miércoles, 10 de abril de 2013

MAS SOBRE LA FE (LECTURA PARA HACER MEDITACIÓN)


  MAS SOBRE LA FE. (lectura para hacer meditación)

    Dentro de la Iglesia Católica, en las personas del laicado que viven la fe predomina o debería predominar la conciencia de salvación.  Esto es lo que nos debe de dar rumbo a los católicos, teniendo presente que en nuestra existencia dentro del mundo la dirección en la que nuestra vida se desenvuelve debe estar marcada por dos aspectos importantísimos que son un binomio, la conciencia de salvación y nuestra colaboración al Bien Común. Vivir la Fe, esto nos lo debemos de repetir incansablemente, es cuestión de creencia, por supuesto pero también de praxis, la fe debe ser operativa debe de traducirse en actos, en el cumplimiento de los mandamientos, de Dios y de la Iglesia, en nuestra participación en la Santa Misa al menos los Domingos   y los días de precepto, en la frecuencia de la recepción de los Sacramentos del perdón y de la Eucaristía, la oración  diaria, los actos de piedad, en otras palabras es la presencia en nuestro actuar de las Virtudes Teologales y la rectitud de intención en todos nuestros actos. Hay cristianos que consideran que lo anterior es oneroso, demasiado severo, ESTO NO ES VERDAD. El buen cristiano sí las lleva a cabo, el que no lo hiciere no es buen católico, lo es de etiqueta, de pacotilla. Simplemente examinemos el mensaje evangélico directo del propio Jesucristo sobre el primer mandamiento y su mandamiento nuevo. El alcance de ambos debe de ser realmente tomado en la consideración mas sublime posible de cada bautizado. De lo contrario estaríamos poniendo en riesgo nuestra salvación.

   Dios en su infinita misericordia nos recuerda en múltiples ocasiones, dándonos  indicaciones de que debemos de ser piadosos y cumplidos, esto lo obra a través de nuestra conciencia sin palabras, con sigilo, en forma personal, con su lenguaje silencioso, lo debemos considerar como oportunidades de conversión que Él va poniendo en nuestro peregrinar por esta vida, a manera de empujoncitos (así los considera Benedicto XVI) discretos que nos hacen reaccionar; pueden ser de diferentes maneras quizás un fracaso que nos hace reconsiderar que los hombres solos no somos nada, que solo con su ayuda lograremos lo que nos guía hacia la salvación, el empujoncito puede venir de un buen amigo que nos quiere y por lo tanto nos aconseja bien, de corazón, o el sufrir un accidente propio o de alguien cercano que nos lleva a reaccionar pidiendo la ayuda divina, puede provenir de la lectura de un libro, CAMINO, (escrito por San Josemaría Escrivá de Balaguer),  por ejemplo,  que ha hecho reaccionar positivamente a millones de personas de diferentes credos, el empujoncito puede provenir de una charla o nuestro encuentro con una Carta Apostólica o Encíclica papal, si vamos a participar por primera vez en un Sacramento como la Confirmación o el Bautismo, el Matrimonio, a través de la charla que vamos a recibir de algún catequista, lo mismo si vamos a ser padrinos en dicho Sacramento en fin cada uno de nosotros recibe de la Providencia Divina esos mensajes silenciosos, mudas indicaciones, QUE NOS DEBEN HACER REACCIONAR. En ello debemos de percibirel amor de Dios que nos guía, que siempre está allí, que debemos hablarle, adorarle, agradecerle esas indicaciones suyas que nos van empujando hacia la conversión necesaria para nuestra salvación. Él nos quiere salvos, quiere que gocemos de la Visión Beatífica  en la eternidad.

 

  Lo normal en el trato con Dios, es lo cotidiano, no debemos ser católicos domingueros simplemente, debemos dejarnos contagiar de su alegría y servirle alegremente agradeciendo la felicidad con que nos permite vivir en este camino hacia la salvación eterna, que si es dura la vida con uno es que su amor nos presenta mas oportunidades para seguirle de cerca, nos está,- si sabemos aprovechar el sufrimiento-, proporcionando mas oportunidades que a otros en esta vida, pues nos reserva la infinita eternidad después del tránsito finito por esta. Cuando sufrimos problemas en esta vida debemos en primer término agradecer al Señor que estos no sean mayores, tratar de entender porque los permite Dios, que parte de la solución nos corresponde a nosotros, pedir ayuda a la misericordia divina poniendo lo mejor de nosotros en la solución, confiar y tener en cuenta que hay veces en que hay que insistir mucho, aprender a vivir con las heridas, y encontrar en ellas el camino de la salvación, las heridas pueden sanar o permanecer abiertas. Hemos de agradecer a Dios las oportunidades de sufrimiento que permite que nos sucedan, pues son a veces empujones fuertes que nos acercan a Él a la salvación que quiere para nosotros, además él sabrá ayudarnos a salir de los malos momentos que habrán sido, en el sentido salvífico, buenos.

   La fe cristiana por ser don gratuito de Dios debe de ser aceptada por nosotros, aunque puede ser rechazada, sabido es que Dios respeta nuestra libertad y no nos obliga sino que prefiere que libremente le obedezcamos, y es en ello precisamente donde debemos encontrar el camino de nuestra salvación, se nos otorga por su misericordia y amor a través de su Espíritu Santo, tenemos en el Santo Evangelio la maravillosa escena en la que San Pedro le contesta a Jesucristo “ Tu eres el Cristo, el Hijo de Dios Vivo”

  A lo que Nuestro Señor le responde BIENAVENTURADO ERES HIJO DE JONÁ PORQUE NO TE HAN REVELADO ESO NI LA CARNE NI LA SANGRE, SINO MI PADRE QUE ESTÁ EN LOS CIELOS, Cristo señala en esta frase la acción del Espíritu Santo, santificador nuestro; a quien debemos agradecer y pedir que aumente nuestra fe.

    Por ello es que debemos de considerar y orar por el aumento de nuestra fe pues es acto de la Gracia Divina, acto sobrenatural no percibido por la luz de la razón sino recibida por la autoridad divina. Ahora bien la fe debe de ser sostenida y su sustento es la doctrina cristiana, esto es válido para todos, tanto clérigos como laicos, todo católico se debe sustentar en la doctrina que nos dejó la revelación de Cristo. En épocas como la actual en que se percibe la crisis de fe esto toma relevancia, de allí la necesidad de extender tanto como nos sea posible el conocimiento de la doctrina de la Iglesia Católica buscando que esta sea habitual en cada uno de nosotros, es la Virtud de la Fe que se nos ha infundido en el bautismo y que debemos de procurar en nosotros y en los demás.

  Cuando examinamos la relación entre razón y fe encontramos que hay una relación en la que ambas se traslapan pero una ejerce primacía sobre la otra, en el protestantismo la supremacía la ejerce  la fe sobre la razón, y en el racionalismo la ejerce la razón sobre la fe, en el cristianismo tenemos un equilibrio entre ambas.

  A forma de conclusión podemos afirmar la siguiente, sin dejar de considerar  lo que nos dejó dicho San Agustín “fe que busca entender” y el consabido dicho de entender para creer y creer para entender. que la fe necesita de nuestra razón, esto es decir que la sustentamos en la Revelación que consideramos genuina en su procedencia de Jesucristo pues ha sido definida por la Iglesia, y cuando la razón no sea suficiente podemos recurrir a los milagros, las profecías, la propia existencia de la Iglesia, que es una prueba fehaciente, pues se trata de la institución más atacada del mundo en todas sus épocas, desde su fundación hasta nuestros días,  pues la razón necesita de la luz de la fe para ver la verdad, sin la fe la razón cae en equivocaciones, no encontrando sino parcialmente la verdad, lo que nos lleva a ser medio cristianos y no cristianos completos hechos y derechos, como lo quiere nuestro Señor Jesucristo, que para ello derramó hasta la última gota de su sangre divina. Si algo nos debe definir como miembros de una Iglesia, la da Jesucristo es el amor entre nosotros las personas humanas y en cuanto católicos la unidad en nuestras creencias y éstas de acuerdo al Magisterio de la Iglesia.

  Jorge Casas y Sánchez.

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