miércoles, 23 de septiembre de 2020

AMOR A DIOS Y A LOS DEMÁS .

 

AMOR A DIOS Y A LOS DEMÁS.                              -1-

Esta fue la respuesta de Nuestro Señor Jesucristo a la pregunta que le hicieron: AMARÁS AL SEÑOR DIOS TUYO, CON TOO TU CORAZÓN, CON TODA TU ALMA, CON TODA TU MENTE, Y CON TODAS TUS FUERZAS. (Mateo 22:37) Este es el primer y mas importante mandamiento que tenemos, y hay que partir de la base del sabio dicho que dice: --“no se puede amar lo que no se conoce”—por lo tanto mientras mas conozcamos a Dios, mas le amaremos, pues nada hay que merezca mas nuestro amor, porque Dios mismo es lo mas amable que puede haber.

Aquí vamos a darnos cuenta de que moralmente, no puede haber nada que sea mas positivo, mas eminente que amar a quien es el motor de toda vida, de toda la existencia, quien gobierna el universo, Creador, Redentor, Santificador nuestro, y que nos ama desde siempre, no desde que nos creó, sino desde la eternidad, y que quiere nuestra salvación eterna, para lo que nos mandó a su hijo, segunda persona de la Trinidad Santa,

Pero como somos humanos, el amor que mas y mejor conocemos es el amor humano, que es natural  en nosotros. El amor a Dios, además de natural es SOBRENATURAL, y esto vamos a tratar de entenderlo, por lo que, lo primero que decimos es que el amor humano ha sido mistificado, mucho y generalmente se entiende por amor algo que es sentimental. Vamos por lo tanto a hacer un examen de como es que  amamos a Dios, y lo vemos en esta lista de seis cuestiones.

       1).-Lo primero es creer en Él, y creerle a Él,  admitiendo que Él y todo lo que nos ha revelado es VERDAD. ( Consultar Juan 14:6 )

       2).-Reconocer y admitir que Él nos creó por amor, no hay ninguna otra razón para ello, y es que “Dios es Amor” y por  ese  amor que nos tiene a nosotros, si simplemente somos recíprocos  le amamos a Él, amamos al prójimo y al resto de las criaturas, pues el amor que le tenemos es extensivo y lo abarca todo.  (Conviene meditar: Primera Carta de Juan 4,8)   

       3).-Creer que quiere nuestra salvación, entender este punto tiene la importancia de que al sabernos redimidos por su hijo, entendemos ese sublime acto de amor de mandarnos redimir, sacarnos de las tinieblas en que estábamos y ver la luz de su Revelación, a través de su Hijo.

       4).-Saber y apreciar que la redención que realiza Jesucristo, Dios  Hombre Verdadero, dando toda su vida como ejemplo, y hasta la última gota de su sangre en dolorosas agonías y pasión hasta la muerte de Cruz, es muestra de su amor a nosotros.

       5).-Agradecer que nos dio como Madre a la suya propia, para que tengamos a la Omnipotencia Intercesora, en el Cielo, para lograr lo que necesitamos para salvarnos. Basta con tener simplemente el agradecimiento que los niños muestran.

        6).- Si le rezamos.

 En pocas palabras: Si creemos el Él, oramos, reconocemos su Grandeza, le damos importancia a la Salvación, admitimos la venida de su Hijo a redimirnos,  lo que  sus Evangelios predican y admitimos a la Santísima Virgen como nuestra Madre del Cielo, estamos amando a Dios. a Vamos a admitir que lo anterior se da en todos los cristianos, de acuerdo, pero el hecho de poder tener un amor a Dios que vaya mucho, pero mucho mas allá, de estas menciones es también un hecho frecuentísimo.

Veamos ¿como podemos ir reafirmando, creciendo en el amor a Dios?. Como en el trato con los hombres, también, tratándolo, con la oración, hablar directamente con Él, pues siempre está interesado en ello, Él espera que le busquemos, y no tenemos que ir lejos, consulta tu corazón allí le encontrarás, en nuestros pensamientos, afectos y obras.

Haremos unos breves comentarios a cada uno de los seis puntos de arriba.

Sobre el Num. 1, lo primero que se nos viene a la mente son sus Diez Mandamientos, dados a Moisés en el Monte Sinaí. A lo que tenemos que agregar sus enseñanzas evangélicas, entre las que resalta: Las Bienaventuranzas (Mateo 5 completo) y los mandamientos de la Iglesia.

Sobre el Num. 2, Dios nos ama desde antes de nuestra existencia, nos ama desde la eternidad. Por ser el tiempo creación de Dios, todo, menos Él, está sujeto al tiempo, para Dios todo lo pasado lo presente y lo futuro es actual, en la Mente Divina no hay sujeción alguna.

Sobre el Num. 3, Dios nos creó para la salvación, pero quiere que libremente la obtengamos en esta vida, ¿sus razones?, no nos rompamos la cabeza, así ha sido su voluntad.

Sobre el Num. 4, aunque nuestros primeros padres pecaron, condenando a toda la raza humana, ya que de ellos heredamos ese pecado original, la Benevolencia Divina nos ofrece como Salvador a su propio hijo, que mayor muestra de amor a nosotros.

Sobre el Num. 5, Ser hijos de María Santísima, Madre de Dios hecho hombre, el propio Jesucristo en medio de su agonía de muerte, clavado en la Santa Cruz, nos la concedió de Madre nuestra, es algo que tenemos que considerar con muchísimo agradecimiento y obtener los innumerables beneficios que esto significa, Ella está con la Trinidad Santa en el Cielo e intercede por nosotros inclusive cuando no se lo pedimos, como buena madre cuida de nosotros, y cuando se lo pedimos nunca deja de escucharnos e interceder a nuestro favor.

Sobre el Num. 6, La oración,  sabemos que Dios siempre está con nosotros, atento a nuestros pensamientos, a nuestras obras, San Josemaría sobre este punto nos dice “El Señor nos espera en todo momento, se interesa por todo lo que nos ocurre. Dios está junto a nosotros, con un cuidado paterno y materno, dispuesto a escuchar nuestras palabras, correspondiendo eternamente a nuestro amor. Vela por nosotros y quiere que acudamos a Él, con confianza, pidiéndole ayuda, sabiendo que no dejará nunca de escucharnos”.

 “Un mandamiento nuevo os doy, que os améis unos a los otros como yo os he amado, así debéis amaros unos a otros, en esto os conocerán todos que sois discípulos míos: si os tenéis amor unos a otros”. (Juan 13, 34) en la última cena de Jesucristo con sus Apóstoles, una vez que Judas había abandonado el lugar, para ir a venderle, el Señor entre otras cosas dijo a sus 11 discípulos tan cercanos, la frase con que empezamos hoy. Esto, por venir directamente de la Doctrina de Jesucristo tiene una importancia muy grande.

Es raro que sintamos antipatía por un caballo, un elefante o un tigre, es mas la visita a un zoológico es algo que agrada a casi todos, ah, pero sentir antipatía por un vecino, un competidor, o el dueño de la tienda de la esquina o el ejecutivo que está en el mismo comité de dirección que uno, que frecuentemente se nos da, lo que nos dice de entrada que amar al prójimo es algo que tenemos que aprender, y no es fácil. Nunca como ahora, en el plano internacional, en el nacional y en el personal se nota la falta de amor entre los seres humanos, y los amores mundanos, en ocasiones están por encima de los verdaderamente humanos,  así los vamos a llamar para distinguirlos de los que involucran a nuestro espíritu, es mas podemos decir que esta crisis de ausencia de amor se da inclusive en la vida familiar, por ello el divorcismo, el abortismo, el abandono de los hijos, el feminicidio, tantas familias rotas, las paternidades y maternidades, llamadas “uniparentales”, porque los hijos ya no tienen a su padre y madre, sino solo a uno de ellos, lo que resulta no solo en una educación incompleta, sino que acarrea problemas psíquicos en muchos casos.

 Vemos que abunda en el mundo el egoísmo, que a veces raya en el odio, hay una gran falta de amor entre diversos estratos de la sociedad, en las ideologías políticas las diferencias en lugar de procurar entendimiento se distancian, sería mejor buscar aquello en lo que se coincide, lo que une, y a partir de allí buscar el conciliar, el entender que se puede convivir con diferentes mentalidades, hay que recordar que vemos la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio. (Lucas 6, 41-42)

Casi  todos los hombres de pensar recto están de acuerdo en que el motor principal del hombre en su existencia es el amor, por encima de la sexualidad, de las ambiciones de riqueza, poder o fama, ya que la persona humana cuando se involucra en sus actuaciones, cuando está en busca de sus objetivos, rara vez deja de ser el amor, vamos a llamarlo espiritual, para distinguirlo del mundano. Lo que le motiva mas que nada, por lo general ese amor se centra en algo que tiene componente espiritual, por ejemplo el amor a los amigos, el amor a la novia(o), no se diga dentro de la familia.

Por supuesto que aman las personas también de pensar no recto, pero sus motivaciones y sus objetivos son diametralmente opuestos, en algunos aspectos, les motiva la envida, la competitividad mal interpretada,  la ambición por el dinero, fama, poder, etc. de manera desordenada.

Tenemos por tanto tres amores diferentes, dos buenos y uno no, veamos:

                .-EN PRIMER LUGAR ESTÁ EL AMOR A DIOS, SIEMPRE SOBRE CUALQUIER OTRO. ES EL AMOR SOBRENATURAL, INCLUSO CUANDO SE EXTIENDE A SUS CRIATURAS.

                .-EN SEGUNDO LUGAR TENEMOS EL AMOR CON INGREDIENTE ESPIRITUAL DEL QUE GOZAN TANTO LOS HOMBRES DE BIEN COMO LOS DE PENSAR NO RECTO, POR EJEMPLO EN EL AMOR A SUS DESCENDIENTES, PERO QUE SE COMBINA CON EL AMOR A LO MUNDANO EN LOS DE PENSAR NO RECTO.  SIN EMBARGO ES NATURAL.

                .-FINALMENTE TENEMOS EL AMOR ESPIRITUAL DE LOS HOMBRES RECTOS, QUE VIVEN EN EL MUNDO, PERO QUE NO SON MUNDANOS, QUE AMAN CON AMOR PURO A SUS FAMILIARES, AMIGOS, ENEMIGOS, PRÓJIMOS, Y QUE AMAN “ORDENADAMENTE” LAS COSAS DEL MUNDO, QUE SON NECESARIAS PARA CUMPLIR SU SANOS OBJETIVOS, COMO EDUCAR BIEN A SUS HIJOS, VIVIR, ADECUADAMENTE, TENER TRANSPORTE DIGNO, SER ÚTILS A LOS DEMÁS, ETC. Y ESAS COSAS CUESTAN DINERO, PERO PARA ELLOS EL DINERO ES UN MEDIO, NO UN FIN. ES TAMBIÉN NATURAL.

Jesucristo es el amor ejemplar, su amor es dativo, es servicial, que no servil, y lo vemos a lo largo de toda su vida, en ocasiones tiene que ser duro, crítico, en otras llora conmovido, moribundo en su agonía de la Cruz, le vemos actos de amor, perdona, nos da a su Madre como Madre Nuestra del Cielo.

Para terminar hoy con el importantísimo amor que es el de los matrimonios, y me voy a permitir contar una anécdota que es muy sabia e ilustrativa:

Había un sacerdote, que Dios lo tiene en su gloria estoy seguro, que se había hecho muy popular como “casamentero”, es decir era muy solicitado para oficiar las Misas de bodas, porque su parroquia se prestaba para la ceremonia, tenía buena música, decía unas homilías muy interesantes, ante esta fama una parejita de novios, como muchas otras, le fue a ver para pedirle que oficiara su Misa de matrimonio, al recibir la petición el Párroco les hizo la usual pregunta: ¿ porque se quieren casar ?, a esto se nos comenta que eran dos las respuestas usuales: “es  que nos queremos mucho” o “es que queremos ser muy felices”, a lo que el presbítero les contestaba, mas o menos así: miren hijitos, váyanse a platicar y cuando regresen a verme díganme si están dispuestos a perdonarse cuando se disgusten, si ya pensaron que se van a unir de por vida, si quieren sacrificarse en lo personal para atender las necesidades de la familia, si se van a tener paciencia en los tiempos difíciles, si van a renunciar a muchas cosas para tener la dedicación que la familia requiere, que le tendrán que dar la razón a su cónyuge cuando no la tenga, con la esperanza de que reaccione. Que van al matrimonio a servir y a amar a los otros, cónyuge e hijos, no a recibir amor, que se nos dará, sobre todo si nosotros les amamos.

Pidamos a la Santísima Virgen que nos enseñe a amar a los demás, en ello encontraremos nuestra felicidad propia.

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