lunes, 21 de octubre de 2019

NO NOS DESANIMEMOS.




NO NOS DESANIMEMOS.



Nunca nos debemos de sentir incapaces de hacer, de construir algo bueno, algo que merezca la pena. Nos sentimos incapaces de cambiar algo por completo, y podemos tener razón, hay imposibles para nosotros, pero no hay imposibles para Dios. Él lo puede todo, por tanto nunca debemos de quedarnos quietos y sin buscar aquel bien que hemos identificado y por el que queremos hacer algo.

Lo que debemos de buscar es el hacerlo dando pequeños pasos, ya que no lo podemos hacer a grandes zancadas, y poco a poco llegaremos a las cosas grandes. Así como un gran edificio se construye piedra sobre piedra, ladrillo sobre ladrillo, varilla, o vigueta o saco de cemento uno a uno, o paladas de grava y arena, nosotros debemos de realizar aquello que nos proponemos, paso a paso que sumados, con el tiempo van modificando o construyendo aquello que nos proponemos.

No se trata de --todo o nada— se trata de no quedarnos parados, de no clausurarnos, sumando modificaremos, realizaremos, contribuiremos. Ya se trate de realizar algo para el patrimonio familiar, para mejorar nuestra vida espiritual, para ayudar a nuestra patria, para ganar un amigo, lo único que no debemos hacer es quedarnos quietos regodeándonos en nuestra comodidad personal.

Hemos tratado en otras ocasiones el gran valor que podemos dar a nuestro trabajo, al santificarlo, con tan solo ofrecerlo al Señor, procurando hacerlo de la mejor manera posible, ofreciendo el esfuerzo, o el gusto, o ambos, santificándonos nosotros también. Que gran cosa es santificarse al trabajar, santificar al propio trabajo y santificar con este a otros, ya sea ofreciéndolo por alguna causa, como en desagravio de los que están en contra de lo que la Iglesia defiende. Hoy tenemos tanto que promover, defender, y practicar en nuestra vida de cristianos en materias como la familia, los valores tradicionales, la piedad, el ser solidarios y subsidiarios, pues siempre hay otros que necesitan de nosotros.

Nadie duda que hemos caído muy bajo en términos generales, que no contamos con las costumbres morales de nuestros antepasados relativamente recientes, y son muchas las razones que se han presentado en esta parte de nuestra historia humana, pero esto no quiere decir que lo perdido sea irrecuperable, la realidad es que se nos está dando un cambio, en el que la tecnología ha tomado un lugar preponderante, que nos embriaga en muchos casos, pero de la embriaguez se sale, y la recuperación se puede dar.

No existe razón para que no se puedan combinar los aspectos tecnológicos con los de la buena moral. Después de todo no debemos dejar de pensar que Dios Creador ha dotado al hombre de libertad, voluntad  e inteligencia, y son estos atributos los que le permiten progresar en los aspectos científicos, y su aplicación técnica, Dios nos propone, no nos fuerza, y respeta esa libertad que nos ha concedido, pero espera de nosotros una respuesta digna. Nunca hemos tenido mas razones para agradecerle al Señor que nos haya hecho inteligentes, y gracias a ello capaces de inventar y utilizar lo que en estos tiempos gozamos en materia de tantos progresos debidos a  la tecnología. Nuestros pasos han ido desde el utilizar la fuerza de ciertos animales que hemos domesticado, y que en combinación con herramientas como el arado nos han permitido roturar la tierra, para ir pasando de esta fuerza de los animales domesticados a la máquina de combustión externa, después a la de combustión interna, las de fuerza eléctrica, los reactores, incluso los nucleares, usando combustibles fósiles y naturales, inventos que cada día progresan en su rendimiento, aunque conllevan daños colaterales, que también la inteligencia humana superará, e inventará nuevas formas de obtener la fuerza necesaria y su atomización distributiva.

En este entorno nos sentimos en ocasiones superados y cancelamos proyectos propios, y es a lo que se hizo referencia en el primer párrafo. Lo que nos ayudará es la confianza en la ayuda de Dios, y nuestro propio esfuerzo. Los  viejos refranes dicen: A Dios rogando y con el mazo dando y a quien madruga Dios le ayuda, son muy ciertos, no los desestimemos por ser antiguos, hoy son tan válidos como cuando se inventaron por aquellos que construyeron el andamiaje que nos ha traído y llevado a la altura actual de conocimiento, ciencia y tecnología, de que nos beneficiamos.

Jorge Casas y Sánchez.

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