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ANTROPOLOGÍA SOCIAL APLICADA.
El gran flujo y rapidez de los
cambios sociales de nuestra época, en lo médico, político, económico, afectan
el aspecto humanitario, en sus campos morales, religiosos, costumbritas,
tecnológicos, y en ello notamos que los valores tradicionales se ven en muchos
casos afectados negativamente. Es conveniente que consideremos el positivo
sostén múltiple que nos han significado en generaciones pre-milenials y
anteriores en materias como: el modo de vida familiar, de trabajo
profesional, en lo social y demás campos
de nuestras ocupaciones. No me quiero ir a generaciones del siglo XIX, y
anteriores en que eran vividos dichos valores tradicionales en forma ejemplar
por la mayoría de la población. Hoy día los contrastes son obvios, el crimen en
general y el organizado no existían con
la exageración que padecemos en nuestra época, ¿guerras?, si, ¿justas? algunas
sí, pero nos estamos refiriendo principalmente a las pequeñas cuya existencia
tanto afecta a las personas pacíficas y buenas,
en las comunidades sociales, que siempre son justas, cuando las
autoridades cumplen con el principalísimo deber de defender y proporcionar
seguridad a la ciudadanía, pues por un lado están los seres humanos
victimizados y por otro los criminales que delinquen de diversas maneras. Es
por lo tanto JUSTO de toda justicia, defender al pacífico que está integrado
por sus actividades al Bien Común, que incluye al desarrollo familiar.
El término ANTROPOLOGÍA, está
formado por las raíces: Antropos (hombre) y Lógos, (tratado) y una definición clásica es: “la
exposición sistemática de los conocimientos que se tienen acerca del hombre en
cuanto hombre, y lo que el hombre puede y debe hacer de sí mismo.”
Por supuesto que la definición sigue
siendo absolutamente válida, pero el cambio que se da en las condiciones de
vida, de cuando se definió la mencionada, a nuestra actual época nos llevan a
profundizar en la última frase de la definición. Y en esta ocasión me quiero
referir en especial a lo que el hombre debe hacer de sí mismo, sin olvidar qué
no nos hacemos solos, hay una interdependencia para solucionar estos problemas
endémicos los cuales son de necesidad absoluta y de múltiples facetas. Siendo una de estas interdependencias la que
tenemos en tanto ciudadanos, con quien ha resultado electo democráticamente, en
la esperanza de que cumpla cabalmente con su deber de otorgar a la ciudadanía
la seguridad de su existencia, de sus derechos y de sus pertenencias, haciendo
uso de las opciones coercitivas que posee: detención y encarcelamiento con juicios sumarios en los casos de sorprender
en pleno delito, el del uso de armas de ataque y defensa, cuerpos policíacos debidamente
entrenados y equipados, tanto de prevención como de corrección, uso de tecnologías, equipos e
inversiones de otras índoles criminalísticas, y de criminalidad, todo por
supuesto basado en leyes de protección ciudadana. Cada uno de nosotros debe de
influir en su entorno y fuera de él de la manera que pueda, tratando de
defender lo que es válido, verdadero y bueno, en contra de la engañoso,
perverso y negativo. Tratemos de consolidar una masiva convicción de lo
necesario y conveniente para influir en la sociedad, y así en los que nos
gobiernan.
Si buscamos el origen del crimen
y esto es importante en la lucha en su contra, lo encontraremos en la más
dolorosa falta de educación, de formación de la niñez, juventud y vida adulta
en un estrato social amplísimo en las sociedades. Esto se ha venido gestando de
varias generaciones atrás y está asociada al alcoholismo, a la drogadicción, a
la ignorancia, a la falta de responsabilidad parental, y en ocasiones una
carencia de interés de los gobernantes por
resolverlo. Y el resultante es que la sociedad padece lo criminal en lugar de
la visión honesta, productiva, de una vida con desarrollo personal positivo,
pues el caldo de cultivo que presenta esta situación favorece lo primero.
¿Qué nos señala esto?, en tanto una
mirada a lo que: “el hombre puede y debe hacer de sí mismo”. La respuesta está en
una educación adecuada y no en lo que actualmente tenemos.
Una antropología social aplicada,
moderna, adecuada a nuestro tiempo señala la necesidad de un cambio drástico
positivo en materia educacional, que cambie los apetitos, los puntos desviados
de vista, los conocimientos, las perspectivas, y esto debe de surgir de
nosotros mismos, no debemos esperar que “alguien” venga a realizarlo, somos
nosotros en tanto nuestra naturaleza más auténtica los que en cada caso estamos
obligados a imponer lo bueno, lo conveniente, honesto y necesario, para que el
cambio se dé y ese gran sector poblacional que produce y sufre de lo criminal,
tenga la posibilidad que nos otorga la paz y tranquilidad para trabajar
fecunda, fructuosamente, de manera rentable.
Lo más noble de la antropología,
al estudiar al hombre moderno, al actual, sugiere que tenga un interés muy
especial en aumentar sus conocimientos, usando los ordenadores como herramienta de la enorme información de
la Internet, pero no se puede quedar en ello solo, sin acompañar a este nuevo
caudal informativo de lo humanístico. Los cuestionamientos principales
subsisten: el ¿Quién soy yo?, ¿Cómo soy?, ¿A donde voy?, ¿De dónde vengo?, si,
son las más viejas preguntas que el hombre se hace a sí mismo, y debemos de
tener respuestas adecuadas. Desde luego no estoy aquí para ser víctima inocente
de otro, tengo derechos y el más importante es el de vivir, pero vivir
dignamente, nada me es más importante que la vida, la mía y las de los demás,
en especial los seres que me son más cercanos.
Nuestras vidas deben de ser
útiles, respetadas, ayudadas, tranquilas, libres, para hacerlas lo más
productivas para los demás, y para nosotros mismos, no amenazadas, truncadas,
condicionadas por personas sin educación
y con inclinación criminal, deshonestos, peligrosos, abusivos y asesinos. Solo
así se puede realizar lo que el hombre puede y debe hacer de sí
mismo.
Es sino de la mujer y el hombre el tener una vocación que generalmente se
persigue en la mayoría de las ocasiones,
esto incluye tener que vencer
dificultades de todas las magnitudes, a lo largo de su existencia, raro e
inútil sería el ser humano que no tiene que luchar, pero el normal trabaja y se
esfuerza por las diferentes cuestiones
que necesita, estudia, se forma, busca su sitio en la sociedad, el caso de la
más socorrida en general ha sido hasta hoy el de la vida familiar, se forma un hogar, trabaja para mantenerlo, y en ello
encuentra su felicidad, se realiza, vive el amor matrimonial y
paterno-materno-filial, educa a sus hijos, y estos van definiendo y encontrando
su vocación principal en el seno familiar, la vida les llevará por caminos
inimaginables en esos momentos.
Otras vocaciones son la de la entrega al
servicio de Dios en esta tierra, hay diversas
y muy encomiables maneras de realizarlas. El ser humano anormal puede
tener muchas razones para serlo y no todas ellas por su culpa. Algunos proceden
de hogares rotos, o han carecido de la educación, no encuentran en sí mismos
vocación alguna, o tienen la vocación del enriquecimiento tomando lo que otros
han ganado.
El ser humano que actúa como si
no tuviera vocación, que no la considera, que no le hace caso, como resultado, no
tiene aspiraciones, no se compromete a nada, no se esfuerza, sin embargo está
en la sociedad, pero al no auto-regularse cae en actividades que le
proporcionan medios que no sabe obtener lícitamente, y ello, no por falta de
talento sino por aplicarlo malignamente. Otros los que carecen de talento son
manejados por los que, sí lo tienen, es así como se conforma el crimen
organizado.
La buena educación, la mejor de
todas es la que incluye la “formación cristiana” esto debido a
que son las enseñanzas que proceden de la doctrina de Jesucristo, y su
tradición plena de valores humanos, donde el trabajo tiene un gran valor, y al
realizarlo se santifica, así como las
prácticas de la honestidad, la honradez, y llevar a cabo todos los esfuerzos por lograr una vida familiar sana y
útil a los demás, ser hasta el límite de nuestras capacidades los mejor posible
en nuestra vida en forma integral.
Ahora examinemos “lo que el
hombre puede y debe hacer de sí mismo”, ante los ojos de Dios, que es quien nos
crea y nos da la conciencia como parte de nuestra naturaleza de seres que
razonan y en ésta, de Él conocemos
nuestros deberes, lo que espera de nosotros, pero sabido es que la conciencia debe de ser
formada, debemos de acumular en ella los aprendizajes de lo bondadoso, así como
su contraparte, lo maligno. Si ante una decisión importante tan solo me someto
a lo que mi conciencia inmediata me comunica, no es ello suficiente, es
necesario que se profundice, que se consulte el llamado de Dios así nuestra
decisión será más libre, debido a que este divino llamado nos conduce a la
superación personal, nos inspira para no
desviarnos de la buena ruta, así se conserva el entusiasmo por la imitación de
Jesús y nos amoldamos a la divina voluntad. Eh aquí el secreto para reconocer
lo perverso de las ideologías, que proceden de personas faltas de fe. Un
ejemplo actual es el conjunto de ideologías malignas del NOM, que trata de
imponer la perversa Ideología de Género, que favorece al homosexualismo, el
abortismo, el divorcismo, busca también la destrucción de la familia humana y
sus valores tradicionales.
Del brazo de María Santísima,
pidamos al Espíritu Santo, que nos auxilie para defender nuestro catolicismo.
JCS.
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