Temas, varios cada mes, de formación católica que persiguen lograr una FE ADULTA y un conocimiento básico de la Religión Católica, si se van meditando por medio de la "lectura meditada". Se recomienda para los que visiten el blog por primera vez que se vayan a las primeras entradas de 2010. Así sus meditaciones tendrán la ventaja de seguir un orden conveniente. El breve curso de Filosofía cristiana en ocasiones se interrumpirá, con otras entradas, por ello va cada entrada numerada con romanos.
miércoles, 10 de abril de 2013
MAS SOBRE LA FE (LECTURA PARA HACER MEDITACIÓN)
MAS SOBRE LA
FE. (lectura para hacer meditación)
Dentro de
la Iglesia Católica, en las personas del laicado que viven la fe predomina o
debería predominar la conciencia de salvación.
Esto es lo que nos debe de dar rumbo a los católicos, teniendo presente
que en nuestra existencia dentro del mundo la dirección en la que nuestra vida
se desenvuelve debe estar marcada por dos aspectos importantísimos que son un
binomio, la conciencia de salvación y nuestra colaboración al Bien Común. Vivir
la Fe, esto nos lo debemos de repetir incansablemente, es cuestión de creencia,
por supuesto pero también de praxis, la fe debe ser operativa debe de
traducirse en actos, en el cumplimiento de los mandamientos, de Dios y de la
Iglesia, en nuestra participación en la Santa Misa al menos los Domingos y los días de precepto, en la frecuencia de
la recepción de los Sacramentos del perdón y de la Eucaristía, la oración diaria, los actos de piedad, en otras palabras es la presencia en
nuestro actuar de las Virtudes Teologales y la rectitud de intención en todos
nuestros actos. Hay cristianos que consideran que lo anterior es oneroso,
demasiado severo, ESTO NO ES VERDAD. El buen cristiano sí las lleva a cabo, el
que no lo hiciere no es buen católico, lo es de etiqueta, de pacotilla.
Simplemente examinemos el mensaje evangélico directo del propio Jesucristo
sobre el primer mandamiento y su mandamiento nuevo. El alcance de ambos debe de
ser realmente tomado en la consideración mas sublime posible de cada bautizado.
De lo contrario estaríamos poniendo en riesgo nuestra salvación.
Dios en su
infinita misericordia nos recuerda en múltiples ocasiones, dándonos indicaciones de que debemos de ser piadosos y
cumplidos, esto lo obra a través de nuestra conciencia sin palabras, con
sigilo, en forma personal, con su lenguaje silencioso, lo debemos considerar
como oportunidades de conversión que Él va poniendo en nuestro peregrinar por
esta vida, a manera de empujoncitos (así los considera Benedicto XVI) discretos
que nos hacen reaccionar; pueden ser de diferentes maneras quizás un fracaso
que nos hace reconsiderar que los hombres solos no somos nada, que solo con su
ayuda lograremos lo que nos guía hacia la salvación, el empujoncito puede venir
de un buen amigo que nos quiere y por lo tanto nos aconseja bien, de corazón, o
el sufrir un accidente propio o de alguien cercano que nos lleva a reaccionar
pidiendo la ayuda divina, puede provenir de la lectura de un libro, CAMINO,
(escrito por San Josemaría Escrivá de Balaguer), por ejemplo,
que ha hecho reaccionar positivamente a millones de personas de
diferentes credos, el empujoncito puede provenir de una charla o nuestro
encuentro con una Carta Apostólica o Encíclica papal, si vamos a participar por primera vez en un Sacramento como la Confirmación o el Bautismo, el Matrimonio, a través de la charla que vamos a recibir de algún catequista, lo mismo si vamos a ser padrinos en dicho Sacramento en fin cada uno de
nosotros recibe de la Providencia Divina esos mensajes silenciosos, mudas
indicaciones, QUE NOS DEBEN HACER REACCIONAR. En ello debemos de percibirel amor de Dios que nos guía, que siempre está allí, que debemos hablarle, adorarle,
agradecerle esas indicaciones suyas que nos van empujando hacia la conversión
necesaria para nuestra salvación. Él nos quiere salvos, quiere que gocemos de la Visión Beatífica en la eternidad.
Lo normal
en el trato con Dios, es lo cotidiano, no debemos ser católicos domingueros
simplemente, debemos dejarnos contagiar de su alegría y servirle alegremente
agradeciendo la felicidad con que nos permite vivir en este camino hacia la
salvación eterna, que si es dura la vida con uno es que su amor nos presenta
mas oportunidades para seguirle de cerca, nos está,- si sabemos aprovechar el
sufrimiento-, proporcionando mas oportunidades que a otros en esta vida, pues
nos reserva la infinita eternidad después del tránsito finito por esta. Cuando
sufrimos problemas en esta vida debemos en primer término agradecer al Señor
que estos no sean mayores, tratar de entender porque los permite Dios, que
parte de la solución nos corresponde a nosotros, pedir ayuda a la misericordia
divina poniendo lo mejor de nosotros en la solución, confiar y tener en cuenta
que hay veces en que hay que insistir mucho, aprender a vivir con las heridas,
y encontrar en ellas el camino de la salvación, las heridas pueden sanar o
permanecer abiertas. Hemos de agradecer a Dios las oportunidades de sufrimiento que permite que nos sucedan, pues son a veces empujones fuertes que nos acercan a Él a la salvación que quiere para nosotros, además él sabrá ayudarnos a salir de los malos momentos que habrán sido, en el sentido salvífico, buenos.
La fe
cristiana por ser don gratuito de Dios debe de ser aceptada por nosotros,
aunque puede ser rechazada, sabido es que Dios respeta nuestra libertad y no nos
obliga sino que prefiere que libremente le obedezcamos, y es en ello
precisamente donde debemos encontrar el camino de nuestra salvación, se nos
otorga por su misericordia y amor a través de su Espíritu Santo, tenemos en el
Santo Evangelio la maravillosa escena en la que San Pedro le contesta a
Jesucristo “ Tu eres el Cristo, el Hijo de Dios Vivo”
A lo que
Nuestro Señor le responde BIENAVENTURADO ERES HIJO DE JONÁ PORQUE NO TE HAN
REVELADO ESO NI LA CARNE NI LA SANGRE, SINO MI PADRE QUE ESTÁ EN LOS CIELOS,
Cristo señala en esta frase la acción del Espíritu Santo, santificador nuestro;
a quien debemos agradecer y pedir que aumente nuestra fe.
Por ello es
que debemos de considerar y orar por el aumento de nuestra fe pues es acto de
la Gracia Divina, acto sobrenatural no percibido por la luz de la razón sino
recibida por la autoridad divina. Ahora bien la fe debe de ser sostenida y su
sustento es la doctrina cristiana, esto es válido para todos, tanto clérigos
como laicos, todo católico se debe sustentar en la doctrina que nos dejó la
revelación de Cristo. En épocas como la actual en que se percibe la crisis de
fe esto toma relevancia, de allí la necesidad de extender tanto como nos sea
posible el conocimiento de la doctrina de la Iglesia Católica buscando que esta
sea habitual en cada uno de nosotros, es la Virtud de la Fe que se nos ha
infundido en el bautismo y que debemos de procurar en nosotros y en los demás.
Cuando
examinamos la relación entre razón y fe encontramos que hay una relación en la
que ambas se traslapan pero una ejerce primacía sobre la otra, en el
protestantismo la supremacía la ejerce
la fe sobre la razón, y en el racionalismo la ejerce la razón sobre la
fe, en el cristianismo tenemos un equilibrio entre ambas.
A forma de
conclusión podemos afirmar la siguiente, sin dejar de considerar lo que nos dejó dicho San Agustín “fe que
busca entender” y el consabido dicho de entender para creer y creer para
entender. que la fe necesita de nuestra razón, esto es decir que la sustentamos
en la Revelación que consideramos genuina en su procedencia de Jesucristo pues
ha sido definida por la Iglesia, y cuando la razón no sea suficiente podemos
recurrir a los milagros, las profecías, la propia existencia de la Iglesia, que
es una prueba fehaciente, pues se trata de la institución más atacada del mundo
en todas sus épocas, desde su fundación hasta nuestros días, pues la razón necesita de la luz de la fe
para ver la verdad, sin la fe la razón cae en equivocaciones, no encontrando
sino parcialmente la verdad, lo que nos lleva a ser medio cristianos y no
cristianos completos hechos y derechos, como lo quiere nuestro Señor
Jesucristo, que para ello derramó hasta la última gota de su sangre divina. Si
algo nos debe definir como miembros de una Iglesia, la da Jesucristo es el amor
entre nosotros las personas humanas y en cuanto católicos la unidad en nuestras
creencias y éstas de acuerdo al Magisterio de la Iglesia.
Jorge Casas
y Sánchez.
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