SACRAMENTO DE LA CONFIRMACIÓN.
En la catequesis parroquial y en algunos casos la escolar, se prepara a las niñas y niños, para el Sacramento de la Confirmación cuando tienen ya uso de razón o sea que han dejado de ser niñitos sin criterio, para ser personitas que ya tienen el sentido del bien y del mal.
Pero es notable la cantidad de adultos que se acercan a la parroquia porque quieren recibir el Sacramento que de pequeños no lo recibieron, generalmente por desidia de padres y padrinos de Bautismo. Y para cumplir con ello se les prepara con las charlas pre-sacramentales, correspondientes. Estas se solicitan en la parroquia correspondiente.
El Sacramento de la Confirmación resella, confirma aquello que misteriosamente hemos recibido en el Bautismo, lo que nos ha afectado positivamente, al hacernos hijos adoptivos de Dios, y por tanto con derechos de herencia, beneficios que proceden del amor de Dios, amor confirmado con la venida de la segunda Persona de la Trinidad, el Hijo de Dios, que vino a sufrir para salvarnos, para redimir nuestras faltas.
Con el Sacramento de la Confirmación recibimos el carisma que nos consagra, que nos relaciona con Jesucristo y nos hace testigos de Él, y de su Iglesia , ante el mundo. De modo tal que, de aceptarlo, como, además debe de ser, nos convertimos en personas fuertes, generosas y felices, que somos responsables ante los demás, fieles a las enseñanzas de los Evangelios,
Sería penoso que esto no sucediera porque estaríamos sombreando, disimulando, escondiendo ese comportamiento católico que se espera de nosotros, pues se nos ha depositado la confianza de que cumpliremos cabalmente, se cuenta con nosotros, se espera ello de nosotros.
Los jovencitos tardarán en asimilar esto, y en ello se cuenta con la cooperación de los padres y de los padrinos. Por esto es que se recomienda que escojamos de padrinos del Sacramento a personas formadas cristianamente y que sean responsables, que estén dispuestos a poner de su parte lo necesario para el desarrollo de sus ahijados, que conforme estos vayan madurando hacia el ser adultos, cuenten con la formación adecuada.
Si tu o algún familiar o amigo no ha recibido este Sacramento, háblale de esto, de las ventajas y la conveniencia de estar confirmado, te harás o le harás un gran beneficio.
Jorge Casas y Sánchez.
En la catequesis parroquial y en algunos casos la escolar, se prepara a las niñas y niños, para el Sacramento de la Confirmación cuando tienen ya uso de razón o sea que han dejado de ser niñitos sin criterio, para ser personitas que ya tienen el sentido del bien y del mal.
Pero es notable la cantidad de adultos que se acercan a la parroquia porque quieren recibir el Sacramento que de pequeños no lo recibieron, generalmente por desidia de padres y padrinos de Bautismo. Y para cumplir con ello se les prepara con las charlas pre-sacramentales, correspondientes. Estas se solicitan en la parroquia correspondiente.
El Sacramento de la Confirmación resella, confirma aquello que misteriosamente hemos recibido en el Bautismo, lo que nos ha afectado positivamente, al hacernos hijos adoptivos de Dios, y por tanto con derechos de herencia, beneficios que proceden del amor de Dios, amor confirmado con la venida de la segunda Persona de la Trinidad, el Hijo de Dios, que vino a sufrir para salvarnos, para redimir nuestras faltas.
Con el Sacramento de la Confirmación recibimos el carisma que nos consagra, que nos relaciona con Jesucristo y nos hace testigos de Él, y de su Iglesia , ante el mundo. De modo tal que, de aceptarlo, como, además debe de ser, nos convertimos en personas fuertes, generosas y felices, que somos responsables ante los demás, fieles a las enseñanzas de los Evangelios,
Sería penoso que esto no sucediera porque estaríamos sombreando, disimulando, escondiendo ese comportamiento católico que se espera de nosotros, pues se nos ha depositado la confianza de que cumpliremos cabalmente, se cuenta con nosotros, se espera ello de nosotros.
Los jovencitos tardarán en asimilar esto, y en ello se cuenta con la cooperación de los padres y de los padrinos. Por esto es que se recomienda que escojamos de padrinos del Sacramento a personas formadas cristianamente y que sean responsables, que estén dispuestos a poner de su parte lo necesario para el desarrollo de sus ahijados, que conforme estos vayan madurando hacia el ser adultos, cuenten con la formación adecuada.
Si tu o algún familiar o amigo no ha recibido este Sacramento, háblale de esto, de las ventajas y la conveniencia de estar confirmado, te harás o le harás un gran beneficio.
Jorge Casas y Sánchez.
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