SANTA TERESA DEL NIÑO JESÚS Y DE LA SANTA FAZ. (santa Teresita)
En el Derecho Romano, entre
muchas otras, hay una frase, que es considerada en todas las legislaturas
civiles: “DURA LEX, SED LEX”, lo que podemos traducir como; “La Ley es dura
pero es Ley” y que pertenece también de los Principios Generales del D.R.,
con franqueza me parece que palidece esta frase, dicho con todo el respeto que
merece el Derecho Romano, al compararse con el pensamiento de santa Teresita sobre la Doctrina Cristiana, lo que nos da
para decir, interpretándola en un aspecto como el de la continencia sexual: de
la que diría, ES DURA PERO EL PREMIO ES MUY GRANDE PORQUE SE BASA EN EL AMOR.
Antes de continuar quiero hacer
mención del libro del padre Ricardo Sada sobre esta notabilísima personalidad,
se titula, TU AMOR CRECIÓ CONMIGO, TERESA DE LISIEUX O LA SCIENCIA AMORIS. Es
un libro que recomiendo ampliamente. Este artículo se escribe con la
autorización del padre Sada, porque contiene algunas referencias que son de su
autoría.
Debido a que en nuestra
naturaleza humana se dan dos inclinaciones opuestas, una al amor de sí mismo
mal entendido, que busca solo lo personal, lo que a mí me place, me beneficia,
me promueve, y por otro lado está el amor de sí mismo como virtud, es el amor
que emana de uno ANTES QUE NADA HACIA DIOS QUE NOS HA AMADO DESDE LA ETERNIDAD
y amarás al prójimo, como a ti
mismo, Mateo 22, 34-40, aquí podríamos
decir que el mal entendido procede del demonio y el segundo de nuestro Creador.
Esto por razones que en esta vida no alcanzamos a comprender, así como en
ocasiones nos es difícil entender lo que es el amor, en que consiste, porque se
da, lo que sí sabemos, es que todo lo bueno que podamos hacer procede de amor,
santa Teresita nos enseña mucho sobre este tema.
A pesar de su corta vida, pues
del Cielo le concedió solo 24 años ( 1873-1897 ) entre nosotros, por su
santidad, a la que Juan Pablo II calificó como la más grande santa de los
tiempos modernos, ha sido declarada Doctora de la Iglesia Universal.
Aquí conviene que hagamos algunos
comentarios. Solo hasta 1970 habrá declaraciones de doctorado de la Iglesia
para mujeres, y son solo 4* las que han accedido a este título, a esta dignidad
magisterial. Vamos a dejar de lado las razones de esto pues en estos tiempos
resultarían inverosímiles, el caso es que la primera en obtenerlo es santa Teresa
de Jesús, española, quien vivió en el siglo XVI, escritora y mística, fundadora
de la orden de las Carmelitas Descalzas, y también fundó 17 conventos,
caminando por toda España.
Luego vendrá el doctorado para
Catalina de Siena, italiana, quien vivió en el siglo XIV (CATERINA DA
SIENA) religiosa, de la Tercera Orden de Santo Domingo, mística de gran calado,
destacó como predicadora y escritora de oraciones, filósofa, y otras atribuciones de persona
multifacética.
El turno la llega a santa
Teresita en 1997, francesa, vivió en el
siglo XIX (TERESA DEL NIÑO JESÚS Y DE LA SANTA FAZ o santa Teresita), como tercera en ser declarada Doctora de la
Iglesia Universal, como se ve por el nombre de su doctorado ella fue de una
vida espiritual tan plena de amor que se le considera en ella una ciencia,
“ciencia del amor” que expresión más difícil de comprender a primera instancia,
pero cuánta razón se le encuentra al conocer más de la vida de esta gran santa.
Cuando vemos la magnitud de sus sentimientos. De ello, el autor del libro mencionado antes, el padre
Ricardo Sada, nos da en su libro una semblanza maravillosa de la
espiritualidad, el entorno de su vida, y describe lo costumbrista de su época
para las familias católicas. Leerlo es una gran lección y aprendizaje del amor.
Resulta muy interesante
reflexionar sobre algunos de los aspectos del itinerario del doctorado de Santa
Teresita, por lo que me permito someramente comentar un poquitín: antes que
nada me parece adecuado comentar una premonición de ella:
“siento la vocación de guerrero, de
sacerdote, de apóstol, de doctor, de mártir….a pesar de mi pequeñez, quisiera
iluminara a las almas como los profetas y los doctores….”
Lo que nos
muestra su alma rebosante de amor a Dios y al prójimo. El jesuita Desbuquois en
1932 sorprende con menciones de ella en relación a doctorado de la Iglesia,
además de él desde 1925 ya muchos obispos, predicadores, teólogos y fieles lo
han pedido. A la sugerencia de Desbuquois, monseñor Clouthier obispo, escribe a
los obispos del mundo para que se solicite a la Santa Sede la concesión de
doctorado, un año pasado tiene 342 respuestas afirmativas, y la documentación
es enviada, pero la respuesta no es afirmativa, se considera que no hay aún la
madurez, y ella es mujer. Pasarán 40 años para que Santa Teresa de Ávila y
Catalina de Siena, sean declaradas doctoras
¡¡¡ se ha roto la jettatura !!!.
En 1973 el arzobispo de Tolouse, monseñor Garonne nuevamente insiste: ¿
puede santa Teresa de Lisieux ser algún día
declarada doctora de la Iglesia ?
yo digo que sí.
En 1981 el cardenal Roger Echegaray a petición del consejo permanente del
Episcopado Francés, se dirige a Juan Pablo II con la solicitud oficial. Lo
mismo hace la Postulación General de la Orden del Carmen. A esta acción se
suman 46 Conferencias Episcopales y
miles de fieles de 107 países. Para trabajar en el tema se reúne la Conferencia
Episcopal de Francia, y 5 años después
el Santo Padre, San Juan Pablo II pide al Carmelo Teresiano el POSITIO, que
consiste en la reunión de pruebas que
demuestren fehacientemente que la candidata reúne las pruebas exigidas por la
Iglesia, la contestación es de 965 páginas con datos que muestran la eminencia,
el influjo, y la actualidad de Teresita,
a esto se añaden 130 páginas más que contienen las opiniones de 5
teólogos de la CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA CRISTIANA, y dos teólogos más de
la CONGREGACIÓN PARA LAS CAUSAS DE LOS SANTOS. Con lo dicho sobre este
itinerario vemos que un doctorado de la Iglesia, solo se otorga a personajes de
una relevancia muy, muy alta.
Los datos que se
mencionen que son solo algunos, nos
muestran la eminencia de un doctorado de la Iglesia católica. La influencia
doctrinal de quien recibe semejante título procede de la santidad de la persona
y de las grandes influencias positivas que ha recibido la Iglesia, de su
ejemplo de vida personal, de sabiduría, de sus escritos, prédicas, dichos,
actitudes de lealtad, santidad personal y muchas otras virtudes.
·
La cuarta mujer declarada Doctora de la Iglesia
Universal es Santa Hildegarda de Bingen, 1098-1179, nacida en El Sacro Imperio
Romano Germánico.
JCS.
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