza Divina.
Continuamos con la Creación, cuando Él lo decide las cosas empiezan a existir, pues a partir de la nada con su inconmensurable poder les da la existencia, a todo lo que existe en el Cielo, en la Tierra, en el Universo y en todo lugar.
Los ángeles son parte de esta Creación, así como la caída de Luzbel y sus seguidores, quienes son los demonios.
Entre los ángeles buenos,  hay  aquellos que ha designado como custodios nuestros.
Como  final de esa parte de la Creación Dios crea al hombre, a imagen y semejanza suya, con alma creada en forma individual, después crea a la mujer, y entre ambos, engañados por el demonio caen en gravísimo pecado, y es esta primera pareja humana, la que origina al resto de la humanidad, mujeres y varones que contamos con un alma individual, creada por Dios en cada caso y cuerpo mortal, que resucitará. La creación de cada una de las almas que Dios crea en el momento de la concepción de cada ser humano es esta otra parte de la Creación, que aún no termina.
Nace preservada de todo pecado,  concebida en forma inmaculada  la Santísima Virgen, quien será la Madre de Jesucristo, por tanto Madre de Dios hecho hombre.
Nuestro Señor Jesucristo Segunda Persona de la Trinidad, viene a este mundo, a redimirnos. Es perfecto Dios y perfecto Hombre en cuanto nacido de una mujer.
Es concebido en el vientre inmaculado de la Virgen, quien lo pare sin perder su virginidad en el Portal de Belén.
Este Salvador nuestro, muere en la Cruz y al tercer día resucita. Fue necesaria su pasión y muerte para que mediante el Sacramento del Bautismo se nos perdonara el pecado de origen heredado de Adán y Eva.
Jesucristo funda su única Iglesia, le da su Jerarquía, Doctrina, Sacramentos, Gracia, Sabiduría, y le promete al Espíritu Santo para que la asista hasta el fin de los tiempos.
Esta única Iglesia tiene la misión dar gloria a Dios y de de santificarnos, y por su sucesión apostólica cuenta con su Magisterio.
Todas las personas de la humanidad, tienen un destino común, que consiste en morir y después de ello tendremos uno solo de los dos destinos:  el de la salvación o condenación, ambas para la eternidad, la primera es la bienaventuranza celestial con la Visión Beatífica y eterna felicidad, la segunda de sufrimiento como castigo de nuestras faltas y oposición a la Divina Voluntad.
La Resurrección  será universal, cada alma volverá a tomar carne, unos para la gloria eterna otros para la condenación.
El mundo tendrá fin, y tendrá lugar la segunda venida de Nuestro Señor Jesucristo.
Jorge Casas y Sánchez.