MORALIDAD Y ALMA CRISTIANAS. (Valores)
Cuando el hombre empieza a
adquirir la formación cristiana, por
necesidad se tiene que ocupar de su aspecto espiritual, ya hemos comentado que somos un compuesto, una unidad de materia y espíritu, hasta que al término de nuestra existencia
terrenal, se separan, nuestra alma espiritual de nuestro cuerpo
material. De momento nos vamos a ocupar más del aspecto espiritual, en la inteligencia de que, mientras estamos
vivos no hay separación posible, somos
un compuesto. Y las características del alma van a ser nuestro primer tema. Y
lo primero que se debe de decir y repetir tantas veces como sea prudente, es
que alma espiritual humana es creación única de Dios, o sea que cada una es
diferente y singular e irrepetible. Siendo una substancia con la capacidad de
subsistir (“per se”), por si misma, o sea separada de la substancia cuerpo,
cuando se da la muerte material de este.
Empecemos por diferenciar
“conocimiento” de “voluntad”, conforme
el hombre crece va conociendo a través de sus sentidos, y conforme va
conociendo va apeteciendo, a veces esta apetencia cuando tiene un atractivo por
encima de otros le podemos llamar pasión, esto se basa en que a un conocimiento
aplicado a algo que la voluntad nos señala como atractivo, se convierte en
sujeto de nuestra preferencia. En otras palabras algo, un objeto, que el conocimiento nos señala, mueve a
nuestra voluntad en forma poderosa y se da el deseo de posesión del cariño,
amor, preferencia, amistad, de cierta
persona, u objeto, habilidad, aprendizaje, investigación, comportamiento,
valores humanos, económicos, sociales,
conocimiento, etc.
Así es que, claramente vemos como el juicio intelectual
al aplicarse al conocimiento produce, por la libre voluntad el deseo o el rechazo
de los valores que vamos conociendo. A la apetencia le llamamos, para
establecer diferencias, bienes concupiscibles, cuando son
agradables y fáciles de obtener y bienes irascibles a los que son difíciles de obtener. Los valores
morales, acorde a cada personalidad, pueden ser tanto irascibles como
concupiscibles, como ejemplo a una cierta persona los valores de la fidelidad o
la honradez, le serán fácil de obtener, y a otra le costarán mucho esfuerzo, son
por tanto subjetivos. En gran medida esto puede provenir de la educación
recibida, de las influencias procedentes del ejemplo materno-paterno-filial, de
la personalidad y carácter personales.
Visto lo anterior podemos deducir
que los valores en general, son materia importante en la educación familiar, y
en especial los valores morales. Lo que no limita el aprendizaje de los valores
a través de las experiencias de la vida en sociedad. A estos últimos los
podemos definir como las costumbres y maneras de comportamiento que las
sociedades van transmitiendo a sus miembros, quienes los adquieren por
experiencia personal y consisten en el tener la habilidad de distinguir lo
bueno de lo malo, lo que conviene conservar y lo que hay que modificar o
evitar.
No vamos a tratar de hacer un
elenco de valores, son muchísimos, pero como en todo algunos destacan y
conviene mencionarlos, haciendo la aclaración que no están estos en
departamentos estancos y muchos se pueden considerar como universales. El
primer ejemplo es EL AMOR, y le siguen la
justicia, la libertad, la honestidad, la generosidad, fidelidad, los
cuales se pueden considerar en cualquier listado de valores, sea familiar,
social, de amistad, etc. Pero la gran diferencia está en que los enfoques, son diferentes. Por ejemplo el valor
“libertad”, tiene puntos de vista distintos
en lo moral de lo social, lo moral lo toma como algo con limites espirituales,
mientras la sociedad legisla sobre ella. O en el peor de los casos, nos
convertimos jueces de nuestro propio actuar con el peligro de caer en “las
libertades”, o dicho de otro modo en el “libertinaje”.
El conocimiento de los valores y
su práctica consiste en un constante uso
de estos, al proponernos cada día nuestro programa, el cual siempre resulta una verdadera incógnita,
dado que conforme los sucesos se van dando nos enteramos de multitud de
detalles que nunca pudimos prever al planear nuestras acciones, lo que requiere
que enfrentemos cada paso, cada decisión, cada respuesta, que en su novedad, en
su misterio, no pudimos pensar que se nos presentaría, y la mejor reacción a
ello, que es lo que esperamos dar, se sustenta en nuestro criterio y este a su
vez en nuestros valores. De allí su necesidad, sería deplorable que después de
una cierta acción nos dijéramos, -lo hice mal, debió de ser …..- no podemos
decir que por muy bien vividos nuestros valores van a convertirnos en seres
perfectos, lo que si podemos asegurar es que nos perfeccionan, que nos ayudan a
ser mejores., a ser en la comunidad en que vivimos de los que respetamos y
llevamos a cabo sus preceptos.
El buen consejo para llevar a
cabo una existencia moral, consiste en preocuparse por el sentido ético, y
relacionarlo con nuestras creencias de católicos, conociendo por nuestra
conciencia bien formada, lo correcto y lo incorrecto sin dejar de considerar
sus efectos sobre los demás. Pidamos a Nuestro Señor Jesucristo y a su
santísima Madre, que podamos vivir los bienes irascibles con su ayuda,
recordando que solos no podemos.
JCS.
No hay comentarios:
Publicar un comentario