1. ¿Qué es la Cuaresma? ¿Desde cuándo
se vive la Cuaresma? ¿Cuál es el sentido de la Cuaresma?
Llamamos Cuaresma al período de cuarenta días
(cuadragésima) reservado a la preparación de la Pascua. Desde el siglo IV se
manifiesta la tendencia a constituirla en tiempo de penitencia y de renovación
para toda la Iglesia, con la práctica del ayuno y de la abstinencia.
"La Iglesia se une todos los
años, durante los cuarenta días de la Gran Cuaresma, al Misterio de Jesús en el
desierto" (Catecismo de la Iglesia Católica, 540). Proponiendo a sus
fieles el ejemplo de Cristo en su retiro al desierto, se prepara para la celebración
de las solemnidades pascuales, con la purificación del corazón, una práctica
perfecta de la vida cristiana y una actitud penitencial.
Textos de san Josemaría para meditar
No podemos considerar esta Cuaresma
como una época más, repetición cíclica del tiempo litúrgico. Este momento es
único; es una ayuda divina que hay que acoger. Jesús pasa a nuestro lado y
espera de nosotros —hoy, ahora— una gran mudanza. Es Cristo que
pasa, 59
2. ¿Cuándo empieza y termina el
tiempo de Cuaresma? ¿Cuáles son los días y tiempos penitenciales? ¿Qué se debe
vivir los viernes de cuaresma?
La Cuaresma comienza el Miércoles de
ceniza y concluye inmediatamente antes de la Misa Vespertina in Coena Domini.
(jueves santo). "En la Iglesia universal, son días y tiempos penitenciales
todos los viernes del año (en memoria de la muerte del Señor) y el tiempo de
cuaresma". (Código de Derecho Canónico, cánon 1250). Estos tiempos son
particularmente apropiados para los ejercicios espirituales, las liturgias
penitenciales, las peregrinaciones como signo de penitencia, las privaciones
voluntarias como el ayuno y la limosna, la comunicación cristiana de bienes
(obras caritativas y misioneras). Catecismo de la Iglesia Católica, 1438
En recuerdo del día en que murió
Jesucristo en la Santa Cruz, "todos los viernes, a no ser que coincidan
con una solemnidad, debe guardarse la abstinencia de carne, o de otro alimento
que haya determinado la Conferencia Episcopal; ayuno y abstinencia se guardarán
el miércoles de Ceniza y el Viernes Santo." (Código de
Derecho Canónico, canon 1251).
Textos de san Josemaría para meditar
La llamada del buen Pastor llega
hasta nosotros: ego vocavi te nomine tuo, te he llamado a ti, por
tu nombre. Hay que contestar —amor con amor se paga— diciendo: ecce ego quia
vocasti me, me has llamado y aquí estoy. Estoy decidido a que no pase este
tiempo de Cuaresma como pasa el agua sobre las piedras, sin dejar rastro. Me
dejaré empapar, transformar; me convertiré, me dirigiré de nuevo al Señor,
queriéndole como El desea ser querido. Es Cristo que
pasa, 59
3. ¿Qué es el miércoles de Ceniza?
¿Cuándo empezó la práctica de la imposición de la ceniza? ¿Cuándo se bendice y
se impone? ¿De dónde proviene la ceniza? ¿Qué simboliza la ceniza?
El miércoles de Ceniza es el principio de la
Cuaresma; un día especialmente penitencial, en el que los cristianos
manifiestan el deseo personal de conversión a Dios. La imposición de la ceniza
es una invitación a recorrer el tiempo de Cuaresma como una inmersión más
consciente y más intensa en el misterio pascual de Jesús, en su muerte y
resurrección, mediante la participación en la Eucaristía y en la vida de
caridad.
El origen de la imposición de la ceniza pertenece a
la estructura de la penitencia canónica. Empieza a ser obligatorio para toda la
comunidad cristiana a partir del siglo X. La liturgia actual, conserva los
elementos tradicionales: imposición de la ceniza y ayuno riguroso. La bendición
e imposición de la ceniza tiene lugar dentro de la Misa, después de la homilía;
aunque en circunstancias especiales, se puede hacer dentro de una celebración
de la Palabra. Las fórmulas de imposición de la ceniza se inspiran en la
Escritura: Gn, 3, 19 y Mc 1,15. La ceniza procede de los ramos bendecidos el
Domingo de la Pasión del Señor, del año anterior, siguiendo una costumbre que
se remonta al siglo XII. La fórmula de bendición hace relación a la condición
pecadora de quienes la recibirán. Simboliza la condición débil y caduca del
hombre, que camina hacia la muerte; su situación pecadora; la oración y súplica
ardiente para que el Señor acuda en su ayuda; la Resurrección, ya que el hombre
está destinado a participar en el triunfo de Cristo.
Textos de san Josemaría para meditar
Cuanto más seas de Cristo, mayor
gracia tendrás para tu eficacia en la tierra y para la felicidad eterna. Pero
has de decidirte a seguir el camino de la entrega: la Cruz a cuestas, con una
sonrisa en tus labios, con una luz en tu alma. Via Crucis, II
Estación: Jesús carga con la cruz.
4. ¿A qué invita la Iglesia en
Cuaresma?
La Iglesia invita a sus fieles a hacer de este
tiempo como un retiro espiritual en el que el esfuerzo de meditación y de
oración debe estar sostenido por un esfuerzo de mortificación personal cuya
medida, a partir de este mínimo, es dejada a la libertad y a la generosidad de
cada uno. Bien vivida, la Cuaresma prepara para una auténtica y profunda
conversión personal, para participar en la fiesta más grande del año: el
Domingo de la Resurrección del Señor.
Textos de san Josemaría para meditar
Hay en el ambiente una especie de
miedo a la Cruz, a la Cruz del Señor. Y es que han empezado a llamar cruces a
todas las cosas desagradables que suceden en la vida, y no saben llevarlas con
sentido de hijos de Dios, con visión sobrenatural. ¡Hasta quitan las cruces que
plantaron nuestros abuelos en los caminos...! En la Pasión, la Cruz dejó de ser
símbolo de castigo para convertirse en señal de victoria. La Cruz es el emblema
del Redentor: in quo est salus, vita et resurrectio nostra: allí está nuestra
salud, nuestra vida y nuestra resurrección. Via Crucis, II
Estación: Jesús carga con la cruz
5. ¿Qué es la penitencia? ¿De qué
modos se expresa la penitencia en la vida cristiana?
La penitencia, traducción latina de la palabra
griega metanoia que en la Biblia significa la conversión (cambio espiritual)
del pecador. Designa todo un conjunto de actos interiores y exteriores
dirigidos a la reparación del pecado cometido, y el estado de cosas que resulta
de ello para el pecador. Literalmente cambio de vida, se dice del acto del
pecador que vuelve a Dios después de haber estado alejado de Él, o del
incrédulo que alcanza la fe.
"La penitencia interior del
cristiano puede tener expresiones muy variadas. La Escritura y los Padres
insisten sobre todo en tres formas: el ayuno, la oración, la limosna, que
expresan la conversión con relación a sí mismo, con relación a Dios y con
relación a los demás. Junto a la purificación radical operada por el Bautismo o
por el martirio, citan, como medio de obtener el perdón de los pecados, los
esfuerzos realizados para reconciliarse con el prójimo, las lágrimas de
penitencia, la preocupación por la salvación del prójimo, la intercesión de los
santos y la práctica de la caridad "que cubre multitud de pecados" (1
Pedro, 4,8.)". Catecismo Iglesia Católica, n. 1434
Estas y otras muchas formas de
penitencia pueden ser practicadas en la vida cotidiana del cristiano, en
particular en tiempo de Cuaresma y el viernes, día penitencial. Compendio del Catecismo 301.
Textos de san Josemaría para meditar
La conversión es cosa de un instante;
la santificación es tarea para toda la vida. La semilla divina de la caridad,
que Dios ha puesto en nuestras almas, aspira a crecer, a manifestarse en obras,
a dar frutos que respondan en cada momento a lo que es agradable al Señor. Es
indispensable por eso estar dispuestos a recomenzar, a reencontrar —en las
nuevas situaciones de nuestra vida— la luz, el impulso de la primera
conversión. Y ésta es la razón por la que hemos de prepararnos con un examen
hondo, pidiendo ayuda al Señor, para que podamos conocerle mejor y nos
conozcamos mejor a nosotros mismos. No hay otro camino, si hemos de
convertirnos de nuevo. Es Cristo que pasa, 58
6. ¿Qué es la conversión? ¿Por qué
tienen que convertirse los cristianos ya bautizados?
Convertirse es reconciliarse con Dios, apartarse
del mal, para establecer la amistad con el Creador. Supone dejar el
arrepentimiento y la Confesión de todos y cada uno de nuestros pecados. Una vez
en gracia (sin conciencia de pecado mortal), hemos de proponernos cambiar desde
dentro (en actitudes) todo aquello que no agrada a Dios.
La llamada de Cristo a la conversión
sigue resonando en la vida de los cristianos. Esta segunda conversión es una
tarea ininterrumpida para toda la Iglesia que "recibe en su propio seno a
los pecadores" y que siendo "santa al mismo tiempo que necesitada de
purificación constante, busca sin cesar la penitencia y la renovación" (LG
8). Este esfuerzo de conversión no es sólo una obra humana. Es el movimiento
del "corazón contrito" (Sal 51,19), atraído y movido por la gracia
(cf Jn 6,44; 12,32) a responder al amor misericordioso de Dios que nos ha amado
primero (cf 1 Jn 4,10). Catecismo de la Iglesia Católica, 1428
Textos de san Josemaría para meditar
Hemos entrado en el tiempo de Cuaresma: tiempo de
penitencia, de purificación, de conversión. No es tarea fácil. El cristianismo
no es camino cómodo: no basta estar en la Iglesia y dejar que pasen los años.
En la vida nuestra, en la vida de los cristianos, la conversión primera —ese
momento único, que cada uno recuerda, en el que se advierte claramente todo lo
que el Señor nos pide— es importante; pero más importantes aún, y más
difíciles, son las sucesivas conversiones. Y para facilitar la labor de la
gracia divina con estas conversiones sucesivas, hace falta mantener el alma
joven, invocar al Señor, saber oír, haber descubierto lo que va mal, pedir
perdón. Es Cristo que pasa, 57.
Hay que estar persuadidos de que Dios
nos oye, de que está pendiente de nosotros: así se llenará de paz nuestro
corazón. Pero vivir con Dios es indudablemente correr un riesgo, porque el
Señor no se contenta compartiendo: lo quiere todo. Y acercarse un poco más a El
quiere decir estar dispuesto a una nueva conversión, a una nueva rectificación,
a escuchar más atentamente sus inspiraciones, los santos deseos que hace brotar
en nuestra alma, y a ponerlos por obra. Es Cristo que
pasa, 58
7. ¿Cómo puedo concretar mi deseo de
conversión?
De diversas maneras, pero siempre
realizando obras de conversión, como son, por ejemplo: Acudir al Sacramento de la
Reconciliación (Sacramento de la Penitencia o Confesión);
superar las divisiones, perdonando y crecer en espíritu fraterno; practicando
las Obras de
Misericordia.
Textos de san Josemaría para meditar
Te aconsejo que intentes alguna vez
volver... al comienzo de tu "primera conversión", cosa que, si no es
hacerse como niños, se le parece mucho: en la vida espiritual, hay que dejarse
llevar con entera confianza, sin miedos ni dobleces; hay que hablar con
absoluta claridad de lo que se tiene en la cabeza y en el alma. Surco, 145
8. ¿Qué obligaciones tiene un
católico en Cuaresma? ¿En qué consiste el ayuno y la abstinencia? ¿A quién
obligan? ¿Puede cambiarse la práctica del ayuno y de la abstinencia?
Los católicos tienen que cumplir el
precepto de la Iglesia del ayuno y la abstinencia de carne (Compendio del
Catecismo 432: en los días establecidos por la Iglesia), así como con el de la
confesión y Comunión anual. El ayuno consiste en hacer una sola comida al día,
aunque se puede comer algo menos de lo acostumbrado por la mañana y la noche.
Salvo caso de enfermedad. Obliga vivir la ley del ayuno, a todos los mayores de
edad, hasta que tengan cumplido cincuenta y nueve años. (cfr. CIC, c. 1252). Se
llama abstinencia a privarse de comer carne (roja o blanca y sus derivados). La
ley de la abstinencia obliga a los que han cumplido catorce años.(cfr. CIC, c.
1252). "La Conferencia Episcopal de cada País puede determinar con más
detalle el modo de observar el ayuno y la abstinencia, así como sustituirlos en
todo o en parte por otras formas de penitencia, sobre todo por obras de caridad
y prácticas de piedad". (Código de
Derecho Canónico, cánon 1253).
Textos de san Josemaría para meditar
Hay que decidirse. No es lícito vivir
manteniendo encendidas esas dos velas que, según el dicho popular, todo hombre
se procura: una a San Miguel y otra al diablo. Hay que apagar la vela del
diablo. Hemos de consumir nuestra vida haciendo que arda toda entera al
servicio del Señor. Si nuestro afán de santidad es sincero, si tenemos la
docilidad de ponernos en las manos de Dios, todo irá bien. Porque El está
siempre dispuesto a darnos su gracia, y, especialmente en este tiempo, la
gracia para una nueva conversión, para una mejora de nuestra vida de
cristianos. Es Cristo que
pasa, 59
9. ¿Cuál es el sentido de practicar
el ayuno y la abstinencia?
Debe cuidarse el no vivir el ayuno o la abstinencia
como unos mínimos, sino como una manera concreta con la que nuestra Santa Madre
Iglesia nos ayuda a crecer en el verdadero espíritu de penitencia. Como ya en
los profetas, la llamada de Jesús a la conversión y a la penitencia no mira, en
primer lugar, a las obras exteriores "el saco y la ceniza", los
ayunos y las mortificaciones, sino a la conversión del corazón, la penitencia
interior. Sin ella, las obras de penitencia permanecen estériles y engañosas;
por el contrario, la conversión interior impulsa a la expresión de esta actitud
por medio de signos visibles, gestos y obras de penitencia (cf Jl 2,12-13; Is
1,16-17; Mt 6,1-6. 16-18). CEC, 1430.
En el Nuevo Testamento, Jesús indica la razón
profunda del ayuno, estigmatizando la actitud de los fariseos, que observaban
escrupulosamente las prescripciones que imponía la ley, pero su corazón estaba
lejos de Dios. El verdadero ayuno, repite en otra ocasión el divino Maestro,
consiste más bien en cumplir la voluntad del Padre celestial, que “ve en lo
secreto y te recompensará” (Mt 6,18).
Tomado de las conferencias del O.D.
ENTRADA .- 38, SOBRE LA CUARESMA, LO QUE DEBEMOS SABER Y
PRACTICAR.
1. ¿Qué es la Cuaresma? ¿Desde cuándo
se vive la Cuaresma? ¿Cuál es el sentido de la Cuaresma?
Llamamos Cuaresma al período de cuarenta días
(cuadragésima) reservado a la preparación de la Pascua. Desde el siglo IV se
manifiesta la tendencia a constituirla en tiempo de penitencia y de renovación
para toda la Iglesia, con la práctica del ayuno y de la abstinencia.
"La Iglesia se une todos los
años, durante los cuarenta días de la Gran Cuaresma, al Misterio de Jesús en el
desierto" (Catecismo de la Iglesia Católica, 540). Proponiendo a sus
fieles el ejemplo de Cristo en su retiro al desierto, se prepara para la celebración
de las solemnidades pascuales, con la purificación del corazón, una práctica
perfecta de la vida cristiana y una actitud penitencial.
Textos de san Josemaría para meditar
No podemos considerar esta Cuaresma
como una época más, repetición cíclica del tiempo litúrgico. Este momento es
único; es una ayuda divina que hay que acoger. Jesús pasa a nuestro lado y
espera de nosotros —hoy, ahora— una gran mudanza. Es Cristo que
pasa, 59
2. ¿Cuándo empieza y termina el
tiempo de Cuaresma? ¿Cuáles son los días y tiempos penitenciales? ¿Qué se debe
vivir los viernes de cuaresma?
La Cuaresma comienza el Miércoles de
ceniza y concluye inmediatamente antes de la Misa Vespertina in Coena Domini.
(jueves santo). "En la Iglesia universal, son días y tiempos penitenciales
todos los viernes del año (en memoria de la muerte del Señor) y el tiempo de
cuaresma". (Código de Derecho Canónico, cánon 1250). Estos tiempos son
particularmente apropiados para los ejercicios espirituales, las liturgias
penitenciales, las peregrinaciones como signo de penitencia, las privaciones
voluntarias como el ayuno y la limosna, la comunicación cristiana de bienes
(obras caritativas y misioneras). Catecismo de la Iglesia Católica, 1438
En recuerdo del día en que murió
Jesucristo en la Santa Cruz, "todos los viernes, a no ser que coincidan
con una solemnidad, debe guardarse la abstinencia de carne, o de otro alimento
que haya determinado la Conferencia Episcopal; ayuno y abstinencia se guardarán
el miércoles de Ceniza y el Viernes Santo." (Código de
Derecho Canónico, canon 1251).
Textos de san Josemaría para meditar
La llamada del buen Pastor llega
hasta nosotros: ego vocavi te nomine tuo, te he llamado a ti, por
tu nombre. Hay que contestar —amor con amor se paga— diciendo: ecce ego quia
vocasti me, me has llamado y aquí estoy. Estoy decidido a que no pase este
tiempo de Cuaresma como pasa el agua sobre las piedras, sin dejar rastro. Me
dejaré empapar, transformar; me convertiré, me dirigiré de nuevo al Señor,
queriéndole como El desea ser querido. Es Cristo que
pasa, 59
3. ¿Qué es el miércoles de Ceniza?
¿Cuándo empezó la práctica de la imposición de la ceniza? ¿Cuándo se bendice y
se impone? ¿De dónde proviene la ceniza? ¿Qué simboliza la ceniza?
El miércoles de Ceniza es el principio de la
Cuaresma; un día especialmente penitencial, en el que los cristianos
manifiestan el deseo personal de conversión a Dios. La imposición de la ceniza
es una invitación a recorrer el tiempo de Cuaresma como una inmersión más
consciente y más intensa en el misterio pascual de Jesús, en su muerte y
resurrección, mediante la participación en la Eucaristía y en la vida de
caridad.
El origen de la imposición de la ceniza pertenece a
la estructura de la penitencia canónica. Empieza a ser obligatorio para toda la
comunidad cristiana a partir del siglo X. La liturgia actual, conserva los
elementos tradicionales: imposición de la ceniza y ayuno riguroso. La bendición
e imposición de la ceniza tiene lugar dentro de la Misa, después de la homilía;
aunque en circunstancias especiales, se puede hacer dentro de una celebración
de la Palabra. Las fórmulas de imposición de la ceniza se inspiran en la
Escritura: Gn, 3, 19 y Mc 1,15. La ceniza procede de los ramos bendecidos el
Domingo de la Pasión del Señor, del año anterior, siguiendo una costumbre que
se remonta al siglo XII. La fórmula de bendición hace relación a la condición
pecadora de quienes la recibirán. Simboliza la condición débil y caduca del
hombre, que camina hacia la muerte; su situación pecadora; la oración y súplica
ardiente para que el Señor acuda en su ayuda; la Resurrección, ya que el hombre
está destinado a participar en el triunfo de Cristo.
Textos de san Josemaría para meditar
Cuanto más seas de Cristo, mayor
gracia tendrás para tu eficacia en la tierra y para la felicidad eterna. Pero
has de decidirte a seguir el camino de la entrega: la Cruz a cuestas, con una
sonrisa en tus labios, con una luz en tu alma. Via Crucis, II
Estación: Jesús carga con la cruz.
4. ¿A qué invita la Iglesia en
Cuaresma?
La Iglesia invita a sus fieles a hacer de este
tiempo como un retiro espiritual en el que el esfuerzo de meditación y de
oración debe estar sostenido por un esfuerzo de mortificación personal cuya
medida, a partir de este mínimo, es dejada a la libertad y a la generosidad de
cada uno. Bien vivida, la Cuaresma prepara para una auténtica y profunda
conversión personal, para participar en la fiesta más grande del año: el
Domingo de la Resurrección del Señor.
Textos de san Josemaría para meditar
Hay en el ambiente una especie de
miedo a la Cruz, a la Cruz del Señor. Y es que han empezado a llamar cruces a
todas las cosas desagradables que suceden en la vida, y no saben llevarlas con
sentido de hijos de Dios, con visión sobrenatural. ¡Hasta quitan las cruces que
plantaron nuestros abuelos en los caminos...! En la Pasión, la Cruz dejó de ser
símbolo de castigo para convertirse en señal de victoria. La Cruz es el emblema
del Redentor: in quo est salus, vita et resurrectio nostra: allí está nuestra
salud, nuestra vida y nuestra resurrección. Via Crucis, II
Estación: Jesús carga con la cruz
5. ¿Qué es la penitencia? ¿De qué
modos se expresa la penitencia en la vida cristiana?
La penitencia, traducción latina de la palabra
griega metanoia que en la Biblia significa la conversión (cambio espiritual)
del pecador. Designa todo un conjunto de actos interiores y exteriores
dirigidos a la reparación del pecado cometido, y el estado de cosas que resulta
de ello para el pecador. Literalmente cambio de vida, se dice del acto del
pecador que vuelve a Dios después de haber estado alejado de Él, o del
incrédulo que alcanza la fe.
"La penitencia interior del
cristiano puede tener expresiones muy variadas. La Escritura y los Padres
insisten sobre todo en tres formas: el ayuno, la oración, la limosna, que
expresan la conversión con relación a sí mismo, con relación a Dios y con
relación a los demás. Junto a la purificación radical operada por el Bautismo o
por el martirio, citan, como medio de obtener el perdón de los pecados, los
esfuerzos realizados para reconciliarse con el prójimo, las lágrimas de
penitencia, la preocupación por la salvación del prójimo, la intercesión de los
santos y la práctica de la caridad "que cubre multitud de pecados" (1
Pedro, 4,8.)". Catecismo Iglesia Católica, n. 1434
Estas y otras muchas formas de
penitencia pueden ser practicadas en la vida cotidiana del cristiano, en
particular en tiempo de Cuaresma y el viernes, día penitencial. Compendio del Catecismo 301.
Textos de san Josemaría para meditar
La conversión es cosa de un instante;
la santificación es tarea para toda la vida. La semilla divina de la caridad,
que Dios ha puesto en nuestras almas, aspira a crecer, a manifestarse en obras,
a dar frutos que respondan en cada momento a lo que es agradable al Señor. Es
indispensable por eso estar dispuestos a recomenzar, a reencontrar —en las
nuevas situaciones de nuestra vida— la luz, el impulso de la primera
conversión. Y ésta es la razón por la que hemos de prepararnos con un examen
hondo, pidiendo ayuda al Señor, para que podamos conocerle mejor y nos
conozcamos mejor a nosotros mismos. No hay otro camino, si hemos de
convertirnos de nuevo. Es Cristo que pasa, 58
6. ¿Qué es la conversión? ¿Por qué
tienen que convertirse los cristianos ya bautizados?
Convertirse es reconciliarse con Dios, apartarse
del mal, para establecer la amistad con el Creador. Supone dejar el
arrepentimiento y la Confesión de todos y cada uno de nuestros pecados. Una vez
en gracia (sin conciencia de pecado mortal), hemos de proponernos cambiar desde
dentro (en actitudes) todo aquello que no agrada a Dios.
La llamada de Cristo a la conversión
sigue resonando en la vida de los cristianos. Esta segunda conversión es una
tarea ininterrumpida para toda la Iglesia que "recibe en su propio seno a
los pecadores" y que siendo "santa al mismo tiempo que necesitada de
purificación constante, busca sin cesar la penitencia y la renovación" (LG
8). Este esfuerzo de conversión no es sólo una obra humana. Es el movimiento
del "corazón contrito" (Sal 51,19), atraído y movido por la gracia
(cf Jn 6,44; 12,32) a responder al amor misericordioso de Dios que nos ha amado
primero (cf 1 Jn 4,10). Catecismo de la Iglesia Católica, 1428
Textos de san Josemaría para meditar
Hemos entrado en el tiempo de Cuaresma: tiempo de
penitencia, de purificación, de conversión. No es tarea fácil. El cristianismo
no es camino cómodo: no basta estar en la Iglesia y dejar que pasen los años.
En la vida nuestra, en la vida de los cristianos, la conversión primera —ese
momento único, que cada uno recuerda, en el que se advierte claramente todo lo
que el Señor nos pide— es importante; pero más importantes aún, y más
difíciles, son las sucesivas conversiones. Y para facilitar la labor de la
gracia divina con estas conversiones sucesivas, hace falta mantener el alma
joven, invocar al Señor, saber oír, haber descubierto lo que va mal, pedir
perdón. Es Cristo que pasa, 57.
Hay que estar persuadidos de que Dios
nos oye, de que está pendiente de nosotros: así se llenará de paz nuestro
corazón. Pero vivir con Dios es indudablemente correr un riesgo, porque el
Señor no se contenta compartiendo: lo quiere todo. Y acercarse un poco más a El
quiere decir estar dispuesto a una nueva conversión, a una nueva rectificación,
a escuchar más atentamente sus inspiraciones, los santos deseos que hace brotar
en nuestra alma, y a ponerlos por obra. Es Cristo que
pasa, 58
7. ¿Cómo puedo concretar mi deseo de
conversión?
De diversas maneras, pero siempre
realizando obras de conversión, como son, por ejemplo: Acudir al Sacramento de la
Reconciliación (Sacramento de la Penitencia o Confesión);
superar las divisiones, perdonando y crecer en espíritu fraterno; practicando
las Obras de
Misericordia.
Textos de san Josemaría para meditar
Te aconsejo que intentes alguna vez
volver... al comienzo de tu "primera conversión", cosa que, si no es
hacerse como niños, se le parece mucho: en la vida espiritual, hay que dejarse
llevar con entera confianza, sin miedos ni dobleces; hay que hablar con
absoluta claridad de lo que se tiene en la cabeza y en el alma. Surco, 145
8. ¿Qué obligaciones tiene un
católico en Cuaresma? ¿En qué consiste el ayuno y la abstinencia? ¿A quién
obligan? ¿Puede cambiarse la práctica del ayuno y de la abstinencia?
Los católicos tienen que cumplir el
precepto de la Iglesia del ayuno y la abstinencia de carne (Compendio del
Catecismo 432: en los días establecidos por la Iglesia), así como con el de la
confesión y Comunión anual. El ayuno consiste en hacer una sola comida al día,
aunque se puede comer algo menos de lo acostumbrado por la mañana y la noche.
Salvo caso de enfermedad. Obliga vivir la ley del ayuno, a todos los mayores de
edad, hasta que tengan cumplido cincuenta y nueve años. (cfr. CIC, c. 1252). Se
llama abstinencia a privarse de comer carne (roja o blanca y sus derivados). La
ley de la abstinencia obliga a los que han cumplido catorce años.(cfr. CIC, c.
1252). "La Conferencia Episcopal de cada País puede determinar con más
detalle el modo de observar el ayuno y la abstinencia, así como sustituirlos en
todo o en parte por otras formas de penitencia, sobre todo por obras de caridad
y prácticas de piedad". (Código de
Derecho Canónico, cánon 1253).
Textos de san Josemaría para meditar
Hay que decidirse. No es lícito vivir
manteniendo encendidas esas dos velas que, según el dicho popular, todo hombre
se procura: una a San Miguel y otra al diablo. Hay que apagar la vela del
diablo. Hemos de consumir nuestra vida haciendo que arda toda entera al
servicio del Señor. Si nuestro afán de santidad es sincero, si tenemos la
docilidad de ponernos en las manos de Dios, todo irá bien. Porque El está
siempre dispuesto a darnos su gracia, y, especialmente en este tiempo, la
gracia para una nueva conversión, para una mejora de nuestra vida de
cristianos. Es Cristo que
pasa, 59
9. ¿Cuál es el sentido de practicar
el ayuno y la abstinencia?
Debe cuidarse el no vivir el ayuno o la abstinencia
como unos mínimos, sino como una manera concreta con la que nuestra Santa Madre
Iglesia nos ayuda a crecer en el verdadero espíritu de penitencia. Como ya en
los profetas, la llamada de Jesús a la conversión y a la penitencia no mira, en
primer lugar, a las obras exteriores "el saco y la ceniza", los
ayunos y las mortificaciones, sino a la conversión del corazón, la penitencia
interior. Sin ella, las obras de penitencia permanecen estériles y engañosas;
por el contrario, la conversión interior impulsa a la expresión de esta actitud
por medio de signos visibles, gestos y obras de penitencia (cf Jl 2,12-13; Is
1,16-17; Mt 6,1-6. 16-18). CEC, 1430.
En el Nuevo Testamento, Jesús indica la razón
profunda del ayuno, estigmatizando la actitud de los fariseos, que observaban
escrupulosamente las prescripciones que imponía la ley, pero su corazón estaba
lejos de Dios. El verdadero ayuno, repite en otra ocasión el divino Maestro,
consiste más bien en cumplir la voluntad del Padre celestial, que “ve en lo
secreto y te recompensará” (Mt 6,18).
Tomado de las conferencias del O.D.
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