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Para participar mejor en la Santa Misa.
PARA PARTICIPAR MEJOR DE LA SANTA MISA. (Conviene utilizarlo en
varias celebraciones, hasta obtener mejor participación, o examinarlo previo a
la Celebración).
La Santa Misa es el centro, debe
ser el centro, de toda la vida cristiana. De la vida propia de cada uno de
nosotros, esta es una realidad, que no
es fácil de comprender a primera vista, pero que a través de vivir cada Santa Misa
en la que participamos, y ayudados con la profunda meditación de lo que sucede
en cada una de las celebraciones de la Santa Misa, sin importar si es celebrada
en la austeridad de una alejada ermita,
presidida por un humilde sacerdote
solitario, o si se lleva a cabo con la participación de un grupo de Cardenales,
con el Santo Padre al frente, en la celebración grandiosa de un acontecimiento
religioso en la Basílica del Vaticano, o en alguna gran Catedral, acompañada de
grandes coros, orquesta sinfónica, y multitud de sacramentales, ropajes y
ornamentos litúrgicos, pantallas muy grande, equipos sofisticados de sonido,
etc. en su milagrosa realidad es en todas sus celebraciones: la conmemoración
incruenta del Sacrificio de Nuestro Señor Jesucristo, es la acción con la
que Dios Padre santifica al mundo en Cristo. Culto en el que los hombres
adoramos a Dios, Trinidad Santa en su Iglesia y, en todos los casos el de
la ermita o el del gran templo, la celebración es de un valor infinito.
Es,
y esto es de gran importancia la más suprema muestra del amor que Jesucristo
nos tiene desde la eternidad, cuando por su inconmensurable poder trinitario se
ofrece en el Sacramento Eucarístico, que es el milagro que realiza al convertir
las especies en su Cuerpo y Sangre, (Transubstanciación) o sea en Él Mismo, con
toda su Divinidad su Humanidad, su Alma Humana, su Cuerpo y su Sangre,
derramada por nuestros pecados personales de cada uno de nosotros, sin excepción,
para quedarse, para estar en nosotros, para abarcarnos con su Gracia Salvífica,
en su presencia trinitaria.
Con esto en consideración, veamos lo
que es más indicado para nuestra participación:
Conviene, por respeto y muestra de
amor a Dios llegar unos minutos antes del comienzo la celebración a
modo de participar fervorosamente con nuestra Fe, Esperanza y Caridad, que
se alimentarán en la propia celebración. Es de gran ayuda el uso del misal
para mejor seguimiento y comprensión de las lecturas. O el haberlas leído y
meditado antes de la celebración.
El pueblo es convocado, y el
sacerdote preside, actuando en la persona de Cristo y celebrando su
Sacrificio Eucarístico. Por lo que Jesucristo está real y verdaderamente
presente, de manera sustancial y permanente en las especies consagradas.
La Misa consta de dos partes con sus
ritos, tan estrechamente unidos que forman una sola liturgia, son:
Liturgia de la Palabra y Liturgia Eucarística.
RITO INICIAL. (Antífona
de entrada). Todos nos santiguamos, el sacerdote nos desea: EL SEÑOR ESTÉ CON
USTEDES, a lo que contestamos, deseándole lo mismo. Tiene lugar el
acto penitencial, y el rezo del Yo Pecador, en el que nos reconocemos
pecadores y pedimos arrepentidos y con dolor el perdón de nuestras faltas.
Se nos perdonan los pecados veniales. (los pecados mortales solo
se perdonan con el Sacramento de la Confesión), para obtener el estado de
gracia y poder comulgar.
GLORIA, Se reza en
las Misas de precepto y dominicales. Venerable oración a la
Santísima Trinidad, con la que concluye el rito inicial. Y nos sentamos.
COLECTA, El
sacerdote invita a orar, y todos por un momento tomamos conciencia de
estar en la presencia de Dios, el sacerdote dice dicha oración Colecta.
LITURGIA DE LA PALABRA. Las lecturas son
lo que Dios nos comunica a través de las Escrituras, merecen
nuestra mejor atención. Se trata de lecturas orantes que con la homilía
del sacerdote se comprenden mejor. Empiezan con la oración del sacerdote
llamada Plegaria Eucarística, a la que se han añadido las oraciones
Colecta y Sobre las Ofrendas.
Por el carácter comunitario de la
celebración, los del pueblo participan en las lecturas y el salmo
responsorial.
Antes de que sean
proclamadas, el Sacerdote realiza las Oraciones Secretas, y los
fieles en voz muy baja pedimos que Dios penetre, con su palabra, nuestro
corazón y entendimiento.
El canto es muy importante, y
recomendado en las Misas dominicales y de precepto. Es en los Salmos en
el Aleluya y en el resto de la liturgia, la
expresión del gozo de nuestro espíritu, se alienta a que haya coros en los
templos, sin afán de espectáculo, sino con la devoción propia del caso,
dando preferencia a la tradición cristiana, sobre la moda en la manera de
cantar.
EL EVANGELIO es el culmen de la
Liturgia de la Palabra, lo escuchamos con suma veneración, en tanto
reconocemos y proclamamos la presencia de Jesucristo, que nos habla. Así
mismo veneramos al libro Evangeliario.
HOMILIA. Es parte de la Liturgia de la Palabra, muy
importante y recomendable en tanto necesaria como alimento de la vida
cristiana.
PROFESIÓN DE FE (CREDO). Se reza en las Misas dominicales y
de precepto, usualmente es proclamado por la feligresía o puede ser
contestatario a preguntas del celebrante.
ORACIÓN UNIVERSAL. Es la oración de los fieles, a la que
contestamos como acto de fe, se ofrecen fórmulas salvíficas universales.
LITURGIA EUCARÍSTICA. Ofertorio. Se llevan
al altar los dones que se convertirán en el Cuerpo y la Sangre de Cristo.
El sacerdote dice lo que son, pide
con humildad todo lo que va a ofrecer, como en la última cena con sus apóstoles en que Cristo instituyó el
Sacrificio y Banquete Pascual, lo hace representándolo, como lo quiso Él, y pidió a sus apóstoles que lo hicieran en
conmemoración suya. El sacerdote se lava
las manos, con este rito se expresa su deseo de purificación interior.
Oración sobre las ofrendas, tiene
por objeto recomendar a Dios los dones presentes en el altar y pedirle los
bendiga y acepte como ofrecidos que son por la Iglesia, por el Papa, el
Obispo y todos los fieles.
PREFACIO, Es el inicio de
la Oración Eucarística, el sacerdote invita: “levantemos el corazón”
y termina con el Santo, Santo, Santo.
PLEGARIA EUCARÍSTICA. Nota: puede tener
lugar la procesión de algunos fieles con las ofertas, las que recibe
el sacerdote en el presbiterio y los lleva al altar.
También se pueden incensar los dones.
Es el culmen de toda la
celebración, el sacerdote se dirige a Dios Padre, por medio de Jesucristo
y el Espíritu Santo, en nombre de toda la comunidad. Debemos escucharla
con la mayor devoción.
El sacerdote con las manos
extendidas nos invita a pedirle a Dios Padre, que por mediación de su hijo
Jesucristo acepte los dones que se ofrecen por la Iglesia, por el Papa,
por el Obispo, los fieles y alguna petición extraordinaria, por la unidad,
por la paz, etc.
El sacerdote ofrece y recibe de
los fieles (mío y vuestro) sus peticiones. Dar y recibir, no estamos como
simples espectadores sino como participantes.
Pide nuestra oración, -“orad
hermanos”- contestamos: -“que el Señor reciba de tus manos…”- Nos recuerda
que pidamos por los vivos, (memento de vivos).
El sacerdote ora a Dios Padre,
pidiendo que convierta las especies (pan y vino) en su cuerpo y en su
sangre y pronuncia las palabras del ritual: En la confección mezcla unas gotas
de agua al vino, el vino representa a Jesucristo estable y grandioso el agua a
los hombres, unidos a Él, en amor.
Cristo tomó en sus manos el pan y
el cáliz, dio gracias, lo partió y lo dio a sus discípulos, el sacerdote
pronuncia las palabras de Jesucristo en la Ultima Cena con sus apóstoles acorde
a las propias palabras que el Señor pronunció.
Es así como se realiza el MILAGRO
EUCARÍSTICO que llamamos LA TRANSUBSTANCIACIÓN, el sacerdote eleva primero
el Cuerpo, después el Cáliz con la Sangre de Nuestro
Señor Jesucristo, ADORÁNDOLO ÉL Y PARA QUE NOSOTROS Lo ADOREMOS. TAMBIÉN,
a partir de ese momento Jesucristo está real y verdaderamente presente, Cristo
vivo, glorioso, sacramentado en el altar, recordamos a nuestros seres
queridos que han pasado a la otra vida, rogando a Dios por su salvación, (memento
de difuntos).
En la Plegaria Eucarística se dan
gracias a Dios por toda la obra salvífica. Por la fracción del Pan
Consagrado, y por la Comunión de los fieles, por muchos que seamos
recibimos todos el Cuerpo, y de un solo cáliz la Sangre del Señor, del
mismo modo que sus apóstoles lo recibieron de sus propias manos.
Los elementos de que consta esta plegaria son :
.- Acción de gracias, aclamación que
culmina con el Santo, Santo…,
.-Epíclesis, que implora la consagración al
Espíritu Santo, Narración de la Institución, y Consagración.
.- Anámnesis que
realiza el memorial de la Pasión, Resurrección y Ascensión, de Cristo.
.- Oblación que la Iglesia
en especial la reunida aquí, ofrece al Padre, en este memorial, en el
Espíritu Santo, la víctima inmaculada y a nosotros mismos.
.- Intercesiones, la
celebración incluye a la Iglesia terrena y celeste, con todos sus
miembros vivos y difuntos.
.-Doxología final, Expresa la glorificación de
Dios, concluye con el Amén.
. Oración
que pide, entre otras cosas, el pan, que implica en primer lugar el
Pan Eucarístico, y el cotidiano, alimento para todos los hombres de la
tierra, especialmente los pobres que carecen de este.
FRACCIÓN DEL PAN. Es
sacerdote parte el Pan eucarístico, Se reza o canta el Cordero
de Dios. Cristo en la última cena, partió el pan, este gesto se imita,
significando que siendo muchos, comulgamos de un solo Pan de vida, que es
Cristo resucitado. Se reza o canta el Cordero de Dios…
RITO DE LA COMUIÓN. . . Oración
que pide, entre otras cosas, el pan, que implica en primer lugar el
Pan Eucarístico, y también el cotidiano, alimento para todos los hombres
de la tierra, especialmente los pobres que carecen de este. Convite pascual
en el que Cristo se nos ofrece Él mismo como alimento espiritual,
la Gracia Santificante se nos otorga en forma superabundante, conviene, según mandato
del Señor, que su Cuerpo y su Sangre, sean recibidos por los fieles
que estén en Estado de Gracia. Solo deben comulgar los que
estén en Estado de Gracia. Rezamos o cantamos
comunitariamente EL PADRENUESTRO, a cuyo término el sacerdote solo reza la
oración complementaria, y solo al final de esta decimos todos: amén.
El significado
de la fracción del Pan Eucarístico es del sufrimiento de Cristo al ser
lastimadas sus carnes nobilísimas. A continuación se reza o canta
el CORDERO DE DIOS QUE QUITAS EL PECADO DEL MUNDO, el sacerdote
muestra para su adoración el Cuerpo de Cristo, invitándonos al banquete de
Cristo---este es el Cordero de Dios que quita los pecados del mundo--- a
lo que contestamos con la mención evangélica del centurión---Señor yo no
soy digno
de que entres en mi casa……(no digna).
Comulga el sacerdote, y se da la
comunión a los fieles. Es momento de recogimiento, y agradecimiento al
Señor. El sacerdote pronuncia la oración de después de la Comunión,
pidiendo que se obtengan los frutos del misterio celebrado. Se dan gracias
por la Gracia Santificante recibida por el Sacramento. Se trata de la Comunión
de los Santos, que por virtud de la presencia real y verdadera de Cristo
en la Comunión nos une al Magisterio, incluido el Santo Padre, a todos los clérigos
y a los seglares que lo hayan realizado. Siendo además in-habitación trinitaria
en cada uno de nosotros. No debemos de perder la capacidad de asombro ante
la magnitud del Sacramento, y meditar en este profundamente.
RITO DE CONCLUSIÓN. Consta de
los avisos, si los hay. El sacerdote extendiendo las manos a los fieles
dice, “el Señor esté con ustedes”, a lo que contestamos: y con tu
espíritu, y nos da la Bendición, recordamos a nuestra Madre la Virgen con
una Salve o Ave María, después nos
despide, para que vayamos a realizar nuestras honestas actividades.
Compiló: JCS.
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