viernes, 7 de diciembre de 2018

LA IGLESIA, algunas de sus principales características.


LA IGLESIA, UNA, SANTA, CATÓLICA, APOSTÓLICA. Resumen de sus principales características.
Las instituciones humanas tienen una finalidad, puede ser económica, política, filantrópicas, de salud, etc. son siempre de carácter terrenal.
La Iglesia Católica es diferente. Es extraordinaria porque es Divina, otras han sido fundadas por hombres que  desaparecen, Jesucristo nunca desaparecerá. Tampoco su Iglesia. A pesar de las persecuciones y ataques que sufre y ha sufrido desde su fundación.
A San Pedro, Jesucristo le dijo: sobre ti fundaré mi Iglesia y no prevalecerán sobre ella las puertas del infierno. Y a los apóstoles: yo estaré con Uds. hasta el final de los tiempos. Su fin es sobrenatural, conducirnos a la salvación eterna, va mucho mas allá de la filantropía o humanitarismo, es para la salvación de todos los hombres. Consiste en un Cuerpo Místico, con cabeza y miembros. La cabeza es Jesucristo, invisible y tiene a su Vicecristo en el Papa, su cabeza visible, y los miembros somos todos los bautizados.
Poco antes de su Ascensión dejó dicho a sus apóstoles …“id y  enseñad a todas las naciones, el que creyere se salvará,  y el que no se condenará….
Los medios para salvarse están en ella. Vino a salvar a todos, los de su tiempo y a los que ya habían muerto así como los que no habíamos nacido. Cristo la fundó personalmente como institución jerárquica  con su  vicario en la cumbre, Pedro, y así continúa y permanecerá hasta el final de los tiempos, cuando se de La Parusía, segunda venida de Nuestro Señor Jesucristo a este mundo.
En Pentecostés, se cumplió la promesa que nos hizo antes de la Ascensión de mandarnos al Espíritu Santo.
A la Iglesia la forman tres partes: la Iglesia triunfante, la militante, y la purgante.
En este cuerpo si un miembro enferma los demás lo resienten,  y le ayudan.  Las acciones buenas de uno repercuten en los demás, casos como las  oraciones , sacrificios, actos de desagravio, actos fe, etc. así como en los seres humanos hay un cuerpo y un alma espiritual, la Iglesia además de su cuerpo místico tiene, como nosotros el alma, al Espíritu Santo, y por extensión este está en todo cristiano, especialmente en los que se encuentran en gracia de Dios, lo que llamamos Estado de Gracia, y está también en las personas que se ocupan de las labores apostólicas como “Gracia de Estado”.
Las células de este cuerpo pueden estar vivas a la gracia, o muertas a ella, cuando están en pecado grave sin confesar. Es con el Sacramento de la Confesión como vuelven a la vida de gracia. La Iglesia nos empuja a una vida coherente entre lo que nos manda la conciencia bien formada y o que realizamos, para ayudarnos a obtener esta coherencia está presente entre nosotros Jesucristo que se ha querido quedar en el Sacramento Eucarístico, y lucha por nosotros aquí y en el cielo. Lo mismo hace desde el cielo la Santísima Virgen, que como toda madre nos ama y defiende, es por ello que acudimos a ella como nuestra intercesora omnipotente.
Como los apóstoles y los discípulos se distribuyeron por todo el mundo bajo la autoridad de Pedro. La Iglesia bajo la autoridad del Papa se distribuye en diócesis  a cargo de obispos por todo el mundo, en estas los obispos se ocupan del gobierno de las Iglesias y de las enseñanzas y prácticas propias  de la Iglesia. En la diócesis que les ha sido asignada. Otra misión importantísima de la Iglesia es la impartición de los Sacramentos.
Al conjunto de obispos que están en perfecta armonía con el Papa que los encabeza, se le denomina el “Magisterio de la Iglesia”, el cual asistido por el Espíritu Santo es el cuerpo que conserva la pureza mas absoluta de la Fe, nuestras creencias y Doctrina de Jesucristo. Son los responsables y los que se ocupan de trasmitir las enseñanzas a los feligreses en cada diócesis siendo asistidos por los presbíteros, diáconos y laicos preparados debidamente.
La Iglesia es  en tanto institución divina: Una, Santa, Católica y Apostólica, a ella pertenecemos y la conformamos todos los bautizados, siendo una jerarquía, sería un error pensar que solo la conforman El Papa, los obispos y los sacerdotes. En ella todos somos iguales en cuanto  cristianos, pero tenemos diferentes funciones. Cristo la dotó de la autoridad del Papa, y así la jerarquía se forma  por vocaciones especiales de algunos miembros de la Iglesia que se entregan a su servicio; así es como pasan a pertenecer a la jerarquía, estas vocaciones son suscitadas por el Espíritu Santo.
La Iglesia es UNA, porque Jesucristo personalmente la fundó, no fundó otras, fue en el siglo XVI que algunos se separaron de la Iglesia de Jesucristo para formar lo que ahora son múltiples sectas protestantes, estas por tanto aunque comparten muchas creencias con la Iglesia Católica, no son la Iglesia que Cristo fundó, no están dentro de la Jerarquía que Jesucristo quiso y fundó. Se salieron por acciones humanas, que no tienen que ver con las acciones fundamentales de la Iglesia que Cristo fundó. Tienen su origen en hombres que eventualmente desaparecen. Cristo nunca desaparecerá.
La Iglesia es SANTA, porque su fundador es santo, como lo es su doctrina, y sus Sacramentos, que la conducen a la santidad. (aunque dentro de nuestra Iglesia tengamos casos de personas que no viven la coherencia necesaria, (no debemos  de escandalizarnos por ello).
La Iglesia  es CATÓLICA, que quiere decir universal, porque trasmite toda la enseñanza de Jesucristo y del resto de la Biblia, y lo hace para todos los hombres.
La Iglesia es APOSTÓLICA, porque se remonta en línea directa e ininterrumpida hasta los apóstoles, y enseña con la mas absoluta fidelidad sus enseñanzas, estas son un depósito que la Iglesia conserva intacto. El denominador común de la Iglesia está en la unión de sus miembros. (Como en toda instancia conformada por humanos, habrá excepciones).
Los católicos somos absolutamente libres en cuanto se refiere a las ideas políticas, a las ciencia humanas, al lugar de residencia etc. somos unidos solo en cuanto a nuestra fe. En todo lo opinable hay una libertad total. La Iglesia no tiene “opiniones en materias temporales”. Y cuando algo pertenece a nuestra doctrina, a la verdad, no podemos obligar a otros a que lo acepten pero si tenemos el derecho de que se respeten nuestras creencias. Y luchamos porque las legislaciones de las naciones se amolden a la ley moral natural.
Los católicos no tratamos de obtener ventajas materiales por el hecho de ser católicos, no es necesario que manifestemos  nuestras creencias con signos externos, insignias, etc., no debemos criticar a la Iglesia, sino servirla como ella quiere ser servida, ayudándola en la medida de nuestras posibilidades. Debemos orar por ella.
Jorge Casas y Sánchez.

miércoles, 14 de noviembre de 2018

HOMILIA DEL PADRE FERNNDO OCARIZ.






Homilía del Prelado en la 28º Jornada Mariana de la Familiaprint

Opus Dei - Homilía del Prelado en la 28º Jornada Mariana de la Familia
“Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador” (Salmo responsorial, Lc 1,46-47). Al repetir, en el salmo responsorial, estas palabras de la Santísima Virgen, hemos querido acompañar a Nuestra Madre en su actitud de agradecimiento y alabanza a Dios. Tenemos muchos motivos para levantar nuestra alma al Señor, que ha querido y quiere realizar cosas grandes en nosotros y, a través de nosotros, en nuestras familias, en la sociedad y en el mundo entero.
Hoy, al celebrar esta Jornada Mariana de la Familia junto a la Virgen de Torreciudad, elevamos nuestro corazón al Señor con esas palabras de santa María. Ciertamente, somos y nos sabemos poca cosa, muy necesitados de la ayuda de Dios para ser buenos hijos suyos y para sacar adelante nuestras familias según su querer, pero con nuestra Madre del Cielo nos sentimos capaces de esta oración de acción de gracias a Dios: “Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador”.
¡Qué asombroso es contemplar cómo María y José encontraron también dificultades para sacar adelante su familia!
En el Evangelio hemos visto cómo un ángel tranquilizó a san José, en un momento complicado para la historia de la familia de Nazaret (cfr. Mt 1,18-23). ¡Qué asombroso es contemplar cómo María y José encontraron también dificultades para sacar adelante su familia! La historia de su hogar no es una historia idealizada: sí, la Sagrada Familia fue sin duda la más feliz que ha habido y habrá en la tierra, pero no por eso dejaron de tener que afrontar contrariedades y problemas.
“Sabemos que a los que aman a Dios todo les sirve para el bien” (Rm 8,28). Son palabras de san Pablo que hemos escuchado en la segunda lectura. Muchos recordaremos que san Josemaría las resumía en tres palabras, omnia in bonum, todo es para bien. Estas palabras, tantas veces nos habrán servido para abrazarnos a la voluntad de Dios, también cuando no comprendíamos por qué permitía algo que nos hacía sufrir a nosotros o a los demás. Esta jaculatoria la podemos aplicar también en cada hogar; todo es para bien: un problema económico que obliga a cambiar de planes, los retos que supone educar a los hijos, las dificultades para armonizar un trabajo exigente con los cuidados de la casa... Todo es para bien, si todo lo ponemos en las manos de Dios: Él dará la fuerza para convertirlo en ocasiones de crecer como familia, en hacer que esos pequeños o grandes dramas al final también la unan más, porque se lleven entre todos con amor.
"Omnia in bonuM", todo es para bien. Tantas veces nos habrán servido estas palabras para abrazarnos a la voluntad de Dios, también cuando no la comprendíamos
“Doy gracias a Dios -dice el Papa Francisco- porque muchas familias, que están lejos de considerarse perfectas, viven en el amor, realizan su vocación y siguen adelante, aunque caigan muchas veces a lo largo del camino” (Exh. ap. Amoris laetitia, 57). Son palabras esperanzadoras. Al mismo tiempo, nos invitan a preguntarnos: ¿somos conscientes del gran bien que hacen las familias cuando se esfuerzan en ser una escuela de comunión, de perdón, de solidaridad? Sí, las familias pueden dar luz y calor a otras familias, a amigos, vecinos, compañeros de estudio o de trabajo. “Dios quiere que cada familia cristiana sea un faro que irradie la alegría de su amor en el mundo. ¿Qué significa esto?” —preguntaba el Santo Padre hace unos días en Irlanda. “Significa —decía— que, después de haber encontrado el amor de Dios que salva, intentemos, con palabras o sin ellas, manifestarlo a través de pequeños gestos de bondad en la rutina cotidiana y en los momentos más sencillos de cada día” (Discurso, Dublín, 25-VIII-2018).
Para conseguirlo, no es necesario esperar a que todo en la propia casa marche a la perfección. “Cada hogar cristiano -afirma san Josemaría- debería ser un remanso de serenidad, en el que, por encima de las pequeñas contradicciones diarias, se percibiera un cariño hondo y sincero, una tranquilidad profunda, fruto de una fe real y vivida” (Es Cristo que pasa, n. 22). Es así como estas familias cooperan muy directa y eficazmente a construir y fortalecer la civilización del amor, de la que hablaba san Juan Pablo II.
En la oración colecta de hoy, nos hemos dirigido al Señor, diciendo que en sus “mandatos encuentra la familia su auténtico y seguro fundamento”. Esta es, en efecto, la roca que da estabilidad a la familia: el designio amoroso y sabio de nuestro Creador y Padre sobre ella. Por eso, queremos conocer y apreciar cada vez más los rasgos de ese maravilloso plan de Dios, y difundirlos con alegría en toda la sociedad.
Renovemos también hoy, junto a la Virgen, el propósito de vivir con intensidad la Comunión de los santos. Recemos por la Iglesia, por el Papa y por todos los pastores y fieles. Y que, en esta jornada, se alce al Cielo nuestra plegaria especialmente por todas las familias del mundo: que a ellas llegue la fuerza de la oración y del sacrificio que acompañe cada una de nuestras jornadas.
Madre nuestra, Virgen de Torreciudad, con tu ayuda queremos compartir esta visión alegre y esperanzada de la familia con las personas que tenemos a nuestro alrededor. Te pedimos que sepamos caminar juntos, en familia, hacia el encuentro con Dios y con los demás. No nos desalienta que la senda pueda ser ardua, o que podamos tropezar, porque sabemos que tú nos acompañas siempre.

domingo, 4 de noviembre de 2018

Sobre esta próxima beatificación, gracias demos a Dios.

Guadalupe Ortiz de Landázuri
Guadalupe Ortiz de Landázuri
Descripción: LupeOdL.jpg
Nacimiento
Padres
Manuel Ortiz de Landázuri García y Eulogia Fernández de Heredia y Gastañaga
Fallecimiento
16 de julio de 1975 (59 años)
Pamplona
Guadalupe Ortiz de Landázuri Fernández de Heredia(Madrid12 de diciembre de 1916 - Pamplona16 de julio de 1975) fue doctora en Ciencias Químicas, catedrática españolade maestría Industrial, investigadora en el ámbito de la química aplicada, -tanto en la búsqueda de materiales refractarios aislantes, para disminuir el consumo de energía, como en el sector de los textiles-.12​ Ha sido proclamada venerable por la Iglesia católica.3
Índice
·         1Vida
·         2Causa de canonización
·         3Bibliografía
·         4Referencias
·         5Enlaces externos
Vida[editar]
Era hija de Manuel Ortiz de Landázuri García, militar del Cuerpo de Infantería y de Eulogia Fernández de Heredia y Gastañaga. Tiene tres hermanos mayores: Manuel, Eduardo y Francisco de Asís. Durante su infancia vivió en diversos lugares a los que es enviado su padre: Madrid, LaracheSegovia y Tetuán. Comenzó a estudiar el bachillerato en el Colegio de Nuestra Señora del Pilar que tenían los maristas de Tetuán. Cuando su padre fue ascendido a Teniente Coronel y trasladado a Madrid en 1932, ella continúa sus estudios en el Instituto Miguel de Cervantes, donde concluyó sus estudios en junio de 1933. Ese año comenzó la licenciatura en Ciencias Químicas en la Universidad Central de Madrid.
El comienzo de la Guerra Civil interrumpió sus estudios universitarios. El 8 de septiembre de 1936, su padre fue fusilado en la Cárcel Modelo de Madrid. La noche anterior lo acompañó junto con su madre y su hermano Eduardo. Se traslada a Valladolid en 1937, junto con su madre, donde permaneció hasta el final de la Guerra.
En 1940 concluyó la carrera de Ciencias Químicas y comenzó a dar clase en el Liceo Francés y en el Colegio de la Bienaventurada Virgen María, en Madrid. El 19 de marzo de 1944 pidió su admisión en el Opus Dei como numeraria. En 1945 se marchó a Bilbao donde se hizo cargo del centro de la administración del Colegio Mayor Abando. En 1947 comenzó en a funcionar en Madrid la residencia universitaria Zurbarán y fue la primera directora de este colegio mayor femenino. En esa época se matriculó en los cursos de doctorado.
El 5 de marzo de 1950 llegó a México para comenzar la labor apostólica del Opus Dei con mujeres en ese país. Fue nombrada Secretaría de la Asesoría Regional. El 1 de abril se abrió Copenhague, la primera residencia femenina del Opus Dei en México. Allí conoció a Ernestina de Champourcin que solicitó su admisión en el Opus Dei en 1952.4​ En México puso en marcha Montefalco,5​ una antigua hacienda en ruinas, situada en el Estado de Morelos, donde organizaba actividades de promoción social y humana entre los habitantes de la zona. Asistió al I Congreso General del Opus Dei celebrado en Los Rosales, Madrid los días 11-13 de octubre de 1953, y al II Congreso General celebrado en Roma el día 24 de octubre de 1956. Allí fue nombrada Vicesecretaria de la Asesoría Central y se quedó a vivir en Roma. Ese año enfermó del corazón.
En 1958 regresa a España. Entre 1962 y 1964 da clases de Física en el Instituto Ramiro de Maeztu. El 1 de octubre de 1964 comienza a dar clases de MatemáticasFísica y Química en la Escuela Femenina de Maestría Industrial, como profesora adjunta de Ciencias, con carácter provisional. En junio de 1965 defiende su tesis doctoral en Ciencias Químicas sobre los "Refractarios aislantes en cenizas de cascarilla de arroz", obteniendo sobresaliente cum laude. En 1967 obtiene la plaza de Catedrático numerario de Ciencias, en la Escuela Femenina de Maestría Industrial. Al año siguiente participa en la planificación y puesta en marcha del Centro de Estudios e Investigación de Ciencias Domésticas (CEICID), donde será subdirectora y profesora de Química de Textiles.
El 1 de julio de 1975 la operaron en la Clínica Universidad de Navarra y permaneció en la UVI hasta el día 4. El 14 de julio sufrió una insuficiencia respiratoria que se agravó paulatinamente y falleció a las 6.30 horas del 16 de julio.6​ El 23 de julio fallece su madre en la misma Clínica.
Causa de canonización[editar]
El 6 de enero de 2001, Javier Echevarría solicitó la apertura de la causa de canonización y el 18 de noviembre, la Archidiócesis de Madrid inició el proceso.7
El proceso sobre la vida, las virtudes y la fama de santidad de Guadalupe Ortiz se instruyó en Madrid. Comenzó el 18 de noviembre de 2001 y finalizó el 18 de marzo de 2005. El tribunal interrogó a 32 testigos en Madrid y a 22 testigos en la Ciudad de México.
El 17 de febrero de 2006 la Congregación de las Causas de los Santos otorgó el decreto de validez del proceso y el 4 de agosto de 2009 fue presentada en ese dicasterio la Positio sobre la vida y las virtudes de Guadalupe.
El 7 de junio de 2016, el congreso peculiar de los consultores teólogos dio respuesta positiva a la pregunta sobre el ejercicio heroico de las virtudes por parte de Guadalupe Ortiz de Landázuri. El 2 de mayo de 2017, la sesión ordinaria de los cardenales y de los obispos se pronunció en el mismo sentido.
El 4 de mayo de 2017, el Papa Francisco, con el voto favorable de la Congregación de las Causas de los Santos, autorizó que se publique el decreto por el que se declara venerable a Guadalupe8​. El 8 de junio de 2018, con autorización del papa Francisco, la Congregación de las Causas de los Santos promulgó un decreto sobre un milagro atribuido a su intercesión9​, que abre las puertas a su beatificación.
Desde el 5 de octubre de 2018, los restos mortales de Guadalupe Ortiz de Landázuri se encuentran en el Oratorio de Caballero de Gracia (Madrid).10
Su beatificación, presidida por el cardenal Angelo Becciu, está prevista para el 18 de mayo de 2019 en Madrid.11

miércoles, 3 de octubre de 2018


Este artículo es colaboración de: Francisco Ugarte Corcuera.

“EL CAMINO DE LA FELICIDAD”
Autor: Francisco Ugarte Corcuera. Panorama Editorial
El camino de la felicidad y no “el camino a ò para la felicidad”, porque se trata de ser feliz mientras se camina y no solamente al final del trayecto.
No basta con querer ser feliz; es preciso aprender a serlo.
Aprender a ser feliz significa:
a.-Averiguar:  donde está la felicidad y donde no.
b.-Saber  cuales  aptitudes y disposiciones favorecen la felicidad: la gratitud y el optimismo.
c.-Responsabilizarse de la propia felicidad.
d.-Aprender a ser feliz en el proceso de la vida ordinaria.
e.-Descubrir el modo de sobrellevar las situaciones difíciles.
f.-Aprender a contar con los demás y con Dios en el camino de la felicidad, porque solo no es posible ser feliz.
Todos queremos ser felices. Tomas de Aquino señala “La voluntad apetece libremente la felicidad”. Pascal: “todos buscamos ser felices; no hay excepciones en esta regla”. San Agustin “Todos los hombres buscan la felicidad y sin embargo la mayor parte no saben como alcanzarla.” Francisco Ugarte: “Todos queremos ser felices, aunque intuyamos que no será fácil conseguirlo”.
La felicidad depende de la interioridad de la persona, mas que de factores externos.
PLACER, ALEGRIA Y FELICIDAD.
Siempre se puede ser mas feliz, pues la felicidad “es la plenitud de la vida y consiste en una sensación de paz permanente que se distingue del simple placer y también de la alegría”.
La alegría está por encima del placer y por debajo de la felicidad. El placer tiene un tono fugaz, transitorio, huidizo, pero la alegría tiene un tono mas duradero y se presenta como consecuencia de haber logrado algo tras un esfuerzo y lucha personal (terminar una carrera profesional).
La felicidad es una condición de la persona misma, de todo ella, es decir está en el orden del ser y no del tener.
El bienestar por si mismo no produce la felicidad , no es simplemente estar bien, sino estar haciendo algo que llene la vida.

¿ES POSIBLE SER FELIZ?
Quien tiene fe sabe que “Dios ha depositado en el corazón de cada hombre el deseo de la felicidad, como un impulso primario”.
La gran mayoría de la gente suele buscar la felicidad en el placer y las cosas materiales; cuando la persona vive para los bienes materiales, para acumular riquezas, mientras mas tiene, mas desea poseer. “La riqueza es como el agua de mar; mientras mas se beba, mas sed se tendrá.”
Abraham Lincoln afirmaba con razón que “la mayoría de la gente es feliz en la medida en que decide serlo”
Que la felicidad depende de una opción personal, significa:
1.-Elegir las actitudes que favorecen la felicidad. Si queremos ser optimistas, decidiremos percibir el lado positivo de las cosas. Rabindanat Tagore “Durante muchos años, sin reparar en gastos, he recorrido muchos países, he visto montañas altas y los océanos. Lo único que no supe ver fue el brillo del rocío, en la hierba a la puerta de mi casa.”
2.-Vigilar nuestras formas de reaccionar positivamente ante los problemas.
3.-Evitar que nuestros pensamientos giren perpetuamente en torno a nosotros mismos.
4.-Orientar la vida hacia las gratificaciones antes que a los placeres sensibles. Disfrutar de una conversación, una buena música, bailar, escalar montañas, leer un buen libro, jugar ajedrez.
5.-La decisión habrá de recaer sobre nuestro mismo ser. Se trata de optar por un crecimiento permanente del propio ser que se traducirá en un ser mas progresivo, del que se derivará la felicidad.
La felicidad o la encontramos en la vida ordinaria o  no la encontraremos nunca.  La persona feliz lo es mientras realiza lo que ocupa su vida habitualmente: el trabajo, la vida en familia, el trato con Dios, las relaciones sociales y de amistad , el estudio y la formación espiritual, el deporte u otras actividades recreativas.
Proponerse metas valiosas, trabajo bien hecho, vivir la gratitud, la amistad, sentido del humor, orientar la vida hacia Dios y hacia los demás.
Margaret Lee Runbeck (1905-1956) dice “La felicidad no es un lugar hacia el cual nos dirigimos en nuestro viaje, sino el modo de hacer el viaje”
Nov. 2017 FSB

LA REDENCIÓN DE JESCRISTO


N.T. -6- LA REDENCIÓN DE LOS HOMBRES POR NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO.
El significado de redención es el de rescatar algo por algún medio, como ya hemos visto, el ser humano, después de la caída de nuestros primeros padres estaba en un estado de pecado que nos imposibilitaba el poder participar de la felicidad eterna del cielo. Este rescate solo Dios nos lo podía otorgar y para ello nos mandó a su hijo, la segunda persona de la Trinidad, que tomando carne humana, haciéndose hombre como nosotros, igual en todo excepto en el pecado, vino a este mundo, hijo de mujer, para pagar el rescate.
Jesucristo no solo vino a pagar el rescate, sino que el amor trinitario de que el hombre goza en tanto criatura de Dios , obtuvimos, además muchas cuestiones adicionales, como son, el ejemplo de vida del propio Jesucristo, la Iglesia que fundó y de la que es cabeza invisible, preparó, formándolos con su catequesis personal a un grupo reducido de hombres que llamó sus apóstoles, , quienes nos legarían dos de los cuatro Evangelios,  estos contienen junto con la tradición que también nos deja su maravillosa doctrina Cristiana, dentro de la que se encuentran los Sacramentos que la propia Iglesia administra para nosotros los fieles, con sus sacerdotes consagrados, que son los autorizados para llevarlos a cabo.

Al librarnos del pecado e instituir su Iglesia, Doctrina y Sacramentos nos deja la Gracia Santificante, que podemos recibir abundantemente,  una vez reparados del pecado original. Esta Gracia nos hace hijos de Dios,, filiación que Él nos lucra también y que es indispensable para salvarse.

Su doctrina nos enseña que los males y bienes terrenos, como la enfermedad, la salud, el dolor, el bienestar, los contratiempos, los éxitos terrenales, las carencias, o la propia abundancia, son si los sabemos vivir cristianamente, elementos salvíficos, SON PARTE DE LA REDENCIÓN OBRADA POR JESUCRISTO, que vividos acordes a la voluntad del Padre, que Él mismo nos ha comunicado son camino de salvación.

..”mi reino no es de este mundo” , nos deja dicho el Señor,  y declara: “Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia”                                                                                                                               
Con estas palabras Jesucristo hace referencia a la vida eterna no a una vida terrenal comodona y regalada. Vino a liberarnos principalmente de lo que nos impedía alcanzar, la vida definitiva, siendo el causante el pecado, que es el único mal absoluto, y por lo tanto el que nos impide obtener la salvación. Y además nos otorga con sus enseñanzas la posibilidad de de superar otras consecuencias que el pecado conlleva en este mundo, como son: la angustia, las injusticias, la falta de caridad o de amor al prójimo. Nos enseña también a llevar las cargas, incomodidades, contratiempos con alegría, cuando no se pueden evitar, y así convertirlas en ocasiones de sufrirlas por Él, lo que es vida de santidad. Él sufrió voluntariamente dolores extremos, insultos, injusticias, pobreza y trabajos, y lo hizo gustosamente porque lo hizo por amor los hombres. El precio que quiso pagar incluyó su propia vida. San Pablo nos dice: “ habéis sido comprados a gran precio”,  añadiendo a continuación: “glorificad a Dios y llevadle en vuestro cuerpo”. Es esta una clara indicación de que tenemos que ser santos. No hay demostración mayor de amor que aquella que da la vida por el otro. Jesús la dio por ti y por mi. Por todos y cada uno en particular, esto nos muestra la gravedad del pecado, y lo que vale nuestra salvación.
Los jefes del pueblo judío, el sanedrín, la clase sacerdotal, los que manejaban al pueblo, no quisieron creer en Él, incluso viendo palpablemente su poder divino al realizar milagros delante de ellos, era tal su cerrazón al ver amenazadas sus canonjías, que quisieron su muerte. Esto nos viene a demostrar que para creer, hay que quererlo, quien no quiere creer, quien no quiere tener fe, quien no pide a Dios que le aumente la fe, es imposible que crea, es un rechazo al don divino que se nos ofrece por Dios, pero que podemos rechazar. Antes de su pasión quiso cenar con sus apóstoles para despedirse de ellos, el apóstol San Juan en su evangelio nos deja dicho;”viendo Jesús que llegaba la hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin. En esta ocasión sencilla pero solemnísima y para perpetuar en la historia posterior su Sacrificio, y presencia entre los hombres instituyó la Sagrada Eucaristía, y el Orden Sacerdotal. El Sacramento eucarístico que nos lega es de una dimensión inconmensurable. (de enormidad lo califica el padre Cantalamessa).
Jesucristo tiene el poder de librarse de toda esta ignominia, pero no lo realiza, porque aceptado libremente, latigazos, bofetadas, escupitajos, insultos, coronación con espinas, su cruz a cuestas, nos está redimiendo, y lo hace sin oponer resistencia, sufriendo por nosotros, para abrirnos las puertas del cielo. Fue la hora de pagar por nuestro rescate, con su sangre y su vida. Abandonado y negado por su discípulo predilecto, Pedro, solo el mas joven de ellos, Juan, le seguirá hasta el pié de la Cruz, los demás atemorizados se han escondido.
 Ante Jesucristo hay dos reacciones encontradas, se le ama o se le odia, y estos judíos le odiaron a tal grado que lo acusaron usando falsos testigos ante el procurador Pilato, buscando que se le condenara a muerte.
El que solo había hecho el bien y había predicado el amor, curado enfermos, resucitado personas, para aliviar el dolor de sus deudos, y todo lo había hecho bien es condenado como si hubiera sido un vil criminal, se le condena a la crucificción que era la manera mas ignominiosa y cruel de morir. Después del vil proceso le crucifican en presencia de su madre que nos corredimía con su inmenso dolor. Al estar crucificado pendiendo de la cruz, en medio de los dolores, perdona a sus verdugos, y nos da a su Madre, por Madre Nuestra. Después de exclamar “todo está consumado” haciendo referencia a las profecías que siglos antes se habían realizado, anunciándolas por escrito y con lujo de detalles, entregó su alma al Señor.
Jesucristo murió en cuanto hombre, pues en cuanto Dios es eterno y no puede morir, su cuerpo fue enterrado, y su alma fue a donde le esperaban las almas de los hombres justos, que le habían precedido, para llevarlas al cielo. Su sepulcro fue cerrado lo que sucedió ante numerosos testigos y a petición del Sanedrín custodiado por una guardia romana ordenada por Plilato.
Estos últimos sucesos tuvieron lugar antes de la puesta del sol del Viernes (ahora Viernes Santo, para su Iglesia), el sábado pasó en la tranquilidad que la Ley Mosaica prescribía, y el Domingo, primer día de la semana, tercer día de su muerte, resucitó por su propio poder en presencia de los guardias que custodiaban el sepulcro, y que a la sazón dormían, dando la prueba de su divinidad, la mas decisiva, y que es fundamental, como el milagro cumbre de nuestra fe, este hecho histórico tiene numerosísimos testimonios.
Durante cuarenta días se apareció a los apóstoles y a numerosos discípulos, en una ocasión a mas de quinientos, y les dejó el encargo de ser misioneros y enseñar por todo el mundo su doctrina  y de comunicar los méritos de su pasión por medio de los Sacramentos. Estableció la jerarquía de su Iglesia con Pedro a la cabeza, como primer Papa, y a su otros diez apóstoles como obispos y primer Magisterio de la Iglesia.
Los méritos que Jesucristo nos obtuvo deben de ser refrendados por nosotros mismos, Él nos los brinda gratuitamente, pero los debemos de aceptar con su Revelación y su Doctrina, cumpliendo la voluntad del Padre, para que obteniendo su gracia santificante, sus méritos nos salven.
Pasados los cuarenta días subió por su propio poder a los cielos, pero no es una persona que pasó solamente, no es solo un personaje histórico , sigue estando con nosotros sacramentalmente, con toda su divinidad, humanidad, y nos visita en el Sacramento de la Comunión, viene a nosotros inundándonos verdaderamente con su gracia santificante, presencial, sin que hayamos hecho nada para merecerlo, es su perfectísimo amor el que lo realiza. El poder infinito de Dios le permite estar con Dios Padre y también en la Eucaristía, San Pablo nos o dice: Jesucristo, ayer, hoy y siempre (“!Iesus Chistus heri et hodie ipse et in saecula”).
De allí que el cristianismo no es solo una doctrina, es: SEGUIR A UNA PERSONA DIVINA, VIVA, GLORIFICADA.
La Pasión de nuestro señor Jesucristo es modelo para nuestras vidas, nos enseña San Agustín. Por ello los cristianos no debemos buscar una vida comodona, regalada,  debemos de tomar nuestra cruz de cada día, , esforzarnos por cumplir su voluntad, , dándole significado a todos nuestros actos, siendo auténticos incluso en el dolor. Es la fe la que nos  otorga la capacidad de sufrir con y por Cristo, quien no tiene fe no entiende el valor del dolor y lo quiere suprimir a toda costa. En el católico tiene pleno sentido, en el nos unimos mas a Cristo, le imitamos, nos identificamos mas con Él. Es Dios quien permite que haya dolor en nuestras vidas, de múltiples formas distintas, pero en cualquier caso lo que Él espera es que lo ofrezcamos con las mismas intenciones que Él ofreció su pasión, en reparación de nuestros muchos pecados, los personales y los de los otros. Esta es la forma de unirnos a María Santísima como corredentores. Ella sufrió muchísimo al ver sufrir a su hijo antes y en la Cruz.
El camino del calvario es muestra de lo que debe ser nuestro propio camino, Él mismo nos lo enseña”:...”QUIEN QUIERA VENIR EN POS DE MI, NIÉGUESE A SI MISMO, CARGUE CON SU CRUZ Y SÍGAME”. Y ben vistas las cosas esto no es un camino triste, por el contrario, en el sacrificio ofrecido a Dios no solo en esta vida, sino en la eterna, está la felicidad, tomemos en cuenta estas palabras evangélicas; “QUIEN PERDIERA SU VIDA POR MI, LA HALLARÁ, PUES: ¿DE QUE APROVECHA AL HOMBRE GANAR TODO EL MUNDO SI PIERDE SU ALMA”?.
Para terminar veamos y meditemos sobre los siguientes puntos de CAMINO:
.—607 “La humildad es otro buen camino para llegar a la paz interior, “Él lo ha dicho:  aprended de mi que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis paz para vuestra alma”
.—299 “Cristo ha muerto por ti,---Tu, ¿Qué debes hacer por Cristo”?.
.---155 “Jesús no se satisface –compartiendo—lo quiere todo”.
.---495 “A Jesús siempre se va y se –vuelve—por María”
Jorge Casas y Sánchez..


Este artículo es colaboración de Francisco de La Selva.
LA CATEQUESIS ES UNA EDUCACIÒN EN LA FE, INTIMAMENTE CON LA VIDA DE LA IGLESIA.
El último catecismo es el de San Juan Pablo II, dado en el 30 aniversario del Concilio Vaticano II, el día 30 de Octubre de 1992.
La vida del hombre es conocer y amar a Dios. Llama a todos a ser hijos de adopción y herederos de su gloria ò vida bienaventurada.
Cristo escogió  a los apóstoles para anunciar el Evangelio. La revelación se dirige al hombre y por la fe, el hombre se dirige a Dios. La fe en un solo Dios y Jesucristo nuestro salvador
Primera parte: La profesión de la fe. El CREDO.
Segunda: Los Sacramentos
Tercera: La vida según la fe
Cuarta: La oración en la vida de la fe
Siempre aparece el amor de nuestro señor Jesucristo. El deseo de Dios está inscrito en el corazón del hombre, porque el hombre ha sido creado por Dios y para Dios y solo en Dios encontrará el hombre la verdad y la dicha.
Las facultades del hombre le hacen capaz de conocer la existencia de Dios, las pruebas de la existencia de Dios pueden disponer a la fe y ayudar a ver que la fe no se opone a la razón humana.
El hombre necesita ser iluminado por la revelación de Dios, no solo de lo que supera su entendimiento, sino también sobre las verdades religiosas y morales que de suyo no son inaccesibles a la razón, a fin de que sean conocidas con una certeza firme y sin mezcla de error.
¿Cómo HABLAR DE DIOS?   Al defender la capacidad de la razón humana para conocer a Dios, la iglesia expresa su confianza de hablar de Dios a todos los hombres y con todos los hombres.
Todas las criaturas poseen una cierta semejanza con Dios (su verdad, su bondad, su belleza) reflejan la perfección infinita de Dios. Es preciso recordar en efecto que entre el Creador y la criatura no se puede señalar una semejanza tal que la desemejanza entre ellos no sea mayor todavía y que no podemos captar de Dios lo que El es.
DIOS AL ENCUENTRO DEL HOMBRE. Mediante la razón natural, el hombre puede conocer a Dios con certeza a partir de sus obras. Pero existe otro orden de conocimiento que el hombre no puede de ningún modo alcanzar por sus propias fuerzas el de la revelación divina.
Revela plenamente su designio enviando a su hijo amado, nuestro señor Jesucristo y al Espíritu Santo, para hacer de los hombres, en su hijo único, hijos adoptivos.
LA PROFESION DE LA FE CRISTIANA. Quien alguien dice “YO CREO” dice yo me adhiero a lo que dice EL CREDO CRISTIANO.
La primera profesión de la fe se hace en el bautismo, el símbolo bautismal. El símbolo se divide en tres partes. El Padre la primera persona divina es autor de la obra admirable de la creación, la segunda persona divina del misterio de la redención y la tercera persona divina el espíritu santo es fuente y principio de nuestra santificación.
Al revelar su nombre misterioso de YHAVE  “yo soy el que soy” y el nombre de Jesús que significa Dios Salva. Se revela como el Dios que está siempre allí, presente junto a nosotros para salvarnos.
La revelación de Dios como Trinidad. Por eso los apóstoles confiesan a Jesús como el VERBO que en un principio estaba junto a Dios y que era Dios, el resplandor de su gloria y la impronta de su esencia.
El origen eterno del  Espíritu Santo se revela en su misión temporal. Es enviado a los apóstoles y a la iglesia tanto por el Padre en nombre del hijo, como por el hijo en persona una vez que vuelve al Padre. El envió de la persona del Espíritu Santo tras la glorificación de Jesús, revela en plenitud el misterio de la Santísima Trinidad.
ESCRITURAS.- Lo que Cristo confió a los apóstoles, estos lo transmitieron por su predicación y por escrito, bajo la inspiración del Espíritu Santo  a todas las generaciones hasta el glorioso retorno de Cristo.
En virtud de su sentido sobrenatural de la fe, todo el pueblo de Dios no cesa de acoger el don de la revelación divina, de penetrarla más profundamente y de vivirla de modo más pleno.
El canon de las escrituras comprende para el Antiguo Testamento 46 escritos y 27 para el nuevo. La iglesia recibe y venera como inspirados ambos testamentos.
La unidad de los dos testamentos se deriva de la unidad del plan de Dios y su revelación.
LA RESPUESTA DEL HOMBRE A DIOS.-
El hombre se somete libremente a la palabra escuchada, porque su verdad está garantizada por Dios.
Tanto Abraham y en especial la santísima Virgen María realizan de la manera más perfecta la obediencia de la fe. En la fe María acogió el anuncio de la promesa que le traía el Arcángel  Gabriel. Creyendo que nada es imposible para Dios y dando su asentimiento “He aquí la esclava del Señor, hágase en mi según tu palabra”.
Mayo-2018






CREO EN DIOS, PADRE TODOPODEROSO.
La creación es el comienzo y el fundamento de todas las obras de Dios. La fe cristiana confiesa que  hay un solo Dios por naturaleza, por substancia y por esencia.
Dios que revela su nombre como “yo Soy”, se revela como el Dios que está siempre allí, presente junto a su pueblo para salvarlo.
Dios es rico en amor y fidelidad; estos dos términos expresan de forma condensada las riquezas del nombre divino.
Creer en Dios es reconocer la grandeza y majestad de Dios, es vivir en acción de gracias y usar bien de las cosas creadas y confiar en su divina providencia.
La fe de todos los cristianos se cimenta en la Santísima Trinidad. La verdad revelada de la Santísima Trinidad ha estado desde los orígenes en la raíz viva de la iglesia, principalmente en el acto del bautismo y solo Dios puede dárnoslo a conocer revelándose como Padre, Hijo y Espíritu Santo.
EL TODOPODEROSO. De todos los atributos divinos, la omnipotencia de Dios es universal porque Dios que ha creado todo, rige todo y lo puede todo. Por tanto, nada le es imposible y dispone de su obra según su voluntad.
Nada es, más propio para afianzar nuestra fe y nuestra esperanza que la convicción profundamente arraigada en nuestras almas de que nada es imposible para Dios.
En la medida en que nuestra razón tenga la idea de la omnipotencia divina, admitirá sin vacilación alguna las más grandes e incomprensibles cosas que Dios nos quiera revelar.

CREO EN JESUCRISTO HIJO UNIGENITO DE DIOS
El verbo se encarnó para que nosotros conociésemos así el amor de Dios y para hacernos participes de la naturaleza divina. “Yo soy el camino, la verdad y la vida”.
La alegre convicción de la iglesia: “El ha sido manifestado en la carne” Jesucristo es verdadero Dios y verdadero hombre.
El Concilio de Éfeso en el año 431 proclamó que María es con toda verdad madre de Dios, mediante la concepción humana del hijo de Dios en su seno.
La encarnación es pues, el misterio de la admirable unión de la naturaleza divina y de la naturaleza humana en la única persona del verbo. La iglesia confiesa que  Marìa es verdaderamente Madre de Dios (Teotokos)
Jesús  es el hijo único de María. Pero la maternidad  espiritual de María se extiende a todos los hombres.
San Juan Bautista es el precursor inmediato del Señor, enviado para prepararle el camino. Decía Juan “Es preciso que Él crezca y que yo disminuya”.
La vida oculta de Nazaret permite a todos entrar en comunión con Jesús a través de los caminos más ordinarios de la vida humana.
                                                 
CREO EN EL ESPIRITU SANTO Y LA SANTISIMA TRINIDAD.
La persona humana participa de la luz y la fuerza del Espíritu divino. Por la razón es capaz de comprender  el orden de las cosas establecido por el creador. Por su voluntad es capaz de dirigirse por si misma a su bien verdadero. Encuentra su perfección  en la búsqueda y el amor de la verdad y del bien.


  FSB Junio 2018                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                 

viernes, 7 de septiembre de 2018

PARA CONOCER Y PARTICIPAR MEJOR EN LA SANTA MISA.



PARA PARTICIPAR MEJOR DE LA SANTA MISA.
La Santa Misa es el centro de toda la vida cristiana. Es la conmemoración incruenta del Sacrificio de Nuestro Señor Jesucristo, es la acción con la que Dios Padre santifica al mundo en Cristo. Culto en el que los hombres adoramos a Dios, Trinidad Santa en su Iglesia.
Conviene, por respeto a Dios llegar unos minutos antes del comienzo de la celebración a modo de participar fervorosamente con nuestra Fe, Esperanza y Caridad, que se alimentarán en la propia celebración. Es de gran ayuda el uso del misal para mejor seguimiento y comprensión de las lecturas.
El pueblo es convocado, y el sacerdote preside, actuando en la persona de Cristo y celebrando su Sacrificio Eucarístico. Por lo que Jesucristo está real y verdaderamente presente, de manera sustancial y permanente en las especies consagradas.
La Misa consta de dos partes con sus ritos, tan estrechamente unidos que forman una sola liturgia, son: Liturgia de la Palabra y Liturgia Eucarística.

 RITO INICIAL. (Antífona de entrada).
Todos nos santiguamos, el sacerdote nos desea: EL SEÑOR ESTÉ CON USTEDES,  a lo que contestamos, deseándole lo mismo. Tiene lugar el acto penitencial, y el rezo del Yo Pecador, en el que nos reconocemos pecadores y pedimos arrepentidos y con dolor el perdón de nuestras faltas. Se nos perdonan los pecados veniales. (los pecados mortales solo se perdonan con el sacramento de la Confesión), para obtener el estado de gracia y poder comulgar.
En las misas dominicales se reza el Gloria, alabanza a Dios. Concluye el rito inicial con el rezo de la oración Colecta y nos sentamos.
GLORIA
Se reza en  las Misas de precepto y dominicales, (fuera de los tiempos de Adviento y Cuaresma). Venerable oración a la Santísima Trinidad.
COLECTA
El sacerdote invita a orar, y todos por un momento tomamos conciencia de estar en la presencia de Dios, el sacerdote dice dicha oración Colecta.
LITURGIA DE LA PALABRA.
Las lecturas son lo que Dios nos comunica a través de las Escrituras, de allí su enorme importancia, que merece nuestra mejor atención, siendo lo ideal seguirlas con el misal diario mensual que se puede adquirir fácilmente por poco precio. Se trata de lecturas orantes que con la homilía del sacerdote se comprenden mejor. Empiezan con la oración del sacerdote llamada Plegaria Eucarística, a la que se han añadido las oraciones Colecta y Sobre las Ofrendas.
Por el carácter comunitario de la celebración, el pueblo participa en las lecturas y el salmo responsorial.
Antes de  que sean proclamadas,  el Sacerdote  realiza las Oraciones Secretas, y los fieles en voz muy baja pedimos que Dios penetre, con su palabra, nuestro corazón y entendimiento.
El canto es muy importante, y recomendado en las Misas dominicales y de precepto. Es en los Salmos en el aleluya y en el resto de la liturgia, la expresión del gozo de nuestro espíritu, se alienta a que haya coros en los templos, sin afán de espectáculo, sino con la devoción propia del caso, dando preferencia a la tradición cristiana, sobre la moda en los cantos.
EL EVANGELIO es el culmen de la Liturgia de la Palabra, lo escuchamos con suma veneración, en tanto reconocemos y proclamamos la presencia de Jesucristo, que nos habla. Así mismo veneramos al libro Evangelario.

HOMILIA.
Es parte de la Liturgia de la Palabra, muy importante y recomendable en tanto necesaria como alimento de la vida cristiana.
PROFESIÓN DE FE (CREDO).
Se reza en las Misas dominicales y de precepto, usualmente es proclamado por la feligresía o puede ser contestatario a preguntas del celebrante.
ORACIÓN UNIVERSAL.
Es la oración de los fieles, a la que contestamos como acto de fe, se ofrecen fórmulas salvíficas universales.
LITURGIA EUCARÍSTICA.

Ofertorio.
Se llevan al altar los dones que se convertirán en el Cuerpo y la Sangre de Cristo. El sacerdote dice lo que son, pide con humildad todo lo que va a ofrecer, como en la última cena con sus apóstoles en que Cristo instituyó el Sacrificio y Banquete Pascual, lo hace representándolo, como lo quiso Él, y pidió a sus apóstoles que lo hicieran en memoria suya. El sacerdote se lava las manos, con este rito se expresa su deseo de purificación interior.
Oración sobre las ofrendas, tiene por objeto recomendar a Dios los dones presentes en el altar y pedirle los bendiga y acepte como ofrecidos que son por la Iglesia, por el Papa, el Obispo y todos los fieles.
PREFACIO
Es el inicio de la Oración Eucarística, el sacerdote invita: “levantemos el corazón” y termina con el Santo, Santo, Santo.
PLEGARIA EUCARÍSTICA.
Nota: puede tener lugar la procesión de los fieles con las ofertas, las que recibe el sacerdote en el presbiterio  y los lleva al altar.
También se pueden incensar los dones.
Es el culmen de toda la celebración, el sacerdote se dirige a Dios Padre, por medio de Jesucristo y el Espíritu Santo, en nombre de toda la comunidad. Debemos escucharla con la mayor devoción.

El sacerdote con las manos extendidas nos invita a pedirle a Dios Padre, que por mediación de su hijo Jesucristo acepte los dones que se ofrecen por la Iglesia, por el Papa, por el Obispo, los fieles y alguna petición extraordinaria, por la unidad, por la paz, etc.
El sacerdote ofrece y recibe de los fieles (mío y vuestro) sus peticiones. Dar y recibir, no estamos como simples espectadores sino como participantes.
Pide nuestra oración, -“orad hermanos”- contestamos: -“que el Señor reciba de tus manos…”- Nos recuerda que pidamos por los vivos, (memento de vivos)
El sacerdote ora a Dios Padre, pidiendo que convierta las especies (pan y vino) en su cuerpo y en su sangre y pronuncia las palabras del ritual:
Cristo tomó en sus manos el pan y el cáliz, dio gracias, lo partió y lo dio a sus discípulos. De allí que la Iglesia haya ordenado la Celebración Litúrgica, acorde a las propias palabras que el Señor pronunció.
Es así como se realiza el MILAGRO EUCARÍSTICO que llamamos LA TRANSUBSTANCIACIÓN, el sacerdote eleva primero el Cuerpo,  después el Cáliz con la Sangre  de Nuestro Señor Jesucristo, ADORÁNDOLO ÉL Y PARA QUE NOSOTROS LO ADOREMOS. TAMBIÉN, a partir de ese momento Jesucristo está en el altar, y recordamos a nuestros seres queridos que han pasado a la otra vida, rogando a Dios por su salvación, (memento de difuntos).
 En la Plegaria Eucarística se dan gracias a Dios por toda la obra salvífica. Por la fracción del Pan Consagrado, y por la Comunión de los fieles, por muchos que seamos recibimos todos el Cuerpo, y de un solo cáliz la Sangre del Señor, del mismo modo que sus apóstoles lo recibieron de sus propias manos.
Los elementos de que consta esta plegaria son :
.- Acción de gracias, aclamación que culmina con el Santo, Santo…,
.-Epíclesis, que implora la consagración al Espíritu Santo, Narración de la Institución, y Consagración.
.- Anámnesis que realiza el memorial de la Pasión, Resurrección y Ascensión, de Cristo.
.- Oblación que la Iglesia en especial la reunida aquí, ofrece al Padre, en este memorial, en el Espíritu Santo, la víctima inmaculada y a nosotros mismos.
.- Intercesiones, la celebración incluye a la Iglesia terrena y celeste, con todos sus miembros vivos y difuntos.
.-Doxología final, Expresa la glorificación de Dios, concluye con el Amén.



RITO DE LA COMUNIÓN.
Oración que pide, entre otras cosas, el pan, que implica en primer lugar el Pan Eucarístico, y el cotidiano para todos los hombres de la tierra. Se reza comunitariamente, y el sacerdote solo,  añade el embolismo, el amén se dice por todos al final de este.
RITO DE LA PAZ.
En el que al dar la mano a los que tenemos cerca, expresamos nuestro deseo de paz y unidad para toda la familia humana

FRACCIÓN DEL PAN.
Es sacerdote parte el Pan eucarístico,  Se reza o canta el Cordero de Dios. Cristo en la última cena, partió el pan, este gesto se imita, significando que siendo muchos, comulgamos de un solo Pan de vida, que es Cristo resucitado. Se reza o canta el Cordero de Dios…..

RITO DE LA COMUIÓN.
Convite pascual en el que Cristo se nos ofrece Él mismo como alimento espiritual, la Gracia Santificante se nos otorga en forma super-abundante, conviene, según mandato del Señor, que su Cuerpo y su Sangre, sean recibidos por los fieles que estén en Estado de Gracia. Solo deben comulgar los que estén en Estado de Gracia.
Oración del Padre Nuestro, se pide principalmente el Pan Eucarístico, y evoca también el pan material de toda la humanidad.
Pedimos que venga el Reino de Dios,  por la purificación de nuestros pecados, no se dice amén sino después del embolismo que añade el Sacerdote.

COMUNIÓN.
El significado de la fracción del Pan Eucarístico es del sufrimiento de Cristo al ser lastimadas sus carnes nobilísimas. A continuación se reza o canta el CORDERO DE DIOS QUE QUITA EL PECADO DEL MUNDO, el sacerdote muestra para su adoración el Cuerpo de Cristo, invitándonos al banquete de Cristo---este es el Cordero de Dios que quita los pecados del mundo----- a lo que contestamos con mención evangélica del centurión---Señor yo no soy digno de que entres en mi casa……
Comulga el sacerdote, y se da la comunión a los fieles. Es momento de recogimiento, y agradecimiento al Señor. El sacerdote pronuncia la oración de después de la Comunión, pidiendo que se obtengan los frutos del misterio celebrado. Se dan gracias por la Gracia Santificante recibida por el Sacramento. Se trata de la Comunión de los Santos, que por virtud de la presencia real y verdadera de Cristo en la Comunión nos une al Magisterio, incluido el Santo Padre, a todos los clérigos y a los seglares que lo hayan realizado. Siendo además inhabitación trinitaria en cada uno de nosotros. No debemos de perder la capacidad de asombro ante la magnitud del Sacramento, y meditar en esta profundamente.
RITO DE CONCLUSIÓN.
Consta de los avisos, si los hay. El sacerdote extendiendo las manos a los fieles dice, “el Señor esté con ustedes”, a lo que contestamos: y con tu espíritu, y nos da la Bendición, después nos despide, para que vayamos a realizar nuestras honestas actividades.
Compiló parroquia de Nuestra Señora de la Misericordia. Cuernavaca, Mor.