sábado, 8 de mayo de 2021

SACRAMENTO DE LA CONFESIÓN.

  SACRAMENTO DE LA CONFESIÓN. (DEL PERDÓN).

He querido, rompiendo el orden usual, que meditemos en el Sacramento de la Confesión. El orden usual pone al Sacramento de la Eucaristía antes que este, porque así une los tres Sacramentos de la Iniciación, Bautismo, Confirmación y Eucaristía. Pero precisamente porque el Sacramento eucarístico (Comunión) requiere previamente el de la confesión porque este confiere la Gracia Santificante, o sea el perdón de los pecados, y estar en estado de Gracia, que es requisito indispensable para comulgar. A Este Sacramento se le conoce con varios nombres, así se le menciona como sacramento de: el perdón, o de la penitencia, o de la reconciliación, o de conversión, el caso es que es uno de los Sacramentos de Curación, junto con el de la Unción de los enfermos.

Las diferentes  denominaciones corresponden a su objetivo principal, que es obtener la Misericordia del Señor, que perdona los pecados cometidos contra el propio Dios, nos reconcilia con su Iglesia, nos mueve a amar mas a Dios benevolente, nos convierte al aceptar la llamada de Jesucristo, es considerado penitencia,  por el proceso de arrepentimiento, reparación y propósito de no pecar mas, por parte del penitente, por lo tanto nos cura, en él confesamos los pecados ante el sacerdote, lo que consiste en una declaración en la que manifestamos aquello que en nuestra conciencia no ha cumplido con la voluntad divina, además nos reconcilia con la Iglesia, en pocas palabras por la misericordia divina quedamos limpios de los pecados cometidos hasta ese momento, y aptos para recibir a Nuestro Señor Jesucristo.

La Confesión es un Sacramento importante del Reino de Dios en este mundo, y repercute en el cielo, cada vez que un ser humano arrepentido de sus pecados acude al Sacramento, hay alegría en el Cielo, con absoluta seguridad nuestra Madre la Virgen se alegra y pide porque la gracia conferida no se pierda, en el confeso, la Trinidad Santísima, que siempre espera que libremente confesemos, nos viene al alma, ello es lo mas reconfortante que podemos tener aquí en la tierra. Recordemos que Jesucristo claramente explicó que venía, no más por los justos, sino por lo pecadores. Que alivio contar en nuestro corazón con la Gracia Salvadora, y estar libre de las cadenas del demonio, porque eso es el estar en pecado, sujeción diabólica y ausencia de Gracia.

Son varias las gracias que necesitamos para realizar una buena confesión, y debemos pedirlas a Jesucristo para prepararnos debidamente al Sacramento, necesitamos la gracia del arrepentimiento, del propósito de no volver a ofenderle, en otras palabras de la conversión, o reconciliación, lo que además nos acerca a su Iglesia. Solo Dios perdona los pecados, lo que se realiza con su poder, nos lo da a conocer (Marcos 2, 10)  “Sepan pues que el Hijo del Hombre tiene en la tierra el poder de perdonar los pecados”. Jesucristo instituye el Sacramento de la Confesión, al decir a Pedro:

“A ti te daré las llaves del Reino de los cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos” lo que vemos en (Mateo, 16, 19) queda claro que el resto del colegio de los apóstoles recibió también la función del mandato, y por ende la Iglesia lo hereda y ejerce a través de sus sacerdotes. La significación de las palabras atar y desatar hacen referencia a la comunión, o estas atado o estás separado, lo que la Iglesia ata o desata, Dios lo considera en los cielos y en la tierra. Dios instituyó este Sacramento por ser nuestra naturaleza caída desde el pecado de nuestros primeros padres y por lo tanto susceptible de pecar. Por ello la Iglesia nos presenta este Sacramento como la tabla de salvación al náufrago, para recuperar la justicia que recibimos en el Bautismo. Todos pecamos, todos necesitamos del Sacramento de la confesión, no hay hombre por justo que sea que no necesita la gracia incrementada que nos proporciona el Sacramento, aunque no hayamos perdido el estado de gracia es necesario que nos acerquemos con frecuencia al confesionario, la gracia del Sacramento nos incrementará, nos solidificará la que poseamos. La Iglesia en nombre de Jesucristo concede el perdón de los pecados, tal y como si el propio Jesucristo hubiere escuchado nuestra confesión y el mismo nos hubiese dado la absolución, no es el poder del sacerdote quien perdona, es  Dios mismo.

De los “actos” La contrición debe ser en el penitente acto primordial, detestar el pecado cometido y tener la intención, para lo que contamos con la ayuda de Jesucristo y de María Santísima, nuestra Madre del   cielo. Otro acto es el de llevar a cabo la preparación de la recepción, del mismo, para lo cual debemos de hacer el mas profundo examen de conciencia. Nuestro siguiente acto ya en presencia del confesor empezar confesando las faltas mas graves, estar muy pendientes de la penitencia que se nos impondrá, y cumplirla a la mayor brevedad posible. Como acto final en  adelante con la ayuda de Nuestro Señor y nuestra Madre María Santísima, procurar no volver a pecar y tratar de vivir lo ms santamente posible.

Preparó Jorge Casas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario