sábado, 28 de agosto de 2021

INFLUENCIA MATERNO-PATERNAL EN LA FORMACIÓNDE LOS HIJOS.

 

ENTRADA 58.  INFLUENCIA MATERNO-PATERNAL EN LOS HIJOS.

¿CUANTA ES EL INFLUENCIA DE LAS MADRES EN LA DIRECCIÓN QUE TOMA EL MUNDO?

Es la luz de Jesucristo, y su vida de familia las que han llevado, con su ejemplo y enseñanzas a la humanidad a  considerar, a partir de la Cultura Occidental, los valores familiares, el calor amoroso del hogar, el entorno de ayuda, desarrollo humano, búsqueda de la autonomía personal, esto simplemente no era en la cultura greco-romana, como lo fue conforme la Doctrina Cristiana se fue imponiendo en la Europa de esa época. Baste recordar el papel del “pater familiae”.

Entre las múltiples lecciones de Jesucristo, en la vida hogareña, y en la social, destacan grandes enseñanzas como el servir, no el ser servido. Esto al haberse ido aplicando en la vida de las naciones europeas, produjo tan maravillosos resultados, que fue influencia para el cercano e incluso el lejano oriente. Ahora han surgido de la estulticia y el odio, combinados con los intereses de poder y económicos, los grandes enemigos de la familia, olvidando que hay valores que no caducan, que una vez que han sido inculcados al ser humano por la Religión Católica son válidos hasta el fin de los tiempos.

Cualquiera que se pregunte porque la influencia de la familia ha perdido protagonismo en el mundo tiene principalmente dos cuestiones en que pensar, una el descuido que la vida moderna nos ha producido en la forma de existencia actual,   que es un aspecto cultural,  mas bien de falta de esta, y la otra son los ataques que la familia sufre de poderosas instancias que la consideran un estorbo para sus perversos planes mercadológicos.

Vamos a examinar ciertas consideraciones:

·         La primera es que las madres poseen una gran influencia sobre su prole cuando pequeñitos, y que esta procede del amor entrañable que les tienen a sus descendientes. Esto está en la conciencia de los progenitores y por lo tanto pertenece a la naturaleza del ser humano,  nos viene de Dios Creador.

·         La segunda consiste en el ataque descomunal que se está dando, a través de las ideologías, ahora muy de moda, la Ideología de Género, que no respeta la dignidad de la persona humana, y en especial la inocencia infantil que en el pasado ha dado tan excelentes resultados en la educación de las personas. Una de las pruebas está en que las generaciones anteriores a la nuestra, y las mas recientes, tienen en cantidad y en calidad, los mas destacados científicos e intelectuales de la historia. Situación comparable a la época de los filósofos griegos, o los artistas del Renacimiento, y que como los que pasamos ya de cierta alta edad gozamos tanto y nos proporcionaron tanta felicidad y sana comunicación con sus cuentos, como Santa Claus, los Magos, fueron fiestas infantiles con sorpresas, los festejos navideños y los regalos, que nunca podremos olvidar. ¿Pero en que se basaban? Y ¿Por qué hacían tan felices a los pequeños?, porque se conservaba su inocencia infantil, tan alejada de las perversidades que hoy pretenden, inculcar en los pequeños hablándoles equivocadamente de lo que el sexo es, como parte de nuestra naturaleza y para lograrlo se basan en las necesidades económicas de los países. SI EDUCAS ASÍ A TUS ALUMNOS TE PRESTO, SI NO, NO. EN ESTO SE HAN CONVERTIDO LOS BANCOS QUE SE CREARON PARA GENERAR DSARROLLO.

Hoy imperan las ideas corruptas sobre feminismo, un asunto tan delicado y que en lugar de promover a la mujer en tanto ser humano y mejorar promoviéndola en la vida económica, e incrementar su participación en la vida  cultural, la cosifica, la degrada, aunque  económicamente le conceda cierto progreso. Lo que debemos de sublimar en la intensísima relación de la madre con su descendencia. El llevar en su seno la vida nueva por nacer, por venir a integrarse a la humanidad, por realizarse como ser social y como persona digna, dignísima en cuanto a su característica de capacidad maternal, portadora en sus entrañas de toda vida humana de allí el entrañable amor por sus hijos, con capacidades de ser educados, de recibir amor, de ser autónomos en tanto adultos, y de alejarse del hogar materno-paterno, pues es el sino de nuestra naturaleza.  (Gen,2,24).  Como comparar todo el proceso de la procreación con los salvajismos científicos de la fecundación “in vitro”, o los vientres de alquiler.

 Que gran cosa sería un movimiento feminista de buen grado que montara un pronunciamiento global de la recuperación de esa grandeza femenina,  de su enorme influencia en la educación de los menores y enorme papel de importancia insuperable de su relación maternal.

Cabe aquí recordar el sabio decir de que los hijos los da Dios, no los hombres. Si un matrimonio no tiene capacidad de procrear naturalmente, hay que respetar esa divina voluntad, y dar soluciones como la adopción, de la que abundan ejemplos maravillosos, el propio Jesucristo era hijo adoptivo de San José. Conviene entender que los padres no tienen derecho a tener hijos, pero que los hijos si tienen derecho a tener padres.

El papel que desempeñan la madre y el hijo en la sociedad al formar el tándem con su marido es de absoluta y vital importancia, porque las estructuras propias de la sociedad, como lo son la economía, la política y la social, que en las familias tienen su fundamento,  son las que permiten y procuran nuestra libertad, conviene que entendamos que los padres no somos “dueños” de nuestros hijos, sino que nos debemos unos a otros en la mas cercana relación posible y es nuestra obligación educarlos para su autonomía personal, ellos deberán vivir su propia libertad. Tanto son ellos nuestros hijos, como para ellos como lo fuimos nosotros, al tener a nuestros padres.

La edad y la formación son de gran importancia y como el alfarero  puede formar a su gusto el barro del que saldrá el botijo, jarrito, florero o lo que esté formando, mientras la humedad que el barro guarda se lo permita, pues llega un momento en que ya no le puede cambiar la forma pues este en su plasticidad tiene un límite, y al llegar este momento la forma adquirida será la que permanezca, de igual manera nuestros hijos hasta los 14 años de edad son maleables y toman la forma que los padres les dan, después de esta edad no se puede darles lo que se les debió de dar antes. Es por ello tan importante la formación cristiana y humana que les enseñemos antes de los 14 años. Esto no quiere decir que se suspenda la educación en un momento  dado, pues sabido es que la educación de los hijos no termina nunca.

En especial la educación debe proseguir, pues en este mundo pan-sexualizado, en el que se pretende legislar a favor del aborto, de la eutanasia, del divorcismo, etc. Llega la perversión y la imbecilidad de las  instancias como ONU, OECD, UNESCO, etc. a hablar y querer imponer:

“los derechos sexuales de los niños” , entre los que una nena menor de edad tendría “derecho” de ocultar su embarazo y aborto a sus padres. Increible pero cierto, muy necesario que el juicio cristiano y maduro de los padres prosiga enseñando las verdades de los valores tradicionales, la sana moral y costumbres buenas. Es derecho de nuestros hijos el recibir la mejor y mas adecuada educación posible, como lo es obligación y responsabilidad de los padres. Así les evitaremos la esclavitud del consumismo, la cosificación, la trata de personas, las adicciones, la deshonestidad, la corrupción , la ignorancia, la vileza de sentimientos, y de nosotros, mas con el ejemplo que con nada, el ejercicio de la Caridad, de la Fe operativa, de vivir los principios de solidaridad y de subsidiaridad, de  cooperar con el Bien Común, con la opción por los mas pobres. Solo así lograremos un mundo mejor. No hay mejor ejemplo para darles a ellos, construir por ambos cónyuges un hogar tranquilo, feliz, apropiado para el desarrollo personal de todos sus miembros. que la santificación de nuestro trabajo, el santificarlo a este dándole un plano sobrenatural, al ofrecerlo a la Trinidad Santa, y santificar con él, pidiendo al Señor cosas buenas para la salvación propia y de los demás. Contemos con nuestra Madre del Cielo, cuya ayuda recibiremos siempre que la pidamos.

Jorge Casas.

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