DIGNIDAD DEL MATRIMONIO Y LA
FAMILIA, la salvación de la sociedad se liga estrechamente a la situación de la
comunidad familiar y conyugal, que son instituciones fundamentales de la
dignidad humana, pero en muchas ocasiones, lacras sociales nublan esto,
cuestiones como el divorcio, el amor libre, las parejas de hecho, prácticas
ilícitas contra la generación. Además la propaganda contra la demografía, los
problemas económicos y sociales de los tiempos nuevos, sin duda son asuntos que
conciernen a nuestra conciencia, pero que no le quitan su valor intrínseco, ni
a la familia, ni al matrimonio, por el contrario son soluciones, bien vistas
las cosas. Por ello el Concilio ha querido arrojar luz cristiana sobre esta
problemática.
Lo primero que preocupa es la
conservación de la dignidad del estado matrimonial, que es sagrado, que es
camino de santificación cuando es vivido acorde a lo que la Iglesia nos indica,
pues es una comunidad de amor creada por Dios, acto humano de entrega mutua,
con miras a la felicidad personal, ayuda mutua, y a la generación de prole.
Visto esto se entiende el valor de su
indisolubilidad. En un matrimonio que se vive apropiadamente hay crecimiento
espiritual de todos sus miembros. Dios dijo: “No está bien que el hombre esté
solo”, ( Gen, 2,18 ) y no hay regalo mayor en esta vida que los hijos, que contribuyen
al bien del matrimonio, de los padres, de la sociedad, del país y del mundo. Sin
generación de la prole se acabaría el mundo. ¿Que contribución puede ser mayor
para la existencia humana? En ninguna situación puede el hombre subsistir mejor
que en el calor del hogar familiar. Asi se conjuga nuestra existencia con la
dignidad de todos los seres humanos.
Por estas y otras razones tenemos que
considerar en horrible crimen nefando de los no-natos, lacra de estos tiempos que nos distinguen como los
--criminales de la vida humana-- . hay formas de regular la natalidad sin
ofender a Dios, haciendo una planeación familiar adecuada a las condiciones
sociales, económicas, de salud, etc. Los hombres de buena voluntad pueden
fácilmente hacerlo, lo que es indispensable y responsabilidad de las
instituciones educativas, de las legislaciones anti-aborto, de la Iglesia a
través de sus sacerdotes especialmente, de los hombres consientes y enterados,
pero en especial de los gobiernos que son los que cuentan con los recursos para
que los matrimonios sepan cómo planear dignamente su descendencia, sin ofender
a Dios.
PROGRESO DE LA CULTURA.- La vida
social se hace mas humana con el esfuerzo integral de las facultades de las
personas, la espiritual, la técnica y las corporales, al ir sometiendo a su dominio la naturaleza, en eso consiste
la cultura. Los conocimientos, trabajo,
creación de instituciones, experiencias y ambiciones espirituales benefician al
género humano.
El aspecto histórico así como las costumbres,
con el progreso de las ciencias va produciendo un cambio de condiciones de vida, de allí la
enorme importancia de la visión
cristiana, sobre los nuevos modos de
pensar y actuar estamos frente a un
nuevo humanismo, que presenta sus responsabilidades históricas, que nos llevan
a nuevos diálogos.
NOTA, nuevamente recuerdo que los
planteamientos de esta Constitución Pastoral, datan del 1965, mas de medio
siglo, pronto tendrán 56 años de su publicación, por lo que su influencia al
haber actuado en la historia humana ha dejado su impronta, lo que es
precisamente su objetivo, influir positivamente en el género humano.
Entre los diálogos mas
importantes está el del destino de los
bienes de la tierra que deben de beneficiar A TODOS, no solo a parte de los
hombres, aquí la encíclica insiste en la aplicación de la justicia y la
caridad, al cumplir con la obligación que todos tenemos de ayudar a los pobres,
haciendo referencia a empresas y empresarios de todo tipo, órganos
gubernamentales, instituciones, y personas, en pocas palabras tanto hace
referencia de las personas morales como las físicas, mas que nada brindándoles
la oportunidad de salir de su extrema pobreza con su propio trabajo. Pero
subsiste en los que mas tienen la obligación de ayudar. Hasta antes de la
pandemia actual del Corona-virus, la lucha contra la pobreza humana, iba
presentando avances al disminuir la pobreza extrema, pero en este momento no
solo no hay ya avance, sino que se está dando retroceso.
La Iglesia siempre ha sostenido
la conveniencia de que todos los adultos tengan una propiedad privada que les
proporcione lo necesario para la vida familiar decente, que sus emolumentos
sirvan para cubrir sus mas ingentes necesidades, y que sus gobiernos les
proporcionen la seguridad en materia de salud, educación y justicia. La
propiedad privada es parte de ese destino común de los bienes de la tierra.
Obedeciendo a Cristo y persiguiendo nuestra propia salvación, la búsqueda de lo
dicho es obra de justicia impulsada por la caridad.
Los bienes de la tierra en
general, fueron creados por Dios con destino para todos los hombres. A algunos
les toca ser administradores, y producen riqueza, gracias a poseer el capital,
la tecnología, la oportunidad o cualquier otra causa y a otros les corresponde
ser empleados por dichos administradores, para la explotación económica de la
mencionada riqueza, pero los beneficios deben ser equitativamente alcanzados por todos. Aquí lo que conlleva
comentario es la falta de equidad, que suele darse, al repartir las riquezas obtenidas,
en el sentido de que unos son mas explotadores que administradores y se
enriquecen sobremanera, y resultan explotados los empleados, que aportando su
vida de trabajo, no obtienen lo que en justicia les corresponde, con el
resultado de que están en un estado de pobreza indignante. Una economía bien
desarrollada no debe de permitir eso, aunque tenga que ejercer controles legales sobre los malos
administradores por parte de las autoridades competentes. Una economía bien
desarrollada provee seguridad en la salud, en la educación, en la previsión,
pero necesita de un empresariado consiente y que colabore sin omitir sus
obligaciones fiscales, así como de gobiernos honestos y capacitados para que
sus instituciones cumplan adecuadamente con sus funciones, en eso consiste el
verdadero desarrollo apropiado de la humanidad.
LA VIDA DE LA COMUNIDAD
POLÍTICA. Es indudable que existe un
deseo de mejorar las condiciones políticas internas y externas de los países, y
de ejercer la persecución del Bien Común,
y de que se respeten cada vez mas los derechos de la persona humana, como la
libre reunión o asociación, expresión de las opiniones propias, pública o
privadamente, participación en la vida y gestión de los asuntos públicos, de
esto hay un crecimiento de los deseos de participación, por lo deben quedar
reprobadas las formas políticas de trabar las libertades civiles, religiosas, o
ejercer presiones indebidas. Que se aclaren los límites de las autoridades
políticas.
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