lunes, 18 de diciembre de 2023

 

 

   sexta parte.  UNA PEQUEÑA INTRODUCCIÓN A LA TEOLOGÍA.

La idea, la intuición, el convencimiento de la existencia de Dios está envuelta en sombras y misterios, que la divina Revelación de Jesucristo, al develar lo cubierto nos descubre el gran misterio que la mente humana nunca hubiese podido vislumbrar, la SANTÍSIMA TRINIDAD.

El pueblo escogido tenía el nombre que Dios le había dado a  Moisés, YO SOY EL QUE SOY, y en labios de Jesucristo le ha llamado PADRE y lo hace ante sus discípulos en una forma muy particular que señala la diferencia entre la  legitimidad y la adopción al decirles “mi Padre y vuestro Padre” habiendo ya ha dejado claro que Él y el Padre son una misma cosa. Esto lo comprobamos en lo que su divina pedagogía ha enseñado a los apóstoles, cuando san Pedro le contesta a la pregunta de ¿quién dicen ellos que es Él?, contesta diciendo que es el “Mesías, el HIJO de Dios vivo” Mt. 16,16.

La enseñanza de la Trinidad es paulatina, más adelante hablará del ESPÍRITU SANTO a quien enviará como santificador, los propios apóstoles hacen menciones sobre el Espíritu santificador y san Pablo en II Corintos  13,13 dice: “ La gracia del Señor Jesucristo y la caridad de Dios Padre y la comunión del Espíritu Santo sea con vosotros. La Iglesia Católica en su liturgia, oraciones y Sacramentos y alabanzas ha vivido y vive la fe en la Trinidad. Y confirma la existencia de un solo Dios, reconociéndole “atribuciones” llamándoles Personas. A Dios Padre, primera Persona, se le atribuye  la Creación, a Jesucristo Segunda Persona la Redención, y al Espíritu Santo, tercera Persona, la Santificación.

La compenetración entre las tres Personas divinas es absoluta y se explican sus Procesiones divinas, que son dos, el Hijo procede del Padre por generación o semejanza y el Espíritu  Santo como principio de amor mutuo, se la llama “espiración” a esta procedencia. Las tres Personas Divinas son absolutamente iguales en su naturaleza divina, independientemente de las atribuciones que les corresponden. A continuación del Concilio de Florencia (1438-1445) nos dice a la letra el: Decretum Pro Jacobitis, lo siguiente.

“La sacrosanta Iglesia Romana, fundada en la palabra de nuestro Señor y Salvador, firmemente cree, profesa y predica un solo Dios verdadero omnipotente, inconmutable y eterno, al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, uno en esencia, trino en personas: al Padre ingénito, al Hijo engendrado del Padre, al Espíritu Santo que procede del Padre y del Hijo. Que el Padre no es el Hijo o el Espíritu Santo; que el Hijo no es el Padre o el Espíritu Santo. Que el Espíritu Santo no es el Padre o el Hijo: sino que el Padre es solamente Padre, el Hijo solamente Hijo y el Espíritu Santo es solamente Espíritu Santo.

“Solamente el Padre engendró al Hijo de su substancia, solo el Hijo fue engendrado solamente del Padre, solo el Espíritu Santo procede juntamente del Padre y del Hijo.

Estas tres Personas son un solo Dios y no tres dioses: porque las tres tienen una misma sustancia, una esencia una naturaleza, una divinidad, una inmensidad, una eternidad y todo es uno donde no existe una relación de oposición.

En el Antiguo Testamento hay barruntos de la Trinidad de Dios, pero con mucha obscuridad, solo en el Nuevo queda claramente revelada. San Juan llama a la segunda persona EL VERBO, es decir, LA PALABRA, no hace falta explicar que se refiera a la palabra espiritual, “En el principio era el Verbo, y el Verbo era Dios. Él estaba al principio en Dios” (Io  1,1). El calado insondable de estas palabras ha sido comentado por los mas grandes santos, en el caso de san Agustín de Hipona insistentemente predica que su explicación supera toda capacidad, nos añade que Juan evangelista es un hombre el que habla de Dios. Dios le inspira, es verdad, pero no dejaba de ser hombre. Los términos que usa, EL VERBO Y LA PALABRA no pueden ser sino “palabra espiritual”  ya que antes de decirla con la boca, nos formamos en la mente la palabra espiritual, lo que es humano. Pero en Dios su palabra es en toda su esencia de una perfección absoluta, pues en Dios no hay nada que no sea Dios y los teólogos ven la analogía en el amor entre Dios y su Verbo y ese amor se expresa en una nueva Persona Divina. De allí que el Credo dice: el Espíritu Santo procede igualmente del Padre y el Hijo.

Jorge Casas y Sanchez

jueves, 2 de noviembre de 2023

SEPTIMA PARTE. uNA PEQUEÑA INTRODUCCIÓN A LA TEOLOGÍA.

 

  SEPTIMA PARTE.  Una pequeña introducción a la Teología.

La Segunda Persona de la Trinidad, el Verbo, o Logos (en griego) como también se le conoce es Dios que se piensa a si mismo, contempla desde la eternidad, aparte de la Creación que es lo que nos permite atisbar e ir conociendo poco a poco en sus estructuras intimas. En su inconmensurable poder no sabemos que otras cosas sean de su voluntad infinita, pueden existir cuestiones de las que no tenemos el más pequeño vestigio, pero de la Creación positivamente sabemos que es Cristocéntrica, dado que en su infinito conocimiento sabía como actuaríamos cada cual en el uso de la libertad que nos otorgó, y que necesitaríamos un Redentor, luego es el centro del cosmos y todo lo demás:  historia, reflejo de las cosas, etc. En la “Encíclica Redemptor Hominis”, san Juan Pablo II empieza afirmando, “El Redentor del hombre Jesucristo, es el centro del cosmos y de la historia” lo que alude directamente al sentido Cristológico de la Creación. Y en su Evangelio Juan (Io.1,3) dice : “….por Él fueron hechas todas las cosas y sin Él no se ha hecho cosa alguna…..”

En la cuarta petición del Padre Nuestro, hay teólogos que ven un doble propósito al decir: “danos hoy nuestro pan de cada día”, resalta el pronombre “nuestro” lo que nos habla de la compenetración humana con Dios Padre, al que consideramos que su providencia está presupuesta en nosotros, le pedimos el Pan Espiritual, de la Comunión de los Santos, y el pan que alimenta nuestro cuerpo. En el Antiguo Testamento vemos en PROVERBIOS 30,8 “No me des ni miseria ni riqueza, concédeme el pan necesario, no sea que llegue a hartarme y te niegue diciendo ¿Quién es Yahwéh?, o que en la indigencia robe, y profane el nombre de Dios”.[JCyS1]  Y en los Evangelios:  MT. 6-11   y   LC. 11-2 lo que menciona el Padrenuestro. Esto nos lleva a la consideración del trabajo que debemos de realizar en nuestros tiempos, y a pesar de las circunstancias, dificultades, trastornos, crisis, etc. no faltará pan material en nuestra mesa, y acorde a nuestra piedad personal el Pan Espiritual siempre estará dispuesto para nosotros, al estar en las condiciones de gracia que manda nuestra doctrina.

En la Profesión de Fe, de Paulo VI en el CREDO DEL PUEBLO DE DIOS, decimos: “Creemos en un solo Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, creador de las cosas visibles, como es este mundo en el que transcurre nuestra vida pasajera, de cosas invisibles, como los espíritus puros que reciben el nombre de ángeles, y en el demonio, de cuya existencia y malignas acciones que intenta sobre los hombres no podemos dudar. Así como es Creador en cada hombre de su alma espiritual e inmortal”, (n.8). los espíritus puros de que se nos habla, los ángeles son por tanto de dos categorías, los buenos y los malos. Estos últimos de los que Luzbel encabezó cayeron de la gracia de Dios al pecar de soberbia, el peor de los pecados espirituales. La Doctrina nos dice que el pecado consistió en prevaricación contra el orden establecido, llevado a cabo por este ángel traidor. De los ángeles buenos se sirve Dios para el gobierno del mundo y para otorgar su providencia. Cada hombre recibe uno de estos ángeles para su custodia.  Veamos Hechos 12,15. Y en el Antiguo Testamento: Tobías 5,4 ss. esta narración es explícita de lo anteriormente comentado. Los demonios constantemente, sin descanso prevarican contra el orden sobrenatural, san Pablo nos advierte en Eph. 4, 27 “No deis lugar al diablo”. Y, es que como lo advirtió claramente su santidad Paulo VI, en la medida en que el hombre se sustrae de las enseñanzas de Cristo, el demonio gana influencia sobre el hombre.

Debemos siempre de recordar por la forma en que hemos sido creados que Dios consideró en su sabiduría que necesitaríamos defendernos de los demonios, que lo acontecido a Adán y Eva, debido a que no usaron de su fe en mayor forma y cayeron en la soberbia, por lo que nos dota de las herramientas de defensa, dándonos la libertad de usarlas pera vencer al diablo o para no hacerlo, caso por desgracia tan visto en nuestra existencia global histórica. Es penosísimo pero todas las desgracias  que sufrimos como familia humana de allí vienen, siendo lo que debemos procurar el encontrar y practicar nuestro papel de criaturas hechas de manera especialísima por nuestra semejanza divina y no, o bien creernos como dioses o incluso como seres que fatalmente no nos queda mas camino que el de nuestra propia voluntad, veamos los tremendos ejemplos del nacismo, los bolcheviques, el comunismo, las dictaduras y otras maneras ilícitas de ejercer el sometimiento de los otros al nuestro propio, y por supuesto, equivocado criterio.

Hemos sido dotados cada uno de un alma espiritual con las facultades de inteligencia, voluntad y libertad. La Doctrina cristiana nos enseña que son para amar y servir a Dios y allí radica la verdadera felicidad del hombre, que es lo que todos buscamos, (la felicidad) muchos por desgracia confundidos con que se encuentra en el poder, la fama, la fortuna, el mercado, etc. debemos de recordar siempre la dignidad del hombre, descubrir en nosotros la imagen y semejanza recibidas por todos y cada uno, y acordes al nuevo Mandamiento de amarnos los unos a los otros y no en uso de nuestra  soberbia buscar nuestras realizaciones por sobre la dignidad de los demás. De allí surgen los odios que producen las sangrientas e ilegítimas guerras que asolan partes de la humanidad.

La REDENCIÓN Y LA VIDA DE GRACIA, nuestras convicciones operativas católicas nos sitúan en un plano superior al natural, lo llamamos porque lo es, sobrenatural y lo obtenemos y conservamos gracias a los Sacramentos. Es con la ayuda de Dios que nos encamina a la más grande finalidad, es acertado decir que: “es por Dios y únicamente en Dios que el hombre se realiza plenamente”. No es ir contra nuestra naturaleza, sino todo lo contrario, aquí la virtud teologal de la Esperanza nos colma cuando la Vida de Gracia nos mantiene unidos a Jesucristo y ello por la Caridad que nos intima con la Trinidad, gran lazo de unión Creador-criatura. Cristo nos predestina a ser hijos suyos al darnos los Sacramentos. En cuanto a la venida de Jesucristo al mundo hay desde luego la poderosa razón del amor de Dios por sus criaturas predilectas, que necesitábamos la Redención, y los teólogos se plantean el si hubiese venido Cristo al mundo si Adán y Eva no hubieran pecado y Duns Scoto y Francisco Suárez dicen que sí, en cambio Tomás de Aquino dice que no, que se decretó porque había pecado y lo sostiene con lo que dice la Escritura: “Cristo vino para salvar lo que había pecado” (Lc 19-10). San Agustín sentencia :” Si el hombre no hubiese perecido, el Hijo del Hombre no hubiese venido”. Lo cierto es que su encarnación nos enriquece enormemente dándonos fuerzas espirituales más intensas. De allí el canto litúrgico O Felix Culpa.

JCS.

QUINTA PARTE: Una Pequeña Introducción a la Teología.

 

  quinta parte:   UNA PEQUEÑA INTRODUCCIÓN A LA TEOLOGÍA.

El Dogma fundamental del cristianismo es la proclamación de la existencia de Dios, uno es esencia y trino en personas. Esto resplandece en la predicación de Jesucristo que como hemos ya repetido  consuma plenamente la Revelación del Antiguo Testamento, y añade su característica trinitaria, es de notarse que cuando Jesucristo es bautizado en el Jordán por san Juan Bautista se da la teofanía en la que se escucha la voz del PADRE, el HIJO que es bautizado y el ESPÍRITU SANTO que se posa en la cabeza de Jesucristo.

El Concilio Vaticano primero reafirma: “La santa Iglesia católica, apostólica y romana cree y confiesa que hay un solo Dios verdadero y vivo, Creador y Señor….”  Y el Concilio Vaticano segundo nos reafirma la mismísima doctrina: “Creemos que este Dios único es tan absolutamente uno en su santísima esencia como todas sus demás perfecciones: en su omnipotencia, en su creencia infinita, en su providencia, en su voluntad y caridad. Él es el que es, como Él mismo reveló a Moisés, y Él es Amor como el apóstol Juan nos lo enseña…”

Es de especial interés la expresión de estos dos nombres: Amor y Ser pues son una misma realidad lo que nos da una muy peregrina idea, dada la suma imperfección de nuestros conocimientos de lo que Dios es, lo que sabremos al terminar nuestro peregrinaje en esta tierra y le contemplemos cara a cara en la vida eterna. Santo Tomás de Aquino nos enseña que es más lo que sabemos que Dios no es, que de lo que es. Si una criatura no tuviese imperfecciones y poseyera todas las perfecciones humanas posibles, no se parecería a Dios, pues seguiría siendo criatura y Él es Creador. De aquí deducimos que todas las criaturas de alguna manera reflejan al Creador, y las humanas mas que las otras, por ser creadas a su imagen y semejanza.

La esencia de Dios nos la ha revelado Él mismo a través de Moisés cuando le dice como informar a los hijos de Israel esclavos en Egipto, para que supieran quien lo enviaba:

                                                   YO SOY me ha enviado a vosotros.

Es allí donde nos informa lo mas íntimo de su esencia divina, el ser que existe por si mismo, no por otro como las criaturas. Es la perfección mas absoluta del ser, plenitud sin limitaciones, sin imperfecciones ni contingencia. Es ser al mismo tiempo conocimiento y voluntad, espíritu puro, sin partes, distinto a todo lo demás. Todo lo que los humanos podamos pensar es de alguna forma limitado, al ser Dios un ser sin límites nos resulta impensable en su realidad.

Cuando en el catecismo se nos enseñó que Dios está en todas partes se hacía referencia a su trascendencia, y es que todo tiempo y espacio Él los trasciende, son creación suya, de allí su omnipotencia e inmensidad ilimitada, Él no está ni en el espacio ni en el tiempo sino como causa creadora.

Dios es omnisciente es decir todo lo conoce, pasado, presente y por venir, no hay pensamiento  por mas secreto que sea en nuestra alma que no conozca aún mejor que nosotros mismos, ni en la naturaleza, el inmenso universo y todo lo que existe hay algo por grandioso, raro o pequeño que no sea para Él conocido. Y todo funciona porque está en su mente, lo que dejára de estarlo volvería a la nada.

Dios es omnipotente, todo está sujeto a su divina voluntad, nuestra libertad incluido el pecado, pues nos ha creado libres para escoger nuestros propios caminos, si pecamos es por esa libertad que nos concede, como también le agradamos al cumplir su voluntad, la que nos comunica en la Divina Revelación. En ejercicio de su bondad quiere que nos salvemos todos los seres humanos, y nos proporciona elementos maravillosos para ello, resalta el envío de la Segunda Persona de la Trinidad a pagar con su vida, pasión y muerte nuestros pecados personales y el pecado de origen heredado de Adán y Eva.

Dios es misericordioso y paciente, nos espera a que el arrepentimiento nos lucre su perdón y así no perdamos la salvación eterna.

JCS.

jueves, 19 de octubre de 2023

 

 Cuarta parte UNA PEQUEÑA INTRODUCCIÓN A LA TEOLOGÍA. (151)

La primera y principal misión del Magisterio de la Iglesia es como se sobrentiende es el continuar, conservar y dar a conocer la inalterada vedad de lo que llamamos DEPÓSITO DE LA FE, que es intocable e infalible, a través del tiempo en sus divinos mensajes. Su utilidad opera al participar de este a toda la cristiandad y de allí a toda la humanidad, en cumplimiento del mandato evangélico. Jesucristo ora por Pedro para que su fe no desfallezca y sea él quien confirme en la fe a sus compañeros. Este don no fue dado a Pedro por breve tiempo, sino que fue otorgado hasta el fin de los tiempos, y su solidez jamás será vencida por los poderes del infierno.

El Concilio Vaticano II ratificó solemnemente esta doctrina:

“Este santo Sínodo, siguiendo las huellas del Concilio Vaticano Primero, enseña y declara con él que Jesucristo, Pastor eterno, edificó la Iglesia enviando a sus Apóstoles lo mismo que Él fue enviado por el Padre y quiso que los sucesores de aquellos, los Obispos, fuesen los pastores en su Iglesia hasta la consumación de los siglos. Pero para que el mismo episcopado fuese uno solo e indiviso, puso al frente de los demás apóstoles al bienaventurado Pedro e instituyó en su persona el principio y fundamento, perpetuo y visible, de la unidad de fe y comunión. Esta doctrina sobre la institución, perpetuidad, poder y razón de ser del Sacro Primado del Romano Pontífice y de su Magisterio infalible, el santo Concilio la propone nuevamente como objeto de fe inconmovible a todos los fieles”.

Esto nos explica claramente que cuando el Papa define un dogma, no lo está inventando sino que es revelado por Dios a través de la Sagrada Escritura o la Tradición oral. De esto se desprende el siguiente principio: Es regla inmediata de la fe para el hombre el Magisterio infalible de la Iglesia.

Es imprescindible que tomemos en cuenta las varias ocasiones en que Jesucristo nos menciona al Espíritu Santo como el ESPÍRITU DE LA VERDAD ofreciéndonos que su presencia será después de su regreso al Padre, sus palabras en la última Cena fueron: “Muchas cosas tengo aun por deciros, mas no podéis comprenderlas ahora. En cambio, cuando venga el Espíritu de la Verdad, Él os guiará hacia la verdad completa (Io 16,12)

De lo anterior debemos deducir la gran importancia que tiene el que procuremos estar al día en nuestro conocimiento de las enseñanzas del Magisterio y de las oportunidades de transmisión de éste a los demás, pero de manera de que cumplamos primero que nada con nuestras obligaciones de buenos cristianos, pues sabido es que nadie puede dar lo que no tiene, y después transmitirlas. Pidamos a nuestro Señor que nos auxilie en esta importante tarea, recordando que solos no podemos pero con su auxilio sí.

JCS.

ENTRADA 150, tercera parte, UNA PEQUEÑA INTRODUCCIÓN A LA TEOLOGÍA.

 

Si consideramos lo que es la comunicación humana, podemos contemplar diferentes aspectos, el primero es la palabra hablada que los primeros pobladores de este mundo, solo nuestra imaginación nos puede dar indicios de lo que se comunicarían en esos remotísimos tiempos, después podremos contemplar los jeroglíficos, las pinturas rupestres, y otras formas de dejar para los descendientes, mensajes de alguna naturaleza. Enseñanza de hazañas, gestas, cacerías, costumbres, etc. Y la historia humana nos llevará al enorme invento del alfabeto que decanta en la escritura, y a su vez a otro de los mas progresistas inventos humanos que es la imprenta. A partir de esta el saber leer se irá convirtiendo en una necesidad personal. Los libros nos comunican cosas extraordinarias, la sabiduría se empieza a diseminar, las especialidades van naciendo, así hay libros de historia, de herbolaria, de medicina y muchas otras ciencias que aportan a la comunicación humana conocimientos múltiples, diseminados globalmente, estos una vez impresos en libros contribuyen enormemente al desarrollo humano. Son fuentes de conocimiento que se conservan, se transmiten generacionalmente y que van enriqueciéndose en su sapiencia con las nuevas aportaciones de los especialistas de cada ramo. Hay épocas como la llamada de oro española, que producen autores cuyas obras son inmortales, en teatro, novela, dramas, etc.

Pero por muy perfecta que sea la palabra escrita no será nunca tan enriquecedora como la hablada, y toda palabra escrita, por específica que sea necesitará ser explicada con lenguaje vivo, esto aplica en la espiritualidad de manera importantísima. Jesucristo, que dicho sea de paso no nos dejó ni una sola palabra escrita, pero de alguna manera misteriosa si preparó, a sus discípulos para que usaran la palabra escrita, pero no como forma exclusiva de lo que tenían que comunicar a las gentes de entonces y posteriores, de allí que contamos con LA TRADICIÓN, que es palabra viva, transmitida por ellos mismos y sus seguidores, por lo tanto no toda está escrita, ni lo estará. Jesucristo dio a sus apóstoles responsabilidades y distinciones únicas entre sus discípulos, lo que les confería una autoridad especial.

La autoridad que sus once seguidores (y después  San Pablo) tuvieron les confirió un “estatus” que  vino a ser el de:  los Apóstoles, caía por tanto la responsabilidad de maestros, vemos en ellos  al primer MAGISTERIO DE LA IGLESIA y son ellos los que nombran a los obispos, sus  sucesores. Es de una importancia suprema que se perpetúe la misión apostólica, no puede ser suprimida la administración de los Sacramentos. Hoy ese Magisterio está constituido por todos los obispos, nombrados por los Papas, quien los encabeza, y les otorga autoridad suprema en sus respectivas diócesis, ( existe la forma de Obispo Primado para ciertas áreas, y tienen una supremacía en materia honorífica, y de  ciertos derechos de jurisdicción). Pasando en la actualidad de 5,000 y se organizan en Concilios, Sínodos, Congresos Eucarísticos de varias formas, Conferencias Episcopales, y otras más. La principal misión del Magisterio es la preservación del Depósito de la fe. Pen México, para entender esto mejor se requiere decir que por MAGISTERIO DE LA IGLESIA, debemos entender que se trata del cuerpo de obispos que están en comunión con el Papa, siendo su función la de dar la clara, y auténtica interpretación de la Palabra de Dios oral o escrita. La Palabra de Dios es espiritual pero se autoriza su interpretación de manera prominente, por medio del lenguaje humano, recayendo la responsabilidad en el Magisterio mencionado.

Es de muchísima importancia en nuestra religión la parte de la Revelación que con certeza y autoridad divinas nos deja Jesucristo a través de su Magisterio al dar poder a sus discípulos con el mandato apostólico que todos los bautizados heredamos cuando les anuncia solemnemente: “Id, pues, y enseñad a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles cuanto yo os he mandado. Yo estaré con vosotros hasta la consumación de los siglos”. Mt. 28, 18-20. Estamos frente al Depósito de la Fe, inalterable en su divina pureza. (estamos a punto de que comience el Sínodo de la Sinodalidad y esto es absolutamente básico).

Como el mandato evangélico de cristianizar a todo el mundo recae también en cada uno de nosotros los laicos, no es exclusiva de los obispos, presbíteros, diáconos, catequistas, etc. Sino que todos los católicos estamos de diversas maneras involucrados en ello. Es responsabilidad de la Iglesia y la Iglesia somos todos, esta ha sido instituida para que permanezca hasta el final de los tiempos, o sea la Parusía o segunda y definitiva venida de Jesucristo a este mundo, por lo tanto para ser el pueblo de Dios debidamente catequizado, formado, instruido sin equivocación alguna, el Magisterio de la Iglesia, cuida, conserva, interpreta debido a los signos de los tiempos la Doctrina de Jesucristo, los Dogmas, la Liturgia, los Sacramentos y su administración en forma continuada perenne.

Es Dogma de nuestra Iglesia Universal la Infalibilidad de lo que el Papa expresa EX CATHEDRA, y cuando este aprueba algo que el Magisterio le presenta y lo define el Santo Padre como Dogma divinamente revelado, nos obliga a todos los bautizados. (Lumen Gentium n. 18, cf. 25). Nos debe quedar claro que los Papas hablan en múltiples ocasiones de doctrina, pero Ex Cathedra, lo hacen en muy señaladas ocasiones. Es parte importante de su tarea de pastor universal el guiar a la Iglesia, y lo hace con una constancia muy frecuente, recordándonos, aclarando puntos, comentando lo necesario, pero como ya se ha dicho insistentemente la Absoluta Infalibilidad solo se da en muy contadas ocasiones, siendo garantía de que procede de la Divina Revelación y la Sagrada Tradición que es también cauce de la Divina Palabra escrita y la explica. Ambas están absolutamente unidas y compenetradas.

Acudamos a María Santísima, nuestra Madre del Cielo para que nos de luces que nos permitan entender, obedecer amar y respetar la Divina Revelación en sus dos cauces la Palabra escrita y la Palabra traída.

JCS.


 

 tercera parte, UNA PEQUEÑA INTRODUCCIÓN A LA TEOLOGÍA.  (150)

 

Si consideramos lo que es la comunicación humana, podemos contemplar diferentes aspectos, el primero es la palabra hablada que los primeros pobladores de este mundo, solo nuestra imaginación nos puede dar indicios de lo que se comunicarían en esos remotísimos tiempos, después podremos contemplar los jeroglíficos, las pinturas rupestres, y otras formas de dejar para los descendientes, mensajes de alguna naturaleza. Enseñanza de hazañas, gestas, cacerías, costumbres, etc. Y la historia humana nos llevará al enorme invento del alfabeto que decanta en la escritura, y a su vez a otro de los mas progresistas inventos humanos que es la imprenta. A partir de esta el saber leer se irá convirtiendo en una necesidad personal. Los libros nos comunican cosas extraordinarias, la sabiduría se empieza a diseminar, las especialidades van naciendo, así hay libros de historia, de herbolaria, de medicina y muchas otras ciencias que aportan a la comunicación humana conocimientos múltiples, diseminados globalmente, estos una vez impresos en libros contribuyen enormemente al desarrollo humano. Son fuentes de conocimiento que se conservan, se transmiten generacionalmente y que van enriqueciéndose en su sapiencia con las nuevas aportaciones de los especialistas de cada ramo. Hay épocas como la llamada de oro española, que producen autores cuyas obras son inmortales, en teatro, novela, dramas, etc.

Pero por muy perfecta que sea la palabra escrita no será nunca tan enriquecedora como la hablada, y toda palabra escrita, por específica que sea necesitará ser explicada con lenguaje vivo, esto aplica en la espiritualidad de manera importantísima. Jesucristo, que dicho sea de paso no nos dejó ni una sola palabra escrita, pero de alguna manera misteriosa si preparó, a sus discípulos para que usaran la palabra escrita, pero no como forma exclusiva de lo que tenían que comunicar a las gentes de entonces y posteriores, de allí que contamos con LA TRADICIÓN, que es palabra viva, transmitida por ellos mismos y sus seguidores, por lo tanto no toda está escrita, ni lo estará. Jesucristo dio a sus apóstoles responsabilidades y distinciones únicas entre sus discípulos, lo que les confería una autoridad especial.

La autoridad que sus once seguidores (y después  San Pablo) tuvieron les confirió un “estatus” que  vino a ser el de:  los Apóstoles, caía por tanto la responsabilidad de maestros, vemos en ellos  al primer MAGISTERIO DE LA IGLESIA y son ellos los que nombran a los obispos, sus  sucesores. Es de una importancia suprema que se perpetúe la misión apostólica, no puede ser suprimida la administración de los Sacramentos. Hoy ese Magisterio está constituido por todos los obispos, nombrados por los Papas, quien los encabeza, y les otorga autoridad suprema en sus respectivas diócesis, ( existe la forma de Obispo Primado para ciertas áreas, y tienen una supremacía en materia honorífica, y de  ciertos derechos de jurisdicción). Pasando en la actualidad de 5,000 y se organizan en Concilios, Sínodos, Congresos Eucarísticos de varias formas, Conferencias Episcopales, y otras más. La principal misión del Magisterio es la preservación del Depósito de la fe. Pen México, para entender esto mejor se requiere decir que por MAGISTERIO DE LA IGLESIA, debemos entender que se trata del cuerpo de obispos que están en comunión con el Papa, siendo su función la de dar la clara, y auténtica interpretación de la Palabra de Dios oral o escrita. La Palabra de Dios es espiritual pero se autoriza su interpretación de manera prominente, por medio del lenguaje humano, recayendo la responsabilidad en el Magisterio mencionado.

Es de muchísima importancia en nuestra religión la parte de la Revelación que con certeza y autoridad divinas nos deja Jesucristo a través de su Magisterio al dar poder a sus discípulos con el mandato apostólico que todos los bautizados heredamos cuando les anuncia solemnemente: “Id, pues, y enseñad a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles cuanto yo os he mandado. Yo estaré con vosotros hasta la consumación de los siglos”. Mt. 28, 18-20. Estamos frente al Depósito de la Fe, inalterable en su divina pureza. (estamos a punto de que comience el Sínodo de la Sinodalidad y esto es absolutamente básico).

Como el mandato evangélico de cristianizar a todo el mundo recae también en cada uno de nosotros los laicos, no es exclusiva de los obispos, presbíteros, diáconos, catequistas, etc. Sino que todos los católicos estamos de diversas maneras involucrados en ello. Es responsabilidad de la Iglesia y la Iglesia somos todos, esta ha sido instituida para que permanezca hasta el final de los tiempos, o sea la Parusía o segunda y definitiva venida de Jesucristo a este mundo, por lo tanto para ser el pueblo de Dios debidamente catequizado, formado, instruido sin equivocación alguna, el Magisterio de la Iglesia, cuida, conserva, interpreta debido a los signos de los tiempos la Doctrina de Jesucristo, los Dogmas, la Liturgia, los Sacramentos y su administración en forma continuada perenne.

Es Dogma de nuestra Iglesia Universal la Infalibilidad de lo que el Papa expresa EX CATHEDRA, y cuando este aprueba algo que el Magisterio le presenta y lo define el Santo Padre como Dogma divinamente revelado, nos obliga a todos los bautizados. (Lumen Gentium n. 18, cf. 25). Nos debe quedar claro que los Papas hablan en múltiples ocasiones de doctrina, pero Ex Cathedra, lo hacen en muy señaladas ocasiones. Es parte importante de su tarea de pastor universal el guiar a la Iglesia, y lo hace con una constancia muy frecuente, recordándonos, aclarando puntos, comentando lo necesario, pero como ya se ha dicho insistentemente la Absoluta Infalibilidad solo se da en muy contadas ocasiones, siendo garantía de que procede de la Divina Revelación y la Sagrada Tradición que es también cauce de la Divina Palabra escrita y la explica. Ambas están absolutamente unidas y compenetradas.

Acudamos a María Santísima, nuestra Madre del Cielo para que nos de luces que nos permitan entender, obedecer amar y respetar la Divina Revelación en sus dos cauces la Palabra escrita y la Palabra traída.

JCS.


 

 -  segunda parte. UNA PEQUEÑA INTRODUCCIÓN A LA TEOLOGÍA. (149)

Los hechos verdaderos y necesarios por si, insisten que sea, la Revelación entre otras cosas   enseñanza de MORAL NECESARIA, los Concilios, Vaticano primero y segundo, nos presentan que aparte de lo que la razón humana por si sola demuestra, en el sentido de la existencia de Dios, la persona humana aparte de su materialidad animada, posee un alma espiritual creada para la inmortalidad, única e irrepetible para cada ser humano. Como confirmación de la enseñanza de la Revelación divina, nos brinda otras cuestiones que la inteligencia humana no puede sola conocer, como el hecho de la Trinidad. Conocimientos estos que no están a nuestro alcance racional, pero que no se le oponen. Es la fe cristiana la que nos enriquece, nuevamente podemos decir: pensar para creer, y creer para penar.

Basándonos en lo que Jesucristo nos deja dicho: YO SOY EL CAMINO LA VERDAD Y LA VIDA, como parte importantísima de su Revelación, llevada a cabo personalmente y en persona con sus apóstoles y discípulos que tuvieron contacto directo con Él, le escucharon directamente, de Él mismo aprendieron y el propio Jesucristo como motivos de credibilidad realiza milagros que confirman su divinidad, siendo su RESURRECCIÓN  la mayor prueba posible que pueda existir.

Él es el CAMINO, porque nos da la seguridad de ser el guía supremo, nadie podrá nunca señalarnos un camino mejor para lograr nuestro “fin final”. Dios Padre tiene un solo camino para el hombre y nos envía a su hijo para mostrárnoslo y que nos enseñe a recorrerlo.

Es la VERDAD, porque es enviado por Dios Padre, y lo que nos transmite viene directamente de Él. “El que me conoce a mí, a mi Padre conoce” nos deja claramente dicho. Jesucristo es la Verdad, conoce toda esta, la pasada la presente y la futura, la divina y la humana, luz es la verdad y tinieblas su desconocimiento, Cristo lo ilumina todo, por Él vemos la brillantísima verdad, aquella que nos espera en el cielo.

Es la VIDA, es amor, es la visión que nos conduce en esta corta, vida a la eterna. San Pablo en filipenses 1-21, nos comenta: “para mí el vivir es Cristo y el morir es ganancia”. Desde el Paraíso Terrenal del que expulsa Dios a Adán y a Eva, les promete al Salvador y este es Jesucristo Dios y hombre verdadero, (Segunda persona de la Trinidad Santísima) era necesario un Dios para lavar la afrenta porque esta se mide por el ofendido   no por el ofensor, y al haber perdido los Dones Preternaturales Adán y su descendencia, era necesario ensañarnos el camino a la Visión Beatífica que habíamos perdido, y es Cristo quien nos enseña la vida que debemos vivir para recuperarla, con la libertad que se nos ha dado en nuestra naturaleza humana, y no solo la enseña con palabras, sino que su propia existencia humana: es ejemplo vivo, humano,  de ello.

El cristianismo tiene sus raíces en el Pueblo Escogido, el de los judíos, En el que están los ancestros  de su Madre La Santísima Virgen  y de su Padre adoptivo, San José, a su venida una gran parte de este pueblo no lo reconoce como el Mesías anunciado, pues esperaban una continuación de rey poderoso como Salomón o su padre David, que les liberara del régimen romano que les tenía sometidos. Pero la misión de Cristo no es la de arreglar asuntos políticos sino espirituales, Él viene a enseñarnos, a revelarnos aquello que aún nos faltaba para asegurar nuestra salvación eterna, para gozar en la otra vida de la Visión Beatífica, y en esta para saber cómo lograrlo.

Jesucristo nos dejó dicho, en varias ocasiones su gran conocimiento, respeto y obediencia al Antiguo Testamento: en las tentaciones del demonio le contesta “escrito está”, afirmó que vino a cumplir lo que la Escritura dice. “No piensen que he venido a poner fin a la ley o a los profetas; no he venido  para poner fin sino para cumplir”, Mt. 5, 17-18. Jesucristo confirma los Dogmas del Antiguo Testamento, nos revela nuevos Dogmas, y los Dogmas que se van instituyendo por los Papas están basados en la mas pura doctrina de Jesucristo.

JCS.