martes, 5 de septiembre de 2023

LOS HIJOS YA MAYORES

 

 

LOS HIJOS YA MAYORES.

 

Si conservamos contacto, y es muy deseable que así sea, con nuestros hijos ya mayorcitos, es muy de desear que los instruyamos en que sus  almas se deben  disponer a recibir eficazmente la Gracia del Paráclito. Que las buenas cualidades se refuerzan por su acción, que nos regala Dones, de Sabiduría, de Entendimiento, de Consejo, de Fortaleza, de Ciencia, de Piedad, de Temor de Dios, y que lo anterior nos da gozo y paz que nos ayuda en la necesaria formación nuestra y de sus hijos, (nuestros nieto(a)s. “El júbilo de la alegría”, que con estos Dones jamás nos hundiremos, pues son la más grande de las fortalezas.  Aclarándonos que la madera del buen cristiano aquella que ha obtenido las virtudes sobrenaturales y las practica junto con las virtudes humanas de manera esforzada, tales como la sinceridad, veracidad, ecuanimidad, serenidad, paciencia, templanza, etc.  Que tienen además un aporte de confianza y felicidad para los hogares cristianos.                                    

La Gracia habita en nosotros desde el momento de nuestro bautizo, si bien puede conservarse tan solo en forma latente, si las condiciones no le permiten desarrollarse, pero si luchamos para hacerla  crecer,  para que sea  más habitual en nosotros, más rica en frutos de santidad, aseguramos la salvación. Pero si la ignoramos y le permitimos que solo se conserve en forma latente, sin florecer ni fructificar, jamás gozaremos de esa felicidad en esta vida mortal, que nos proporciona el Estado de Gracia, y ponemos en peligro nuestras posibilidades de la salvación Así como somos fieles a las cuestiones materiales que nos proporcionan los bienes necesarios para la vida natural, es necesario que seamos fieles a los requerimientos  de la vida sobrenatural entre los que destaca la Vida en Gracia, lo que significa lucha, pero gustosa, pues gratifica nuestra conciencia, a más lucha mas satisfacciones, más gozo de vivir de acuerdo a lo que Dios nos indica en nuestra propia conciencia, cuando esta está en formación fiel, y escuchamos al Espíritu Santo en sus mociones.

 La Gracia no solo la pedimos para nosotros, también es materia del apostolado familiar, la pedimos para las personas que reciben de nosotros los medios de formación, pues ese es el caso preciso, a nosotros nos corresponde el catequizar el poner sobre la mesa la doctrina de Cristo, pero es la acción del Espíritu Santo la que actúa en las almas. Invoquémosla para que en nuestras conversaciones y con nuestro ejemplo Él actúe.

JCS.

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