domingo, 29 de marzo de 2020

LOS VALORES HUMANOS Y EL MAL.




LOS VALORES HUMANOS Y EL MAL.
Si se tratara de definir los valores, podemos decir que son características de las que  gozan las personas de buena voluntad y que enriquecen su vida, que el vivirlos le hace mejor, como persona, y como ser que pertenece a la raza humana. Por lo que es justo hablar de valores sociales, cuando se dan en un grupo humano, pero tenemos que medir dichos valores de acuerdo a criterios que provienen de las costumbres, la cultura, la religión, daré un ejemplo. En algunos lugares el robar una gallina para alimentar a hijos con hambre merece, en justicia, perdón; y el mismo, acto en otra cultura realiza la justicia, cortándole la mano al infractor. Vaya diferencia. La principal característica de los valores nuestros está en que se fundamentan en el amor a Dios y al prójimo, y que buscan la armonía en la vida entre nosotros y nos preparan para la trascendente. El vivir los valores tradicionales humanos, significa una vida social mejor, mas rica en sus relaciones con Dios y entre los seres humanos, y entre las naciones.  

 LOS VALORES.
Cuando hablamos de valores humanos, debemos considerar que estos no son algo como asuntos que se encuentren en departamentos estancos, sino que forman un sistema en el que están concatenados unos a otros, como ejemplo tomemos: la justicia, el amor, la humildad, el respeto, la alegría, la felicidad, la prudencia,  la caridad, los principios de solidaridad y subsidiaridad, la paciencia, la templanza, la diligencia, etc. estos se dan en todas las personas de buena voluntad además de muchos otros que se irán mencionando, no es necesario dar explicaciones de como se relacionan entre si, y para evitar múltiples repeticiones, eso de momento los dejamos de lado. Como se observa no son ajenos unos a otros, sino que se da cierta conexión entre ellos, son parte de nuestra personalidad individual, así vemos en las otras personas que algunos destacan mas que otros, a ejemplo se pueden mencionar algunos de estos, como son tantos no se consideren estas menciones sino parciales: amar, poseer, valorar,  vivir, difundir, enseñar, practicar y para entenderlos mejor, se pueden calificar. Se trata de  vivirlos todos, por lo que no debemos  excluir algunos y solo practicar otros, los valores como las virtudes, y por ello se les califica como un todo, como un sistema, se deben de considerar en su conjunto. La persona que vive los valores, los incluye a todos, a eso le llamamos vivir  adecuadamente, practicar obras buenas, tantas como podamos. 
Se pueden hacer diversas clasificaciones, doy como ejemplo las siguientes, siempre en menciones parciales y como se observará muchos  valores pueden estar en varias de las clasificaciones, pero solo he procurado mencionarlos en una sola para evitar múltiples repeticiones. Pues  se sobrentiende su relación .
Nos podemos plantear en primer término lo que se debe de entender por valor, en este caso “valores humanos”: Son cualidades,  virtudes, características,  de signo positivo que se dan en la conformación de la personalidad de cada uno de nosotros. Son aquello que deseamos que estén comprendidos en nuestro comportamiento, que se apliquen en los casos en que son requeridos, siendo estos casos, en ocasiones, de una constancia existencial sorprendente, como el de la educación, las buenas maneras, etc., para las personas de buena voluntad,  los valores son algo en lo que creemos, sabemos que son buenos intrínsecamente, procuramos esmerarnos en su cumplimiento, sabemos que nos hacen mas personas, mas humanos. Nos interesa formarnos en ellos, en su práctica, en su cumplimiento y muy importante es el introducir a los menores en su enseñanza, recordando que es con el ejemplo con lo que mas y mejor enseñamos a las nuevas generaciones.
Se observará que no hemos hecho una clasificación de “valores morales”, pues estos se diseminan en todas las mencionadas aquí. Hay también quien da mucha importancia a una orden de prioridades, en materia de valores, lo que no está mal, ni mucho menos, pero yo pienso que, en todo caso, priorizarlos es necesario en los casos de dificultad de su realización personal, o en caso de darles, por nuestro tipo de existencia,  una necesidad especial. Pero la realidad es que en tanto sistema, debemos tratar de vivirlos todos, siempre y en todas nuestras acciones. Otro aspecto es el de que para mejor entender los valores, repito, algunos hay que calificarlos, así se distinguen y se entienden claramente. Conviene tomar en cuenta, que las personas que intentamos en nuestras vidas la praxis de los valores, no es que nos distingamos por ser mejores que los otros, sino porque somos, en todo caso, mas responsables, mas humanos, lo que no es poco. A continuación se dan solo a forma de ejemplo, unas clasificaciones a priori:

VALORES RELIGIOSOS: amor a Dios y a sus criaturas, deseo de salvación, caridad a Él y sus criaturas, piedad, devoción, oración en sus diversas formas, como meditación, rezo, hablar con Dios, adoración, mortificación (que es oración de los sentidos), apostolado, perdonar, agradecer, tener misericordia, intolerancia, arrepentimiento, castidad y pureza, intransigencia,

VALORES FAMILIARES: amor conyugal, amor a los hijos, educación de la prole, ejemplo de vida, responsabilidad, orden, higiene, cooperación, amor fraternal, intimidad, sentimiento, enamorarse, preocuparse, armonía, abnegación, generosidad,

VALORES SOCIALES: buen trato a los demás, ser ciudadano ejemplar, amistad, buenos modales, amabilidad, sonreír, respeto, subsidiar, ser solidario, estudio, motivación, perfeccionarse, cumplir, comprensión, concordia, tolerancia, paz, cortesía, convivencia, coexistencia, colaboración, subsidiaridad y solidaridad,  

VALORES ETICOS;  honradez, veracidad, diligencia, justicia, empatía, discernimiento, logros, convencer, valorar, equidad, autodominio,

VALORES PERSONALES: sosiego, serenidad, compañerismo, calma, esfuerzo, humildad, experiencia, humanismo, cercanía, descubrir, sencillez, altruismo, inteligencia, cultura, confianza, superación,  

VALORES EN LA ENFERMEDAD, peligro, urgencia, valentía, disciplina, priorizar, actuar, ayudar, sumisión, cooperación, bondad, conmoverse, reaccionar, darse, ser comprensivo, considerar, vencer, ingeniarse,

VALORES SOBRENATURALES, si abrimos esta clasificación con los valores religiosos,  la cerramos con los valores que están sobre todos los humanos, naturales, son  sobrenaturales:  La santificación de la vida ordinaria, la filiación divina, el acercarse a los Sacramentos, el tratar de ser perfectos, la imitación de Jesucristo, el ser y mantenerse templos del Espíritu Santo, ser santos como Dios es Santo.
Como se comprende estas listas pueden irse aumentando, pero para el caso creo que bastan, al dar la idea que se pretende.

EL MAL.
Armonizar a un Dios bueno con el mal es algo que no es de fácil explicación y es de mucho mas difícil entendimiento, ¿cómo comprender a Dios como providente, ejemplo de todas las virtudes, las  mas sublimes, la belleza, la bondad, la inteligencia, la sabiduría, etc.  todas en grado inconmensurable, creador de todas las maravillas, que conocemos y las que sabemos que existen aunque no las conozcamos, y que ¡dentro de toda esa maravilla, exista mal?.  
Continuamos con las enseñanzas de los grandes pensadores, teólogos , filósofos de la cristiandad, que nos dan explicaciones. Y recurrimos a explicaciones científicas que son conocidas en forma generalizada. Lo primero que conviene dilucidar es que hay mal físico y mal moral.  Como ejemplos de males físicos tenemos: temblor, o terremoto, maremoto o tsunami, como se le quiera llamar son movimientos telúricos, que son necesarios para que este planeta sea habitable, las exhalaciones volcánicas, las erupciones no pueden dejar de darse, los movimientos de las placas tectónicas, la estructura de nuestro cosmos las hace naturalmente necesarias, y cuestiones parecidas se dan en los movimientos de aguas que conocemos como inundaciones de varios tipos, o cambios de las temperaturas tanto de intensos fríos como de calores muy difíciles de soportar, y todo ello se convierte en mal para ciertas  comunidades humanas. Pero en esto lo que tenemos que observar, antes que nada, es que se trata de mal que existe en el bien.
 El odio, la inmoralidad, el desprecio, la soberbia, la avaricia, la pereza, son males que podemos catalogar como espirituales. Otro aspecto es que un mal físico pude ser mal moral y viceversa. Ej. El crimen.
Por otro lado se nos enseña que el mal no es una esencia o substancia sino mas bien es una ausencia, o carencia, como se comenta mas adelante. El mal no tiene causalidad propia, menciono algunos:
 MALES MORALES: frustración, desesperación, deshonestidad, desagradecimiento, Intransigencia, irresponsabilidad, arrogancia, odio, desigualdad, pereza, guerra, traición, corrupción, deshumanización,
MALES FÍSICOS y psicológicos: enfermedades,  depresión,  locura,
Ahora vamos a tratar de dilucidar algo en esa dicotomía que se da entre el bien y el mal. Permítanme recordarles que este es un problema de hace muchos siglos, que se ha tratado por las mentes mas preclaras de la humanidad, y no se tiene una solución perfecta que deje a todos contentos. Para empezar me gustaría recordarles esta frase inmortal de platón: “Debemos buscar para nuestros males otra causa que no sea Dios”.
El mal nos ha acompañado históricamente a los hombres siempre, desde nuestros primeros padres y su descendencia inmediata, como es bien sabido. ¿Existe el mal?, si es innegable, pero tiene ciertos aspectos no muy frecuentemente comentados como el de la carencia, que enseña Santo Tomás, doy unos ejemplos:
La enfermedad es carencia de salud.
La pobreza es carencia de recursos.
La estulticia es carencia de razonamiento adecuado.
La fealdad es carencia de belleza.
El frio es carencia de calor. Y viceversa.
La ignorancia es carencia de cultura.
Vulgaridad, ausencia de educación.
Mentira o equivocación carencia de la verdad.
Odio, físico y espiritual, como falta de amor o misericordia.
Infidelidad, que es la falta de fe.
El Pecado, (considerado el único mal absoluto) desobediencia a la divina voluntad.
Esto ya descalifica a algunos supuestos males que en realidad no lo son, lo parecen, pero no son males en sí, sino que son situaciones causadas por agentes externos, su carencia o su exceso, pensemos en una inundación, es causada por un desorden en ocasiones muy lejano al lugar que la sufre. O en un movimiento telúrico que afecta las viviendas de una población, es algo grave, mas no es un mal del sitio, es ajeno.
Todos somos sujetos del mal, los hay graves, leves, duraderos, cortos, fatales, sutiles, intensos, ahora mismo nuestro planeta está empezando a sufrir una pandemia llamada Coronavirus, hay males que se sabe que vienen, otros nos sobresaltan,  entre las naciones las guerras tienen una frecuencia que nadie quisiera. Un hombre le puede causar un mal a otro o a muchos, lo mismo podemos decir de las naciones, hay males que provocamos y males que padecemos, lo que éticamente, puede ser calificado como problema, y por supuesto digno de solución.
Para San Agustín la cuestión del mal fue muy importante, y tuvo arrepentimiento profundo de cosas que realizó, con conciencia de que eran malas, tomemos una frase suya de sus Confesiones. “Busqué entonces qué era la maldad, y no hallé que fuese sustancia alguna, sino desorden de la voluntad”,  para él, radica el mal en la voluntad del hombre, en su indolencia.
La Iglesia nos menciona y con toda razón dos desencadenantes del mal, el primero es Lucifer, el ángel caído, y el otro es el pecado de Adán y Eva.. Cada quien deberá de llegar a sus propias conclusiones sobre estos hechos.
El mal moral es aquel que podemos realizar en contra de nosotros mismos o de los demás, consiste en dolor y/o  sufrimiento, se generan en el hecho de nuestra libertad, la cual llega a grados de corrupción física o moral graves. Se define por su intencionalidad,  perversidad, y puede ser casual, inconsciente. Pero radica siempre  en el libre albedrío. Puede ser mal físico o moral y generar: sufrimiento, dolor, tristeza.
Dios es causa de todo pero debemos de tomar en consideración, precisamente que hay causas directas, el hombre las asume, y hay causas remotas, Dios es causa remota, en el caso de lo que el hombre causa directamente, en buen o mal uso de su libertad.
 Podemos observar en la naturaleza la regeneración, fuera del caso de las causas humanas, la naturaleza tiende a regenerarse sola, ejemplo de los incendios naturales, las floras y faunas afectadas tienden solas a regenerarse, y alcanzan su equilibrio natural.
Dios es causa directa del ser humano, pero es el hombre la causa directa de sus actos, de sus defectos, aquí podemos contrastar el verdadero bien, los valores humanos, con nuestros males, los que Dios permite,  porque no nos quita la libertad, se nos dice, en especial a través de su Hijo, Jesucristo, Segunda Persona de Santísima Trinidad Dios hecho hombre, en su maravillosa Doctrina, llena de enseñanzas, cual es su voluntad en cuanto al libre actuar del ser humano, el que encuentra su plena realización precisamente en el cumplimiento de su Divina Voluntad, además dándonos la oportunidad de ser perdonados en los incumplimientos de ello. El tener valores se finca precisamente en el cumplimiento de dicha Voluntad Divina, y en tanto seres llenos de imperfecciones, su amor nos proporciona los dones de Fe y razón. Bien visto esto nos lleva a un agradecimiento tal que nada respetamos mas en este mundo que esas enseñanzas reveladas que el Magisterio de la Iglesia administra, enseña, y cuida, auxiliado por el Espíritu Santo, para la perfecta interpretación de todo lo revelado.
Las revoluciones culturales van y vienen, reinan y caen, pero las enseñanzas reveladas son perenes, y leen los signos de los tiempos, para darles la interpretación que corresponde, sin apartarse un ápice de la Doctrina Cristina, y así será hasta el fin de los tiempos.
Jorge Casas y Sánchez.

lunes, 2 de marzo de 2020

VIRTUD DE LA CARIAD, EN NUESTRO DECIR DE PALABRA O POR ESCRITO.


VIRTUD DE LA CARIDAD, EN NUESTRO HABLAR.
Precisemos conceptos: Caridad no es filantropía, que es un bello acto humanitario. No es dar limosnas a los pobres o pagar diezmos a la Iglesia al asistir a la Santa Misa, la limosna es obligatoria y habla bien de quien la da,  pero es efecto de la Caridad y muy importante y necesaria. Lo mismo se puede decir de la filantropía.
La Caridad es el amor sobrenatural a Dios, y por este a los hombres, a todas las personas humanas. Esto es lo que nos distingue a los cristianos, y nos permite perfeccionarnos como tales.
La Caridad es operativa, es fecunda, no es un amor ocioso, es orientado a Dios, como la madre vive para su hijo pequeño, por amor, así debemos nosotros simples criaturas amar a nuestro Creador. Allí vemos como la Caridad motiva todas nuestras acciones. Vivir la Caridad, implica vivir intensamente la filiación divina, comportarnos como lo que somos, hijos de Dios.
Esto implica  nuestro modo en el hablar, hagamos introspección sobre nosotros mismos, ¿murmuramos, criticamos, difundimos rumores?, en esto podemos estar faltando a la Caridad, debemos permanecer en la palabra como discípulos de Cristo que nos dice: “Si vosotros permanecéis en mi palabra, sois en verdad discípulos míos, conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres”. Nuestro diálogo con Dios debe ser permanente, lo que nos lleva a ser prudentes en nuestro hablar, con y de los demás. No todo hablar necesita de las palabras, para con Dios no son necesarias, y para con los hombres hay silencios que expresan mucho.
Al hablar no solo transmitimos un mensaje, sino que cierta manera nos damos a nosotros mismos, nuestro hablar, habla de nosotros, de allí que debemos hacerlo caritativamente. Hablar siempre con sinceridad, nunca con mentira, la mentira es el idioma de los hipócritas, ¿no es verdad que queremos sentirnos auténticos?, la mentira nos hace falsos, socava las relaciones sociales, atenta contra el derecho de los otros de conocer la verdad. Quien miente se ama desordenadamente a si mismo, busca engañar a los demás e implicarlos en la mentira. Basta con lo dicho para entender su connotación esclavizante. Para los que piensan que es legítimo  hablar mal de quien se lo merece, el Papa Francisco nos enseña, ve y reza por él.
Preguntémonos, ¿soy motivo de división en mi ambiente, digo falsedades o participo y esparzo rumores?. Si es así pensemos que a nada bueno conduce y si puede causar mal a un inocente. Alguien con acierto dijo que las mentiras que decimos, no son algo que se llevará el viento, sino que son algo que nos corroe dentro.
Jesucristo alaba a Nicodemo, al decir que en el no hay doblez, y nos enseña que: “vuestro modo de hablar sea  Si, si;   no, no. Lo que exceda de esto, viene del Maligno. (Mt 5, 37)
El Catecismo de la Iglesia Católica dice textualmente en 2464:
“El octavo mandamiento prohíbe falsear la verdad en las relaciones con el prójimo. Este precepto moral deriva de la vocación del pueblo santo a ser testigo de su Dios, que es y quiere la verdad. Las ofensas a la verdad expresan, mediante palabras o acciones, un rechazo a comprometerse con la rectitud moral: son infidelidades básicas frente a Dios y, en este sentido, socavan las bases de la Alianza”.
Y en 2465, “El Antiguo Testamento lo proclama: Dios es fuente de toda verdad.  Su palabra es verdad. Su ley es verdad”.  Y nos da otras citas igualmente importantes.
 Lo que nos lleva a, nuevamente considerar que lo propio del buen cristiano es profundizar en la verdad de todos los aspectos que nos conciernen. La verdad para nosotros debe ser incansable búsqueda de la misma a lo largo de nuestra existencia consiente. Sin duda ejercemos la Caridad  al nunca hablar si no estamos seguros de que lo que estemos diciendo se apega a la verdad.
El buen cristiano no es que tenga ventajas superiores a las de los demás, lo que tenemos es exigencias superiores a las de los demás. No sabemos cuanto mal puede causar el hablar mal de alguien, el murmurar aunque nos parezca leve, el alcance puede ser inimaginable. No podemos expresar debidamente inconformidades con insultos, el buen uso del lenguaje es lo apropiado, y este puede ser tan duro como la necesidad lo señale. Por ejemplo el denunciar las expresiones que quieren enmascarar la gravedad del aborto, tales como llamarle eufemísticamente “interrupción del embarazo” y calificarlo de crimen, es lenguaje duro, pero verdadero, y es permitido expresarlo, en este caso,  en su verdadera dimensión. Expresándonos con buenas palabras.
Es conveniente que tengamos presente que no basta que algo sea verdad, para que se pueda divulgar sin mayor consideración, debemos vivir el amor fraterno al comunicar cosas muy graves, tratar de convencer presentando nuestros argumentos, y debemos recordar así mismo que es deber rectificar cuando se ha dicho algo que lo amerita, por no haber estado apegado o a la realidad o a la forma, independientemente del fondo.
Incluida la información verdadera, es deber difundirla con prudencia y discreción, esto será mas efectivo que hacerlo como esparcimiento de rumor, en especial ya que en este tiempo, de rumores está lleno el ambiente. nuestro actuar con sentido sobrenatural en este campo, nos producirá los mejores resultados.
La verdad que nos hace libres no consiste simplemente en la posesión o la transmisión de enunciados e informaciones que corresponden a la realidad de las cosas. La verdad que libera nos debe de traer paz, no el responder violencia con violencia, habrá momentos incluso en los que lo que se debe de buscar para combatir la mentira,  el lenguaje de la reconciliación, sin tener que ceder un ápice ante la mentira.
Jorge Casas y Sánchez.