HABLEMOS DE JUSTICIA.
Cuando se habla de justicia no es
raro, que lo primero que se nos viene a la mente es la
escena de la sala con un juez, un jurado, el acusado y sus defensores y el
fiscal, esto por la gran influencia que tenemos de las excelentes películas que
tratan casos de homicidios y su defensoría. Sin embargo la justicia va mucho
más allá. Para empezar podemos decir que para el buen cristiano se trata de una
virtud muy importante, que debemos practicar en todos sentidos, como iremos
viendo.
Hay varias denominaciones, o divisiones de la justicia, siendo esta única, no es que
haya varias justicias, es el cómo se consideran sus facetas, que clásicamente se conocen como:
CONMUTATIVA, es la que
busca la igualdad de trato. Por ejemplo en las transacciones comerciales.
DISTRIBUTIVA, pretende el bienestar común, considerando los merecimientos de cada quien acordes a los méritos propios. Considera que unos
contribuyen más al fin común que otros.
JURÍDICA, es necesario que en toda comunidad exista un
principio rector, generalmente previsto en
su Constitución y las leyes y reglamentos que de ella se desprenden.
Estas brevísimas explicaciones
tan solo pretenden resaltar las principales diferencias entre la clásica
división de la justicia, pero quien se interese encontrará explicaciones en
libros jurídicos muy amplias. En realidad aquí lo que nos interesa es examinar
la Justicia como Virtud Moral, y ello nos lleva a contraponernos a la malicia de
voluntad de otro u otros. De allí la necesidad de que se lleve a cabo la
justicia. Antes de continuar no podemos dejar en el olvido a la definición de Ulpiano,
gran jurisconsulto romano que la definió muy sabiamente como:
“la Justicia es la perpetua y
constante voluntad de dar a cada uno su derecho”.
Recordemos las Virtudes
Cardinales, LA JUSTICIA es una de ellas, si asociamos las virtudes cardinales a
las Virtudes Teologales estaremos en un plano totalmente humanitario, y esto es
propio del buen cristiano. La justicia como virtud moral debe ser en los católicos un hábito arraigado
con solidez entre nuestras obligaciones, como debería de serlo en toda persona
humana, el amor a la justicia no hace al hombre bueno u honrado por temor, sino
como principio, como debe serlo para
todo aquello que requiere de esa gran virtud. Habrá oportunidades en las que
dudemos sobre el cómo, el cuanto, y el que, y será conveniente recurrir a la asesoría,
pues hay casos en que las dificultades son complicadas de solucionar porque
incluyen o problemas inéditos, o de gran complicación y no basta con los
principios generales para encontrar solución.
No solo estamos tratando por
necesidad con términos técnicos, sino en ocasiones con otras clases, veamos, la justicia trata con la libertad
religiosa, los actos de culto públicos, en especial los que se tienen en las
tradiciones y/o costumbres. Otro aspecto es el respeto que para ser igualitario
sería el de un joven y otro joven, pues el respeto al niño o al anciano son
diferentes.
Volviendo a Ulpiano, -PERPETUA- hace referencia a siempre, no solo en
ocasiones. –CONSTANTE- hace referencia a toda ocasión, no debemos ser justos solo
en ciertas momentos, sino en todos. VOLUNTAD-
como estamos hablando de una virtud, esta debe ser habitual. -DAR-
implica también impedir, por ejemplo el contaminar, podríamos decir que
es un dar oportunidad a la naturaleza a que no se trastoque. –A CADA UNO-
hace referencia a la igualdad entre lo que se debe dar y lo que se da,
aquí no deben de caber discriminaciones, serían injustas. –LO SUYO-
aquí hacemos referencia no solo a cuestiones materiales, sino también
morales, por ejemplo dar honor a quien honor merece. Respeto a los ancianos,
ternura a los pequeñines.
Podemos y debemos referirnos a COSAS
JUSTAS por su naturaleza, como el derecho a la vida, no hay ley que así se
pueda llamar, que contravenga a este primerísimo derecho que el Creador nos
otorga. La vida es cosa sagrada y solo le pertenece a Dios, Él la da, y Él la
quita, de allí que no debe, no puede en justicia existir un derecho al aborto,
la eutanasia, la pena de muerte, la guerra injusta, el homicidio, el asesinato.
Solo se puede recurrir contra la vida
ajena en casos serios de defensa propia o a la guerra justa cuando se trata de
defender el honor, la propiedad, toda
proporción guardada, la propia vida o la vida del inocente. Por supuesto que la
propia vida también pertenece a Dios, de allí surge el ser justos con nosotros
mismos cuidando de nuestra salud. Como también es de justicia cuidar de la
salud de nuestros congéneres.
Un comentario que se dice en estos casos es que
la justicia es algo que trata con la
satisfacción del Derecho, la justicia no crea al Derecho, entra cuando este ha
sido creado. Sin embargo hay injusticias que se puede uno infringir a sí mismo,
cuando nos falla la devoción, la fortaleza, o la templanza, o la prudencia. Además
y esto es de suma importancia, está la
justicia con Dios, en este caso también, SIEMPRE DEBEMOS DE DARLE A NUESTRO
SEÑOR LO QUE LE CORRESPONDE. El comentario a esto es personal para cada quién.
JCS.
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