viernes, 12 de mayo de 2023

CRIMEN Y LA EDUCACIÓN CRISTIANA.

  ENTRADA  131  COMO TRATAR CON LA DOCTRINA CRISTIANA AL CRIMEN.

En materia científica hay una ciencia que estudia las conductas antisociales y propone soluciones para prevenir su cometido, lo que está muy bien, pero no se puede, no se debe desligar de la predicación cristiana que basada en el amor que Jesucristo nos enseña que entre los hombres lo más opuesto al amor es el odio, el crimen, y todo lo que vaya en contra de la buena convivencia. Esta ciencia es la criminología (no confundir con criminalística, que es investigación forense) nos la definen como la ciencia social que estudia las causas y circunstancias de los distintos delitos,  así como la personalidad de los delincuentes y el cómo reprimir sus faltas. Y el catolicismo nos invita a vivir la sana Doctrina Cristiana que nos enseña a convivir con fe, amor, entre los hombres. Lo que es  humanismo bien fundamentado, útil para esta vida y la salvación a la otra VIDA.

En la legislación positiva mexicana existe la clasificación de los delitos y sus penas correspondientes para llegar a este punto las consideraciones y estudios han sido profundos y se han basado en ciencias que le han ayudado como la antropología, la sociología, la economía, la psicología, la biología,  y otras, pero es imposible olvidar la influencia de la moral cristiana.

No cabe duda de que hay factores genéticos, que pueden influir en la tendencia criminal, pero pueden y deben ser contrarrestados con la educación apropiada, tema este de gran importancia.  Siendo necesario además considerar otros factores que influyen en situaciones que promueven el crimen, brevemente comentaremos estos:

--situaciones demográficas con falta de sanidad y con expansión de mucha presión.

--por supuesto, el bajo nivel educativo, así como el mal ejemplo de los progenitores.

--gobiernos injustos que incumplen obligaciones de buena convivencia social.

--ausencia de la educación del alma, y del intelecto.

--falta de trabajo en extensión.

--facilidad de enriquecimiento en actividades ilegales.

--no integración social.

--obtención de dinero u objetos factibles de ser vendidos. Vía fácil o prácticamente  profesión.

--ocasión que se ha presentado y se “aprovecha”.

--AUSENCIA DE FORMACIÓN CRISTIANA.

La historia sagrada nos muestra desde los inicios de la vida del hombre que si bien existe la inclinación a las buenas acciones, conjuntamente, debido a nuestra naturaleza original caída, también existe la tendencia hacia el mal, hacia la comisión de actos antinaturales. Pero Dios NO nos ha dejado solos, a través de nuestra conciencia, como parte integrante de nuestra naturaleza nueva,  nos comunica lo lícito y lo ilícito, además nos mandó a su Hijo, la Segunda Persona de la Trinidad santísima y previamente en preparación para dicha venida, a patriarcas, profetas, jueces y reyes, que nos instruyeron en cómo seguir a nuestra conciencia. Con Moisés nos da los Diez Mandamientos de su ley, y a través del Pueblo Escogido nos instruye paulatinamente en lo que espera de toda la humanidad, de cada uno de nosotros.

Esto pone al hombre ante la disyuntiva de los caminos a tomar en su vida, siendo entendido que nuestra debilidad natural por las razones ya expuestas, está en posibilidad de escoger entre el buen y mal camino, y si escoge el bueno se está expuesto a salirse de la  senda correcta, pero con posibilidades de reconsiderar. Esto nos habla directamente en materia de la formación necesaria de la reconsideración y es allí donde entra la capacidad, mayor o menor, acorde a la personalidad propia, de usar las armas que proporciona la educación recibida. Esto al grado que nos podemos decir a nosotros mismos: “yo jamás cometeré delito alguno”.

Es lógica la conclusión que no por repetida se desgasta, sino lo contrario se fortalece:

LA EDUCACIÓN CRISTIANA COMO NADA, EN ESTA MATERIA,  HACE AL HOMBRE BUENO.

Hay, y es encomiable, un voluntariado que actúa desinteresadamente y llevada por amor al prójimo en varias entidades, como las penitenciarías, y cuya finalidad es ayudar a quien está privado de su libertad por la comisión de algún delito, esto se lleva a cabo de diversas maneras, todas muy positivas, pueden consistir en charlas con los internos, para instruirlos en maneras honradas de subsistir, o en ayudas fuera del recinto colaborando con sus familiares, aquí los sacerdotes pueden realizar labor muy cristiana y útil para el preso y sus familiares. Se trata de un espacio en que muchos podemos colaborar.

Ha sido, es y será dentro de la vida y educación familiar, el principal ámbito en el que se corten de raíz muchas de las tendencias criminales, por desgracia las hay que no tienen tratamiento, recordemos que los orígenes de la mentes criminales pueden ser: biológicos, fisiológicos, psicológicos, sociológicos genéticos y otros más. La época actual tiene múltiples y dolorosos casos de familias moribundas y otras de plano muertas. Cuando es de necesidad absoluta  el cuidado del patrimonio espiritual, de valores a ser vividos y ejemplos buenos que sean seguidos, y que son  de las riquezas más preciadas en la formación de las personas, el escuchar a los mayores, respetarlos y aprenderles no es tiempo perdido, es lo contrario, es inversión inteligente, en ocasiones no fácil de entender y de aceptar. De cualquier modo se trata de lo más productivo que hay para defenderse del flagelo en cuestión.

La conducta criminal individual o de masas requiere tratamiento multidisciplinario, es muy amplio el tema, téngase en cuenta en ocasiones al criminal como un enfermo, y en otras a un ser humano que sufre de: frustración, temor, impotencia, odio, pánico, ambición, parafilias sexuales,  etc. en el seno familiar se debe de educar en la fe cristiana, veamos esto en confrontación con el abandono por parte de los progenitores, el desinterés por falta de amor, la ignorancia en materia de humanismo familiar, incapacidad paternal para solución de conflictos internos. No he querido mencionar a la pobreza debido a los múltiples y dignos ejemplos de buena educación y ejemplaridad que se dan dentro de familias de los estratos más inferiores de la sociedad. Muchas veces la lucha en y contra la pobreza es ejemplar, y formativa, gracias a la fe que se poseé.

Capítulo muy importe es el de la relación permanente que los padres deben tener con los centros escolares de los hijos, el conocer e influir junto con otros padres de alumnos, para que haya una vinculación moral entre las relaciones integrales del alumnado, docencia, dirección escolar, y sociedad de padres de los alumno, especialmente en los primeros años del proceso educativo. Debe de destacar  es ello la VINCULACIÓN MORAL, esto en los cursos de los mayorcitos. En esto no debe faltar la educación física, las actividades deportivas inter-escolares, la instrucción anti-drogas, combate al estrés, cuidar que no se dé el bulling, facilitarles a los alumnos las oportunidades de desarrollar amistades.

Muy interesante y constructivo resulta el organizar profesionalmente para los padres de familia, clases de ORIENTACIÓN FAMILIAR, ellos lo agradecerán mucho y con seguridad que estarán dispuestos a ejercer el costo que esto representa, y me refiero a que debe ser un servicio en el que el centro educativo renuncie a la obtención de lucro.

Pidamos al Sagrado Corazón de María santísima, que nos auxilie para que implantemos la educación anti-crimen y en su lugar llevemos a cabo acciones formativas tanto para alumnos como padres de familia y docentes. Todos podemos mejorar, recordemos que la formación humana no termina nunca en nuestras vidas.

Jordi Casas. 

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