HUMANISMO.
Al ir leyendo, meditando incluso estudiando la filosofía cristiana, este
papel, en todo caso, servirá para que tan solo se destaquen los grandes temas
que habrá que estudiar en los tratados de la materia, la intencionalidad es la
de ampliar la información, y cosa no curiosa sino real y verdadera es que la
vocación cristiana se alimenta con el mejor conocimiento de la teología, o sea
del conocimiento de Dios y de las cosas de Dios. Esto se sustenta en que no se puede querer, lo que no se
conoce, pero que lo amable y Dios en lo más amable que puede haber. A mas conocimiento
del Señor, mas se le amará y en esto debemos entender que se trata de amar a la
Trinidad Santísima, y consistirá en aumentar nuestra comprensión y los
conocimientos sobre Dios Padre, Jesucristo y el Espíritu Santo. A más
amor, mayor es la vocación cristiana que
se suscita. Y recordemos que la esclava de la teología es la filosofía, de allí
que el conocimiento de la filosofía de nuestra religión nos ayuda en la
vocación salvífica.
Por lo que al tratar de cumplir con el mandato evangélico de difundir la
palabra de Dios, en la medida de las posibilidades personales, debemos prepararnos
para que nuestra participación en dicha difusión sea lo mas adecuada,
recordando que somos, solo, instrumento que pone medios de información, que son
formativos para los otros, y que el Espíritu Santo es quien realiza la
verdadera tarea. Motivados por ello es que debemos de llevar a la oración toda
actividad de carácter apostólico pidiendo al Espíritu Santo que actúe sobre
ellos para que abran su corazón a las enseñanzas y a los que proporcionamos la información, para
que lo llevemos a cabo, debidamente,
adecuando el nivel informativo, y educativo, a los conocimientos y capacidad de
quien nos admite como guías.
San Pablo en Rom. 10, 17 nos predica que la fe se enseña, que tiene que
entrar por el sentido del oído, por lo que para cumplir el mandato evangélico
tenemos que hablar, comunicarnos, y al estar mejor informados nuestras palabras
serán más claras y más pedagógicas. Los conocimientos se adquieren por el
estudio, por lo que aquí conviene hacer una polarización y veremos claramente
en que sitio está cada persona, en un extremo pondremos al carbonero, que se
salva por su fe, que no tiene sino conocimientos muy rudimentarios. y en el otro
al intelectual que cuenta con estudios de posgrado, que por su acción racional,
necesita subir el listón. Hay, si, puntos intermedios y en alguno nos tenemos que apuntar. Dios nos
ha dado la inteligencia y debemos de utilizarla y en forma muy especial en lo que
a esto concierne. Es imprescindible que vivamos muy presente la Parábola de los
Talentos, pues la Doctrina nos indica que del uso de estos, deberemos presentar
cuentas al principio de la otra Vida.
La filosofía cristiana debe obtener de cada uno consecuencias de nuestra
fe, estas son las que la hacen operativa y ¿qué puede ser más importante que el
crecer en ella a través del conocimiento y el trasmitirla a otros?
Tanto la filosofía como la teología son ciencias, humanas ambas, por
tanto pertenecen al estudio de las humanidades. De allí partirán nuestros
cuatro párrafos siguientes.
(i) Una primera aclaración consiste en que la filosofía por ser una
ciencia muy, muy amplia, pues se ocupa de todas las cosas, en nuestro caso la
utilizamos solo para las necesidades de la teología, o sea de las cosas que se
refieren, a lo que Dios nos ha querido revelar. Por lo que no se puede
considerar sino dentro de este marco, dejando fuera todas las demás áreas de
las que se ocupa.
Hay quienes podrán opinaran que
no se debe de confundir a la catequesis común, con los aspectos teológicos y
filosóficos, a lo que respondo; que este escrito, perteneciendo a
la filosofía cristiana no deja de ser: “catequesis orgánica” y por
lo tanto se dirige a personas que ya cuentan con cierta formación doctrinal, en
realidad estamos hablando de “formación religiosa o teológica” a la luz de la
fe cristiana, para personas con cierta iniciación formativa.
La inteligencia humana comparada
con los brutos, o sea los animales es grandiosa, simplemente porque puede
intuir a Dios, aunada a la voluntad de la persona humana alcanza alturas
insospechadas, y puede mejorar constantemente, pero con la inteligencia divina
no cabe la más mínima comparación, si bien somos seres hechos a imagen y
semejanza de Dios, porque Él así lo ha querido, su deseo es que le podamos
conocer parcialmente en esta vida y con mucha mayor amplitud en la otra. En la
que, si logramos la salvación le conoceremos directamente, aunque no en su
infinita amplitud. Conviene recordar en referencia a lo anterior el consejo de
Santo Tomas de Aquino en relación a que; “debemos de tener fe de niños y
doctrina de teólogos”, por lo que no debemos de bajar la mira, por el contrario
debemos subirla constantemente, tratando de conocer más de las cosas de Dios.
(ii) Como primera parte de este análisis, debemos de considerar la Revelación Divina, de ella con la iluminación
de nuestra fe, iremos relacionando todas nuestras actividades e intenciones en
relación al fin final de nuestra existencia en esta tierra, que es la salvación
eterna. Todos tenemos en esta vida una serie de responsabilidades, tareas,
obligaciones que cumplir, y deberemos saber compaginar todo ello con nuestro
saber teológico, así nuestra vida tendrá un rumbo muy claro por el que debemos
transitar, y valoraremos apropiadamente nuestras acciones, siempre encaminadas
a ese fin final mencionado. Cualquier éxito a lo largo de nuestra
existencia y aquí podemos mencionar, la adquisición de fortuna, de poder, de
fama, podría ser una fatal equivocación existencial si no se ha vinculado a la
voluntad de Dios, a nuestro esfuerzo por obtener la gracia que nos otorga, en
nuestro tránsito hacia la salvación.
(iii) Nuestro motivo principal y guía a lo largo del breve papel, será la
gran síntesis que nos aclara Santo Tomás en relación a la inteligencia y la fe.
En ella nos demuestra después de muchos siglos de estudios teológicos y
filosóficos que se han llevado dentro de la Iglesia, con una claridad magistral,
como iremos viendo más adelante. Que la humanidad sufre en dolorosísimos y
múltiples casos a una crisis de falta de fe, que en muchos casos
está llevando a cristianos al “ateísmo práctico”, y peor a doctrinas equivocadas, hoy nos resulta no solo
necesario sino indispensable el introducirnos más en la doctrina de Jesucristo,
cima de la Revelación Divina.
iiii) La inmensa, importante, necesaria y útil tecnología que estamos
experimentando sin duda es un distractor de las cosas del espíritu, a pesar de
que bien pensadas las cosas es lo espiritual en la persona humana sin comparación
más importante que el aspecto material, de allí la importancia y necesidad de
un buen humanismo. Estamos pasando por
el bache, pero consideremos que es más
importante el aspecto espiritual de la persona humana que el puramente tecnológico
que pertenece a estrato inferior. Baste pensar que uno es para la eternidad y
lo otro solo nos auxilia en esta corta vida. Bache del que saldremos, una vez
que hayamos digerido estos rapidísimos cambios que estamos experimentando, y
volvamos a la consideración de los valores estrictamente humanos, que serán
siempre el sustrato que nos sostiene en tanto seres humanos. Lo anterior nos
debe de llevar a examinar lo básico, “back to basics”, dicen los
norteamericanos, y en ello llevan razón si no se hacen, en todo, pausas
inteligentes, para re-examinar las cuestiones de importancia podemos
desviarnos de las intenciones originales, así que vamos a comenzar con
re-examinar dos aspectos básicos: La Creación y la persona humana. Lo que nos
dará la dirección de nuestros objetivos, la Creación por ser el entorno en el
que existimos, y somos parte de ella, y muy significativa, y después, nosotros
mismos, que dentro de dicha creación tenemos un rol, un papel que
cumplir.
Jorge Casas y Sánchez.
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