IMPORTANCIA
DE LA LECTURA CRISTIANA EN EL HOGAR.
Los tiempos actuales sin duda
son seductores, tienen gran capacidad de atracción, son claro, equivocados en
muchos aspectos, corren desaforadamente en busca de sucedáneos de la
felicidad, desprecian valores, algunas verdaderas tradiciones y
cultura anteriores a su tiempo, y escuchan a los nuevos “profetas” aquellos que
prometen un corto atajo hacia la comodidad, lo fácil, lo útil, pero que está
desprovisto de la verdadera calidad, la clase, la auténtica dignidad humana.
Siendo su principal defecto que carece de valores humanos auténticos y ofrece
contravalores falsos.
Es preciso que no caigamos en
las huestes que se realizan por estas influencias, sino que conservemos,
renovemos los viejos valores cristianos que tan heroicos ejemplos nos han
dejado nuestros antepasados. Es difícil a veces nadar contra la corriente
principal, pero recordemos que hay contracorrientes que nos ayudan a no
dejarnos llevar a estos estados marginados de la buena doctrina, tenemos que
luchar sí pero el premio es muy grande.
Es una verdadera pena que la
doctrina cristiana que tienen los jóvenes de hoy día sea tan deficiente, lo que
debe ser motivo y oportunidad de aprovechar la circunstancia de tener a
nuestros hijos, supuestamente dispuestos a escucharnos sobre algo que les interesa
sobremanera, por lo que hay que pedirlo en nuestras
oraciones para que estén en esos momentos de sus vidas
muy sensibilizados, y dispuestos a cumplir con nuestros paternales
consejos. Y para nosotros es ocasión catequética única para aprovecharla apostólicamente,
poniendo sobre la mesa temas de doctrina llamémosles paralelos a lo que es, en
sí el resto de nuestras enseñanzas morales, pues de poco servirían charlas que
se ciñeran en forma exclusiva a la palabra hablada sin ponerlo en el
contexto de lo que debe completarse con la palabra escrita.
La Doctrina de Jesucristo como
nos la enseña la santa Madre Iglesia, no por el hecho de que se da múltiples
veces el tema tal, se trata de una repetición idéntica, por supuesto que hay
multitud de conceptos doctrinales que se tratan repetidamente, pues no nos
podemos desviar ni un ápice de la Doctrina de Cristo y las enseñanzas del
Magisterio, pero recordemos que cada ser es irrepetible, y tiene su manera de
asimilar. Pero para todos la repetición es enseñanza.
Nuestra
misión es la de poner sobre la mesa la Doctrina de la Santa Iglesia, los
argumentos que tenemos a nuestro alcance, y ponerlos claramente, con amor
fraterno, con interés de servir a Nuestro Señor y esas almas que ha
puesto frente a nosotros, porque a ellos como a nosotros nos quiere santos, y
enseñar nuestra doctrina es “Camino de Santidad”. Si las cosas se dan como es
de esperarse, los beneficiados serán los propios padres y sus hijos, al lograr
por medio de su propio convencimiento, la adquisición de la doctrina propia de
todo buen cristiano, y nosotros al cumplir con nuestra santa obligación
apostólica nos santificamos y les ayudamos a su propia santificación.
La Doctrina de Cristo se debe
de enseñar en forma amplia, no debemos de “encajonar” las pláticas a un solo
tema, debemos entreverar los principales aspectos de la vida del
católico, hacer de las charlas ocasión de formación cristiana lo más completa
posible, solo así se comprenderá la grandeza de esta actitud. Son
pues temas imprescindibles los de la inmortalidad del alma, el juicio
particular, el pecado, la gracia, las virtudes teologales y las humanas, el
proceso de formación personal como buenos católicos, la moral cristiana, y la
liturgia. A continuación una pequeña parte del Concilio:
“De
modo particular, el Concilio, con su riquísimo patrimonio doctrinal, espiritual
y pastoral, ha reservado páginas verdaderamente espléndidas sobre la
naturaleza, dignidad, espiritualidad, misión y responsabilidad de los fieles
laicos.
Y los Padres conciliares, haciendo eco
al llamamiento de Cristo, han convocado a todos los fieles laicos,
hombres y mujeres, a trabajar en la viña: "Este Sacrosanto Concilio
ruega en el Señor a todos los laicos que respondan con ánimo generoso y
prontitud de corazón a la voz de Cristo, que en esta hora invita a todos con
mayor insistencia, y a los impulsos del Espíritu Santo.
Sientan
los padres y sus jóvenes hijos que esta llamada va dirigida a ellos de manera
especialísima; recíbanla con entusiasmo y magnanimidad. El mismo Señor, en
efecto, invita de nuevo a todos los laicos, por medio de este santo Concilio, a
que se le unan cada día más íntimamente y a que, haciendo propio todo lo suyo
(cf. Flp. 2,5), se asocien a su misión salvadora; de nuevo los envía a todas
las ciudades y lugares a donde él está por venir (cf. Lc 10, 1".2 Id
también vosotros a mi viña. Estas palabras han resonado espiritualmente,
una vez más, durante la celebración del Sínodo de los Obispos, que
ha tenido lugar en Roma entre el 1 y el 30 de octubre de 1987. Colocándose en
los senderos del Concilio y abriéndose a la luz de las experiencias personales
y comunitarias de toda la Iglesia, los Padres, enriquecidos por los Sínodos
precedentes, han afrontado de modo específico y amplio el tema de la vocación y
misión de los laicos en la Iglesia y en el mundo.”
No
hay que restar importancia a la oportunidad que se tiene de encauzar
por mejores senderos de vida sobrenatural, han sido puestas frente nosotros y
antes que nada es nuestro deber enseñarles lo que
significa en forma integral el ser buen católico, no solo de etiqueta, en el
contexto de nuestra religión con sus consecuencias, sus implicaciones, sus
caminos de santidad, de actualización de las virtudes teologales y
las humanas, un mejor entendimiento de los Sacramentos en
general, por lo que la iniciación de lo que será su pequeña biblioteca
de todo hogar cristiano debe contener libros de espiritualidad que les puedan
ayudar positivamente a lograr una vida de piedad junto con su nueva vida de
casados. La recomendación de los libros adecuados, y las buenas costumbres de
su lectura, son por tanto parte indispensable de lo que les debemos de tratar,
de enseñar, intentando el que se formen, o empiecen su formación católica, y
para no quedarse tan solo en las pláticas, hay que procurar que ya dentro del
período de estas mismas adquieran ciertos hábitos como el de la lectura de
los Evangelios, el acercarse con frecuencia a los Sacramentos de la Confesión y
Eucaristía, y por supuesto la Misa dominical, y en los tiempos que corren
mostrarles al menos algunos de los recursos que la cibernética pone a nuestra
disposición.
Es
de desearse que los padres en tanto responsables de dar catequesis a sus hijos,
conozcan profundamente las obras que adelante se citan pues el tener buena
doctrina es indispensable para a nuestra vez poder darla. Nadie puede dar lo
que no tiene. En cuestión de Doctrina Cristiana es de tal amplitud lo publicado
que es solo mi criterio personal y mi reducido conocimiento el que me permite
hacer las recomendaciones que siguen:
Lecturas.
Lo propio de una incipiente biblioteca familiar.
LA
SAGRADA BIBLIA, (que sea segura, con las aprobaciones eclesiásticas, una muy
recomendable es la LATINOAMERICANA de Ediciones
Paulinas, es muy conocida en nuestro entorno), haciendo la recomendación de que
se empiece por la lectura, del nuevo Testamento, con profunda meditación de los
Evangelios, tratando de obtener los mensajes de la Revelación de Nuestro Señor
Jesucristo y por ser de gran importancia, el resto del nuevo Testamento: los
Hechos de los Apóstoles, las Epístolas de Pablo, las Cartas Católicas, si se
trata de una edición comentada, mucho mejor, como lo es la Biblia
Latinoamericana, la recomendación es la de leer en orden y a diario
una parte del N.T. Tan solo unos minutos cada día, pero sacando de esta lectura
propósitos para incorporarlos a nuestra vida, y al terminarlo, lo que llevaría
bastantes meses, iniciar de nuevo su lectura en las mismas
condiciones. Los niños necesitarán las explicaciones correspondientes.
LIBROS:
HABLAR
CON DIOS de Francisco Fernández de Carvajal. Ediciones Palabra. Como se sabe es
una obra, de varios tomos, que se lee de acuerdo al Tiempo Litúrgico, (de
preferencia) consta de un capítulo para cada día del año, que nos toman
unos 15 minutos diarios, es una obra extraordinariamente formativa,
permitiéndonos además profundizar en el conocimiento de los Santos Evangelios.
Ya que hace alusiones muy pertinentes a estos.
CATECISMO
DE LA DOCTRINA CRISTIANA, como libro de consulta, que les puede sacar de dudas
e informar sobre los temas que se les vayan presentando. Afortunadamente hay
ediciones sumamente económicas, para esta monumental obra. (Muy conocido como
El Nuevo Catecismo).
JCS. (Jorge Casas y Sánchez)