sábado, 4 de agosto de 2012

VISITAR A LOS ENFERMOS.

VISITAR  A LOS ENFERMOS:
Se comenta que una de las épocas mas felices de la vida es la convalecencia, yo la estoy experimentando.  Pero no puedo asegurar que la mencionada época sea necesariamente la mas feliz, pues no solo quedan secuelas que necesitan de tratamiento, sino que el desbarajuste que causa la ausencia en los asuntos personales, de trabajo debe de ser reajustado.
Acabo de salir del Hospital Español de México donde estuve internado 20 días a causa de sufrir una Trombo Embolia Pulmonar y las consecuencias derivadas del tratamiento, que necesitaron una operación en el vientre, canalizaciones etc. pero finalmente estoy en mi casa. Y debo decir que anonadado por las atenciones que he recibido de mis familiares, que me han ayudado tanto en múltiples menesteres que han mostrado de mil maneras el amor que me tienen, el cual espero saber corresponder adecuadamente, y me refiero a todos, no solo a mi esposa, sino a mi hija, nietas, e hijos.
El visitar a los enfermos, esta obra de caridad con el paso de los tiempos nos muestra nuevos aspectos que conviene examinar, tomemos por ejemplo los nuevos sistemas de comunicación que en ciertas circunstancias permiten a enfermos incluso delicados, recibir llamadas telefónicas y contestarlas personalmente desde su cama de enfermo, ya sea en su casa o en el propio hospital. Así como una llamada desde otra ciudad incluso lejana, lo que para el enfermo es, escuchar una voz conocida que le anima, le reconforta, le comunica que está ofreciendo oraciones, misas, por su salud, no podremos decir que es equivalente e una visita personal, pero si que es una manera de estar con el enfermo, de unirse a él en su aislamiento, sufrimiento, o simple malestar, y que es gran ayuda como muestra de solidaridad por virtud de la presencia de Nuestro Señor Jesucristo en ambas personas, saber el enfermo que se están acordando de él, que le tienen presente y sobre todo que están orando por su recuperación.
Otro aspecto es el de las restricciones hospitalarias en horarios, número de visitantes, y tiempo que se concede, lo que es no solo necesario sino conveniente en ciertos tratamientos, esto se debe de considerar con todo cuidado para que de ser posible el enfermo siempre reciba en esos a veces cortos momentos autorizados,  las visitas de sus mas cercanos,  que sean estas tiempo de calidad, en las que animemos, en las que no presentemos sino las soluciones, y en las que tomemos en cuenta las sugerencias y necesidades que el enfermo tenga y cuyas gestiones haya que realizar por su cuenta dada su temporal imposibilidad.  En estas conviene tranquilizar al enfermo en asuntos como el costo de sus tratamientos, mostrarles mucho amor y platicarles cuestiones agradables como pueden ser el progreso que muestra su evolución, el comunicarles sobre las personas que están preguntando por él o ella en tanto paciente, mandando sus mejores deseos, y sobre todo que se le está encomendando y ofreciendo por su salud diversas devociones. Es notable que en casos así las personas que nos conocen a lo primero que acuden es a la oración por nuestra salud.
Al caer uno enfermo puede comprobar como viven su vocación no solo los doctores sino todo el personal que atiende a los enfermos, desde los camilleros hasta las enfermeras especializadas de las salas de recuperación, de terapia intensiva, así como las que se ocupan de los enfermos que ya se están recuperando, en donde muestran sus habilidades para mantener al enfermo aseado, con sus bien desarrollados sistemas para bañarlo a uno en la cama, y se nos presentan  ocasiones, si el enfermo está en condiciones, durante esos momentos de  contacto con estas personas, hacer algo de apostolado con ellas y ellos, y se puede comprobar que en general son personas que están mas cerca de Dios que la generalidad.
Una  de las mas importantes cuestiones alrededor, tanto del personal hacia el enfermo, como de este hacia ellos es el cumplimiento del Mandamiento Nuevo que nos dio Nuestro Señor Jesucristo, AMAOS LOS UNOS A LOS OTROS, COMO…. El caer enfermo y ser hospitalizado en especial cuando es larga la estancia en el nosocomio, nos permite vivir intensamente este Nuevo Mandamiento, y no solo limitándonos a los que estén en la misma institución  sino con todas las personas que en esos días nos muestran su aprecio, amor, preocupación, buenos deseo, etc. y por solidaridad humana con los demás enfermos de todo el mundo, en especial los que sufren, los que mas necesitan del consuelo divino, y debemos elevar por ellos nuestras  oraciones de enfermos que junto con las de los niños, nos enseña San Josemaría, son las que a Dios mas agradan.
Jorge Casas y Sánchez.

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