viernes, 7 de septiembre de 2018

JESUCRISTO, NUESTRO SEÑOR.


JESUCRISTO, NUESTRO SEÑOR. 
Una vez que Dios dio por terminada la creación la contempló y  vio que  todo era bueno, la existencia y vida a Adán y Eva, que culminó con aquella, desobediencia gravísima, motivada por el pecado de soberbia, además de infidelidad, falta de caridad y mas aspectos negativos,  fue la ruptura de todo,  se perdió la armonía y se introdujo el mal en el mundo. El hombre perdió la gracia original con que había sido criado quedando además imposibilitado, por si mismo de lavar esa ofensa a su creador. Pero la perfección del amor divino por su criatura predilecta no se perdió y quiso sacarlo de esa situación y devolverle la capacidad de obtener gracia. Cosa que le promete al momento de castigarlo.
Tanto amó Dios al mundo que quiso que su propio hijo, tomara carne humana y obtuviera con su vida, pasión y muerte el perdón de todos los  hombres, que lo quisieran. Cuando lo decidió conveniente en el tiempo lo llevó a cabo. Y así todo el que crea en Él, tendrá vida gloriosa eternamente. Fue con su infinito poder y amor que unió a la divinidad, y  la humanidad,  en la segunda  persona de la Santísima Trinidad y nos lo envió a este planeta, para lucrarnos la salvación a través de la gracia santificante. Es así que la Unión Hipostática tiene lugar: la naturaleza divina y la naturaleza humana unidas en una sola persona, la de Nuestro Señor JESUCRISTO. Unión de dos personalidades: la de Dios y la de hombre. El hombre antes de la venida de Nuestro Señor  Jesucristo, la humanidad incluido el pueblo escogido, se encontraba en una situación que no permitía la salvación, nacíamos y nacemos en pecado, de origen, heredado, (excepto la Santísima Virgen), solo podíamos obtener el perdón de Dios con su ayuda, nada que la humidad entera hiciese hubiera sido suficiente para lavar la culpa. Esta fue en contra de Dios y solo se podía obtener el perdón como el Padre lo quiso, con el sacrificio de su Hijo. Nos mandó a su Hijo único, para que se convirtiera en víctima y oferente, pudiendo así obtener el perdón, no solo del pecado de origen sino de todos los pecados que quisiéramos que nos fuesen perdonados. Fue así que por medio de su Espíritu Santificador la Santísima Virgen concibió a Nuestro Señor Jesucristo, y vino a nosotros como hombre perfecto y Dios perfecto, vivió entre nosotros y sufrió la pasión, y agonías redentoras hasta su muerte para redimirnos.
Este misterio de Jesucristo lo aceptamos por nuestra fe, y debemos de ahondar en su contenido con disposición humilde, con interés de conocimiento y con amor. Estamos frente a los hechos centrales de nuestra religión, recibiendo la luz indispensable para vivir en y de sus enseñanzas que con sus propias palabras sintetiza así: YO SOY EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA. En efecto solo  Él es capaz de comunicarnos las verdades mas grandes en su revelación, de señalarnos como hemos de irnos realizando en el vivir para cumplir con la voluntad  del Padre. Es así como aprendemos que los verdaderos valores no están en las cosas de la tierra, al que podemos llamar plano natural, sino en el seguir, allí donde nos ha tocado existir, por nuestra libre voluntad acordes con la voluntad divina. Al que llamamos plano sobrenatural.
Al hacerse hombre la segunda persona de la Trinidad, se nos demuestra con toda claridad que nuestro fin, no se encuentra en las cuestiones materiales de la tierra, sino que debemos de tender a la unión con Dios. Como buenos cristianos debemos de buscar la verdadera felicidad, no en las cosas que el mundo nos ofrece, que son pasajeras y no nos llevan sino a cortos  períodos de placer terreno, siendo lo importante en esta vida el ganarnos la felicidad de la vida eterna en Col.3,1-2 leemos: “Buscad las cosas de arriba, no las de la tierra”. Lo que nos lleva a examinar que es lo que Dios quiere de nosotros, el como quiere que nos comportemos, cuales son nuestras legítimas aspiraciones terrenales, que nos llevan a vivir esta vida sin perder de vista la vida eterna. La respuesta la debemos de encontrar en nuestra propia conciencia, dado que por los azahares del destino estamos donde estamos, es allí donde debemos de buscar la mejor forma de cumplir con nuestras aspiraciones, las cuales solo se dan en el tiempo, pues el espacio o lo conservamos o lo cambiamos, y en especial en esta época en que ya no se echan raíces como en el pasado, y las personas cambian de lugar de residencia con gran frecuencia. De esto se deducen dos cuestione fundamentales, una la formación de la conciencia, lo que es muy importante pues es la base de la vida del buen cristiano, y una vez lograda la mínima formación necesaria, es el ser fiel a esta que es la que recibe las mociones del Espíritu Santificador.
Sin duda alguna EL HECHO MAS IMPORTANTE ACONTECIDO EN LA HISTORIA DE LA HUMANIDAD ES LA VENIDA DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO.
Este hecho es el que nos marca a todos los cristianos y su influencia no solo es mundial, sino que permanecerá hasta el final de los tiempos, por lo que influye en toda la humanidad. Es así que es, que lo tenemos como centro de la historia humana, la que se escribe y se mide en los dos períodos, antes y después de Cristo. La ENCARNACIÓN  de Nuestro Señor en el vientre de la Santísima Virgen, como acontecimiento se profetizó con lujo de detallas siglos antes de que tuviera lugar, como se profetizaron sucesos que tuvieron lugar a lo largo de su vida, pasión y muerte. Esta venida de Jesucristo viene a inaugurar lo mas importante y necesario que los hombres necesitábamos, el perdón de Dios por el pecado de nuestros primeros padres. Y además nos lega:
..El culmen de la Revelación Divina. En su palabra escrita y su      palabra hablada, que conocemos como: Tradición.
..Su ejemplo de vida personal-
..El apostolado personal a sus seguidores en especial al grupo de los    doce, por cuyo conducto recibimos su Divina Revelación
..Su palabra escrita en los Santos Evangelios, y la Tradición Apostólica.
..Su maravillosa Doctrina.
..La fundación de su Iglesia. A la que lega la administración de los Sacramentos, que nos proporcionan la Gracia Santificante      que sea nuestra maestra, la que administre para sus fieles los Sacramentos que instituye, con los que recibimos su gracia santificante. Su prístina e inmutable Doctrina, maravilloso legado universal.
..Su Iglesia la funda como institución jerárquica, con San Pedro como primer Papa. La que es y será cuidada, e inspirada por el Espíritu Santo hasta el final de los tiempos. Lucrándonos además la filiación divina, que nos hace hijos adoptivos de Dios. Y en ella
    dona a sus sacerdotes consagrados la posibilidad de que en su lugar, lleven a cabo los ritos de su Sacrificio por medio de la Santa Misa, en la que se celebra el enorme milagro de la Eucaristía.
..Sufre por nosotros, para nuestra salvación su dolorosa Pasión y Agonía dolorosísima, hasta su muerte.
..Es enterrado y al tercer día resucita gloriosamente para la eternidad, y volverá en persona a este mundo en La Parusía, para juzgar a  vivos y muertos.
..Asciende a los cielos, pues el encargo de Dios Padre, lo ha llevado a cabo totalmente.
..Pero su amor es tan grande y perfecto que se queda sacramentalmente entre nosotros, para darnos el alimento espiritual que nos santifica, por medio del sacramento de la Comunión.       
La vida de Nuestro Señor Jesucristo la conocemos por los Santos Evangelios y la Divina Tradición, por ello sabemos que nació de la Virgen María, quien lo concibió por obra del Espíritu Santo, que su padre adoptivo San José, era descendiente lejano del Rey David, que desposa a la Virgen siguiendo la costumbre de casarse con descendientes de la misma tribu, que nace un 25 de Diciembre, primer día de nuestra era, en la ciudad de Belén, en un pesebre pobre, pues no hubo alojamiento para ellos en la ciudad, debido a la concurrencia multitudinaria de los censos. Que pasa su infancia en casa de sus padres, que como adulto trabaja en el oficio que aprende, en tanto hombre de San José, y que a la edad de treinta años dejando el hogar familiar, empieza la que será su vida pública. Esta durará tres años en los que anuncia la llegada del Reino de Dios en esta tierra, forma a sus apóstoles y muchos otros seguidores, confirmando con milagros su procedencia divina.
Su predicación y formación del cuerpo apostólico, nos lega los cuatro Evangelios, que vienen a ser relación de su vida, son narraciones inspiradas por el Espíritu Santo, donde nos lo muestra como modelo perfecto para todo ser humano, en el que destaca el amor, que nos tiene y que son esencia de su vida y doctrina, nosotros conforme lo vamos tratando y conociendo mejor, le vamos amando mas, amor con amor se paga, aquí radica la necesidad de trato a Jesús, de conocerle, a través de sus evangelios principalmente.
Para terminar conviene destacar el milagro mas prodigioso con el que claramente nos muestra su divinidad, SU RESURRECCIÓN, resucitó por su propio poder, y se mostró a sus apóstoles y discípulos en varias ocasiones, y por último ascendió a los cielos, para estar con Dios Padre. Solo el amor que Él nos enseña puede instaurar la verdadera justicia en el mundo. Solo en su doctrina de amor están las soluciones a todos los problemas de la humanidad.
Jorge Casas y  Sánchez.

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