- segunda parte. UNA PEQUEÑA INTRODUCCIÓN A LA TEOLOGÍA. (149)
Los hechos verdaderos y necesarios por si, insisten que sea, la Revelación entre otras cosas enseñanza de MORAL NECESARIA, los Concilios, Vaticano primero y segundo, nos presentan que aparte de lo que la razón humana por si sola demuestra, en el sentido de la existencia de Dios, la persona humana aparte de su materialidad animada, posee un alma espiritual creada para la inmortalidad, única e irrepetible para cada ser humano. Como confirmación de la enseñanza de la Revelación divina, nos brinda otras cuestiones que la inteligencia humana no puede sola conocer, como el hecho de la Trinidad. Conocimientos estos que no están a nuestro alcance racional, pero que no se le oponen. Es la fe cristiana la que nos enriquece, nuevamente podemos decir: pensar para creer, y creer para penar.
Basándonos en lo que Jesucristo nos deja dicho: YO
SOY EL CAMINO LA VERDAD Y LA VIDA, como parte importantísima de su Revelación,
llevada a cabo personalmente y en persona con sus apóstoles y discípulos que
tuvieron contacto directo con Él, le escucharon directamente, de Él mismo
aprendieron y el propio Jesucristo como motivos de credibilidad realiza
milagros que confirman su divinidad, siendo su RESURRECCIÓN la mayor prueba posible que pueda existir.
Él es el CAMINO, porque nos da la seguridad de ser
el guía supremo, nadie podrá nunca señalarnos un camino mejor para lograr
nuestro “fin final”. Dios Padre tiene un solo camino para el hombre y nos envía
a su hijo para mostrárnoslo y que nos enseñe a recorrerlo.
Es la VERDAD, porque es enviado por Dios Padre, y
lo que nos transmite viene directamente de Él. “El que me conoce a mí, a mi
Padre conoce” nos deja claramente dicho. Jesucristo es la Verdad, conoce toda
esta, la pasada la presente y la futura, la divina y la humana, luz es la verdad
y tinieblas su desconocimiento, Cristo lo ilumina todo, por Él vemos la
brillantísima verdad, aquella que nos espera en el cielo.
Es la VIDA, es amor, es la visión que nos conduce
en esta corta, vida a la eterna. San Pablo en filipenses 1-21, nos comenta:
“para mí el vivir es Cristo y el morir es ganancia”. Desde el Paraíso Terrenal
del que expulsa Dios a Adán y a Eva, les promete al Salvador y este es
Jesucristo Dios y hombre verdadero, (Segunda persona de la Trinidad Santísima)
era necesario un Dios para lavar la afrenta porque esta se mide por el
ofendido no por el ofensor, y al haber
perdido los Dones Preternaturales Adán y su descendencia, era necesario
ensañarnos el camino a la Visión Beatífica que habíamos perdido, y es Cristo
quien nos enseña la vida que debemos vivir para recuperarla, con la libertad
que se nos ha dado en nuestra naturaleza humana, y no solo la enseña con
palabras, sino que su propia existencia humana: es ejemplo vivo, humano, de ello.
El cristianismo tiene sus raíces en el Pueblo
Escogido, el de los judíos, En el que están los ancestros de su Madre La Santísima Virgen y de su Padre adoptivo, San José, a su venida
una gran parte de este pueblo no lo reconoce como el Mesías anunciado, pues
esperaban una continuación de rey poderoso como Salomón o su padre David, que
les liberara del régimen romano que les tenía sometidos. Pero la misión de
Cristo no es la de arreglar asuntos políticos sino espirituales, Él viene a
enseñarnos, a revelarnos aquello que aún nos faltaba para asegurar nuestra
salvación eterna, para gozar en la otra vida de la Visión Beatífica, y en esta
para saber cómo lograrlo.
Jesucristo nos dejó dicho, en varias ocasiones su
gran conocimiento, respeto y obediencia al Antiguo Testamento: en las
tentaciones del demonio le contesta “escrito está”, afirmó que vino a cumplir
lo que la Escritura dice. “No piensen que he venido a poner fin a la ley o a
los profetas; no he venido para poner
fin sino para cumplir”, Mt. 5, 17-18. Jesucristo confirma los Dogmas del Antiguo
Testamento, nos revela nuevos Dogmas, y los Dogmas que se van instituyendo por
los Papas están basados en la mas pura doctrina de Jesucristo.
JCS.
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