Acaba de pasar el aniversario, la Navidad, el festejo del cumpleaños de
nuestro SEÑOR JESUCRISTO, hace aproximadamente 2022 años que nació de la Virgen
Santísima. Y envuelto en pañales lo puso su madre en el pesebre el lugar humildísimo en estaban, el
Salvador del Mundo, concebido por obra del Espíritu Santo ha nacido de la
Santísima Virgen, virginalmente, Ella
permaneció virgen toda su existencia, su parto, nos dice un teólogo fue como la
luz que pasa a través de un cristal, así
el cuerpo de nuestro Señor fue traído a ese mundo, por su santísima Madre.
Una semana después comienza un nuevo año y el actual está a punto de acabar,
por tanto son estos días los mejores momentos los más indicados para meditar en
presencia de la Santísima Trinidad y de la Virgen Madre de Dios, sobre lo
sucedido en el año que termina y con seguridad que tendremos mucho que
agradecerle al Creador, en especial el que nos haya conservado la vida, la
nuestra y la de los nuestros. Y en los casos de los familiares que hayamos
perdido, lo propio es encomendarles con todo fervor, acompañarles mentalmente
con nuestras oraciones. Que la bienvenida que hayan recibido en su juicio
particular sea para estar eternamente en presencia de la Visión Beatífica. Son estos también días en que las reuniones
familiares o la comunicación con los que están lejos se intensifican, en que el
perdón por las ofensas recibidas se debe dar de todo corazón, y las efectuadas
por nosotros a los demás nos causen verdadero arrepentimiento.
A la familia como institución maravillosa para la vida, la felicidad y
el desarrollo del hombre, la tenemos que proteger, la tenemos que respetar, la
tenemos que amar. El ejemplo que recibimos de la SAGRADA FAMILIA, nos tiene que
motivar ya que nos proporciona enseñanzas llenas de amor y sabiduría, vemos a
un San José resolviendo la necesidades precarias de su incipiente familia, a la
Virgen colaborando a esas soluciones imprescindibles y proporcionando a sus
familiares: Hijo santísimo y a su casto y fiel esposo san José lo necesario, para esa vida íntima de familia, que tiene que
viajar, mudarse, reiniciar, volver a empezar lo que ya se había logrado y se
tiene que dejar detrás. Pero están presentes: el ingrediente del amor, el
sentido de responsabilidad, de colaboración, en lenguaje más actual diríamos,
viviendo los principios de solidaridad y subsidiaridad. Lo dan, se dan entre sí,
lo hacen con y por amor, esta es la gran lección que de esta Familia Sagrada,
debemos aprender, y practicar, a pesar de las circunstancias actuales, quizás
tan diferentes, pero el sustrato del amor no debe faltar, es fundamento
imprescindible.
Ojalá que esta meditación nos ayude a mejorar nuestras relaciones
familiares, que haya una más sólida unión, que reine el respeto de los hijos
por sus padres, y el buen ejemplo de estos sobre sus hijos. Pidamos a la santísima
Virgen y a san José que nos ayuden a cumplir las mociones que el Espíritu Santo
nos infunde sobre la forma de mejorar nuestras relaciones familiares. Y no
dejemos de realizar nuestros buenos propósitos a cumplir en este 2022, pidiendo
a Cristo que nos ayude a realizarlos, recordando que solos no logramos nada,
pero con su ayuda, se nos concederá aquello que acorde a la divina visión del
Todopoderoso, nos sea conveniente para nuestra salvación. Es prudente que
recordemos aquella vivencias del año que
termina y que las experiencias que de ello hemos aprehendido nos sean útiles a
para la realización de los nuevos. No está por demás que tengamos nuestra lista
de prioridades, y al hacerla distingamos lo importante de lo urgente.
Todo sano esfuerzo por lograr nuestros objetivos nos convierte en
mejores personas, y por el hecho de llevarlas a cabo ofrecidas al Señor como
vía de santificación, pasan del plano natural al sobrenatural, llevan ese
“plus” maravilloso que nos acerca a la Trinidad Santísima, a la Virgen, nuestra
Madre del Cielo y a nuestro ángel guardián.
FELIZ AÑO NUEVO.
Jorge Casas y
Sánchez.
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