Segunda parte, CALAMIDADES PROCEDENTES DE ERRORE HUMANOS.
En la primera parte vimos el gran problema del aborto, calamidad humana que la historia calificará como el delito multitudinario que a partir del siglo XX, la humanidad comenzó a realizar, y cuyo término no conocemos. Se nos echará en cara, como generaciones, que convertimos en nuestras legislaciones, a un crimen en un derecho, tratando de dar respuesta a demandas poblacionales que se auto califican como democráticas, como si la moral humana (y cristiana) fuera cuestión de voto popular, a ver como se requiere, “democráticamente”. Como de costumbre el abrir puertas que moralmente deben permanecer cerradas, producirá horribles consecuencias a la humanidad, solo por mencionar dos, detrás de la legislación permisiva del aborto vendrán la del suicidio asistido y la Eutanasia, y después otras inconfesables también.
También se comentó algo de las guerras, que son siempre fratricidas, pues somos una sola familia, la familia humana, como nos enseña San Josemaría, ahora vamos a tratar un problema que si bien es mundial, en forma muy directa afecta a la Doctrina Cristiana, y a la cristiandad, porque una parte sensible de nuestra Iglesia, especialmente en los Países Bajos y en Alemania ha encontrado adeptos, que necesitan de nuestras oraciones para comprender mejor nuestra fe, nuestra Doctrina que es legado directo de Dios Padre a través de la segunda Persona de la Santísima Trinidad, Nuestro Señor Jesucristo, no puede ser página enmendable. Nuestro Magisterio ha analizado profundamente estos temas y los que vamos a tratar y nos los ha definido y enseñado con claridad diáfana. Lo que los Papas aceptan, respetan, difunden, por ser eso precisamente, Magisterio.
Se trata del problema que se relaciona íntimamente con la sexualidad humana y con la adquisición de costumbres perversas, que por desgracia va tomando fuerza nueva todos los días, y por lo tanto debe ser seriamente considerada por los católicos, no solo como un problema mundial, sino también doctrinal. Creo que la primera y más importante consideración que debemos de plantearnos es lo concerniente a la REVELACIÓN DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO Y SU RELACIÓN CON LA ACCIÓN DEL ESPÍRITU SANTO. Una de las calamidades consiste en la aceptación por legislaturas y sociedades de situaciones que más adelante veremos.
Juan en el capítulo 14, versículos 15-18 de su Evangelio claramente nos pasa estas palabras de Jesucristo. “…si me amáis guardareis mis mandamientos y yo rogaré al Padre y os dará otro paráclito para que esté con vosotros SIEMPRE, el Espíritu de la verdad, al que el mundo no puede recibir porque no le ve ni le conoce; vosotros le conoceréis porque permanece a vuestro lado y está en vosotros”…. Aclarado este punto lo absolutamente necesario del catolicismo es que pongamos en práctica las enseñanzas que la Iglesia nos proporciona a través de su Magisterio. Lo contrario sería desconocer la acción del E.S.”. Y considero conveniente empezar con el planteamiento del problema.
Los homosexuales activistas en general son anti-católicos y culpan a la sociedad mexicana por supuestas actividades que ellos llaman “negativas” , mientras que en países tolerantes como Holanda y Nueva Zelanda, los problemas son similares y situaciones relacionas son similares. Conviene que hagamos ciertas aclaraciones antes de continuar. Existe entre los humanos lo que se denomina ORIENTACIÓN HOMO, existe la homosexualidad, que no pasa de ser orientación homo, y existe el homosexualismo u homosexualidad, que se refiere no solo a la orientación sino a la práctica de la sexualidad con otra persona del mismo sexo. Hago esta aclaración porque si una persona católica sufre de orientación homo, pero se reserva su situación y no practica la homosexualidad, se abstiene, por considerar que es antinatura su padecimiento, o irregularidad y es que es casta y pura, es tan digna de encomio como aquella que, teniendo orientación normal, ha ofrecido su castidad y pureza por razones de otra índole.
Menciono lo anterior porque si los padres notan una orientación homo o alguna otra irregularidad en este campo de la sexualidad de sus hijos, es posible que estén muy a tiempo de corregirla con el tratamiento adecuado. Esto además nos confirma que los padres deben de proporcionar a sus hijos la educación de la sexualidad, y para ello es necesario que tengan los conocimientos adecuados, es por tanto responsabilidad materno-paterna el estar bien documentados de cómo llevarla a cabo. La lejanía de la Iglesia, el autoritarismo, el cónyuge abusador, son problemas que pueden afectar la orientación sexual de sus hijos, por lo que esto apoya la tesis de que nadie está mejor preparado que el propio hogar como escuela de todas las virtudes y valores, frente al peligro de dejar, como se ha venido haciendo hasta el siglo XX la cuestión sexual, por considerarla equivocadamente como tema tabú entre padres e hijos. Malo, se dirá y con razón que la educación de los padres es necesaria para poder ser a su vez ser educadores, ello es absolutamente cierto pero ese es otro problema que en otra ocasión trataremos. Pésimo es que el gobierno a través de la SEP se abrogue esta enseñanza, peligrosísimo por la cantidad de errores y aberraciones que se darían. LA EDUCACIÓN DE LA SEXUALIDAD ES TARÉA IMPORTANTÍSIMA DEL HOGAR. Para muestra de las gravísimas equivocaciones que cometen los gobiernos al aceptar, cediendo a presiones económicas, la Ideología de Género, que es ya, increíble, enseñada en los centros escolares oficiales.
Muy lamentable es lo que dentro de nuestra Iglesia está sucediendo, son varias las diferentes situaciones, pero solo veremos esquemáticamente una, la que corresponde a la llamada “Camino Sinodal”. La cual apoya varias reformas que van en contra de la Doctrina de Jesucristo, la que con la inspiración del Espíritu Santo nos interpreta el Magisterio de la Iglesia. Son las siguientes cinco como principales, y en ellas está incluido el tema que nos ocupa:
.—La ordenación de mujeres sacerdotisas debería de ser aprobada.
.—El laicado debería de tener más influencia sobre las decisiones episcopales.
.--LAS UNIONES HOMOSEXUALES DEBERÍAN TENER BENDICIÓN DE UNIONES DE MISMO SEXO.
.--El Catecismo de la Iglesia Católica debería ser reformado en temas de moral sexual, los actos sexuales homosexuales entre uniones/parejas del mismo sexo deben aceptarse teológicamente y no ser considerados un comportamiento pecaminoso.
.—El matrimonio para los sacerdotes debería ser aprobado.
Como vemos esto es tratar de enmendarle la página a Nuestro Señor Jesucristo, cuyas enseñanzas son indicadas directamente por Dios Padre, y al Espíritu Santo al guiar a la Iglesia de Jesucristo. Penosamente dentro de nuestra Iglesia hay cuestiones cismáticas, que de vez en cuando se presentan, como en este caso, en especial en países europeos, como Alemania y Holanda. Es importante tema de oración por nuestra parte para que estas secciones de nuestra Iglesia cambien su actitud y corrijan sus pretensiones, pues van en contra de la auténtica Doctrina Cristiana. Hay movimientos financiados particularmente por enemigos del catolicismo como Open Society de George Soros que apoyan la Ideología de Género, o los movimientos como LGTB (siglas de las palabras: lesbianas, gais, bisexuales y transgénero), que son en general activistas anti-católicos, que esgrimen argumentos que no tienen ningún soporte científico serio para tratar de que sus desviaciones sean social y legalmente aceptadas como normales. La Iglesia Católica no está en contra de esas personas, lo está en contra de las ilícitas relaciones sexuales que llevan a cabo. La Iglesia no está contra, sino a favor del pecador, pero no lo está ni estará nunca a favor del pecado. Es por estas razones y por las posibilidades de que la desinformación vaya dando cabida a las desviaciones sexuales y no solo las permita sino que las legalice, y lo peor las fomente.
El tema es mucho muy amplio, pero sus fundamentos son los mencionados, a los católicos nos corresponde aportar las soluciones en su caso y rogar a Dios y a nuestra Santísima Madre del cielo la Virgen María, para que la humanidad pueda salir purificada de este flagelo.
Jorge Casas.
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