- primera parte. UNA PEQUEÑA INTRODUCCIÓN A LA TEOLOGÍA. (148)
Hemos visto con anterioridad que el único ente creado en esta tierra que
tiene inteligencia y voluntad, es el ser humano. Esto es porque tiene alma
espiritual. Por lo tanto puede intuir a Dios, reflexionar sobre Él, y ser
analítico en cuanto a su existencia y extraordinarias cualidades, que no pueden
ser comparadas a nada terrenal.
Los seres humanos al examinar a nuestro Creador y al examinarnos a nosotros mismos,
llegamos a varias conclusiones, entre las cuales podemos mencionar: que somos
criaturas del Todopoderoso, y que la diferencia con Él es abismal, que tenemos una
jerarquía de valores, así como una de nuestras finalidades, lo que nos conduce
a ser religiosos a analizarnos en cuanto a: cual es nuestra naturaleza, el
hecho de nuestra existencia, concluyendo que nos debemos a ese Ser, y que lo
veneramos al menos, pues lo que merece es todo nuestro amor y entrega.
En este artículo iremos viendo como temas principales aquellas verdades que
nuestro propio intelecto nos presenta y las que nos han sido reveladas porque
estaban fuera de nuestros alcances. Y es en esto precisamente en lo que
consiste la teología, en conocer las verdades reveladas y las no revelad sobre
Dios. Es por lo tanto que a lo que recurrimos son las enseñanzas del Magisterio
de la Iglesia. Este se apega a los puntos que ligan a la Maestra que es la
Iglesia de Jesucristo y no a puntos que se pudieran calificar como de deseos
humanos.
Cuando somos niños pequeños en el catecismo se nos enseñan verdades
absolutamente importantes, la principal es el amar a Dios sobre todas las
cosas, con todas nuestras fuerzas, con toda nuestra inteligencia, con toda
nuestra alma. Ver: Mt.22,37 Con el tiempo el hombre va
madurando esta convicción, pero si lo hace con buena formación esto le será muy
útil en orden a su salvación. Es por ello aquello que se dice (creo que por San
Josemaría) que el hombre debe tener piedad de niño y doctrina de teólogo.
Nuestra religión al presentarse como REVELADA POR DIOS, es necesariamente
una religión de la verdad y nuestra razón admite por tanto su veracidad al
interpretar las realidades de este mundo. Razón y fe son la respuesta, la fe
para creer y la razón pare tener fe. Los
agnósticos sostienen que no se explica por ejemplo el tamaño inconcebible del
universo tan solo para qué en medio de millones de galaxias con edades de
trillones de años, exista el ser humano, querido por Dios desde la eternidad. Y
es que por su falta de fe, en la inconmensurable dimensión de Dios, no alcanzan
a comprender que tanto el tiempo, como el tamaño o dimensiones son criaturas de
Dios, que lo podría haber hecho mucho mayor o mucho menor de lo que es, pues al
ser un SER sin límites, para Él no hay imposibles. Los pequeños seres humanos
ante la enormidad de Dios debemos de azorarnos, pero es inútil que tratemos de
comprender las razones que ha tenido para crear como lo ha hecho. Pues depende
de su DIVINA VOLUNTAD, lo que está total y absolutamente fuera de nuestra
capacidad intelectual humana.
Terminamos esta primera parte recordando que lo revelado no es contrario a
la razón y que la Revelación se inició desde tiempos muy remotos por intermedio
de seres humanos que fueron conocidos en sus épocas como profetas, cuyas
profecías fueron preparación para la anunciar finalmente la venida de Jesucristo
a este mundo, en el que se nos dará, ya sin intermediarios, sino directamente
la cumbre de la DIVINA REVELACIÓN.
JCS.
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