La virtud teologal de la Esperanza, consiste en la seguridad que tenemos de que Dios que no se puede equivocar en su infinita perfección, nos concederá en cuanto que somos hijos adoptivos suyos (filiación divina que la Segunda Persona de la Santísima Trinidad nos lucró, con su pasión, muerte y resurección), la herencia prometida, que Él quiere para nosotros.
Aquí cabe la reflección de que si no hubiese algo después de esta vida terrenal que tenemos, esta resultaría inutil, no tendría sentido, eso es lo que los equivocados materialistas predican, que una vez que termina nuestra vida terrenal ya no hay nada y que nuestro cuerpo en tanto simple materia, seguirá las leyes de esta y se podrirá irremediablemente,no habiendo nada mas. Esto es desconocer la existencia de nuestra alma espiritual, la cual desde el preciso instante de que fuimos concebidos por nuestros progenitores fué creada pod Dios, y en cuanto es espiritual y hecha a imagen y semejanza del creador, lo es para la eternidad. De allí que la dignidad de los seres humanos no tiene comparación en este cosmos.
La virtud de la Esperanza es por tanto la que alimenta nuestra decisión de cumplir con la Voluntad Divina durante nuestra vida, con el objeto de participar de esa promesa de felicidad eterna, es como la brújula al marino que le señala el rumbo a seguir para llegar a su destino, el nuestro es la Visión Beatífica, o sea nuestra salvación, la salvación de nuestra alma en espera de la Resurección Universal..
Por lo tanto podemos considerar a la Virtud Teologal de la Esperanza como la confianza que tenemos en que Dios por su bondad, su amor a los hombres, por sus perfecciones en fidelidad, poder, designio, seremos salvos si cumplimos con su divina voluntad en la inteligencia de que Él nos proporciona los medios para conseguirla, para lograrla, por eso a su amado Hijo le encargó que fundase su Iglesia, con sus Sacramentos, su Doctrina, su Jerarquía, y al Espíritu Santo que la protegera que la ilustrara, que la conservara hasta el fin de los tiempos.
Recordemos lo que nuestro Señor permitió a San Pablo vislumbrar, y debido a ello nos dejó dicho: "ni ojo vió ni oido oyó, ni en el corazón del hombre cabe un pedacito siquiera de lo que Dios nos tiene preparado.
La virtud de La Esperanza tiene dos aspectos, ambos relacionados con la confianza, y se puede pecar contra esta virtud ya sea por exceso de confianza o por carencia de ella. El exceso de confianza consiste en que sin hacer lo necesario para salvarnos se espere esta, y la carencia en que por desesperación se considere imposible la salvación, y no se hace nada por lograrla. Recordemos que somos herederos del Cielo, pero se trata de una herencia que hay que ganar, Dios nos creó libres y es en uso de esa libertad que hemos de optar por obtener la herencia o despreciarla, lo que equivale a la condenación eterna.
Pidamos a la Santísima Virgen que nos auxilie en el camino de la salvación poniendo de nuestra parte aquello que Dios nos pide para ser santos.
Jorge Casas y Sánchez.
Aquí cabe la reflección de que si no hubiese algo después de esta vida terrenal que tenemos, esta resultaría inutil, no tendría sentido, eso es lo que los equivocados materialistas predican, que una vez que termina nuestra vida terrenal ya no hay nada y que nuestro cuerpo en tanto simple materia, seguirá las leyes de esta y se podrirá irremediablemente,no habiendo nada mas. Esto es desconocer la existencia de nuestra alma espiritual, la cual desde el preciso instante de que fuimos concebidos por nuestros progenitores fué creada pod Dios, y en cuanto es espiritual y hecha a imagen y semejanza del creador, lo es para la eternidad. De allí que la dignidad de los seres humanos no tiene comparación en este cosmos.
La virtud de la Esperanza es por tanto la que alimenta nuestra decisión de cumplir con la Voluntad Divina durante nuestra vida, con el objeto de participar de esa promesa de felicidad eterna, es como la brújula al marino que le señala el rumbo a seguir para llegar a su destino, el nuestro es la Visión Beatífica, o sea nuestra salvación, la salvación de nuestra alma en espera de la Resurección Universal..
Por lo tanto podemos considerar a la Virtud Teologal de la Esperanza como la confianza que tenemos en que Dios por su bondad, su amor a los hombres, por sus perfecciones en fidelidad, poder, designio, seremos salvos si cumplimos con su divina voluntad en la inteligencia de que Él nos proporciona los medios para conseguirla, para lograrla, por eso a su amado Hijo le encargó que fundase su Iglesia, con sus Sacramentos, su Doctrina, su Jerarquía, y al Espíritu Santo que la protegera que la ilustrara, que la conservara hasta el fin de los tiempos.
Recordemos lo que nuestro Señor permitió a San Pablo vislumbrar, y debido a ello nos dejó dicho: "ni ojo vió ni oido oyó, ni en el corazón del hombre cabe un pedacito siquiera de lo que Dios nos tiene preparado.
La virtud de La Esperanza tiene dos aspectos, ambos relacionados con la confianza, y se puede pecar contra esta virtud ya sea por exceso de confianza o por carencia de ella. El exceso de confianza consiste en que sin hacer lo necesario para salvarnos se espere esta, y la carencia en que por desesperación se considere imposible la salvación, y no se hace nada por lograrla. Recordemos que somos herederos del Cielo, pero se trata de una herencia que hay que ganar, Dios nos creó libres y es en uso de esa libertad que hemos de optar por obtener la herencia o despreciarla, lo que equivale a la condenación eterna.
Pidamos a la Santísima Virgen que nos auxilie en el camino de la salvación poniendo de nuestra parte aquello que Dios nos pide para ser santos.
Jorge Casas y Sánchez.
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