viernes, 25 de enero de 2019

LA VIDA SIN DIOS, SE REDUCE A UNA SOLA COSA.


LA VIDA SIN DIOS.
Deseo comenzar esta meditación con una frase del Papa Francisco:
“LA VIDA SIN DIOS SE REDUCE A UNA SOLA COSA –TENER-.
Ante esta expresión llena de: sabiduría, contundencia, importancia, significación y que nos hace notar cuan vacíos podemos llegar a estar, con una vida sin el verdadero sentido humano que esta debe tener  y con tan solo a búsqueda de satisfactores materiales que no proporcionan la verdadera felicidad, aunque estemos rodeados de cosas de alto precio, de valor artístico, poseamos poder, influencia, “amigos”, sirvientes, tecnología a nuestro servicio, dinero abundante, etc. Nuestro  vacío interno, espiritual, puede ser fatal, sin proporcionarnos lo mas necesario en materia del espíritu, que es el amor a Dios y a sus criaturas, precisamente por amor a Él, pues si Dios ha creado por amor, como es en realidad, ya que no cabe otra explicación de la razón de crear, manifestándose en ello su amor. Se deduce que un amor sano, bueno, abundante, de la criatura humana por ese Dios Creador de todo, al amarle, por extensión debemos amar a sus criaturas, pues Él las ha creado por amor. Otras actividades del espíritu son de gran importancia, pero si su base de sustento no está en la relación de criatura con su creador pierden importancia, su entidad es terrenal solamente y en cambio se subliman cuando nuestra actividad espiritual es acorde con la voluntad de Dios y su cumplimiento. Este es el tema sobre el que pretendo expresar algunos puntos de meditación.
De nada nos sirve realmente lo externo (en relación a nuestro “fin final” que es la Visión Beatífica, en este caso el “tener”, si carecemos del alimento de nuestra alma espiritual, alimentar el alma es darle vida, tomar en cuenta a su creador y a su destino, el alma y su vida consiente,  es la expresión mas alta de nuestra libertad, libertad de pensamiento, de nuestro libre albedrío.
Vale aquí como ejemplo la anécdota que el Manco de Lepanto narra sobre Sancho Panza, como gobernador de la Ínsula Barataria,  que juzga y condena  al reo a dormir una noche en la cárcel, siendo la respuesta de este: me condena a pasar una noche en la cárcel, pero en cuanto a lo de dormir, dormiré si quiero y si no, no. Buen ejemplo de la libertad de espíritu en un cuerpo privado de libertad.
Las personas humanas, nunca debemos dejar de considerar que somos un compuesto de cuerpo y alma, equivalente a materia y espíritu, , nuestra vida es, bien consideradas las cosas, el cuerpo vivo que somos, pero no solo somos eso y punto, al ser el compuesto mencionado somos espíritu creado para la eternidad, , por lo que lo apropiado es considerar que somos espíritu y cuerpo, esta es la naturaleza de la persona humana, la que se modifica cuando se separan una del otro,  a lo que llamamos muerte terrenal, ya que el cuerpo sigue las leyes de la materia, y el alma  las del espíritu. En otras palabras nuestra muerte terrenal se da al tiempo que nuestra vida espiritual empieza. La resurrección que consistirá en la reunión que se dará, de nuestro cuerpo y alma, lo que  es dogma de fe para nosotros los católicos es asunto que meditaremos extensamente en otra ocasión. Pero aquí podemos concluir que hay preeminencia de nuestra alma espiritual, inmortal, sobre nuestro cuerpo mortal.
El hombre es insaciable por naturaleza, hasta que la posibilidad de sus funcione se lo permite, en la niñez, en la pubertad o en la ancianidad no se pretende lo mismo, o con la misma intensidad , o de la misma manera que en la vida productiva de la juventud, y no me refiero a los placeres superficiales del comer, el beber,  el disfrutar de lo que se nos ofrece de múltiples maneras,  como las actividades, artísticas, políticas, familiares, financieras,  u otros placeres como la sexualidad, la creatividad,  así como otras facetas, la literaria por ejemplo,  las diferentes formas de meditar, orar o realizar obras piadosas, lo que conviene al practicarlas es distinguir como y cuales son las que alimentan nuestra alma, cuales son exclusivas del cuerpo y sus sentidos. Las que son ordenadas y benéficas de las que son lo contrario,  distinguiendo los beneficios o perjuicios de aquellas que  son de uno solo o de ambos ámbitos.
Algunas consideraciones pertinentes son las distinciones entre los actos humanos y los actos del hombre, por la razón moral de los primeros.
Al considerar los alimentos del cuerpo se nos viene a la mente, primero el de tantos seres humanos, que se cuentan por millones y que sufren por falta de alimento, techo, agua potable, salubridad y servicios de salud, educación ropa adecuada, y que no obtienen las ventajas de la tecnología, lo que gravita sobre todos los que no carecemos de ello, como “hipoteca social”. En especial sobre aquellos que nos sobrealimentamos, y que gozamos de muchos aspectos superfluos. Esto afecta la posibilidad de una formación espiritual sobre los pobres, y es caso de conciencia sobre nosotros.
Consideremos como estamos alimentando nuestro propio espíritu, si los actos de caridad que debo de llevar a cabo, los estoy realizando, lo que son opciones maravillosas de llevar a cabo, en lo material y en lo espiritual. Cuando cumplimos, ¡que grata tranquilidad! En especial si lo hemos hecho prescindiendo de algo, a contrapelo, por amor al prójimo, lo que requiere una serie de virtudes humanas a poner en práctica: justicia, bondad, rectitud de intención,  deseo de colaborar al Bien Común, aparte de la virtud teologal, valiosísima, de la caridad. Recordemos la enseñanza de Nuestro Señor Jesucristo: -lo que hicisteis por ellos, lo hiciste por mi-.
El gran alimento de nuestra alma, lo encontramos en nuestra relación con Dios, es allí al hablar con Él, al meditar, que podemos lograr el desprendernos de algo en favor de los mas necesitados, se trata del “tener” nosotros un poco menos, con tal de que otros, muy necesitados lo obtengan. Es en esta relación con Dios que encontramos mas sentido a nuestra vida, que somos mas humanos, sencillamente porque nos hermanamos a los mas necesitados. Esta es vida coherente con la divina voluntad, VIDA CON DIOS,  que nos identifica mas íntimamente con Él y las criaturas humanas del Señor. Enriquece nuestra vida espiritual, en comunión con Jesucristo.
Obra de caridad sublime es la de enseñar la doctrina cristiana a los demás, dar de nuestro tiempo para formar, para catequizar, a los que lo requieren, es así como cumplimos el mandato evangélico de: …id a todas las naciones…
Jorge Casas y Sánchez.

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