HUMANITARISMO.
Comencemos con datos duros y
verídicos, los que precisamente de su verdad es que toman su solidez inalienable:
El género se predica de una cosa
por lo que es:
Mujer
se predica por su sexo, que es género femenino.
Hombre
se predica por su sexo que es género masculino.
De lo anterior se deduce con
prístina claridad que la mujer es, de
sexo y género femenino, y el hombre es de género y sexo masculinos. No
existen en forma natural otras denominaciones, aunque las actuales tendencias
nos quieren hacer creer que hay más maneras “naturales” de definir a
las personas humanas, en cuanto a su orientación sexual se refiere, ¿las hay?,
sí, pero no obedecen a la verdadera y única naturaleza, humana, son excepciones,
son las excusas inventadas por personas que no son amigas de la verdad. A la
verdad por dura que sea hay que admitirla y nunca confundirla con la mentira, el
engaño, la excusa, la apariencia, etc. hay que enfrentarla. Es un hecho que
personas, por una interacción compleja
de factores biológicos, cognitivos y del entorno, así como factores hormonales
genéticos o innatos son anormales, en su orientación sexual. Estas personas
pueden ser tratadas médicamente por diversas especialidades médicas, en busca
de la regularización de su defecto, y es seguro que encontrarán remedio.
Esto no solo es una cuestión
moral, es la NATURALEZA que se tiene, y que es donación del Creador. Las
cuestiones morales se definen por su finalidad, y las naturales por su entidad,
en nuestro caso se reúnen ambas facetas:
--- En la mujer,
moralmente, es lo femenino, lo
propio de su estado, de su forma de existir, y de cómo comportarse, del cómo se
es mujer. Y en lo natural, el cómo la diseñó el Creador, teniendo la capacidad
de embarazarse, con órganos de reproducción,
gestación, y alimentación de su descendencia, todo ello llevado a cabo
con AMOR DE MADRE.
---En el hombre, moralmente, es la
capacidad de reproducirse, embrazando a la mujer, lo viril, lo responsable en relación a la
paternidad, con amor por su
descendencia. En lo natural el ser portador de la semilla de la que viene la
reproducción humana.
Hay que hacer con toda claridad
la distinción entre lo natural y lo moral, lo natural es incambiable, es lo que
se es por definición, lo moral depende de nuestra voluntad, la buena moral se
acepta y se vive, si hay congruencia de vida, o se rechaza voluntariamente, y
se cae en lo inmoral.
Aquello que no cumple con lo anterior,
que es la finalidad humanitarista, que debe llevarse a cabo acorde con la
conciencia y la religiosidad de cada persona habría que calificarlo de
irregular, pues hay “formas” correctas e incorrectas de hacer las cosas, no podemos
privar a la naturaleza de su diseño creacional original, ni podemos prescindir
de la moral en nuestros actos de alta responsabilidad, como la reproducción humana, que una vez que
se ha dado la concepción, solo hay un destino legítimo para esta nueva persona,
y es llevar el embarazo a buen término y responsablemente iniciar en la vida,
crianza y educación, al recién nacido. Esta responsabilidad es del padre tanto
como de la madre, independientemente del estado civil que se tenga.
Para las personas que sufren de
una irregularidad en su naturaleza debemos de ser comprensivos, respetuosos, dispuestos
a ayudarles en sus esfuerzos por recuperar su normalidad natural, en este
aspecto la Iglesia Católica siempre ha sido bastión seguro y dispuesto a
proporcionar gran ayuda.
Cuando hacemos referencia a la
persona humana hay unos aspectos imperdonables que se nos vienen a la cabeza,
uno de ellos importantísimo es el de la “dignidad humana”, otro es el del
bienestar humano, y siguen muchos más y de gran importancia, cómo el del amor
entre los seres humanos, el considerarnos como “familia humana“, la comunicación
cuestión indispensable y que tiene múltiples facetas, la libertad de creencias
religiosas, de pensamiento, de actividad, etc. los derechos naturales y los Derechos
Fundamentales del Hombre. Los contenidos de estos aspectos mencionados cubren una
serie de muy importantes puntos, como la igualdad: de todos los seres humanos
en tanto criados a imagen y semejanza de Dios, sin hacer acepción a raza, cultura,
confesión religiosa, color de la piel, edad, sexo, y libertad de expresión Se debe de dar en cuanto a la procedencia: de clase social, ideas políticas,
información, costumbres, capacidades o discapacidades. Sin olvidar la igualdad
ante las leyes, la consideración, la dignidad, la capacidad económica, igualdad
entre la mujer y el hombre en las
oportunidades de estudio, trabajo, justicia, salud, política, respeto, etc.
Un derecho muy conculcado en estos
tiempos es el principal de todos los derechos humanos, el derecho a la vida, en
este aspecto a los cristianos se nos recomienda muy especialmente encomendar al
Señor que ilumine a las torvas mentes que no ven la criminalidad en la falta de respeto por la vida humana en
cualquiera de sus etapas, desde la concepción hasta la decrepitud por
ancianidad, próxima a la muerte por dolorosa que sea, se deberá tratar con paliativos
y dejando que sea natural su término. Derecho a la vida hay ante: el crimen, el
homicidio, el asesinato en sus diferentes clasificaciones generales, la pena de
muerte, y en las legislaturas que promueven: no la
abolición del aborto, o la eutanasia, sino
su práctica, incluso como método de regulación natal. Visto desde cualquier ángulo
se trata de un crimen con las agravantes de premeditación alevosía y ventaja,
sobre un inocente concebido y con alma creada por el Señor. También están en
contra de este derecho a la vida: las faltas de esfuerzos por el término de las guerras y las fallas en los
esfuerzos por terminar con la pandemia del Covid 19. Como también los “operativos”
y retenes, policiales y militares que causan la muerte a personas inocentes. No
consideran la sacralidad de la vida humana, la que solo Dios debe dar y
terminar.
JCS.
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