lunes, 7 de octubre de 2019

CUESTIONE DE LAS LEYES ETERNA Y NATURAL.


ALGUNAS CUESTIONES IMPORTANTES Y LA LEY ETERNA Y LA LEY NATURAL.

LA LEY ETERNA, es el orden universal que procede de Dios Creador, no puede ser modificada, pues es diseño divino.

LA LEY NATURAL, procede absolutamente de la Ley Eterna, y se refiere al ser humano, por tanto de ella dependen  la naturaleza humana, como las leyes positivas hechas por los hombres. Su principal aspecto es que se dirige hacia el bien, y que evita el mal, por tanto toda moral humana le está sometida. La tendencia del hombre nunca es hacia el mal, lo que sucede a menudo es que el hombre confunde el mal, considerándolo como bien, equivocadamente. Su adjetivo de natural, procede precisamente de esa inclinación innata del hombre hacia el bien e inclinación a evitar el mal. Como prolongación de esta Ley Natural nacen las Leyes Positivas, que son emanación de la civilización de las personas, en su vida comunitaria, atendiendo al gregarismo que es característica natural del hombre. Los Estados a través de sus instancias legislativas deben alinearse a estas leyes, en primera instancia a la Ley Natural y en última instancia a la Ley Eterna.

Vemos que todas las cosas tienen una finalidad que han recibido de la razón, de la sabiduría divina, que es el principio directivo de todo acto. No puede haber otro, ni podemos dejarlo todo a la casualidad, sería locura afirmarlo. En el caso del hombre se encuentra a  lo largo de su vida con muchos fines, los cuales va cumpliendo en el mejor de los casos, con su esfuerzo y su actuar, y tiene lo que podemos llamar un fin supremo que es el fin final, su salvación eterna. De allí que la formación es tan importante, dado que es  la mejor guía para la obtención de ese fin supremo.
Hechas estas aclaraciones podemos introducirnos en algunas de las teorías que desvían a los hombres de esa inclinación al bien, que son causantes de  los errores que confunden bien con mal. En ocasiones estas teorías son en parte verdad y muy valiosas pero: o están incompletas, o equivocadas y en otras ocasiones, son errores garrafales de principio a fin.
No se puede cubrir en este breve papel el extensísimo campo de esta referencia, nos tendremos que atener a solo dos ejemplos que nos muestran algo de lo comentado antes y que dan una idea de como las influencias de los grandes pensadores de lo novedoso, pueden influir en el pensamiento popular, es un hecho que afectan primero a los círculos académicos y de allí se generalizan a la cultura ciudadana, produciendo con su influencia males, distorsiones y equivocaciones.

DARWIN; Un ejemplo que podemos examinar, (del siglo XIX) por la influencia global que ha tenido es el aspecto, a partir de teorías que nacen después del segundo viaje del Beagle, en el que participa Darwin, y que vienen a influir grandemente, en primer término, al mundo sajón, son contrarias a la demostración que más adelante haremos de la única teoría verdadera sobre nuestra procedencia, la Creación, las dos principales teorías  de Darwin son el evolucionismo y la selección natural, sin duda que ambas tienen bases científicas sólidas, pero también padecen de grandes lagunas que jamás se cubrirán porque  no es posible.  Aquí debemos de concluir con que las teorías científicas no siempre se pueden tomar como absolutas, pero en casos como el de Darwin, en especial por la época en que se da, se convierte en un distractor de gran dimensión e influencia. Estamos hablando de la persona humana, no olvidemos su dignidad, y procedencia, venimos de Dios y fuimos creados a su imagen y semejanza.
Sin duda que las teorías de Darwin suscitaron una importante revuelta científica mundial en su tiempo, pero con el pasar de los años se han venido desacreditando. Si hay verdades comprobables en la supervivencia de los mejor adaptados, pero definitivamente es un fracaso rotundo lo que trata de sostener sobre el origen de la especie humana. La razón que siempre sobresale ante cualquier argumento por razonado o sin razón, que sea, tropieza con  que: lo espiritual no puede proceder de lo material y que el hombre es espíritu y carne, ante este muro se han roto infinidad de cabezas que han acometido en contra de la Creación, y curiosamente, se siguen rompiendo. Aquí lo que se enfrenta,  es:  “la Providencia de la Divinidad”   vs.  “los caprichos de la naturaleza”.  Solo la testarudez científica con malos fundamentos, esa especie de “cientifismo barato” sigue inventando argumentos, cada vez mas risibles.   Conviene aclarar que no se está contra las ciencias o los científicos, lo que sería locura, pero si el desprecio a sus manzanas podridas que como en toda comunidad humana se dan y tienden a contaminar a las otras.
DESCARTES; Pero ya antes en el XVII René Descartes que se formó dentro de la teología y filosofía Escolástica, tiene afirmaciones como la de que: si sus padres le han dado la vida material, solo Dios le puede haber dado la espiritual. Pero en el balance de sus razonamientos en los que no le faltó la fe, si fué ésta, insuficiente ante el gran poder de sus especulaciones, al grado de pensar que no era el conocimiento del momento, ese turbulento en todos sus aspectos, Siglo XVII, suficiente para demostrar algunos de los fenómenos naturales, este siglo tuvo en todos los saberes: literatura, arquitectura, pintura artes en general, técnicas, etc. grandes cambios progresistas, y él, René, no se podía quedar atrás. Elabora en su mente la teoría de la duda metódica, (inspirándose en filósofos anteriores a él, que ya habían especulado sobre ese tema)* a la que considera sustento para llegar al conocimiento del que hay que partir para obtener certeza sobre las  verdades establecidas, dudar de toda base estudiada con anterioridad a él y empezar de nuevo el examen de todo conocimiento previo. Tuvo influencia mundial, también.
                  
Francisco Sánchez, el Escéptico lo dibuja así: “….poniendo todo en duda, como si nadie hubiera dicho nada jamás, comencé a examinar las cosas mismas…..

Hoy, continuando con material para nuestras especulaciones y como corresponde a un papel de filosofía cristiana vamos a abordar el tema de la esencia del cristianismo, no en busca de una definición de lo que el cristianismo es, lo que dejamos a los teólogos, sino para tener un concepto lo más real posible de nuestra religión. Y estar en la verdad. Independientemente de la cultura popular cuando esta ha caído en equivocaciones. Recordemos que la filosofía es sustancialmente: búsqueda de la verdad.

Siguiendo a Michael Schmaus,  podemos decir en primer lugar que el cristianismo es verdad, “la verdad”, es la luz que necesita el espíritu, luz que se irradia a todo,  todo lo del mundo, la existencia de  todos los entes, la vida y el hombre, permite al ser humano ver diáfanamente nuestra propia existencia y así su trascendencia. La verdad no se puede, no se debe de extinguir, al extinguirla se carece de la luz del espíritu. Es por tanto de necesidad absoluta que el cristianismo mantenga encendida esa luz de la verdad, lo que se logra y conserva desde la escritura del Antiguo Testamento y en forma muy, muy especial la venida de Jesucristo que revela las mas grandes verdades sobre la Divinidad, y el hombre, por lo que será a partir de entonces que la Iglesia, nuestra maestra conserva, cuida, mantiene las mas grandes verdades que el hombre puede poseer y siempre nos guía con la inspiración del Espíritu de Dios. Podemos y debemos, sin lugar a duda, considerarlas VERDADES ETERNAS DE LA REVELACIÓN DIVINA. 
Como dudar de esto si está basado en Revelaciones Divinas,  la preparatoria del antiguo testamento y la directa de nuestro señor Jesucristo. Aquí el papel de nuestra fe es preponderante, pues es con ella que captamos la verdad, siendo la falta de fe aquella, ceguera que lo impide.
Pero el cristianismo no solo es verdad. Tan solo la verdad no llena el espíritu del hombre, es desde luego imprescindible para su salvación, pero ella sola no basta para salvarnos.
La verdad de las cosas que Dios ha querido revelarnos, no tienen engaño alguno, a nadie se le ocurriría decir que Dios nos engaña, y Él en su sabiduría infinita no puede equivocarse, no cabe en lo posible, no puede engañarse.
La persona humana además necesita normas, le son necesarias los imperativos morales, el conocimiento del bien y del mal, rechazando el segundo y procurando el primero. Es así como vamos lucrando nuestra salvación. Nos es necesaria una guía, que como la brújula al marino le marca el rumbo al puerto abrigador. No podemos erigirnos en nuestros propios jueces en esta materia, el Creador es quien nos señala con sus divinas revelaciones el cómo y el porqué de nuestro comportamiento y cuando este falla, lo que es propio de nuestra naturaleza humana, nos otorga el sacramento del perdón.
Pero el cristianismo no se puede quedar en un corregir de lo moral, aunque éste es verdadero y valioso, de valor imprescindible, nuestra religión va mas allá. Imaginemos un mundo sin preceptos, sin leyes ni reglamentos, sería un caos insoportable, que no llevaría a nada bueno. El crear y aceptar las regulaciones y la normatividad no es para el ser humano de ninguna manera pérdida de libertad, mas bien es ejercicio de la libertad por propia voluntad. Es decisión libérrima en la que nos proponemos: el orden de nosotros hacia los demás y de ellos hacia nosotros. Toda libertad incluye responsabilidad, no podemos olvidarlo. Nacen pues las normas morales del creador que es quien nos enseña cual es nuestra naturaleza, y se realizan en su misericordia,  en su bondad. San Juan evangelista nos dice “Dios es amor”, por lo que, lo que procede de Dios, lo es también, y el Cristianismo procede de Dios por lo tanto es amor. Además de verdad y moral. Sabemos que el amor es lo contrario del odio, y el odio es muerte, es el asesino de la felicidad humana porque mata al  amor. Gran mal de nuestra época, que en tantos casos y relaciones entre los hombres, y entre las naciones,  carece de amor, y lo peor que en su lugar surge el odio, y en ocasiones este odio se da entre las razas y entre las religiones, olvidando que somos una sola raza; la raza humana, nos enseña san Josemaría
 Hay y con mucha razón una forma de examinar cuales son las maneras de dar solución a muchos de los grandes problemas del mundo, tales como pobreza indignante,  batalla que muy lentamente pero que se va ganando, pero resta aún la pobreza de la que se debe salir para que todos los hombres sobre la tierra no carezcan de lo indispensable, pues de esta pobreza hay mas hoy que entes; otro es el de la falta de  la paz, y en su lugar, guerra con destrucción, odios entre naciones, religiones, culturas, y esas soluciones se obtendrían, en el primer caso con una mejor distribución de los recursos, el trabajo productivo, y la paz, con solo seguir el mandamiento nuevo de Jesucristo, “amaos los unos a los otros”. 

Pero las ambiciones de dominio en los mercados, el enriquecimiento a ultranza, el poder bélico intercontinental con sus costes altísimos, lo impiden, lo alientan, lo dificultan e incluso lo evitan. A esto se pueden añadir las ideologías perversas que se tratan de imponer como el NOM (nuevo orden mundial) que se sustenta en la posesión de los capitales financieros, y que pretende destruir la gran influencia humanista de la Religión Católica y su Iglesia, que fomentan los valores de la familia, la armonía entre los diferentes estratos sociales. Las perversas ideas que persigue el NOM, pretenden controlar el número de habitantes que ellos consideran para sus fines el adecuado, también les estorban los valores morales de la buena educación, de la familia tradicional, porque esa formación humana hace que el criterio del hombre no sucumba ante sus ideologías y finalidades de control político e incluso religioso, pues tratan de diseñar una “religión” “ad hoc” a sus pretensiones, que incluye el control natal fomentando el homosexualismo masculino y el lesbianismo femenino, el abortismo, la eutanasia, el divorcismo, etc, en fin la destrucción de la civilización cristina basada en valores sublimes.
Por otro lado lo que se predica entre la cristiandad es ese amor procedente de Dios, al ser correspondido por nosotros, del que nace  la fe, que es la base, el cimiento de todas nuestras  creencias, nacen también la piedad, la devoción, y por supuesto el amor a Dios, y a sus criaturas en especial la hecha a su imagen y semejanza, que si por algo se distingue entre las demás criaturas es por su libertad, el libre albedrío, la práctica de los grandes valores humanos, la convivencia, la coexistencia, y las mejores relaciones humanas pacíficas.

Mas adelante trataremos más sobre el amor con mas generalidades, y concluiremos el tema de la esencia del cristianismo. Por ahora continuamos comentando sobre el amor en el catolicismo;  Frank Thíess, (Frank Thiess, escritor alemán, nacido en Rusia).
 en su obra “El Reino de los Demonios” afirma, con razón, que para un vivir auténticamente humano se precisan tres cosas: belleza,  orden y amor.
Él ve a la belleza como resplandor de la verdad que nos fue legada por la antigua Grecia.
 Que los creadores del orden, al manifestar la ley, fueron los romanos.
Y la tercera fuerza, el amor, la proporcionó el Cristianismo. Sin duda  la mas importante, e imponente del humanismo.
Esta filosofía ante la burda y deshonesta manera de actuar de los que sostienen las ideologías del NOM, que sencillamente nos resultan tan pueriles, vulgares y perversas que, si no fuera porque las sustentan los grandes capitales financieros del mundo, caerían en lo risible, pero son un peligro real, proactivo, que tenemos que evitar, defendiéndonos, con la razón, cultura, tradición, buenas costumbres, y altura de miras que nos asisten, encabezadas por el amor al prójimo.
Tenemos a la verdad, a la moral y al amor pero aún la esencia del cristianismo no está completa, pues si se dijera que el cristianismo es la religión del amor, esto se podría prestar a malas interpretaciones, algo como “encuentro de corazones” o “almas gemelas” incluso algo por el estilo, por lo que conviene aclarar, lo que en el Amor Divino, lo primero y principal es: además de muy importante, que procede de Dios, Él nos ama desde antes de nuestra existencia, hemos estado en su mente desde la eternidad, su amor por nosotros, como todo lo divino, es de una perfección impensable para la mente humana en cambio  el amor humano hacia Dios viene a ser como una chispa comparada con el sol, pues nace del amor en nosotros, aunque procedente del amor de Dios por nosotros,  basta intuir a Dios para amarle, para poderle adorar, en su grandeza, en su bondad, en su misericordia, o sea que vamos más allá del amor humano, al considerarlo como lo que es; lo más adorable que pueda existir. El amor  del hombre a Dios es además extensivo a todas sus criaturas. Al ser todas las criaturas objeto y producto de su amor, al amarle a Él, amamos por extensión a toda su Creación. Solo así se puede entender el Evangelio que nos dice que debemos de perdonar y amar incluso al enemigo.
 Y no digamos, el Mandamiento nuevo de Jesucristo de amarnos los unos a los otros, como Él nos  amó. Su amor es tan grande que dió su vida y la dio en forma muy dolorosa, sufriendo dos agonías, ambas anímicas, la de Getsemaní y la otra, además físicamente dolorosísima, clavado en la Cruz.    
Al no haber nada que no proceda de la Creación excepto el propio Creador. Y la única razón aceptable es, la de que Dios crea para manifestarse en su amor, por lo que todo lo creado  procede y manifiesta  su amor, y con toda certeza podemos decir que todo lo que constituye al universo, incluido nuestro mundo radica y permanece en la existencia por estar en la mente y en el amor del Creador. No hay otro factor, este amor a sus criaturas sostiene la existencia de todo, si faltara se daría la nada.
Jorge Casas y Sánchez.

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