sábado, 10 de noviembre de 2012


SON MAS QUE HEROES, SON MISIONEROS.

Se puede ser heroe en un solo momento, al realizar un acto heróico, pero el misionero católico se realiza como héroe en muchos, o en todos los momentos de su vida. La entrega de su existencia es de tal manera heroica que desde luego han adquirido virtudes que en muchísimas ocasiones realizan en grado que pocas personas podríamos, aunque nos lo propusiéramos, ya fuera por salud, necesidad imperiosa de estar en un sitio en forma constante, y por supuesto por vocación nula o insuficiente. (Dicho lo anterior sin menospreciar el trabajo misional no constante sino temporal, en ocasiones repetitivo o aún esporádico) Las virtudes adquiridas por ellos son incontables, pero podemos resaltar:

LA HUMILDAD, pues no buscan honores sino el bien de los demás, a costa del propio, exponiendo la salud y la vida misma. Los vemos en las cárceles enseñando a presos analfebetos en lugares alejados y pobres, recogen personas marginadas o enfermas de las calles, en las ciudades y los llevan a los centros de asistencia, siendo ciudadanos de otros continentes, realizan entregas de semillas y otros alimentos en lugares de extremo peligro que sufren bombardeos y otras amenazas, en paises alejados y conflictivos en especial en África. Otros son profesores en junglas y desiertos, en ciertos lugares entierran a miles de victimados, uno por uno, cristianamente. En otros lugares sufren la amenaza constante de ser secuestrados, y lo son en muchas ocasiones, sin embargo allí permanecen porque es allí donde han decidido que son útiles. Se ocupan de huérfanos, enfermos graves y de males contagiosos, ayudan a los lisiados, a los marginados a los mas pobres del universo.

LA DEDICACIÓN, dentro de esos entornos que dificilmente podemos llamar sociedad, reconcilian a familias que se han confrontado con la desgracia, les enseñan a perdonar, ayudan a recobrar la esperanza a los que lo han perdido todo. Les enseñan a ser caritativos dentro de su pobreza, y todo esto lo hacen a miles de kilómetros de su tierra, donde están sus propios familiares, sus raices, su cultura.

LA AMOROSA ENTREGA, siguiendo al entonces Cardenal Ratzinger en sus respuestas al señor Peter Seewald, reproduzco lo siguiente: “”Vosotros teneis que dar mas. Teneis que venir en persona, teneis que daros a vosotros mismos, y después contribuir a que los dones materiales que traeis se empleen correctamente, que no sean algo sobrante de lo que os desprendeis, exonerándoos en cierto modo de la pregunta que os planteamos de que somos para vosotros. Mientras solo proporcionemos dinero o conocimientos,siempre será demasiado poco. En este ámbito, los misioneros, que llevaron a Dios a las personas, que les hicieron creible el amor, queles regalaron un nuevo caminoen la vida, que se dieron por entero a si mismos, que no se fueron para dos, tres años, para una aventura interesante, sino para toda la vida, para pertenecer siempre a las personas de allí, constituyen todo un ejemplo. Si no aprendemos de nuevo esta capacidad de autoentrega, los demás dones serán demasiado poco””.

Si se piensa que esto es una vida de infelicidad se equivoca, tal es la vocación que los misioneros tienen, que en su entrega encuentran su sentido a la vida, en el llevar a Dios a los demás, en el darse y dar amor a los demás aunque a veces no se reciba nada a cambio, o se reciba agradecimiento y en el mejor de los casos amor también. Lo que si es seguro, es que tienen un gran tesoro en el cielo, que cada esfuerzo, cada acto de delicadeza, de trabajo caritativo, de amor al prójimo, aumenta su patrimonio celestial, en especial por ser portadores del Santo Evangelio de nuestro señor Jesucristo, 

Recordemos a la Madre Teresa, cuando nos dejó dicho: “”hay que dar hasta que duela””, y al misionero su actuar le duele, porque no es fácil y nunca parece ser suficiente, su trabajo es duro es dificil y es peligroso para la propia salud, desde luego cuentan con mi admiración y agradecimiento, su vida es muestra palpable del cumplimiento del Mandamiento Nuevo que el Señor Jesucristo nos dió, de amarnos como Él nos amó. Su amor por nosotros fué total, absoluto, dió su vida entera y hasta la última gota de su sangre en pasión dolorosísima. Imitarle mejor que siendo misionero, imposible, mejor praxis de la Fe no hay.

No me cabe duda de que los misioneros han comprendido a cabalidad que Dios nos ama desde la eternidad, que quiere que en uso de nuestra libertad correspondamos a ese amor de acuerdo a los dones que nos ha proporcionado Él mismo, y los misioneros responden a ese amor de Dios con su amor a Dios a través del servicio al prójimo. Ellos cumplen con lo que el Creador espera de ellos a través de su servicio a los demás, convirtiendo en prójimos a personas que jamás habrían estado próximos a ellos, de no habese desplazado de sus lugares de origen, para cumplir su cometido en tierras lejanas, a veces inhóspitas y nada cómodas, pero con seguridad que su labor no solo se verá premiada en la otra vida, donde están acumulando un gran tesoro, sino que en esta se ven sus frutos de manera tangible, y que basten solo unos números simples para demostrarlo:

.-En Africa hoy hay cerca de 800,000,000, de habitantes y de ellos alrrederor125,000,000 son católicos.

.-Los obispos nativos de África, hoy son mas de 400.

Lo anterior se debe en mucho al trabajo misional realizado en los últimos años.

Que Dios siga inspirando vocaciones misionales en todos los estratos de la Iglesia Católica y que bendiga con las dos manos a los misioneros. Y no olvidemos nosotros de rezar por ellos, de encomendar su labor y de pedir a Santísima Virgen que interceda por sus vocasiones, su labor y su éxito.

Jorge Casas y Sánchez.