REFORMA DE LA CURIA ROMANA.-
La enorme organización de la
Iglesia Católica que cuenta con 1,300 millones de creyentes que deben contar
con los servicios que la Iglesia proporciona y que están dispersos en todo el globo, requiere que
diferentes departamentos, y organismos, se ocupen de sus distintas necesidades,
para que su gobierno sea lo más efectivo
posible, a algunos de estos distintos departamentos, los más relevantes de les denomina Dicasterios, a otros
Organismos, como veremos mas adelante, que se ocupan de distintas necesidades
organizativas de diferentes índoles, como las espirituales, las legales, las económicas, las
ejecutivas y otras judiciales. En cuanto
conjunto de departamentos u organismos se les denomina Curia Romana. De esta Curia
el Santo Padre es quien ejerce el poder y la autoridad máximas, se le denomina
Vicario de Cristo, pues así lo expresó el propio Redentor, y puede nombrar
sustitutos a los que se llama “vicarios de…xxx” en tanto que obedecen a diferentes necesidades del
gobierno de la Iglesia, de la que los todos los creyentes gozamos y
necesitamos. Conviene aquí recordar que el papel preconciliar de los laicos era
considerado en una situación receptiva y dependiente, y se definió en el
Concilio que los laicos participamos como pueblo de Dios y somos co-partícipes de la función sacerdotal,
profética y real de Jesucristo y de su Iglesia. Considerando en tanto que la Iglesia cuenta con carismas
diversos.
A los laicos en la Reforma de la
Curia se les considera al grado de que pueden presidir un Dicasterio, o sea que
no solo los religiosos están en capacidad de ello. Esto implica, y es muy
lógico que se reconozca la capacidad organizativa a los laicos. Esta participación
se fundamenta en el Sacerdocio de Jesucristo del que gozamos todos los
bautizados y no en el Ministerio Ordenado de los sacerdotes.
A continuación doy la definición
de Curia Romana:
“La Curia Romana es el conjunto
de: Secretarías de la Curia, Dicasterios, Organismos, Congregaciones, Prefecturas,
Comisiones Pontificias, Guardia Suiza, además se nombran otras comisiones para completar
la organización. No hay figuras de ornato, todas las personas involucradas, en
especial los Cardenales están al frente en responsabilidades importantes; son
personas con la preparación profesional correspondiente y admirables en el
sentido que deben conjugar una intensa vida espiritual con sus respectivas
responsabilidades de trabajo, que ayudan al Romano Pontífice en el ejercicio de
su suprema misión pastoral, para el bien y servicio de la Iglesia Universal y
de las Iglesias Particulares, con lo que se refuerzan la unidad de la fe y la
comunión del Pueblo de Dios y se promueve la misión propia de la Iglesia en el
mundo”. Esto en la realidad de la vida diaria no es de una armonía perfecta, en
ocasiones las diversas tendencias de pensamiento forman grupos que se
enfrentan, incluso en materias tan delicadas como la Doctrina y su aplicación
de acuerdo a los signos de los tiempos. Los discernimientos no son iguales se
dan ambigüedades que confunden los signos con síntomas. Los acontecimientos,
costumbres, cambios tecnológicos, descubrimientos científicos y otros
acontecimientos humanos, deben de ser examinados con criterios de la más sana
doctrina cristiana, e interpretados con la LUZ DEL ESPÍRITU SANTO. Esta
cambiante vida de los hombres va creando necesidades de readaptación es muchas
materias.
El principio de esta Reforma tuvo
lugar en 2014, y su objetivo es el fortalecimiento del anuncio del Evangelio,
tiene lugar años después de la que
llevó a cabo san Juan Pablo II, en 1988; por lo que el Papa Francisco muy al
principio de su papado nombró un consejo de nueve Cardenales,
provenientes de los cinco Continentes con el objeto en primer lugar, de un
período de “Revisión” lo que nos habla del pasado y en un segundo lugar
Reforma, lo que nos habla de futuro.
Una de las precisiones del Papa
Francisco fue el que las personas tienen que cambiar, de otro modo no pueden lograr
los cambios, readaptaciones y nuevos discernimientos para así ayudar al cambio
de las instituciones que dirigen, por lo que dió 12 elementos para lograr los
cambios en ambos, personas e instituciones, son las siguientes:
1.- Individualidad, ( referido al
cambio personal).
2.- Pastoralidad.
3.- Misionariedad.
4.- Racionalidad.
5.- Funcionalidad.
6.- Modernidad.
7.- Sobriedad.
8.- Subsidiaridad.
9.- Sinodalidad.
10.- Catolicidad.
11.- Profesionalidad.
12.- Gradualidad.
Es conveniente tomar en cuenta
que los todos los Organismos de la
Iglesia son organismos vivos, cambiantes, y que llevan a cabo nuevas
adaptaciones; Ya de tiempo atrás se venía hablando de la necesidad de una
reforma, debido a los nuevos signos de los tiempos, y los comentarios más
generalizados eran en el sentido de que sería un camino fácil, sin embargo no
resultó así, pues fueron muchos y muy complicados los temas que fueron
surgiendo.
El primer asunto fue la consideración de que faltaba orden en
materia de economía y finanzas. Es una materia mucho muy complicada en la que NO
nos vamos a involucrar, solo procuraré hacer un pequeño resumen de resumen para
que nos quedemos con la idea. La reorganización que el Papa Francisco ordenó
que se llevara a cabo, y que entrará en vigor en este año reduce la autonomía,
aumenta la supervisión y centraliza las gestiones. Busca una claridad mucho
mayor en la gestión, la mejor definición de
los roles, para el logro de una mejor eficiencia.
Me voy a permitir solo mencionar
dos de las claves de esta Reforma la número cuatro, un poco larga y la 5, muy
corta
4.- La curia Romana tendrá 16 Dicasterios para la Evangelización, la Doctrina de la Fe,
el Servicio de la Caridad, las Iglesias Orientales, el Culto Divino y la
disciplina de los Sacramentos, las Causas de los santos, los Obispos, el Clero,
los institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, los
Laicos, la Familia y la Vida, la Promoción de la Unidad de los Cristianos, el
Diálogo Interreligioso, la Cultura y la Educacón, la Promoción del Desarrollo
Humano Integral, los Textos Legislativos y para la Comunicación.
5.- Las Prelaturas Personales ya
no dependen del Dicasterio de los Obispos, sino del Dicasterio para el Clero.
Este pequeñísimo resumen deja
muchísimas cuestiones en el tintero, pero es suficiente para que nos sirva de
tema de oración y meditación, que tanta falta hace para el enriquecimiento espiritual de la Iglesia de
Jesucristo, invoquemos la ayuda del Espíritu Santo y de nuestra Madre del Cielo, para ello.
JCS.
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