sábado, 14 de noviembre de 2020

TRABAJO Y FAMILIA

 

TRABAJO Y FAMILIA.

Todo buen cristiano valora a su familia en alto grado dentro de sus prioridades, y es conveniente revisar algunos aspectos involucrados en ello. Podemos comenzar con el examen de la más acertada respuesta al siguiente dilema:

¿es primero el trabajo? o es primero la familia?

Creo que la respuesta mas adecuada es en primer término que no hay en ello conflicto de intereses, que el trabajo es un medio para atender a la familia que esta, es un fin, por lo que en nuestra jerarquía de valores la familia ocupa un lugar por encima del trabajo. No cabe duda que los progenitores se auto-realizan no solo como tales, sino también como profesionales, técnicos, especialistas o simples trabajadores de y en aspectos sencillos, pero remunerados., y que esto conlleva el que se trabaje para el bien de la familia, lo que lo eleva a ser parte del Bien Común, en cuanto es colaboración al desarrollo de sus miembros.

El siguiente cuestionamiento que nos debemos de hacer es si verdaderamente estoy trabajando para el bien y desarrollo sano de mi familia, que no consiste en solo proveer, sino en que como seres humanos crezcamos todos los miembros, y nos beneficiemos en nuestras capacidades, todos los que conformamos este ámbito de amor por excelencia, que  la familia. Destacando por su importancia aspectos de su buen funcionamiento que vienen a ser: una sana alimentación, los estudios de los hijos, que reciban una sana formación espiritual y costumbres piadosas, los muy importantes aspectos de la higiene, sanas costumbres y métodos en las labores y encargos dentro de las necesidades de orden y limpieza del hogar, señalando obligaciones justas a cada miembro, y donde todos colaboren responsablemente, lo que educa en las virtudes del orden y la disciplina, que son esenciales en la vida futura de los hijos.  A lo que se podría añadir un plan de seguridad en materia de salud para la esposa y los hijos hasta los 22 años. Así influimos positivamente en nuestro entorno y por ende en el mundo. Nos parecería que ante las grandes dimensiones de los países, y la enormidad del mundo, nuestras actividades no cuentan, esto no es así, y no tiene que ser obstáculo para que bajemos la guardia. Siempre contará, sumará, nuestra buena influencia, no bajemos nunca la guardia, por el contrario, alegremente, confiados en nuestro buen actuar, y atendiendo a las exigencias de la vida de fe, aunque seamos criticados, o aparentemente pasemos desapercibidos, Dios no deja de saberlo, y eso es lo que cuenta. Nada es mas educativo dentro del seno familiar que la armonía y la concordia, y el buen ejemplo,  a sabiendas de que no hay familias perfectas, como no hay personas perfectas, y que son mas frecuentemente recordados los momentos crispidos y difíciles de las relaciones interpersonales, que las de la armonía y del amor. Aquello de la paja en  el ojo ajeno….

Un aspecto difícil de nuestros tiempos es el de la distribución de nuestro tiempo, el cual debemos de dividir en períodos de trabajo, sueño, tiempo en el hogar, tiempo que dedicamos a nosotros, solos, como el de los deportes, o el dominó con los amigos, o el café o gimnasio con las amigas, o bien solos los cónyuges, sin los hijos, en su vida social de adultos, atendiendo aficiones personales    (“hobbies”) etc. ¿Cómo vamos a distribuir nuestro, siempre escaso tiempo, de la mejor forma posible. A esto hay quien quizás acertadamente responde que entre las dos prioridades sobresalientes, y por supuesto sin dejar de atender las demás, el que dediquemos al trabajo el menor tiempo necesario, y a los hijos el mayor tiempo posible. Las formas de dar respuesta a esto son únicas en cada caso y sería ocioso tratar de darles respuestas porcentuales por ejemplo.

Otra pregunta que nos planteamos regularmente es: ¿debe la señora conocer e intervenir en las decisiones profesionales importantes en relación al trabajo del esposo?, o Viceversa, y  la respuesta es SI, cuando estas afectan a la familia, al patrimonio familiar, etc. es parte de la concordia familiar.

Otro planteamiento que nos debemos de hacer es cuando  se trata de la continuidad de uno o mas hijos en la profesión o empresa del padre o madre, aquí la respuesta es muy sencilla, primero está la libertad del hijo(a)(s), que la preparación que les podamos proporcionar sea de carácter amplio, no restringido, a forma de que libremente y de acuerdo con sus muy personales preferencias, conociendo las opciones, libremente decidan, si quieren continuidad o prefieren incurrir en otros ámbitos.

Finalmente no podemos dejar de insistir en la formación espiritual de la prole, dicho está que será nuestro ejemplo personal que es primordial, se trata de una responsabilidad por la que somos juzgados y lo seremos ante el Señor,  y que forma parte importantísima de nuestras obligaciones como católicos. Pidamos que la Trinidad Santísima y nuestra Madre del Cielo nos auxilien en cumplirla adecuadamente.

Preparó Jorge Casas.

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