lunes, 29 de mayo de 2023

SOMOS CREADOS A IMAGEN Y SEMEJANZA DE DIOS.

 ENTRADA   133,   SOMOS CREADOS A IMAGEN Y SEMEJANZA DE DIOS.

Por su enorme importancia se dice, se recuerda, se repite y se repetirá miles  de veces todos los días que el hombre está hecho a imagen y semejanza de Dios, y en forma constante lo comprobamos en nuestra vida diaria, es algo que le tenemos que agradecer al Señor, es una distinción tan grande dentro de la enormidad de la Creación, y debemos de obtener de ello todas las ventajas, en primer lugar las espirituales, cuando tenemos experiencias traumáticas, cuando las experimentamos de gran felicidad, y en toda situación de estabilidad  normal, no dejemos de considerar que en casi todas las situaciones la importancia personal; son, conjuntamente lo práctico y lo espiritual, que se nos presentan. La imagen y semejanza con Dios de que gozamos es de carácter espiritual, siendo que Dios es Espíritu Puro. La imitación de Cristo ocupa un lugar, con toda su gran importancia, diferente al de la imagen y semejanza.

Se me dirá: ¿Cómo es posible esta semejanza, si entre nosotros mismos somos tan diferentes? En uso de nuestras capacidades de razonamiento, como conglomerado humano, debemos de tener una respuesta, y esta proviene del análisis del resto de la Creación, por lo que  podemos concluir que los seres humanos tenemos rasgos propios y que nos distinguen del resto de todo lo demás, pues somos libres, capaces de pensar, tenemos voluntad propia y personal, somos los únicos capaces de intuir a la Divinidad, de distinguir el mal moral del bien moral, y en nuestra conciencia esto está grabado en todos los seres humanos en uso de sus facultades, solo situaciones de padecimiento mental permanente, (padecimiento mental) o pasajero (estados de: drogadicción borrachera, inconciencia por accidente, etc.) nos sacan de: el estado consiente. Lo anterior nos lleva a pensar en la desgracia que es el perder la conectividad con Dios, nada se puede comparar con el estar conscientes de nuestra permanente relación con nuestro Creador.

Adjunto a nuestra capacidad de pensar tenemos, siendo los únicos en la Creación, otras capacidades como el poder expresar nuestros sentimientos, necesidades, deseos, preferencias ideas y de manera sublime nuestros amores. Esto por medio de la palabra, sea escrita, leída, hablada o expresada de otro modo. Distinguiéndose entre estos las expresiones del amor a Dios Trino y Uno, a nuestra madre del Cielo, la Santísima Virgen, para desembocar en nuestros otros amores, al prójimo, a los familiares, a la patria, a nuestras tradiciones y cultura, y muchos otros, algunos legítimos y positivamente buenos o, por desgracia otros de signo negativo. La capacidad de amar es la facultad más diferenciada de otros seres creados por lo que es necesario saber distinguir entre instinto, que es propio de animales y humanos y capacidades que nos vienen de la imagen y semejanza con que hemos sido creados. Hay, no se pueden negar ideas y conceptos que son meramente instintivos y que contrastan con la imagen de Dios que nos quedó después del pecado de nuestros primeros padres. A esta idea, Dios con su Divina Revelación, nos fue completando el conocimiento que la teología, en tanto ciencia humana nos va proporcionando.

El saber de esta imagen y semejanza la conocemos desde el libro del Génesis 1-11 podemos ver la referencia en Génesis 1, 26-28, ello sitúa al hombre por encima del resto de la Creación, y por añadidura esto implica responsabilidades, la primera es la relación de Creador-criatura, donde podemos y debemos meditar la enorme diferencia entre el Creador y sus criaturas, en especial en nuestras oraciones, actos de adoración, contemplando la razón de la existencia de estos atributos, de los que destacan razón y voluntad humanas, que no solo nos distinguen en la Creación, sino que nos permiten la cercanía, la comunicación, el entendimiento con Dios, gracias a la acción sobre nosotros del Espíritu Santo.

Demos gracias a Dios a través de la Virgen Santísima, de esta maravillosa donación que nos confirma como sus criaturas predilectas.

Jordi Casas.

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