BREVE
CURSO DE FILOSOFIA CRISTIANA –XXIII-
El hombre al observar la naturaleza que le rodea se admira,
y es la admiración la que nos impulsa a perseguir la información, la sabiduría,
nos empezamos a formular preguntas, como el ¿porqué? ¿de donde?, ya Aristóteles señaló que el
inicio de la filosofía es la admiración, el ser humano no se conforma con la
observación, se cuestiona, pues no le satisfacen los efectos, quiere conocer
las causas. Esto nos lleva hoy día no
solo a cuestionarnos las causas de la lluvia que cae, la planta que crece, sino
todo lo que sucede en nuestra existencia,
todo lo que observamos es causado por algo, y esto llevado hasta sus últimas
consecuencias desemboca en Dios. Causa de todas las causas, causa primera y sola. Esta especulación es propia de la
inteligencia, no de los sentidos, es distinta a estos que son sus
informantes, son los que observan, perciben, pero no piensan, solo examinan.
El proceso de las ciencias y la Teología lo es, así como otros conocimientos del ser humano recorren el
camino que nos lleva a las conclusiones, a saber : lo primero son las SENSACIONES, los
instrumentos son los sentidos, viene después la MEMORIA, el instrumento es el
cerebro, las cosas que memorizamos en su conjunto (asociación de ideas) forman
la EXPERIENCIA, el instrumento de aquí en adelante es nuestra alma espiritual,
el conjunto de las experiencias nos llevan a concluir con los conceptos
UNIVERSALES, y de cada principio vamos extrayendo CONCLUSIONES, en pocas
palabras el proceso empieza con el binomio
- observación-admiración -
después interviene el juicio o inteligencia. Como vemos los sentidos no
pueden percibir muchas cosas que solo el juicio conoce, los sentidos ven los
accidentes, la inteligencia ve estos pero además conoce la substancia y la
esencia.
Al admirarnos de las cosas
intuimos a Dios gracias al
Espíritu Santo, aunque los sentidos no
participan como en los conocimientos que adquirimos en el día a día, al contar
con la gracia gratuita de la fe, si nos lo proponemos y es muy importante que así sea, para que no perdamos, y aún ganemos , con meditación y
oración, y la frecuente comunicación con
la Santísima Trinidad, la admiración y la capacidad de asombro ante las maravillas de Dios, creador, salvador
y santificador nuestro, porque es natural que
con el pasar del tiempo se pierda la capacidad de admiración, pensemos
por ejemplo en la llegada del hombre a la luna, que es algo que no nos admira
ya como nos admiró y sorprendió cuando
sucedió que no fue algo que solo
nos contaran, sino que lo observamos con nuestros sentidos por la transmisión
televisiva. Solo se necesitó una fe humana para creer que la transmisión no fué
trampa sino cosa real y que estaba sucediendo allá en el espacio sideral. Y que
la asombrosa tecnología nos permitió contemplar personalmente. Nos consta que
sucedió, tal como lo vimos, pero a Dios por ejemplo no lo hemos visto crear, y
por la fe tenemos la certeza de que él es el creador, tampoco le hemos visto, no sabemos como es,
aunque sabemos que es espíritu puro y los sentidos no captan eso, es nuevamente
la FE DIVINA la que nos permite conocer
de su existencia. Renovarse o morir,
dice el castizo refrán.
La certeza que tenemos de las cuestiones reveladas las
obtenemos por la fe, sin la fe no
resulta comprensible nada de lo que se relaciona con la Revelación Divina, y
esta certeza es mayor, no solo porque procede de nuestro propio pensamiento sino
que sabemos por experiencia que los sentidos nos pueden engañar, son falibles.
Son por tanto dos tipos de certeza las que tenemos, la intelectual y la
sensible.
Las certezas que tenemos en materia de moral cristiana las
hemos obtenido mediante el proceso intelectivo sujeto a nuestra fe, y dicha
moral la consideramos inaleniable y no sujeta a cambios de costumbres sociales
o culturales, , ¿ la razón ? simplemente porque está enraizada en la doctrina cristiana, el relativismo cultural
equivocadamente propone cambios de visión moral con los cambios de las
tendencias sociales. (b Ej. divorcismo,
abortismo, hedonismo, legalizaciones de la droga, etc.)
La certeza de lo que
sabemos se basa en la “autoridad” o en la evidencia, si por ejemplo a mi se me
dice que Italia tiene forma de bota, es la autoridad, sea de mis profesores, de
mis padres de los libros y sus mapas, de la fotografía de los satélites y de
otras fuentes, mas no hay evidencia
directa a través de mi sentido de la vista para hacer tal afirmación, (
a menos que sea yo astronauta y lo haya
comprobado personalmente ), pero ante la
certeza de que 3 + 2 = 5 está claro que ello me es evidente, o sea que la certeza
de lo evidente es mayor que la de la autoridad, pero estamos hablando de la
AUTORIDAD HUMANA, cuando hablamos de la AUTORIDAD DIVINA se produce la mayor de
las certezas, porque Dios en su perfección no puede equivocarse como nos
equivocamos los humanos, Dios es infalible. SU REVELACIÓN ES LA VERDAD MAS CERTERA, a las
certezas vamos llegando por el llamado RAZONAMIENTO DISCURSIVO, que consiste en
ir paso a paso conociendo primero a través de lo sensible a lo inteligible, es
decir razonando. Aquellos conocimientos que adquirimos desde niños
generalmente, al memorizar las enseñanzas del Catecismo, y que son
verdades, con la fe y nuestro razonar se van convirtiendo en
nuestras más íntimas convicciones, es decir en las más altas de nuestras
certezas .
Como no admirarnos ante
el poder creador de nuestro Señor, ante su providencia que mantiene el
orden en el universo, (y lo que no, pues
no podemos, simples humanos conocer toda la creación), debemos sentir una gran
admiración por la creación del hombre a imagen y semejanza del propio creador,
por su bondad al darle la salida maravillosa de la salvación después de la
grave ofensa, y de la donación de su propio hijo, después de su encarnación y nacimiento
virginal, para lucrarnos la Vida Eterna, y además obtenernos la adopción como hijos suyos, como no
admirarnos de la obra redentora de Jesucristo, donando hasta la última gota de
su sangre divina y humana, por la fundación de su Iglesia y sus Sacramentos, en
especial el del PERDÓN y el
de la EUCARISTÍA mediante los cuales podemos acceder a la Comunión donde se nos da
Él mismo como alimento de nuestra alma y fuente de gracia santificante, y por
virtud de la presencia real y verdadera de toda la divinidad, toda la humanidad
su alma humana, nos une a todos los
cristianos que en Gracia de Dios nos acercamos al Sacramento Eucarístico, gracias al propio Sacramento, ( Comunión de los Santos) .
Nada puede ser más
admirable que la misión del Espíritu Santo que cuida y guía a la Iglesia y la vivifica,
con su Magisterio, y el Papa, que lo
encabeza, como cúspide de la jerarquía que permite el tener una Curia
Cardenalicia, una Santa Sede, obispos en las diócesis que literalmente cubren
el planeta habitado entero, en fin son muchas las cosas que deben de causarnos
admiración, no debemos caer en
situaciones carentes de admiración ante todas estas grandezas y muchas más que no
menciono aquí. Es penoso en ocasiones
darse cuenta de que muchos católicos a los que podríamos llamar “ de etiqueta ”
que en su ignorancia asisten a la SANTA MISA, con un talante de distracción, como tan solo cumpliendo con
una costumbre social, en actitud
inapropiada, en diferentes aspectos, como el de la forma de vestir, el
cuchicheo, las salutaciones con carácter mas bien de relaciones sociales que de
la devoción propia del momento, menos que van a Misa , comentará alguien, si
por supuesto pero cuan preferible fuera que lo hicieran apropiadamente, con
devoción, con la ropa apropiada, y con
un comportamiento que mostrara el asombro que debemos experimentar ante la grandeza de lo en cada
Santa Misa sucede, asombro que debe de combinarse con la adoración, amor,
sumisión a Dios, propias del católico con formación.
Esto nos debe de llamar a dar el mejor ejemplo posible,
ciertos de que éste enseña , pero además deberíamos de involucrarnos en el
apostolado necesario para que salgan de la ignorancia, tengamos la seguridad de
que si supieran, lo que todo católico
debería de conocer sobre lo que está sucediendo en cada celebración, su talante
en misa sería diferente. Empecemos por recuperarlo nosotros, si lo hemos
perdido o no lo hemos logrado ante la ENORMIDAD
(así la llama el padre Cantalamessa) de la EUCARISTIA que en cada misa
tiene lugar, JESUCRISTO OBRA EL MILAGRO DE LA TRASUBSTANCIACIÓN, las
especies por su divino poder cambian su
sustancia y lo que era pan ya no lo es aunque lo parezca y lo propio sucede con
el vino, ha cambiado su SUBSTANCIA aunque conserven sus ACCIDENTES. Pan bajado del Cielo que por amor se hace
presente entre nosotros para que podamos
morar sacramentalmente en Él, en esta vida mediante el Sacramento de la Comunión,
como signo de que podremos estar con Él
en la otra Vida. Fuente, manantial de Gracia salvífica. Si se carece de este
conocimiento no se puede dar en uno el sorprenderse, inicio de la intelección
necesaria para profundizar en el conocimiento de la Revelación.
El propósito debe de ser el de ayudarnos a perder el desconocimiento de las maravillas
de la Revelación procurándonos la
experiencia religiosa que a través del propio razonamiento nos llevará al conocimiento necesario, en la seguridad que
no dejaremos de asombrarnos, y obtener
las certezas que desembocan en la devoción, la admiración, el amor a Dios, pues
somos dueños de la propia reflexión y
conciencia.
Pidamos a la Santísima Virgen su intercesión para que a
través del incremento de nuestra caridad, nuestra admiración nos lleve a ser
mejores católicos, mejores apóstoles en este que podríamos llamar el
“apostolado del combate a la ignorancia”.
Jorge Casas y Sánchez.
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