PASCUA DE RESURRECCIÓN. Principal tiempo litúrgico. Los
cincuenta días que van del Domingo de Resurrección al Domingo de Pentecostés,
son el tiempo de la Pascua. Es el tiempo litúrgico mas importante de todos,
incluso más que la Navidad, porque celebra la misión terminada de Jesucristo,
aquí en la tierra. Es tiempo de alegría, la alegría mayor que todo cristiano
debe tener, porque habla de salvación, porque nos muestra el inmenso amor de
Dios por la humanidad, y por cada uno de nosotros, dada la perfección divina de
dicho amor. Culmina de la manera mas maravillosa que hay, con la venida del
Espíritu Santo, sobre el Cuerpo Apostólico, reunido alrededor de nuestra Madre
del Cielo, la Virgen María y por lo tanto es también tiempo de espera, pues la
venida del Espíritu Santo es la garantía de que la Iglesia crecerá, que se
conservará santa, inspirada, cuidada y cada vez mas sabia. Que desde el Santo
Padre, hasta el mas humilde feligrés, recibiremos las mociones que nos llevan a
amar a Dios y a sus criaturas, especialmente a nuestros prójimos.
Es un tiempo de oración de agradecimiento, de oración alegre,
de acciones positivas que agraden a Dios, es un tiempo en que recordamos mas a
Jesucristo en el Sermón de la Montaña y en la Pesca Milagrosa, que en la agonía
de Getsemaní o en su Pasión dolorosa. Es muy lamentable que haya personas
afectadas por la pandemia, y no podemos olvidarlas para nada, sin embargo nada
mejor podemos hacer que encomendarlas, junto con todos los que se encuentran en
las tareas de ayuda, y tratemos dentro de esta calamidad, de esperar con
alegría y optimismo, la superación de ésta difícil etapa de nuestra existencia.
Hagámoslo, en compañía de Pedro y de La Virgen Santísima.
Esta es la oportunidad perfecta para que veamos que en medio
del sufrimiento, que por empatía sentimos por el prójimo, la felicidad
intrínseca no se pierde, es decir que el sufrimiento no nos hace unos
infelices, pues en medio de éste, está la felicidad que experimentamos al
celebrar el acontecimiento mayor de la historia humana, el de la Resurrección
de nuestro Señor Jesucristo. Como cuando en una familia el luto por el abuelo o
la abuela coincide con el alumbramiento de un nuevo ser en la familia,
sentimiento profundo por un lado y felicidad por el otro, y al mismo tiempo.
Compartamos las dos situaciones ahora, la pena por las
desgracias que acarrea la pandemia, muy graves algunas, por las pérdidas
materiales, y no se diga por las humanas, con la alegría de la Pascua de Resurrección.
Jorge Casas y Sánchez.
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