miércoles, 26 de julio de 2023

REVELACIÓN NEO-TESTAMENTARIA

   REVELACIÓN NEOTESTAMENTARIA.

 

La Revelación de Dios en el Antiguo Testamento en general se realiza mediante la Palabra inspirada a personas a los que en general se clasifica como Profetas a los que Dios escoge para ello siendo en su conjunto la preparación de la venida a este mundo de Jesucristo y todo lo que ello implica. En el NUEVO TESTAMENTO es exclusivamente Nuestro Señor Jesucristo, Él mismo, quien realiza la Revelación Neo-testamentaria. Mediante la cual promueve personalmente la comunicación con el hombre  lucrándole, enseñándole, señalando el camino de  la salvación. Y como siempre la virtud teologal de la fe es indispensable para que ésta sea admitida por la persona humana. Es necesario que haya, aunque sea incipiente un poco de fe. Y apoya la revelación del Antiguo Testamento en su totalidad, -Lucas, 24-44.

A mayor fe, mayor provecho se obtendrá de las enseñanzas de esta maravilla de la cumbre de la Revelación, notará la persona que la recibe, que la catequesis, cuya labor es precisamente catequizar para acrecentar la fe de aquellos que son catequizados con el objeto de que se cumpla, por ambos  el crecimiento del diálogo con Dios. La gran necesidad de la fe se da porque Dios ha querido revelarse en su pobreza y en su humildad y a través de los humildes, así fueron los apóstoles, personas sencillas, sin cultura, pobre fue también Pablo, que trabajaba con sus manos, aunque si era culto, no solo en lo social de la civilización greco-romana, sino además en la sabiduría de la revelación de ambos testamentos. En la historia de estos hombres y muchos más, así como el la tradición ejercida por las mujeres piadosas con su descendencia es donde encontramos en su praxis la Revelación Neo-testamentaria, el primer ejemplo lo vemos en la humildad y pobreza de la Sagrada Familia, en especial al momento del nacimiento de Jesús, es al parecer el mejor caldo de cultivo para las verdades que Dios nos ha querido revelar, siendo estas al ser admitidas por la fe, el camino humano de la salvación.

Jesucristo no se limitó en su trato con los otros solo a los pobres y humildes, había entre sus amistades muy queridas también hombres con recursos económicos notables, así vemos a José de Arimatéa, a Zaqueo, al mismo Mateo Evangelista eran personas acomodadas económicamente, pero contaban con el don de la fe. Don con el que todos contamos pero debemos aceptarlo primero, después nuestra fe debidamente cuidada, alimentada crecerá. 

Los contemporáneos de Cristo, los que le escucharon y siguieron, o al menos creyeron en Él, tenían fe, nosotros los que a más de dos mil años le conocemos necesitamos imprescindiblemente el don gratuito de la fe, y ésta se adquiere mediante la introducción a ésta y la enseñanza desde pequeños, la catequesis de la primera comunión. Sí aquella que recibimos de críos pequeños, pero como adultos la seguimos necesitando, la catequesis nos es imprescindible para seguir creciendo en la fe. Esto es lo que la constituye en obligación seria para todo católico. Obligación que tiene dos aspectos uno el de recibirla y otro el de otorgarla a los demás, cierto no todos somos catequistas en el sentido amplio del término, pero si todos tenemos la obligación de comunicar de transmitir de alguna manera la fe a los demás.

No fue fácil, para sus contemporáneos, incluidos los apóstoles y los más cercanos seguidores asimilar el hecho, de que el inconmensurable poder de Jesucristo, a quien se someten tormentas y vientos en el mar, que resucita muertos, cura toda clase de enfermedades, multiplica milagrosamente por miles los alimentos, el hecho de que amara y enseñara con su propio ejemplo la dignidad de la pobreza, del despego de los bienes terrenales, de su profunda dedicación a la oración, del amor por los más humildes y desposeídos. Para nosotros, después de más de dos-mil años de asimilar la Revelación, por las mentes más pre-claras que hay entre los hombres, nos es más fácil alcanzar a comprender estas enseñanzas de Nuestro Señor Jesucristo. Nos acercamos al final de este artículo recordando algo en lo que el propio Jesús insistió varias veces, y es que lo que Él decía venía de Dios Padre, ya Él le pedimos que nuestra fe acate las enseñanzas, las asimile y lleve a nuestra “fe operativa”, camino de nuestra salvación.

Jordi Casas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario