sábado, 16 de noviembre de 2019

ALGUNOS DE LOS PRIMEROS FILÓSOFOS DE LA CRISTIANDAD




ALGUNOS DE LOS PRIMEROS FILÓSOFOS DE LA CRISTIANDAD.
La especulación filosófica cristiana se fundamenta en lo único en que esto es posible, la Divina Revelación, en auxilio y  como esclava  de la Teología, y trata de examinar a la luz de la inteligencia humana, iluminada por la fe, con  las más preclaras mentes de católicos de todos los tiempos, empezando desde la teología de los apóstoles, así se han dado los grandes filósofos de la cristiandad, considerando un primer período, entre los que menciono solo algunos de los pertenecientes a los padres de la iglesia.
San Clemente de Roma. Nace en el año 88 de nuestra era es de  los  Padres Apostólicos  latinos de los primeros siglos, mártir, obispo de roma (es el cuarto Papa de la Iglesia),  conversó con los apóstoles, por lo que tuvo información directa de ellos, es el autor de un documento célebre en la antigüedad, llamado carta a los corintios que es un verdadero ejemplo del conocimiento de la palabra de Dios, y que contiene comentarios que podemos considerar perdurables, por lo que no se puede prescindir de su mención cuando se examinan los fundamentos de una filosofía cristiana, se trata de la comunidad a la que tanta atención dedicó San Pablo.
San Justino, (año,100 ó 114 de nuestra era),  de procedencia gentil nace en Samaria, es el fundador de la primera escuela de filosofía, gran amante de la verdad a cuya búsqueda se dedicó, parece un presagio de lo que será San Agustín, empezará escuchando a los estoicos, a los pitagóricos, a los platónicos a los peripatéticos, pero su corazón no encuentra  en ellos lo que busca, lo encontrará en el ejemplo de los humildes, mártires por sus creencias, a su conversión funda en Roma una escuela de filosofía para demostrar lo que es la verdad de Jesucristo la verdadera luz que ilumina la oscuridad previa de nuestro desierto. En su obra “Diálogo con Trifón” trata los desencuentros entre el cristianismo y el judaísmo. Basa su argumentación en que solo se alcanza la verdad y la felicidad en el reconocimiento de Jesucristo.
  San Clemente de Alejandría,  quien nace en el año 150, de nuestra era, en Atenas, es buen conocedor de la cultura griega, y de la cultura popular romana, escribe una trilogía que tiene  como primer tema la introducción al cristianismo, en segundo lugar tiene un tratado de moral cristiana y finalmente uno de catequesis para los bautizados dentro del cristianismo.  Fino intelectual y dedicado pedagogo, que con entusiasmo se mueve en las altas esferas de la intelectualidad de su época, abre senderos que seguirán por ejemplo su destacado alumno Orígenes. Es fundador de la filosofía cristiana, muy notable, a la que aporta aspectos como la meditación, y a través del amor la unión con Cristo. Es notable su aportación a las sagradas escrituras y a la Tradición como conocimiento total para responder a los sabios de su época.
Tertuliano, nace en el año 160 de nuestra era, en Cartago (hoy Túnez) hijo de un centurión romano, se convierte, pero abandonará el cristianismo, no se sabe a ciencia cierta si regresó a este, arremete contra la filosofía griega a la que culpa de inventos y de ser causa de herejías como la negación de la resurrección, considerando, solo rectos, a los filósofos cristianos, es magistral su explicación de la Santísima Trinidad. También brilla en sus explicaciones del alma humana, aunque caerá en herejías en este tema y otros. Su influencia fue notable en su tiempo, como jurista que era y buen conocedor de la ley romana dice que hay que escuchar a la verdad, pues ello no quita nada, pero que es injusto condenarla sin conocerla, sin haberla escuchado. En sus escritos denunció los crímenes y fallas del Imperio Romano.

 Orígenes, nace en el año185 de nuestra era, en Alejandría y será alumno de San Clemente de Alejandría, la pureza de su doctrina es de muy alta consideración, se menciona también entre  los fundadores de la filosofía cristiana. No se le ha beatificado porque en un arranque de ascetismo se hizo eunuco, lo que no impide que su doctrina sea clarísima y verdadera, era hijo de San Leónidas que fue también su primer preceptor. Fue director de la escuela de teología de Alejandría, es considerado uno de los tres teólogos más grandes de la antigüedad, junto a Santo Tomás y  San Agustín, aunque gran parte de sus obras se han perdido por los problemas que vivió en materia de  ortodoxia, entre ellas la preexistencia de las almas. Sin embargo   atacó las teorías de la transmigración de las almas y a la reencarnación. Se conservan sus escritos sobre el “ser”  de Dios que son notables. Muchas de sus múltiples obras se hicieron desaparecer debido a que fueron condenadas en el Concilio de Constantinopla, en el 381, pero a pesar de ello es considerado entre los padres de la iglesia.
San Basilio, (el grande) proviene de una familia de santos, nace en Capadocia hacia el 330, es un voraz aficionado a el estudio que busca ser alumno de los más prestigiados profesores por lo que viaja primero a Atenas y después a Arabia y a Siria, en busca de los ascetas mas perfectos que pudiera encontrar entre los ermitaños, pues siempre tuvo gran inclinación al ascetismo, tiene gran influencia de Orígenes, pertenece a los llamados Padres Capadocios, es doctor de la Iglesia  venerado tanto por la Iglesia Católica como por la Ortodoxa , fue obispo de la gran diócesis de Cesárea.  Atacó duramente al arrianismo que no reconocía la divinidad de la Segunda Persona de la trinidad sino que consideraba al hijo como criatura. Después de haber estado en el desierto de Egipto donde fue a aprender sobre la vida de los monjes del desierto, escribirá su obra “Constituciones” que es la primera regla monacal  y obra pedagógica de cómo obtener la santidad en la soledad de la vida conventual, estudiando y viviendo en oración. Muere joven de 49 años dejando una vida ejemplar donde después de la primera actividad que es la oración es la ayuda a los menesterosos , fue gran crítico de los que no ayudaban a los pobres mientras obtenían lo superfluo.           
San Gregorio de Nisa, hermano menor de San Basilio, nacido en el Ponto de Cesárea de Capadocia el año 335 de nuestra era,  fue uno de los Padres Capadocios, su primera formación la recibe dentro de su familia, que es de santos, incluyendo a San Basilio a quien llama “maestro” será obispo del pequeño poblado  de Nisa de allí que se le conozca como Gregorio Niseno, fue opositor al arrianismo y defensor de la divinidad de Jesucristo basándose en la filosofía de platón., afirmando la sola Naturaleza Trinitaria y las dos naturalezas de Jesucristo. Tiene un excelente texto sobre la creación del Génesis, en el que destaca la creación del hombre al que considera hecho a imagen y semejanza de Dios, lo que lleva a cabo con espléndido estilo literario y teología de altos vuelos, lo hizo a instancias de otro hermano, el mas joven, San Pedro obispo de Sabaste. Aparte de sus homilías y disertaciones que son del mas puro y bello cristianismo. Son por tanto sus aportaciones apreciadísimas en este período y no dejarán de serlo hasta el final de los tiempos.

San Agustín de Hipona, (año 354 de nuestra era) lo trataremos mas adelante, es uno de los grandes doctores de la Iglesia, entre sus múltiples obras tiene una específicamente filosófica entre otras de igual índole, denominada Los Diálogos, obra de su juventud en Milán y en una de sus obras maestras, La Ciudad de Dios, nos enseña con profundidad su  síntesis filosófica entre otras enseñanzas,  todas de gran importancia. Más adelante nos introduciremos en la filosofía cristiana de San Agustín por su enorme importancia. Obispo de Hipona y Padre Latino, nos ha dejado una obra monumental en su calidad, entre las que se cuenta “Confesiones” que es una autobiografía en la que muestra sus creencias equivocadas previas a su conversión. En un viaje a Hipona  buscando candidatos para la vida monacal de laicos, que fundó y que promovía, con su propia regla, se le pide que permanezca y que tome las órdenes sacerdotales,  esto le lleva a abandonar el monacato laico y promueve a partir de entonces el de clérigos, lo que lleva a cabo para ser después de pocos años consagrado obispo.
Es uno de los grandes doctores de la iglesia, gran polemista y combatiente del arrianismo, donatistas, pelagianos, etc. Se dirige a académicos e intelectuales de su época, pero su obra es de valor perenne, participa en tres concilios presidiendo los de Cartago, III y IV, en los años 397 y 419 d.C. Podemos decir que su filosofía se centra en Dios y en el hombre, de Dios nos habla de la inmutabilidad,  aconseja ascender a Dios por las vías del amor, la verdad y del ser, donde la luz de la razón se enciende.  Del hombre habla de la creación del alma individual a partir de la nada, y que solo puede reposar en adherencia al ser inmutable, que se deforma por el pecado pero que se cura con la gracia. Ve un contraste dramático entre dos amores: el de si mismo y el de Dios, y solo llegamos a la felicidad al escoger el amar a dios. Nos dice: antes de la creación no había tiempo. En relación a su Mariología destaca las virtudes de María y aconseja que la Iglesia sea como ella en virtudes y gracia. A él se debe la doctrina del pecado original y su perdón con el bautismo. Incansable buscador de la verdad solo la encontró en el cristianismo al que se convirtió tardíamente. Es sin duda el mas grande de los Padres de la Iglesia.
En general se consideran los períodos de la historia de la filosofía cristiana así:
De la época de los Apóstoles al siglo IV.- período antiguo
Período de transición del siglo V al VIII.
La Escolástica del IX al XIV.
Próximamente nos ocuparemos del período de transición, por supuesto de la Escolástica, sin olvidar la mención que haremos de los filósofos  precristianos de la Antigua Grecia, que se ocuparon de la existencia del alma.


Las Sagradas Escrituras, son en si algo inerte, mientras que la Iglesia es algo vivo, vibrante, sus enseñanzas de las sagradas escrituras, son lo que les da a estas su permanente actualidad, podemos afirmar que estas viven en la Iglesia, y es de su potestad la enseñanza de las mismas, lo que se realiza sin equivocación de especie alguna, ya que es el Espíritu Santo el que la ilumina, la guía, la cuida en todos los sentidos. La Revelación entera es obra de esta tercera persona de la Santísima Trinidad, quien a través de los patriarcas, profetas y reyes nos la dio en el Antiguo Testamento y después, la cumbre y la mas importante la Trinidad Santísima, nuestro señor Jesucristo. La Iglesia por tanto es maestra a la vez que, guardiana excelsa, de la fidelidad de la palabra escrita, como lo es de la Tradición, y no cabe equívoco en su actuar, la Iglesia no aumenta ni disminuye, no inventa ni tacha cosa alguna, se concreta a transmitir de la forma mas exacta este depósito de la fe, a través de las generaciones en forma viva. Que distinta sería la interpretación sin este actuar de la Iglesia, de la sola letra escrita, que es de por si inerte.

Es tarea de la filosofía por tanto el de servir a la Teología en la explicación de los contenidos de la Revelación, la que recibimos en tanto contamos con, la fe subjetiva, que viene a ser el acto mediante el cual yo acepto las creencias, que nos permite, a través del conocimiento de, la fe objetiva, que no es sino la propia Revelación, de allí que le llamamos el “Depósito de la Fe” a la letra escrita y a la letra traída, lo cual nos es posible, gracias a las potencias del alma propia y a la acción del Espíritu Santo. Al referirnos a las potencias del alma hablamos de la voluntad que quiere creer y a la inteligencia que permite que lo no evidente sea creíble, la primera en un actuar libre, pues creemos porque queremos creer, y el segundo porque entendemos que lo nos viene de Dios, gracias él mismo.

Visto lo anterior podemos concluir que es la acción de la fe, tanto en su forma subjetiva como en su forma objetiva lo que nos permite partir de la base del creer para, con la ayuda de la filosofía profundizar en las misterios de la propia fe, y de la propia Revelación. Veamos por ejemplo el caso de nuestra filiación divina. Todos afirmamos sin temor alguno que somos hijos adoptivos de Dios, que Dios está en la Sagrada Eucaristía, que la Santísima Virgen es madre de Dios hecho hombre, son estas verdades que podemos entender, aunque no las podemos conocer completamente, son misterios de la fe, que no alcanzamos a comprender pero que creemos por encima de cualquier otra creencia humana.

Así pues tenemos que nuestro conocimiento de las verdades de la Revelación se deben a la aceptación que voluntariamente hacemos y a la razón que las acepta gracias a la iluminación que recibimos del Señor. Vemos pues que no hay problema entre razón y fe, la razón será siempre razón y se ilumina por la fe, lo que la hace estar protegida, lo que le permite aceptar las verdades naturales y las sobrenaturales, veamos un ejemplo, por la luz natural de la razón podemos concluir que el hombre tiene alma, y por la Revelación Divina que Dios quiere que se salve para estar ante la Visión Beatífica por toda la eternidad. Sin la fe solo podríamos entender las cuestiones naturales, pero nunca aquellas enseñanzas reveladas de carácter sobrenatural. Cabe aquí decir que incluso las verdades naturales nunca las podremos conocer en forma absoluta, sino parcial, aunque como la razón es perfectible algunas verdades las vamos conociendo mejor cada vez. Tomemos el ejemplo del firmamento del cual la astronomía, la fotografía, las matemáticas, la óptica, la comunicación satelital y otras ciencias nos van impartiendo conocimientos nuevos constantemente. En este momento se está recibiendo información de la sonda que acaba de llegar a Marte.

El hombre es un ser libre, es una de las características que Dios nos ha dado, por lo tanto somos libres de creer o no, lo que nos lleva a la necesidad de tener tanta fe como nos sea posible, por lo que pedir a Dios que nos la aumente, nos es conveniente y necesario. A mayor fe subjetiva mayor capacidad de entender la fe objetiva, y con mayor esfuerzo debemos pedir también la Gracia necesaria para incrementar nuestros conocimientos y la comprensión mejorada de la Revelación, una enseñanza importante que recibimos corresponde al Santo Evangelio en el que se nos narra la respuesta de San Pedro: Tu eres el Cristo, el hijo de Dios vivo, solo la Gracia de Dios le permitió hacer tal afirmación llena de certeza, pues si nosotros pedimos al Espíritu Santo, esa Gracia que nos vivifica, nos introduce mas en las cosas de Dios, nos lleva a un amor más perfecto a través de conocerlo mejor, sin que olvidemos nuestras limitaciones, y su infinitud, que somos pecadores y Él la Santidad Absoluta, por lo que la humildad no puede dejar de acompañarnos. Cada vez que entendamos algún aspecto en forma mejor, mas avanzada, es gracias a Él, pues sabemos de antemano que solos no podemos nada, y con Él todo.
No dejemos de dejar de invocar a Santísima Virgen para que como madre nuestra, que es, nos ayude con su interceder para que nuestra fe aumente y sea más firme, para que recibamos la gracia de Dios necesaria para conocerle y amarle más.

viernes, 1 de noviembre de 2019

MADURACIÓN: del hombre de fe.


MADURACIÓN.
Ahora bien, no solo está el amor de Dios en las criaturas, la culminación de su amor está en la encarnación de la Segunda Persona de la Trinidad, del Hijo de Dios hecho hombre, que viene a vivir, a amar, a sufrir y a morir por amor al género humano, y después de muerto resucitar glorificado.
No hay acto de amor más grande en la historia de la humanidad que la encarnación del Verbo, al aparecer Cristo entre nosotros, lo que constituye el acontecimiento de la mayor importancia que puede haber en la vida de todos los hombres, pudimos contemplar al Dios-Amor, quien se manifiesta a los que tenemos el espíritu abierto a su alegre nueva, su Evangelio, su palabra. Estamos frente al amor divino, el ágape, podemos decir, siguiendo a Benedicto XVI y al padre Cantalamessa, que no el eros.
No podemos por lo visto dar una definición del Cristianismo, pues podríamos caer en una formulación impersonal, en un sistema filosófico, el cristianismo es diferente a las teorizaciones, es la persona viviente, el amor de Dios manifestado en un Hombre-Dios  de forma humana, de carne mortal como la nuestra, es el hijo de Dios (Segunda Persona de la Santísima Trinidad) en la historia humana, Hombre perfecto y Dios perfecto, unidos en la misma Persona, con dos naturalezas, una divina y una humana. Técnicamente se denomina: UNIÓN HIPOSTÁTICA.
El cristianismo viene a ser el encuentro del “yo” nuestro con Él Tu” divino del Hombre-Dios, es una vivencia personal. Cristianismo es Jesús viviente y palpitante en su Iglesia y en los hombres que dentro de ella lo aceptamos, Iglesia que es asistida por el Espíritu Santo, procedente del amor entre el Padre y el Hijo para la salvación de los hombres que en uso de su libertad así lo quieran.
El cristianismo solo puede existir dentro de la Iglesia que Él fundó con Pedro como primer Papa, y los otros diez Apóstoles como el primer Magisterio de la Iglesia, comunidad del amor de Dios, de la fe y de los sacramentos.
 Nadie duda de que las cumbres más altas del pensamiento humano se lograron con Sócrates, Platón y Aristóteles, pero no pudieron escalar más alto por ser pre-cristianos, les faltó esa información de carácter divino que está contenida en la Revelación, la cual es muy amplia, en especial la que aporta el Hijo de Dios hecho hombre, Jesucristo. Como ejemplo podemos decir que la definición de hombre de Aristóteles que fue ZOON POLITIKON, a la cual siguió la de ORTHOLOGIKO ZOÓ, con significados, el primero haciendo referencia a su gregarismo y el segundo a su capacidad de razonar, si Aristóteles hubiera tenido la suerte de conocer la Divina Revelación de Jesucristo hubiera hecho una definición diferente en la que incluiría los aspectos de la dignidad humana, algo como: ANIMAL MORAL CON ESPÍRITU INMORTAL. Pero pensemos solo en algunos aspectos que proceden de la Revelación y que son los que más han influido en el pensamiento occidental  que está presente en nuestros días y  que permanecerá a lo largo de toda la historia de los  seres humanos. Algunos de los aspectos de la Revelación nunca hubieran sido pensables nunca los hubiera podido descubrir la mente humana, como ejemplos podemos mencionar, a Dios Trino y Uno, las Tres Personas en una sola y misma Naturaleza Divina, y el hecho de que el hombre ha sido creado a imagen y semejanza de Dios, de que nuestros pecados pueden ser perdonados, de que somos hijos adoptivos de Dios Padre.
En forma parecida podemos mencionar la Creación a partir de la nada, por la sola voluntad de Dios creador y su Divina Providencia que crea y conserva el orden del mundo. La Creación no solo es aquello que podemos ver e intuir y que se liga a la materia y a sus prodigiosas leyes, sino que incluye aspectos como el hecho de la existencia del Cielo, y de los Ángeles, a nosotros nos es muy natural pensar en los “entes”*  que existen, pero antes de que los entes  existieran había que inventar la existencia. Como antes de que el tiempo existiera este tuvo que ser “inventado”, creado, todo lo que conocemos está sujeto al tiempo y al espacio, excepto Dios mismo, que es quien los ha creado. La Creación incluye al cielo, con sus ángeles, los buenos que están en el propio cielo, y los malos, los traidores que se enfrentaron a Dios Creador y que por lo tanto sufren castigo eterno están en los infiernos, incluye también la tierra, donde el ser humano habita, y el resto del universo. Dentro de este solo el hombre es hecho a imagen del Creador, de allí que sea su rey. En el sentido de que es su servidor, y principal responsable de respetar a la naturaleza, en la mejor manera que le sea posible. A muchos científicos, y ello es explicable les impresiona la inmensidad del universo, y a nosotros nos causa el mayor de los asombros, cuando se nos explica, y todos nos preguntamos el porqué de esas dimensiones y la posible o imposible relación que esto tiene con la humanidad, la respuesta científica no existe, y se cuestiona además el que ¿cómo es posible que la única vida inteligente de esta inmensidad sea la humana, qué caso tiene semejante dimensión  y porque su existencia?. El creyente, no tiene problemas, se asombra si, porque contempla la grandeza de la Creación, el Poder Divino, pero no nos cabe la menor duda de que tales dimensiones para Dios no significan, sino obra de su voluntad. Para Él no hay problemas de dimensión, el espacio sideral, lo podría haber creado mayor, mucho mayor aún o menor, mucho menor. Sencillamente lo creó del tamaño que quiso, y para lo que quiso, cosa que los humanos ignoramos.
Una de las más difíciles cuestiones de entender por algunos científicos, haciendo referencia a aquellos que carecen de fe, obviamente equivocados, es que sea el hombre el único ente creado a imagen y semejanza de Dios, eso es parte de su materialismo, lo que es observable en las formas de pensar y actuar de estos,  en general enemigos y detractores de la Iglesia. No se cansarán en sus intentos tanto científicos como de ciencia ficción de encontrar vida inteligente fuera de nuestro mundo, y en ocasiones dentro del mundo animal, lo que es risible, por no llamarlo ridículo. Dios Creador dará o hubiese dado al hombre la indicada información sobre la existencia de otros seres vivos que eventualmente tuviesen comunicación con nosotros. Es de tal magnitud la importancia de esto que de ser posible ya nos hubiera sido revelado. Como no está en la Revelación, solo nos sirve como la divertida ciencia ficción.
La influencia del cristianismo en la filosofía y en general en el conocimiento de occidente fue definitivo, la moral tiene a partir del tercer siglo una gran incidencia y las costumbres y conceptos mejoran en forma espectacular, la familia, la persona humana, la forma de vida, son objeto principal de la religión cristiana que empieza a extenderse por todo occidente y después llegará a los continentes descubiertos y colonizados desde la Península Ibérica. Su enorme influencia con todos sus beneficios permea todo, la forma de gobernar incluida. Dios es ahora algo personal, único para todos, benevolente, creador nuestro, salvador, redentor, santificador. La humanidad cuenta ya desde ahora con una teología verdadera y una religión que verdaderamente nos une a Dios. Se ha extendido la fe, la sabiduría, la moralidad, el amor de Dios hacia sus criaturas se empieza a comprender extensivamente.
Dios hecho hombre, ha venido al mundo para difundir en la humanidad un rayo de su luz, sin esta, nuestro mundo no sería lo que es,  sino una catástrofe. La influencia que el cristianismo ha dejado, y que durará hasta el final de los tiempos es innegable e incomparable, nada hay que haya influido positivamente la civilización humana en semejante grado. Y si olvidamos ver con esa luz, nos acercamos al desastre. La Teología Moral que se ocupa del comportamiento de las personas humanas, en cuanto lo que es el camino de su salvación, nos lo enseña claramente y nos permite vislumbrar los acontecimientos en cuanto son otras luces,  que alumbran nuestro caminar en esta vida. Vemos por tanto en el cristianismo no solo la beneficiosa influencia para los católicos, sino para toda la humanidad. Claro en diferentes grados.
Ha quedado ya claramente explicado que las fuentes del conocimiento filosófico de la religión cristiana se sustentan en la fe,  y lo esencial de ella son sus fuentes, es decir aquello de donde procede lo que creemos, estas son los escritos del canon admitido por el Magisterio de la Iglesia, en otras palabras las Sagradas Escrituras, en especial las del Nuevo Testamento, y los contenidos de la Divina Tradición.
Las Sagradas Escrituras, son un cuerpo de libros que se empiezan a escribir en la época de Moisés, y terminan la parte que llamamos viejo o Antiguo Testamento que termina con un corto libro escrito en forma de disputas, llamado Malaquías, profeta que anuncia la venida del salvador y que procede muy probablemente del  último cuarto del siglo V antes de Cristo. Este conjunto de libros fue escrito bajo la inspiración del Espíritu Santo, su autoría es de Dios y son por tanto de inspiración divina, pertenecen a la Iglesia a la que se le han entregado, y ésta es quien los interpreta, enseña a sus fieles y guarda celosamente como depósito de la fe que son. Realizados por la mano del hombre, (hagiógrafos) cuya escritura proviene  de Dios. Están libres de errores,  y tratan no de enseñar científicamente, sino señalar el camino de la salvación eterna.  Lo contenido en el Nuevo Testamento es parte de lo revelado personalmente por Jesucristo a sus Apóstoles, Discípulos y a San Pablo, es un conjunto de libros escritos con  lo que Jesucristo enseñó personalmente a sus Apóstoles y discípulos y reveló en forma especialísima a San Pablo.  Mas no todo lo que enseñó quedó escrito.
Sobre la Divina Tradición, podemos aseverar: muchas de las enseñanzas de Nuestro Señor Jesucristo no quedaron escritas, fueron transmitidas oralmente a sus apóstoles y por generaciones de boca en boca se enseñan con el objeto de ser  transmitidas a todas las generaciones. Las enseñanzas apostólicas por tanto no solo se encuentran en la palabra escrita sino en la palabra “traída” a la que llamamos Tradición Apostólica. Esta es enseñada esmeradísimamente y se comprueba el perfecto entendimiento de ella entre las generaciones, con objeto de que su pureza sea lo mas perfecto que hay, además de que el Magisterio de la Iglesia la cuida y el Espíritu Santo nunca deja de actuar sobre todos, precisamente con el objeto de que su pureza sea permanentemente cuidada, además,  el Magisterio de la Iglesia,  y por Magisterio de la Iglesia, entendemos dos conceptos, uno es el cuerpo de todos los obispos en armónica relación con el Santo Padre, en otras palabras parte de la Jerarquía de la Iglesia y otro es el contenido de la enseñanza oficial, que de este procede, desde el Primer Magisterio, el cual fue constituido por el propio Jesucristo con sus once Apóstoles, a quienes encabezaba  San Pedro, primer Papa de la Iglesia. Recordando el dato importantísimo de que el Magisterio de la Iglesia es asistido desde Pentecostés, en su inicio de la vida de la Iglesia, por el Espíritu Santo y lo será hasta el fin de los tiempos, es su custodio, junto con las instancias necesarias, que la Santa Sede señala, para realizar debidamente el cuidado del Depósito de la Fe, siendo la Iglesia la depositaria y responsable de su cuidado, y lo transmite a todos los hombres. Los apóstoles y discípulos,  escucharon de viva voz las enseñanzas de Nuestro Señor, y las generaciones siguientes deben escucharlas en toda su pureza.  Esto da a la Divina Revelación, los Santos Evangelios, Cartas Apostólicas, y Escritos de San Pablo, así como a la Tradición Apostólica, la garantía de fidelidad y conservación pura de los mensajes, que con la asistencia del  Magisterio a través de todas las generaciones, ya que fueron, los primeros miembros del Magisterio de la Iglesia testigos directos, presenciales y receptores propios, de las palabras de Nuestro Señor Jesucristo, esos  Apóstoles y ahora  sus sucesores, todos los obispos dispersos por todo el mundo, encabezados por el obispo de Roma, el Papa.
Así es que  se puede  entender mejor el porqué de los Congresos Eucarísticos, los  Sínodos y los Concilios, y demás reuniones que se llevan a cabo con el objeto de revisar, de actualizar los diversos aspectos que se relacionan con el contenido de la fe, como lo son la catequesis, la liturgia, la filosofía, la historia y demás facetas de la Fe Cristiana, que es ocupación principalísima de la interpretación más pura que puede haber, de la Doctrina enseñada por Jesús. El rol que incumbe al Magisterio es de importancia primordial en la vida de la Iglesia.
Aquí cabe destacar la realización del nuevo “CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA”, procedente del Concilio Vaticano II cuyo impulso  se debe a San Juan Pablo II quien ordenó su elaboración, y que viene a ser un verdadero tesoro de Doctrina Cristiana. Libro que como es tradicional en los Catecismos Católicos consta de las partes del Credo, Sacramentos, Mandamientos y Oración. Es un tratado de contenido doctrinal de primerísima magnitud, y de consulta excepcional, que se recomienda a todo cristiano, no solo en su lectura completa, sino como libro de constante consulta.
El Magisterio de la Iglesia tiene por tanto unas características que debemos de considerar, sus enseñanzas, procedentes como se ha explicado, pasan a los sacerdotes diocesanos y a los fieles interesados en seguir sus enseñanzas para que estas se transmitan a toda la cristiandad y al resto de los hombres, de buena voluntad, esto no solo se lleva a cabo en las homilías episcopales y sacerdotales sino en la gran actividad catequética que desarrolla la iglesia a través de diferentes niveles, desde los párvulos, la juventud, que incluidos  los laicos,  con sus diferentes especialidades, como las enseñanzas pre-sacramentales, así como la palabra directa, los escritos correspondientes tales como las encíclicas, la prensa en general, las cartas pastorales, libros, e incluso con los medios masivos de comunicación y el Internet.
Si por el contrario se deja la interpretación de las sagradas escrituras al criterio personal subjetivo y particular de cada uno de nosotros, no solo se cae en errores sino que no se llega al aprendizaje y conclusiones  seguras doctrinalmente; pongamos  como por ejemplo de lo que Jesucristo es, conclusión a la que se ha llegado a través del magisterio de la iglesia: “ Jesucristo es el Verbo Divino, el Hijo de Dios, nacido de la Virgen María, Dios y Hombre verdaderos, en una sola Persona con dos naturalezas una humana y otra divina”. Al llegarse a esta conclusión tan diáfana, precisa y clara, vemos un ejemplo de la acción del Magisterio de la Iglesia, cosa que ha venido haciendo desde la resurrección de nuestro Señor.

Del conjunto de verdades que nos han sido reveladas por Dios, y que están contenidas en la palabra escrita y en la palabra traída, y que se entienden con perfección a través de las interpretaciones del Magisterio de la Iglesia, muchas de ellas son consideradas Dogmas y por lo tanto gracias a nuestra fe las creemos en forma absoluta. Quien tuviese algún problema en la creencia completa de algún Dogma de Fe tiene  obligación seria de salir de esa duda, para lo cual el mejor camino después de la oración en la que se pide que el Señor nos ayude a entender para creer y creer para entender, es el recurrir a un sacerdote bien capacitado que nos ayude con sus explicaciones, con la recomendación de las lecturas apropiadas sobre el tema, y con seguridad se saldrá de la duda. El Espíritu Santo nunca deja de hacer su parte.