viernes, 7 de diciembre de 2018

LA IGLESIA, algunas de sus principales características.


LA IGLESIA, UNA, SANTA, CATÓLICA, APOSTÓLICA. Resumen de sus principales características.
Las instituciones humanas tienen una finalidad, puede ser económica, política, filantrópicas, de salud, etc. son siempre de carácter terrenal.
La Iglesia Católica es diferente. Es extraordinaria porque es Divina, otras han sido fundadas por hombres que  desaparecen, Jesucristo nunca desaparecerá. Tampoco su Iglesia. A pesar de las persecuciones y ataques que sufre y ha sufrido desde su fundación.
A San Pedro, Jesucristo le dijo: sobre ti fundaré mi Iglesia y no prevalecerán sobre ella las puertas del infierno. Y a los apóstoles: yo estaré con Uds. hasta el final de los tiempos. Su fin es sobrenatural, conducirnos a la salvación eterna, va mucho mas allá de la filantropía o humanitarismo, es para la salvación de todos los hombres. Consiste en un Cuerpo Místico, con cabeza y miembros. La cabeza es Jesucristo, invisible y tiene a su Vicecristo en el Papa, su cabeza visible, y los miembros somos todos los bautizados.
Poco antes de su Ascensión dejó dicho a sus apóstoles …“id y  enseñad a todas las naciones, el que creyere se salvará,  y el que no se condenará….
Los medios para salvarse están en ella. Vino a salvar a todos, los de su tiempo y a los que ya habían muerto así como los que no habíamos nacido. Cristo la fundó personalmente como institución jerárquica  con su  vicario en la cumbre, Pedro, y así continúa y permanecerá hasta el final de los tiempos, cuando se de La Parusía, segunda venida de Nuestro Señor Jesucristo a este mundo.
En Pentecostés, se cumplió la promesa que nos hizo antes de la Ascensión de mandarnos al Espíritu Santo.
A la Iglesia la forman tres partes: la Iglesia triunfante, la militante, y la purgante.
En este cuerpo si un miembro enferma los demás lo resienten,  y le ayudan.  Las acciones buenas de uno repercuten en los demás, casos como las  oraciones , sacrificios, actos de desagravio, actos fe, etc. así como en los seres humanos hay un cuerpo y un alma espiritual, la Iglesia además de su cuerpo místico tiene, como nosotros el alma, al Espíritu Santo, y por extensión este está en todo cristiano, especialmente en los que se encuentran en gracia de Dios, lo que llamamos Estado de Gracia, y está también en las personas que se ocupan de las labores apostólicas como “Gracia de Estado”.
Las células de este cuerpo pueden estar vivas a la gracia, o muertas a ella, cuando están en pecado grave sin confesar. Es con el Sacramento de la Confesión como vuelven a la vida de gracia. La Iglesia nos empuja a una vida coherente entre lo que nos manda la conciencia bien formada y o que realizamos, para ayudarnos a obtener esta coherencia está presente entre nosotros Jesucristo que se ha querido quedar en el Sacramento Eucarístico, y lucha por nosotros aquí y en el cielo. Lo mismo hace desde el cielo la Santísima Virgen, que como toda madre nos ama y defiende, es por ello que acudimos a ella como nuestra intercesora omnipotente.
Como los apóstoles y los discípulos se distribuyeron por todo el mundo bajo la autoridad de Pedro. La Iglesia bajo la autoridad del Papa se distribuye en diócesis  a cargo de obispos por todo el mundo, en estas los obispos se ocupan del gobierno de las Iglesias y de las enseñanzas y prácticas propias  de la Iglesia. En la diócesis que les ha sido asignada. Otra misión importantísima de la Iglesia es la impartición de los Sacramentos.
Al conjunto de obispos que están en perfecta armonía con el Papa que los encabeza, se le denomina el “Magisterio de la Iglesia”, el cual asistido por el Espíritu Santo es el cuerpo que conserva la pureza mas absoluta de la Fe, nuestras creencias y Doctrina de Jesucristo. Son los responsables y los que se ocupan de trasmitir las enseñanzas a los feligreses en cada diócesis siendo asistidos por los presbíteros, diáconos y laicos preparados debidamente.
La Iglesia es  en tanto institución divina: Una, Santa, Católica y Apostólica, a ella pertenecemos y la conformamos todos los bautizados, siendo una jerarquía, sería un error pensar que solo la conforman El Papa, los obispos y los sacerdotes. En ella todos somos iguales en cuanto  cristianos, pero tenemos diferentes funciones. Cristo la dotó de la autoridad del Papa, y así la jerarquía se forma  por vocaciones especiales de algunos miembros de la Iglesia que se entregan a su servicio; así es como pasan a pertenecer a la jerarquía, estas vocaciones son suscitadas por el Espíritu Santo.
La Iglesia es UNA, porque Jesucristo personalmente la fundó, no fundó otras, fue en el siglo XVI que algunos se separaron de la Iglesia de Jesucristo para formar lo que ahora son múltiples sectas protestantes, estas por tanto aunque comparten muchas creencias con la Iglesia Católica, no son la Iglesia que Cristo fundó, no están dentro de la Jerarquía que Jesucristo quiso y fundó. Se salieron por acciones humanas, que no tienen que ver con las acciones fundamentales de la Iglesia que Cristo fundó. Tienen su origen en hombres que eventualmente desaparecen. Cristo nunca desaparecerá.
La Iglesia es SANTA, porque su fundador es santo, como lo es su doctrina, y sus Sacramentos, que la conducen a la santidad. (aunque dentro de nuestra Iglesia tengamos casos de personas que no viven la coherencia necesaria, (no debemos  de escandalizarnos por ello).
La Iglesia  es CATÓLICA, que quiere decir universal, porque trasmite toda la enseñanza de Jesucristo y del resto de la Biblia, y lo hace para todos los hombres.
La Iglesia es APOSTÓLICA, porque se remonta en línea directa e ininterrumpida hasta los apóstoles, y enseña con la mas absoluta fidelidad sus enseñanzas, estas son un depósito que la Iglesia conserva intacto. El denominador común de la Iglesia está en la unión de sus miembros. (Como en toda instancia conformada por humanos, habrá excepciones).
Los católicos somos absolutamente libres en cuanto se refiere a las ideas políticas, a las ciencia humanas, al lugar de residencia etc. somos unidos solo en cuanto a nuestra fe. En todo lo opinable hay una libertad total. La Iglesia no tiene “opiniones en materias temporales”. Y cuando algo pertenece a nuestra doctrina, a la verdad, no podemos obligar a otros a que lo acepten pero si tenemos el derecho de que se respeten nuestras creencias. Y luchamos porque las legislaciones de las naciones se amolden a la ley moral natural.
Los católicos no tratamos de obtener ventajas materiales por el hecho de ser católicos, no es necesario que manifestemos  nuestras creencias con signos externos, insignias, etc., no debemos criticar a la Iglesia, sino servirla como ella quiere ser servida, ayudándola en la medida de nuestras posibilidades. Debemos orar por ella.
Jorge Casas y Sánchez.

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