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SOLUCIONES A LOS PROBLEMAS ACTUALES.
Para solucionar un problema lo
primero que se necesita es plantearlo debidamente, y para plantearlo es
necesario conocerlo. Estamos viviendo una época problemática, nadie lo niega,
por lo que nos conviene conocer las causas que han sido las que nos han traído
a esta situación. Y a partir de ello buscar las soluciones, pues lo peor es
conformarse con lo menos cuando se puede lograr lo más. Es tiempo de buscar las
soluciones que actualmente son necesarias, para que la dignidad de la persona,
de la familia, de la sociedad no se siga deteriorando.
El verdadero desarrollo de los
pueblos no se puede fundamentar en lo económico solamente, debe de estar
permeado de lo moral, es indispensable que tenga los valores tradicionales, que
conformaron a la vieja Europa cristiana, que le demostró al mundo lo que es la
verdadera civilización, podemos esto confirmarlo con diferentes aspectos, un
ejemplo en lo espiritual, son los diez mandamientos de la Ley de Dios, otro
ejemplo en lo material es el Derecho Romano.
La política aunada a la economía no están
siendo eficaces en la actualidad, cuando el capital abunda suelen faltar los valores
y cuando el dinero es escaso también. ¿a qué se debe esto? un primer análisis
somero nos dice que la vida debe de tener sentido, una vida aburguesada,
comodona, proveída de lo necesario con
algo de lo superfluo pareciera ser una vida con sentido, no, no es así, el
verdadero sentido de la vida, va hacia, y contempla lo trascendente, tiene metas y
objetivos arduos de lograr, en la sociedad actual nos deslumbramos fácilmente
con teorías de libertad que no lo es, es
sí, sujeción al mercado que lo que ofrece presiona y condiciona,
presenta como valores a la diversión, a las libertades que más bien son formas
de libertinaje, al dinero, a la pareja, al divorcio, a los espectáculos, a la
desregulación en las conductas, incluso en ocasiones a vicios de drogadicción
alcoholismo y otros adictivos perjudiciales. En tanto a la pobreza, que es un
tema muy largo, diremos de momento que es por la falta de educación, por falta
de voluntad política en muchos casos, pero que aquella pobreza extrema que
atenta contra la dignidad humana se puede paliar, hay múltiples pruebas de
ello.
Las causas las encontramos
siempre en los intereses creados alrededor del mercado, pues la idea de
trasfondo es tener al hombre sujeto a un círculo vicioso de: produce con tu
trabajo, cobra por él y gástalo, para producir más, y volver a gastar más. Así
es como se logran los objetivos de dominio (esclavitud moderna y disfrazada) de
las masas, convirtiendo al ser humano en una especie de robot contento, y que
por lo tanto las responsabilidades familiares, las promesas de fidelidad, la
convivencia hogareña, la educación esmerada de los hijos, vienen a ser cosas
incómodas que te restan “libertades”.
Se nos presentan a cambio del
esfuerzo, de las responsabilidades que nos humanizan, que nos hacen ser personas
y familias con dignidad, que buscan la superación de los hijos, la vida feliz
familiar, basada en matrimonios buenos, plenos de amor, entre si y hacia los
vástagos, que luchan por crear un patrimonio, que permitan una vida más segura
y mejor, e hijos con su capacidad de autonomía, valores y virtudes reales,
con educación en toda la extensión del término. La visión moderna de la
vida y de las cosas busca y aprecia la novedad, los avances tecnológicos que
están a la orden del día en actividades vitales como el transporte, el trabajo,
el ocio, las soluciones en el hogar, en los
deportes, las distracciones y aficiones, sin dejar de incluir los juegos
de los menores, a veces consistiendo en verdaderas exageraciones por la
cantidad de tiempo y atención que les prestan como ejemplo las “play stations”,
y muchos más que se diseñan por los fabricantes para nenes que aún no cuentan
con uso de razón. Se trata de distractores que nos impiden contemplar muchos
aspectos de la vida que no debían de ser atendidos, como un mayor contacto con
la naturaleza, mejor calidad en la comunicación paterno-filial, y entre otros
miembros de las familias. Destacando el muy grave olvido de las prácticas
religiosas del hogar, como: la vida de fe a ser enseñada a los menores, la
costumbre de ir reunidos a la Santa Misa, el rezo del Santo Rosario en casa,
las lecturas espirituales, el guardar debidamente las celebraciones anuales de
la Iglesia, el dar el buen ejemplo a nuestros hijos, hermanos y demás personas
cercanas a nosotros, frecuentando lo Sacramentos, sin ánimo de prolongar esta
ENTRADA, quiero hacer insistentemente la recomendación que sigue.
Así como la persona humana comenzó
con Adán y continuamos siendo personas humanas hay características
que en tanto personas no nos deben de abandonar, en especial después de la
Divina Revelación de Jesucristo, el NUEVO ADÁN, que nos dejó claramente
confirmados los viejos valores humanos, y nos enseñó otros nuevos. La tendencia
moderna se inclina a permutar los tradicionales valores por sustitutos que no
nos hacen más humanos y en ocasiones nos deshumanizan. Están a la vista, se
inmiscuyen en nuestras familias, algunos son incluso contravalores. Los
remedios a la situación tan deteriorada y decadente no está en esa búsqueda
alocada del modernismo, la verdadera solución está en el regreso a los valores
y virtudes tradicionales procedentes del cristianismo, que si bien no han
desaparecido por completo, pues la vida de
Europa, América, etc. siguen siendo fecundadas por las enseñanzas del
cristianismo que ha sido su fundamento y andamiaje, pero su práctica ha sido
sustituida en muchos aspectos por los enemigos de la Iglesia y sus enseñanzas
del cristianismo, que pretenden imponer los interese del ídolo del dinero a nuestro
Dios. Pidamos a la Santísima Virgen de Guadalupe, a la que festejamos en un par
de días, que ayude a la humanidad a recuperar y vivir los valores del
cristianismo, pues allí radica la mejora que nuestro cosmos necesita. No hay
otra solución la única está en el
mandamiento nuevo de Cristo: “AMAOS LOS
UNOS A LOS OTROS……de allí debe de manar todo bien generalizado para la
humanidad entera.
JCS.
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