viernes, 4 de junio de 2021

SACRAMENTO DEL MATRIMONIO, segunda parte.

 

SACRAMENTO DEL MATRIMONIO  (segunda parte).

LA BENDICIÓN EN EL MATRIMONIO

El amor no es una emoción pasajera

no es un enamoramiento temporal

Sino una decisión responsable y libre de

Entablar un lazo eterno  “en las buenas y en

Las malas” a la pareja… el regalo de darse

Uno mismo al otro.

 

He querido empezar esta ENTRADA con una reflexión de San Juan Pablo II, que se relaciona al vínculo indisoluble, tratado en la primera parte de este título, y que nos da paso a las meditaciones sobre otros aspectos del matrimonio,  me parece apropiado tratar sobre el amor marital. Lo primero que podemos decir es que nace en su inmensa mayoría en los adultos, muchas veces llega inesperadamente, conoce uno a otra persona de cuya existencia es  probable, que no tuvieras antecedentes, y de diversas maneras irá surgiendo el amor, en ocasiones intempestivamente, en otras en forma paulatina, el caso es que de una u otra manera surgen, el trato,  los afectos, el interés, los sentimientos por esa otra persona, que como el dicho nos recuerda, del cielo baja. El caso es que nos va conduciendo al deseo de compartir nuestra existencia con dicha persona, podemos decir con certeza que estamos enamorados de él, si somos mujer  o ella, si somos varón. Este amor, llamémosle inicial, debe de atesorarse, pues a lo largo del tiempo de casados, recurrimos al mismo, en las crisis, en el pasar del tiempo a lo largo de los años, no debemos olvidar que es el fundamento de nuestro matrimonio, ya que los sentimientos hacia nuestro cónyuge con las décadas tienen nuevo aspectos, algunos positivos, otros que podemos considerar, (con razón o sin esta) negativos, y el gran arma que tenemos para que nuestra unión perdure debe de considerar siempre, aparte de las demás consideraciones, ese amor inicial que fue causa de nuestro matrimonio.

Cuando hablamos de matrimonio, siempre debemos vivir las experiencias del noviazgo, en este período las personas deben de tratar de conocerse una al otro y viceversa, aquilatar las posibilidades de la formación de un hogar, y formarnos una idea de lo que este puede llegar a ser. Muchas veces es, en este período, en el que se ven incompatibilidades irreconciliables, que dan fin al noviazgo, o surge un amor sincero y verdadero, dispuesto a ceder y conceder, por ambas partes, que acompañando de la decisión conjunta de hacer frente a los problemas inherentes, gracias al amor, que todo lo vence, se llega al matrimonio católico, en el que buscamos mas la felicidad del ser amado que la nuestra propia.

Hablar del amor matrimonial es importante y necesario, y tiene muchas consideraciones, de las que veremos aquí solo unas. Lo primero a comentar es que es “necesario”, nadie es tan estúpido de casarse cristianamente, con una persona a la que no se ama, si solo hubiera de por medio  intereses de otra naturaleza, se estaría cometiendo un error mayúsculo, desde el punto de vista humano. En el matrimonio el amor debe de ser dativo, esto es que cada cónyuge lo que debe de procurar, es la felicidad del ser amado, cuando esto es recíproco el matrimonio resulta perfecto, y en los casos de egocentrismo, o de otra índole de uno de los cónyuges, tan frecuente, no es que el matrimonio vaya mal, pero como que cojea, no es perfecto, quizás con el amor sincero de uno de ellos basta, pues el del ego se siente satisfecho.

 Pasando a otro punto que es el de la entrega mutua que debe ser fin característico en el matrimonio, este se extenderá a la descendencia, los padres nos entregamos también a los hijos de mil maneras. Para el matrimonio se tiene vocación, mucha o poca, pero alguna debe haber, y cuando esta es como, debe de ser, incluye la intención de procrear, de complementar el hogar con la descendencia, y esto nos lleva a uno de los aspectos mas interesantes al que se titula: PLANEACIÓN NATURAL DE LA FAMILIA, que me gustaría tratar el punto en esta “entrada”, pero por su tamaño y especialidad, aquí  no es adecuado. En adelante haremos una ENTRADA, especial para el tema. Aquí por ser del Sacramento de lo que se está tratando, continúo con el tema, es la fe la base de las decisiones relativas al casamiento, es necesario meditar en la nobleza que representa el matrimonio, es tal su importancia, que por ello  en la piedad cristianase nos enseña que la Iglesia es la esposa de Cristo, o que María la Santísima Virgen, es esposa de Dios Espíritu Santo, en estos casos el de los esponsales es de significación diferente, pero se basan en ambos casos a las mismas virtudes  como lo son la fidelidad, la entrega, la unidad, el amor.

Otro aspecto y que quede constancia que todos estos, son de importancia en todo matrimonio, es el de la entrega mutua, esta consiste en, digámoslo en lenguaje común, en la decisión de ser de exclusividad entre ambos, uno para la otra y ella para él en la forma mas exclusiva, pero no solo la corporal sino la de nuestro afecto, sexualidad, interés, ayuda, auxilio, compenetración anímica, la Doctrina de la Iglesia nos lo dice con una claridad extrema: serán una misma carne. La relación marital tiene aparte de su condición natural, la sobrenatural, lo que lo hace la mas grande relación de todas, por encima de la paterno-filial, nada hay mas grande para el ser humano que unir su vida voluntariamente a otro, bajo la ley y voluntad divinas.

Preparó Jorge Casas.

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