- MEDITEMOS SOBRE FORMACIÓN HUMANA. APOSTOLADO
Los diferentes niveles de la
formación cristiana, como la lógica nos señala, van desde los primeros
conocimientos, los que todo buen matrimonio enseña a sus pequeños vástagos; a
signarse, a rezar las primeras oraciones a Nuestro Señor, a Nuestra Madre del Cielo,
a nuestro Ángel de la Guarda, lo que se completará en su momento con la
asistencia al Catecismo, donde la o el catequista infantil nos enseña que hay un solo Dios, infinitamente
perfecto y misericordioso, que nos ha creado, que nos quiere muchísimo, que
envió a su hijo Jesucristo para salvarnos, perdonándonos del grave pecado que
cometieron nuestros primeros padres, que somos criaturas del Señor, que estamos
en esta vida, para: amar y servir, a Dios con todo nuestro corazón, con toda
nuestra alma, y con todas nuestras fuerzas, que hay una vida después de esta
vida terrenal, que es de una felicidad perfecta o que si no cumplimos con la
voluntad de Dios está otra vida de
grandes sufrimientos.
Poco a poco iremos conociendo las
grandes verdades de la Revelación y Tradición cristianas, se nos enseñará el
Credo, los Mandamientos, se nos preparará para los Sacramentos. Lo que debería
de suceder generación tras generación; sin embargo, lastimosamente llama la
atención una frase que se está manejando mucho en estos días, y que pone los
cabellos de punta, dice: LO QUE ANTES SABÍAN LOS NIÑOS, HOY LO IGNORAN LOS
VIEJOS. ¿Que nos sugiere el pensar
esto?, que ya son varias las generaciones a las que se debe culpar de
ello, y que es gravísimo, porque
aquellos niños que recibimos esas enseñanzas no las hemos sabido transmitir.
Es mucho muy urgente que la
cristiandad recupere su gran capacidad de enseñanza llevándola a cabo, todos
nos debemos de involucrar trabajando, dedicándose a catequizar, a hacer
apostolado, es obligación de religiosos y de seglares, cada uno en el rol que
le corresponde pues hace mucha falta y es necesario recuperar el terreno
perdido no solamente a nivel de
párvulos, lo que es de vital importancia, sino con jóvenes, con adultos,
inclusive con los viejos para recuperar lo que hemos perdido. En nuestro caso
estamos hablando de CATEQUESIS ORGÁNICA PARA ADULTOS, que es la que busca otra
iniciación, a la que podemos llamar “iniciación a la plenitud de la vida
cristiana”. Por lo que en las ENTRADAS de “Descubrir Espiritualidad” leemos, y debemos meditar lo leído; es recuerdo
o enseñanza para los ya iniciados en la Doctrina Básica, que quieren ir
aumentando y/o afinando sus conocimientos de nuestra religión; pero no vivamos
tan solo para nosotros, pensemos en y actuemos por los demás. Siendo misión pastoral el tratar una serie de
elementos que están íntimamente relacionados con la Pastoral del Magisterio de
la Iglesia, pretendiendo suscitar razonamientos y meditaciones que afirman
nuestra fe y demás virtudes teologales y humanas, buscando obtener energías de
LA IMITACIÓN DE JESUCRITO, de los Santos Evangelios, del Catecismo de la
Doctrina Cristiana, de las publicaciones papales y de las Divinas Revelación y
Tradición así como de las enseñanzas del Opus Dei, todo de la más pura Doctrina
de Jesucristo, y sin olvidar las enseñanzas del Antiguo Testamento.
Cuando hablamos de la imitación
de Jesucristo, lo primero que se nos viene a la mente es el siguiente cuestionamiento: ¿Cómo es esto posible, si Él
es Dios todopoderoso, Creador y Redentor nuestro? Y la respuesta es: tratar dentro
de nuestras capacidades humanas, con
nuestro mejor esfuerzo de cumplir con la voluntad de Dios Padre, como lo hizo
Él: “LAS PALABRAS QUE ME DISTE SE LAS HE DADO Y ELLOS LAS HAN RECIBIDO” Jn.17,8
, esto se complementa con la necesidad y conveniencia de rezar, de pedir que lo
que realicemos en materia de apostolado sea posterior a la oración
correspondiente. San Josemaría nos decía: Primero, oración; después expiación;
en tercer lugar, muy en “tercer lugar”, acción y completaba, -la oración es
omnipotente-. Apóstol viene de una locución griega que significa, enviado. Los
doce Apóstoles de Jesucristo, a quienes Él escogió continuaron con sus
enseñanzas el resto de sus vidas y lograron la más grande transformación
espiritual, moral y religiosa que en este mundo se ha dado, quedando
establecida en la humanidad según los lugares del globo con más o menos
participación, misma que con la extraordinaria labor misionera que se distingue
por catequizar fuera de su entorno, sigue convirtiendo almas llegando a lugares
antes desconocedores de nuestra fe, y que continuará hasta el final de los
tiempos. Hoy sigue habiendo apóstoles, como continuadores de la misión de
anunciar el Reino de Dios por todo el mundo y de esto quiero comentar: todo
aquel que ha encontrado el amor de Jesucristo, por este solo hecho, al
atestiguarlo ya está cumpliendo con la misión apostólica en su mínima expresión.
Es obligatorio, urgente, y necesario que vayamos más allá, que tratemos, primero que nada con nuestro
ejemplo y después con nuestras oraciones y acciones.
Todo apostolado debe comenzar con
oración, esta es una enseñanza de Jesucristo que San Josemaría, un santo de
nuestro tiempo, tomó mucho muy en cuenta al grado de convertirse en gran maestro de la oración, nos enseña que lo
primero es la oración, después la expiación y solo en tercer lugar, muy en
tercer lugar la acción. Esta es una clarísima enseñanza de Jesucristo que oraba
a Dios Padre: Mateo 14, 23-24 Mateo
6,7-13
Lo peor que nos puede suceder es
que no hagamos nada, no se trata de convertirnos en activistas, sino de saber
aprovechar las oportunidades que la vida nos presenta para, en esos momentos
atestiguar nuestras convicciones católicas ante los otros; y hacerlo con la
intención de influir con nuestro ejemplo de buenos practicantes del
cristianismo católico.
Cada uno nos debemos de
manifestar con nuestra entrega en la que se colabora a la formación de los
demás. El ejemplo que nos dejó Jesucristo es el que debemos de imitar, Él
después de rezar a Dios Padre y de haber elegido a sus apóstoles los fue
formando poco a poco para la enorme misión que les había destinado, ser
apóstoles del mundo conocido. Les dio instrucciones con su Espíritu
Santificador, y después de su Pasión, Muerte y Resurrección siguió enseñándoles
a lo largo de los cuarenta días lo referente al Reino de Dios. La gran obra
evangelizadora que llevan a cabo fue nada menos que la continuación de las
enseñanzas de Jesucristo, y que durará hasta el fin del mundo, y esta será más
rica con la colaboración de cada uno de nosotros.
El núcleo de su
mensaje se puede sintetizar haciendo mención de lo siguiente: su oración
sacerdotal a Dios Padre, a quien alaba y nos resume la vida a la cual está
llamada la persona humana, en nuestra existencia, que es nada menos que la
búsqueda de la Vida Eterna donde
conoceremos a Dios Padre a Jesucristo a quien nos envió y a su Espíritu Santo Paráclito Celestial, que nos
permite intuirle, conocerle parcialmente en esta vida, y recibir sus mociones,
que de seguirlas, nos santifican. “Las palabras que me diste se las he dado, y
ellos las han recibido:
Jn. 17,3. Y afirma la siguiente maravilla de su propia
vida “Yo ruego por ellos” Jn. 17, 9
Roguemos a Dios
Padre y a la Santísima Virgen que nos sea posible involucrarnos de alguna
manera positiva en la reafirmación de nuestra fe en nosotros y en otros.
JCS.
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