miércoles, 3 de octubre de 2018


Este artículo es colaboración de: Francisco Ugarte Corcuera.

“EL CAMINO DE LA FELICIDAD”
Autor: Francisco Ugarte Corcuera. Panorama Editorial
El camino de la felicidad y no “el camino a ò para la felicidad”, porque se trata de ser feliz mientras se camina y no solamente al final del trayecto.
No basta con querer ser feliz; es preciso aprender a serlo.
Aprender a ser feliz significa:
a.-Averiguar:  donde está la felicidad y donde no.
b.-Saber  cuales  aptitudes y disposiciones favorecen la felicidad: la gratitud y el optimismo.
c.-Responsabilizarse de la propia felicidad.
d.-Aprender a ser feliz en el proceso de la vida ordinaria.
e.-Descubrir el modo de sobrellevar las situaciones difíciles.
f.-Aprender a contar con los demás y con Dios en el camino de la felicidad, porque solo no es posible ser feliz.
Todos queremos ser felices. Tomas de Aquino señala “La voluntad apetece libremente la felicidad”. Pascal: “todos buscamos ser felices; no hay excepciones en esta regla”. San Agustin “Todos los hombres buscan la felicidad y sin embargo la mayor parte no saben como alcanzarla.” Francisco Ugarte: “Todos queremos ser felices, aunque intuyamos que no será fácil conseguirlo”.
La felicidad depende de la interioridad de la persona, mas que de factores externos.
PLACER, ALEGRIA Y FELICIDAD.
Siempre se puede ser mas feliz, pues la felicidad “es la plenitud de la vida y consiste en una sensación de paz permanente que se distingue del simple placer y también de la alegría”.
La alegría está por encima del placer y por debajo de la felicidad. El placer tiene un tono fugaz, transitorio, huidizo, pero la alegría tiene un tono mas duradero y se presenta como consecuencia de haber logrado algo tras un esfuerzo y lucha personal (terminar una carrera profesional).
La felicidad es una condición de la persona misma, de todo ella, es decir está en el orden del ser y no del tener.
El bienestar por si mismo no produce la felicidad , no es simplemente estar bien, sino estar haciendo algo que llene la vida.

¿ES POSIBLE SER FELIZ?
Quien tiene fe sabe que “Dios ha depositado en el corazón de cada hombre el deseo de la felicidad, como un impulso primario”.
La gran mayoría de la gente suele buscar la felicidad en el placer y las cosas materiales; cuando la persona vive para los bienes materiales, para acumular riquezas, mientras mas tiene, mas desea poseer. “La riqueza es como el agua de mar; mientras mas se beba, mas sed se tendrá.”
Abraham Lincoln afirmaba con razón que “la mayoría de la gente es feliz en la medida en que decide serlo”
Que la felicidad depende de una opción personal, significa:
1.-Elegir las actitudes que favorecen la felicidad. Si queremos ser optimistas, decidiremos percibir el lado positivo de las cosas. Rabindanat Tagore “Durante muchos años, sin reparar en gastos, he recorrido muchos países, he visto montañas altas y los océanos. Lo único que no supe ver fue el brillo del rocío, en la hierba a la puerta de mi casa.”
2.-Vigilar nuestras formas de reaccionar positivamente ante los problemas.
3.-Evitar que nuestros pensamientos giren perpetuamente en torno a nosotros mismos.
4.-Orientar la vida hacia las gratificaciones antes que a los placeres sensibles. Disfrutar de una conversación, una buena música, bailar, escalar montañas, leer un buen libro, jugar ajedrez.
5.-La decisión habrá de recaer sobre nuestro mismo ser. Se trata de optar por un crecimiento permanente del propio ser que se traducirá en un ser mas progresivo, del que se derivará la felicidad.
La felicidad o la encontramos en la vida ordinaria o  no la encontraremos nunca.  La persona feliz lo es mientras realiza lo que ocupa su vida habitualmente: el trabajo, la vida en familia, el trato con Dios, las relaciones sociales y de amistad , el estudio y la formación espiritual, el deporte u otras actividades recreativas.
Proponerse metas valiosas, trabajo bien hecho, vivir la gratitud, la amistad, sentido del humor, orientar la vida hacia Dios y hacia los demás.
Margaret Lee Runbeck (1905-1956) dice “La felicidad no es un lugar hacia el cual nos dirigimos en nuestro viaje, sino el modo de hacer el viaje”
Nov. 2017 FSB

LA REDENCIÓN DE JESCRISTO


N.T. -6- LA REDENCIÓN DE LOS HOMBRES POR NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO.
El significado de redención es el de rescatar algo por algún medio, como ya hemos visto, el ser humano, después de la caída de nuestros primeros padres estaba en un estado de pecado que nos imposibilitaba el poder participar de la felicidad eterna del cielo. Este rescate solo Dios nos lo podía otorgar y para ello nos mandó a su hijo, la segunda persona de la Trinidad, que tomando carne humana, haciéndose hombre como nosotros, igual en todo excepto en el pecado, vino a este mundo, hijo de mujer, para pagar el rescate.
Jesucristo no solo vino a pagar el rescate, sino que el amor trinitario de que el hombre goza en tanto criatura de Dios , obtuvimos, además muchas cuestiones adicionales, como son, el ejemplo de vida del propio Jesucristo, la Iglesia que fundó y de la que es cabeza invisible, preparó, formándolos con su catequesis personal a un grupo reducido de hombres que llamó sus apóstoles, , quienes nos legarían dos de los cuatro Evangelios,  estos contienen junto con la tradición que también nos deja su maravillosa doctrina Cristiana, dentro de la que se encuentran los Sacramentos que la propia Iglesia administra para nosotros los fieles, con sus sacerdotes consagrados, que son los autorizados para llevarlos a cabo.

Al librarnos del pecado e instituir su Iglesia, Doctrina y Sacramentos nos deja la Gracia Santificante, que podemos recibir abundantemente,  una vez reparados del pecado original. Esta Gracia nos hace hijos de Dios,, filiación que Él nos lucra también y que es indispensable para salvarse.

Su doctrina nos enseña que los males y bienes terrenos, como la enfermedad, la salud, el dolor, el bienestar, los contratiempos, los éxitos terrenales, las carencias, o la propia abundancia, son si los sabemos vivir cristianamente, elementos salvíficos, SON PARTE DE LA REDENCIÓN OBRADA POR JESUCRISTO, que vividos acordes a la voluntad del Padre, que Él mismo nos ha comunicado son camino de salvación.

..”mi reino no es de este mundo” , nos deja dicho el Señor,  y declara: “Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia”                                                                                                                               
Con estas palabras Jesucristo hace referencia a la vida eterna no a una vida terrenal comodona y regalada. Vino a liberarnos principalmente de lo que nos impedía alcanzar, la vida definitiva, siendo el causante el pecado, que es el único mal absoluto, y por lo tanto el que nos impide obtener la salvación. Y además nos otorga con sus enseñanzas la posibilidad de de superar otras consecuencias que el pecado conlleva en este mundo, como son: la angustia, las injusticias, la falta de caridad o de amor al prójimo. Nos enseña también a llevar las cargas, incomodidades, contratiempos con alegría, cuando no se pueden evitar, y así convertirlas en ocasiones de sufrirlas por Él, lo que es vida de santidad. Él sufrió voluntariamente dolores extremos, insultos, injusticias, pobreza y trabajos, y lo hizo gustosamente porque lo hizo por amor los hombres. El precio que quiso pagar incluyó su propia vida. San Pablo nos dice: “ habéis sido comprados a gran precio”,  añadiendo a continuación: “glorificad a Dios y llevadle en vuestro cuerpo”. Es esta una clara indicación de que tenemos que ser santos. No hay demostración mayor de amor que aquella que da la vida por el otro. Jesús la dio por ti y por mi. Por todos y cada uno en particular, esto nos muestra la gravedad del pecado, y lo que vale nuestra salvación.
Los jefes del pueblo judío, el sanedrín, la clase sacerdotal, los que manejaban al pueblo, no quisieron creer en Él, incluso viendo palpablemente su poder divino al realizar milagros delante de ellos, era tal su cerrazón al ver amenazadas sus canonjías, que quisieron su muerte. Esto nos viene a demostrar que para creer, hay que quererlo, quien no quiere creer, quien no quiere tener fe, quien no pide a Dios que le aumente la fe, es imposible que crea, es un rechazo al don divino que se nos ofrece por Dios, pero que podemos rechazar. Antes de su pasión quiso cenar con sus apóstoles para despedirse de ellos, el apóstol San Juan en su evangelio nos deja dicho;”viendo Jesús que llegaba la hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin. En esta ocasión sencilla pero solemnísima y para perpetuar en la historia posterior su Sacrificio, y presencia entre los hombres instituyó la Sagrada Eucaristía, y el Orden Sacerdotal. El Sacramento eucarístico que nos lega es de una dimensión inconmensurable. (de enormidad lo califica el padre Cantalamessa).
Jesucristo tiene el poder de librarse de toda esta ignominia, pero no lo realiza, porque aceptado libremente, latigazos, bofetadas, escupitajos, insultos, coronación con espinas, su cruz a cuestas, nos está redimiendo, y lo hace sin oponer resistencia, sufriendo por nosotros, para abrirnos las puertas del cielo. Fue la hora de pagar por nuestro rescate, con su sangre y su vida. Abandonado y negado por su discípulo predilecto, Pedro, solo el mas joven de ellos, Juan, le seguirá hasta el pié de la Cruz, los demás atemorizados se han escondido.
 Ante Jesucristo hay dos reacciones encontradas, se le ama o se le odia, y estos judíos le odiaron a tal grado que lo acusaron usando falsos testigos ante el procurador Pilato, buscando que se le condenara a muerte.
El que solo había hecho el bien y había predicado el amor, curado enfermos, resucitado personas, para aliviar el dolor de sus deudos, y todo lo había hecho bien es condenado como si hubiera sido un vil criminal, se le condena a la crucificción que era la manera mas ignominiosa y cruel de morir. Después del vil proceso le crucifican en presencia de su madre que nos corredimía con su inmenso dolor. Al estar crucificado pendiendo de la cruz, en medio de los dolores, perdona a sus verdugos, y nos da a su Madre, por Madre Nuestra. Después de exclamar “todo está consumado” haciendo referencia a las profecías que siglos antes se habían realizado, anunciándolas por escrito y con lujo de detalles, entregó su alma al Señor.
Jesucristo murió en cuanto hombre, pues en cuanto Dios es eterno y no puede morir, su cuerpo fue enterrado, y su alma fue a donde le esperaban las almas de los hombres justos, que le habían precedido, para llevarlas al cielo. Su sepulcro fue cerrado lo que sucedió ante numerosos testigos y a petición del Sanedrín custodiado por una guardia romana ordenada por Plilato.
Estos últimos sucesos tuvieron lugar antes de la puesta del sol del Viernes (ahora Viernes Santo, para su Iglesia), el sábado pasó en la tranquilidad que la Ley Mosaica prescribía, y el Domingo, primer día de la semana, tercer día de su muerte, resucitó por su propio poder en presencia de los guardias que custodiaban el sepulcro, y que a la sazón dormían, dando la prueba de su divinidad, la mas decisiva, y que es fundamental, como el milagro cumbre de nuestra fe, este hecho histórico tiene numerosísimos testimonios.
Durante cuarenta días se apareció a los apóstoles y a numerosos discípulos, en una ocasión a mas de quinientos, y les dejó el encargo de ser misioneros y enseñar por todo el mundo su doctrina  y de comunicar los méritos de su pasión por medio de los Sacramentos. Estableció la jerarquía de su Iglesia con Pedro a la cabeza, como primer Papa, y a su otros diez apóstoles como obispos y primer Magisterio de la Iglesia.
Los méritos que Jesucristo nos obtuvo deben de ser refrendados por nosotros mismos, Él nos los brinda gratuitamente, pero los debemos de aceptar con su Revelación y su Doctrina, cumpliendo la voluntad del Padre, para que obteniendo su gracia santificante, sus méritos nos salven.
Pasados los cuarenta días subió por su propio poder a los cielos, pero no es una persona que pasó solamente, no es solo un personaje histórico , sigue estando con nosotros sacramentalmente, con toda su divinidad, humanidad, y nos visita en el Sacramento de la Comunión, viene a nosotros inundándonos verdaderamente con su gracia santificante, presencial, sin que hayamos hecho nada para merecerlo, es su perfectísimo amor el que lo realiza. El poder infinito de Dios le permite estar con Dios Padre y también en la Eucaristía, San Pablo nos o dice: Jesucristo, ayer, hoy y siempre (“!Iesus Chistus heri et hodie ipse et in saecula”).
De allí que el cristianismo no es solo una doctrina, es: SEGUIR A UNA PERSONA DIVINA, VIVA, GLORIFICADA.
La Pasión de nuestro señor Jesucristo es modelo para nuestras vidas, nos enseña San Agustín. Por ello los cristianos no debemos buscar una vida comodona, regalada,  debemos de tomar nuestra cruz de cada día, , esforzarnos por cumplir su voluntad, , dándole significado a todos nuestros actos, siendo auténticos incluso en el dolor. Es la fe la que nos  otorga la capacidad de sufrir con y por Cristo, quien no tiene fe no entiende el valor del dolor y lo quiere suprimir a toda costa. En el católico tiene pleno sentido, en el nos unimos mas a Cristo, le imitamos, nos identificamos mas con Él. Es Dios quien permite que haya dolor en nuestras vidas, de múltiples formas distintas, pero en cualquier caso lo que Él espera es que lo ofrezcamos con las mismas intenciones que Él ofreció su pasión, en reparación de nuestros muchos pecados, los personales y los de los otros. Esta es la forma de unirnos a María Santísima como corredentores. Ella sufrió muchísimo al ver sufrir a su hijo antes y en la Cruz.
El camino del calvario es muestra de lo que debe ser nuestro propio camino, Él mismo nos lo enseña”:...”QUIEN QUIERA VENIR EN POS DE MI, NIÉGUESE A SI MISMO, CARGUE CON SU CRUZ Y SÍGAME”. Y ben vistas las cosas esto no es un camino triste, por el contrario, en el sacrificio ofrecido a Dios no solo en esta vida, sino en la eterna, está la felicidad, tomemos en cuenta estas palabras evangélicas; “QUIEN PERDIERA SU VIDA POR MI, LA HALLARÁ, PUES: ¿DE QUE APROVECHA AL HOMBRE GANAR TODO EL MUNDO SI PIERDE SU ALMA”?.
Para terminar veamos y meditemos sobre los siguientes puntos de CAMINO:
.—607 “La humildad es otro buen camino para llegar a la paz interior, “Él lo ha dicho:  aprended de mi que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis paz para vuestra alma”
.—299 “Cristo ha muerto por ti,---Tu, ¿Qué debes hacer por Cristo”?.
.---155 “Jesús no se satisface –compartiendo—lo quiere todo”.
.---495 “A Jesús siempre se va y se –vuelve—por María”
Jorge Casas y Sánchez..


Este artículo es colaboración de Francisco de La Selva.
LA CATEQUESIS ES UNA EDUCACIÒN EN LA FE, INTIMAMENTE CON LA VIDA DE LA IGLESIA.
El último catecismo es el de San Juan Pablo II, dado en el 30 aniversario del Concilio Vaticano II, el día 30 de Octubre de 1992.
La vida del hombre es conocer y amar a Dios. Llama a todos a ser hijos de adopción y herederos de su gloria ò vida bienaventurada.
Cristo escogió  a los apóstoles para anunciar el Evangelio. La revelación se dirige al hombre y por la fe, el hombre se dirige a Dios. La fe en un solo Dios y Jesucristo nuestro salvador
Primera parte: La profesión de la fe. El CREDO.
Segunda: Los Sacramentos
Tercera: La vida según la fe
Cuarta: La oración en la vida de la fe
Siempre aparece el amor de nuestro señor Jesucristo. El deseo de Dios está inscrito en el corazón del hombre, porque el hombre ha sido creado por Dios y para Dios y solo en Dios encontrará el hombre la verdad y la dicha.
Las facultades del hombre le hacen capaz de conocer la existencia de Dios, las pruebas de la existencia de Dios pueden disponer a la fe y ayudar a ver que la fe no se opone a la razón humana.
El hombre necesita ser iluminado por la revelación de Dios, no solo de lo que supera su entendimiento, sino también sobre las verdades religiosas y morales que de suyo no son inaccesibles a la razón, a fin de que sean conocidas con una certeza firme y sin mezcla de error.
¿Cómo HABLAR DE DIOS?   Al defender la capacidad de la razón humana para conocer a Dios, la iglesia expresa su confianza de hablar de Dios a todos los hombres y con todos los hombres.
Todas las criaturas poseen una cierta semejanza con Dios (su verdad, su bondad, su belleza) reflejan la perfección infinita de Dios. Es preciso recordar en efecto que entre el Creador y la criatura no se puede señalar una semejanza tal que la desemejanza entre ellos no sea mayor todavía y que no podemos captar de Dios lo que El es.
DIOS AL ENCUENTRO DEL HOMBRE. Mediante la razón natural, el hombre puede conocer a Dios con certeza a partir de sus obras. Pero existe otro orden de conocimiento que el hombre no puede de ningún modo alcanzar por sus propias fuerzas el de la revelación divina.
Revela plenamente su designio enviando a su hijo amado, nuestro señor Jesucristo y al Espíritu Santo, para hacer de los hombres, en su hijo único, hijos adoptivos.
LA PROFESION DE LA FE CRISTIANA. Quien alguien dice “YO CREO” dice yo me adhiero a lo que dice EL CREDO CRISTIANO.
La primera profesión de la fe se hace en el bautismo, el símbolo bautismal. El símbolo se divide en tres partes. El Padre la primera persona divina es autor de la obra admirable de la creación, la segunda persona divina del misterio de la redención y la tercera persona divina el espíritu santo es fuente y principio de nuestra santificación.
Al revelar su nombre misterioso de YHAVE  “yo soy el que soy” y el nombre de Jesús que significa Dios Salva. Se revela como el Dios que está siempre allí, presente junto a nosotros para salvarnos.
La revelación de Dios como Trinidad. Por eso los apóstoles confiesan a Jesús como el VERBO que en un principio estaba junto a Dios y que era Dios, el resplandor de su gloria y la impronta de su esencia.
El origen eterno del  Espíritu Santo se revela en su misión temporal. Es enviado a los apóstoles y a la iglesia tanto por el Padre en nombre del hijo, como por el hijo en persona una vez que vuelve al Padre. El envió de la persona del Espíritu Santo tras la glorificación de Jesús, revela en plenitud el misterio de la Santísima Trinidad.
ESCRITURAS.- Lo que Cristo confió a los apóstoles, estos lo transmitieron por su predicación y por escrito, bajo la inspiración del Espíritu Santo  a todas las generaciones hasta el glorioso retorno de Cristo.
En virtud de su sentido sobrenatural de la fe, todo el pueblo de Dios no cesa de acoger el don de la revelación divina, de penetrarla más profundamente y de vivirla de modo más pleno.
El canon de las escrituras comprende para el Antiguo Testamento 46 escritos y 27 para el nuevo. La iglesia recibe y venera como inspirados ambos testamentos.
La unidad de los dos testamentos se deriva de la unidad del plan de Dios y su revelación.
LA RESPUESTA DEL HOMBRE A DIOS.-
El hombre se somete libremente a la palabra escuchada, porque su verdad está garantizada por Dios.
Tanto Abraham y en especial la santísima Virgen María realizan de la manera más perfecta la obediencia de la fe. En la fe María acogió el anuncio de la promesa que le traía el Arcángel  Gabriel. Creyendo que nada es imposible para Dios y dando su asentimiento “He aquí la esclava del Señor, hágase en mi según tu palabra”.
Mayo-2018






CREO EN DIOS, PADRE TODOPODEROSO.
La creación es el comienzo y el fundamento de todas las obras de Dios. La fe cristiana confiesa que  hay un solo Dios por naturaleza, por substancia y por esencia.
Dios que revela su nombre como “yo Soy”, se revela como el Dios que está siempre allí, presente junto a su pueblo para salvarlo.
Dios es rico en amor y fidelidad; estos dos términos expresan de forma condensada las riquezas del nombre divino.
Creer en Dios es reconocer la grandeza y majestad de Dios, es vivir en acción de gracias y usar bien de las cosas creadas y confiar en su divina providencia.
La fe de todos los cristianos se cimenta en la Santísima Trinidad. La verdad revelada de la Santísima Trinidad ha estado desde los orígenes en la raíz viva de la iglesia, principalmente en el acto del bautismo y solo Dios puede dárnoslo a conocer revelándose como Padre, Hijo y Espíritu Santo.
EL TODOPODEROSO. De todos los atributos divinos, la omnipotencia de Dios es universal porque Dios que ha creado todo, rige todo y lo puede todo. Por tanto, nada le es imposible y dispone de su obra según su voluntad.
Nada es, más propio para afianzar nuestra fe y nuestra esperanza que la convicción profundamente arraigada en nuestras almas de que nada es imposible para Dios.
En la medida en que nuestra razón tenga la idea de la omnipotencia divina, admitirá sin vacilación alguna las más grandes e incomprensibles cosas que Dios nos quiera revelar.

CREO EN JESUCRISTO HIJO UNIGENITO DE DIOS
El verbo se encarnó para que nosotros conociésemos así el amor de Dios y para hacernos participes de la naturaleza divina. “Yo soy el camino, la verdad y la vida”.
La alegre convicción de la iglesia: “El ha sido manifestado en la carne” Jesucristo es verdadero Dios y verdadero hombre.
El Concilio de Éfeso en el año 431 proclamó que María es con toda verdad madre de Dios, mediante la concepción humana del hijo de Dios en su seno.
La encarnación es pues, el misterio de la admirable unión de la naturaleza divina y de la naturaleza humana en la única persona del verbo. La iglesia confiesa que  Marìa es verdaderamente Madre de Dios (Teotokos)
Jesús  es el hijo único de María. Pero la maternidad  espiritual de María se extiende a todos los hombres.
San Juan Bautista es el precursor inmediato del Señor, enviado para prepararle el camino. Decía Juan “Es preciso que Él crezca y que yo disminuya”.
La vida oculta de Nazaret permite a todos entrar en comunión con Jesús a través de los caminos más ordinarios de la vida humana.
                                                 
CREO EN EL ESPIRITU SANTO Y LA SANTISIMA TRINIDAD.
La persona humana participa de la luz y la fuerza del Espíritu divino. Por la razón es capaz de comprender  el orden de las cosas establecido por el creador. Por su voluntad es capaz de dirigirse por si misma a su bien verdadero. Encuentra su perfección  en la búsqueda y el amor de la verdad y del bien.


  FSB Junio 2018