ENTRADA 72, ENSEÑANZAS DE LA VIDA OCULTA DE JESUCRISTO.
Estamos a punto de celebrar como
cada año la Navidad, conmemoración del nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo,
acontecimiento de dimensiones que no se pueden comparar a nada. Es por ello que
hacer consideraciones sobre su vida parece encajar bien en estos momentos.
Veremos en primer lugar El Santo
Evangelio de San Lucas, 2,52, que nos dice “Y Jesús crecía en sabiduría, y en
estatura y en gracia para con Dios y los hombres”.
En estas concretas y sencillas palabras del Santo Evangelio de Lucas, están
representados muchos mensajes de la vida oculta de Jesucristo y su familia. Son
enseñanzas que siembran, riegan, cultivan y fecundan a la humanidad y lo
seguirán haciendo mientras llega el fin de los tiempos. Se trata de los
aproximadamente diez y ocho años que van desde que el niño es encontrado en el
Templo de Jerusalén por sus padres después de tres días de estar perdido para
ellos, si consideramos que ello sucedió cuando Él tendría unos doce años de
edad, y transcurren hasta sus treinta
años, en que empieza su vida pública. Lo único que tenemos por escrito
es esta mención evangélica y otras similares. Vamos a tratar de hacer una
aproximación a sus mensajes, no escritos pero si, en forma misteriosa enviados.
Lo que vamos a tratar es lo que el “elocuente silencio” nos enseña, pues a
veces este predica más que las palabras.
Jesús crecía, en sabiduría y
en estatura. Esto nos habla de lo que a todos los hombres nos
sucede, que después de nacidos crecemos
en nuestros conocimientos, en Cristo estos conocimientos son de un rango muy
superior al nuestro, pues son conocimientos que recibe directamente de Dios
Padre en cuanto a los de carácter espiritual, mismos que nos transmitirá más
delante de diversas maneras y formas específicas. Y en relación a los
conocimientos de carácter humano, estos los adquiriría principalmente de sus
padres María y José, de La Virgen aquellos que se relacionan con la vida
social, las buenas maneras, la higiene,
la manera de vestirse, peinarse etc. y de San José, el oficio principalmente,
aparte de aquello que se relaciona con el ciudadano cumplido, formal y
responsable cívicamente, y además los del oficio profesional, lo que nos
presenta algo muy importante que es una vida familiar común y corriente de su
época y lugar. Lo que practicaba para el
sostenimiento familiar, nos habla de trabajo esforzado, técnico, útil y
necesario. Todo esto se encaminaba a lo que llamamos educación en el hogar, en
la que se pretende no solo lograr la autonomía de los hijos sino el que sean
útiles a la comunidad, que colaboren, en última instancia que participen
de lo que ahora llamamos BIEN COMÚN, que
ya existía en esa época pero no se le nombra así hasta Santo Tomás, en plena
Edad Media. Tenemos pues dos aspectos señalados en la frase “Jesús crecía”,
es su desarrollo del cuerpo, recordemos que Jesús es Hombre
Perfecto, aparte de ser Perfecto Dios y por tanto, en tanto ser la Persona en
la que están reunidas, la humanidad y
la divinidad. En cuanto a José se santificaba al practicar su oficio.
Y en gracia para con Dios y
los hombres. Crecer en gracia para con Dios es nada
menos que el conocimiento de su
Divina Voluntad y la obediencia a ésta. Vemos en toda la vida de Jesús que
a través de sus obras, de su profundísima oración, su contacto con Dios Padre
es de una permanente y absoluta
comunicación. Él mismo en varias oportunidades nos dejó claramente dicho que
venía a realizar la voluntad de su padre. Así todas sus enseñanzas contienen la
incomparable pureza de la voluntad divina, que en tanto Dios era la suya
propia, pero que la ejerce en tanto hombre. Él se puede decir que cumple con el
protocolo del hijo que trata de agradar a su padre cumpliendo su voluntad, en
este caso la Divina Voluntad de Dios Padre.
LUCAS 2,51 dice: “Volvió con ellos a Nazaret, donde vivió
obedeciéndoles.” Otras traducciones nos dicen: “y les estaba sujeto” esto nos habla de su
vida familiar, el hecho de que vivía con ellos, que llevaban una vida normal
como la de cualquier otra familia de su comunidad, en la que, en tanto hijo
sería dada su perfección humana, no solo obediente, servicial, colaborador,
amoroso hijo agradecido, sino ejemplo de sus vecinos y demás familiares.
Marcos 6,3 ¿ no es este el carpintero, el hijo de María……. Estas
palabras tan sencillas nos dicen mucho, nos hablan de Jesús trabajando con San
José en su taller de carpintería, primero sería de pequeño, más bien un
estorbo, para muy pronto convertirse en un buen ayudante, luego aprendiz del
oficio, hasta convertirse en un buen artesano carpintero. Es imposible saber
cuando murió San José, pero el caso es que lo que nos resulta obvio es que
Jesús estuvo solo algún tiempo, al frente del taller, ya como carpintero
profesional. O sea que siguió las pautas acostumbradas en las sociedades de la época,
de proseguir la estela de su antecesor, en
tanto hombre perfecto que es, y fue conocido como hijo del carpintero y como carpintero.
Toda la vida de Jesucristo es
enseñanza, su infancia, su juventud, su vida adulta, llamada Vida Oculta y
después su Vida Pública, de esta tenemos
abundante información, la que se compagina con la de su vida previa, como acabamos
de ver. Tomemos ejemplo de esta Sagrada Familia en la que cada uno de sus miembros cumplió a la
perfección la voluntad divina y pidámosles que nos ayuden a cumplir
debidamente, que sepamos santificarnos en nuestro trabajo, y en nuestra vida
familiar, que santifiquemos ambos realizándolos como oferta a Dios, y que
santifiquemos con ello, al pedir específicamente bienes al señor, en la
realización honesta, esforzada, bien acabada, de nuestras tareas.
JCS.
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