lunes, 25 de marzo de 2013


BREVE CURSO DE FILOSOFÍA CRISTIANA-XV-
En San Agustín tenemos al mas grande teólogo hasta la Escolástica de Santo Tomás, es el lazo que une a los Padres de la Iglesia con la  gran síntesis cristiana de todos los tiempos, la Summa Teológica del Doctor Común, como la historia ha designado al Aquinate.  Son muchas las enseñanzas de San Agustín, cuya vida como es sabido se trata de una conversión tardía, pero tan fructífera que la Iglesia nunca dejará de recurrir a sus enseñanzas doctrinales y teológicas, para él la razón es usada por la fe para desarrollar nuestras creencias, lo que da a la razón una entidad eminente y no debe ser despreciada pues  es necesaria para desarrollar la propia fe. El ve en la filosofía un camino hacia Dios, a la felicidad plena la encuentra en el propio Dios, fuera de Él no hay felicidad completa, el verdadero filósofo es el que ama a Dios, es el que ha encontrado la verdad y la posesión de la verdad, es el conocimiento, hasta donde esto nos es posible,  de Dios. Por ello nos enseña que nadie puede ser más feliz que el buen cristiano, que es quien ha encontrado, a Dios, lo conoce y lo ama. Todo el significado del mundo y el universo señalan al conocimiento de Dios.
La razón nos enseña,  puede conocer todas las verdades naturales de Dios, con la fe podemos conocer las sobrenaturales,  de ahí que la razón debe ayudar a la fe, y así  el cristiano halla la suprema felicidad en el conocimiento de Dios. San Agustín tuvo una influencia platónica fuerte, que le llevó a concebir a Dios como una esencia inmutable, idea que mas tarde cambiará por la de el “ser subsistente”, no podemos considerar la filosofía de San Agustín como una filosofía completa y perfecta, tiene algunas  fallas que se corregirán con el tiempo, es necesario comprender que toda filosofía en tanto de procedencia humana es perfectible, la filosofía ha tenido que irse afinando como toda ciencia humana,  del estoicismo, por ejemplo, él sostenía que las ideas estaban todas en Dios y que Él  las sembraba en el mundo material, lo que es herencia de un error de Platón.
 A pesar de sus pocas fallas se le considera el gran sintetizador de la Filosofía Patrística es el gran maestro, de cuya grandiosa producción se alimentará la civilización occidental, veamos algunos de sus conceptos, los que hoy día no nos parecerán novedosos pero que en su tiempo su influencia fue aportación de nuevo cuño.
PERSONA.- En cuanto a la persona humana y  la unión del alma y cuerpo sus ideas no fueron completas, pues consideraba al alma como algo que usa un cuerpo, lo que es también platónico, y en ello nos muestra un desconocimiento de lo que ya Aristóteles había explicado con su teoría de que el alma es la “forma” del cuerpo (hilemorfismo) según esta teoría todo lo que existe está compuesto de “materia” y “forma”,  siendo que no puede existir una sin la otra, el filósofo los llama principios, y al alma la considera la forma del cuerpo, esta es la teoría aceptada por la Escolástica. A la materia se le llama “materia prima” y no tiene forma es un sustrato en el que la forma se da solo con este otro principio. Aquí lo complicado de entender consiste en que en el lenguaje común que todos utilizamos estos dos vocablos  de materia prima y forma nos dan una idea física siendo que en filosofía cristiana los “principios” son conceptos abstractos, propios de la metafísica aristotélica y escolástica.
VERDAD.- Los escépticos de su época, que tenían mucha aceptación decían: 
                          “no existe verdad, de todo se puede dudar”  
A lo que San Agustín replica:
            “se podrá dudar de todo los que se quiera; de lo que no se puede dudar es de la misma
               duda”.
Así refuta al escepticismo y demuestra que si existe la verdad, que es aquello de lo que no se puede dudar, y añadirá:
           “no busques a la verdad fuera de ti con los sentidos y el mundo sensible, búscala en tu interior, allí la encontrarás allí reside”.
Esto lo sustenta en que usamos la experiencia como herramienta pero la fuente interior de la verdad es una iluminación. Esta es su teoría de la iluminación, que no debemos confundir con la Gracia Divina, para San Agustín es: Índole natural de nuestro espíritu que cuenta con esta y otras capacidades naturales.
DIOS.- Dios es la verdad, esa verdad gracias a la cual todo lo verdadero es verdadero, todo lo bueno es bueno, el ser es todo ser, todo lo creado es símil es imagen, todos los arquetipos. Toda imagen y ejemplo tienen su sede en Dios.
CREACIÓN.- Refuta la teoría de la emanación, a la que considera panteísta y que algunos Padres de la Iglesia siguiendo a Plotino habían sostenido, porque ello significaría mutabilidad en Dios, y el asegura que Dios es inmutable y sostiene que la Creación es un acto libre de la voluntad de Dios, y no es por tanto una procesión necesaria,  -- que ¿Cuándo ocurrió ello?--  Evidentemente fuera del tiempo, ya que el tiempo no surge sino de la Creación, y expone no literalmente sino como un símil  el relato bíblico de la obra de los seis días. Y nos completa esto con la belleza de este pensamiento, “ la decisión divina puede ser eterna pero no la realización” lo que viene a refutar la teoría panteísta de la existencia eterna del universo, y a demostrar que el universo es finito. Y ve a la eternidad como algo distinto del tiempo.
ALMA.-  Lo que San Agustín sostuvo fue la primacía del alma sobre el cuerpo, y nos dejó dicho cosas como esta: “a Dios y al alma deseo conocer” para él el hombre es propiamente el alma, un alma que tiene a su disposición un cuerpo mortal, trabajó mucho en la inmaterialidad e inmortalidad del alma. Estas especulaciones tienen hoy día gran actualidad a pesar de los siglos que han pasado.
EL BIEN.- Cuando San Agustín habla del bien se refiere a la voluntad de Dios y lo relaciona con la Ley Eterna, que son las ideas eternas en la mente de Dios, y dice también que todos los hombres tenemos impresa en nosotros esa ley, y que es bueno el que actúa conforme a dicha impresión en su propia mente. Allí ve la honda razón metafísica de la razón humana, y la voluntad de Dios conocida por nuestra conciencia, lo que tiende a voluntarizar el orden moral a veces hasta el extremo de que Dios viene a ser mas voluntad que razón y sabiduría, con el podemos contar, mas no con las leyes de la razón sino sometiéndose a Él por la fe.
El alma no solo piensa, nos ensaña, sino que ama y suspira por el bien, él ve en ella un instinto por el bien y todo errar y afanarse ocurra por el concepto objetivo y universalmente vigente de la felicidad, lo que tiene al hombre desasosegado hasta que llega a dominar este afán y errabundeo y alcanza la verdadera felicidad. El corazón humano tiene su LUGAR NATURAL,  y hacia él gravita hacia el UNO, que es la verdad y el bien en una palabra. “NOS HAS CREADO PARA TI SEÑOR Y NUESTRO CORAZÓNESTÁ INQUIETO HASTA QUE DESCANSA EN TI” cuando el ser humano es capaz de amar a Dios y este es verdaderamente de gran calado,  encuentra a Dios y lo adora encontrándose con Él y su verdad. Estas eran las convicciones mas sólidas de este gran doctor de la Iglesia.
Jorge Casas y Sánchez.